Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Intoxicación por Yae

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

-

 

 

 

9.- Como cada vez

 

 

No podía sentirse peor, desde hace semanas que las pesadas agruras no le dejaban disfrutar debidamente de cualquier alimento, Naruto trató en la medida de lo posible mantenerse con un humor neutro, sin soltar improperios innecesarios o sonrisas exageradas que solo resultarían una máscara vacía.

Su padre se acercó para hablar en más de una ocasión, con argumentos poco entusiastas sobre un compromiso que no deseaba, tarde se había mostrado más que arrepentido. No quería casarse con una desconocida y muchos menos tener hijos con ella.

Sin embargo a esas alturas tampoco se sentía con la suficiente determinación para plantarse frente a Minato y rechazar tremendo disparate.

Así que el día fijado para su cena de “compromiso” se apreció por completo famélico, con esfuerzo llegó a sentarse a una de las sillas en la cocina, viendo como varios sirvientes se encargaban de preparar un opulento banquete.

—No se ve muy animado, joven Naruto —la mujer le habló. Sonriente en medio de ya varias arrugas, una de las pocas personas que podía recordar desde su niñez.

—Solo estoy cansado —bostezó sin delicadeza, llevándose un trozo de pan a la boca después.

—Yo diría que no se trata de eso —enternecida dejó un momento los vegetales que cortaba para acercarse —sabe que el señor Minato cancelará todo si en verdad usted no quiere esto.

Puntualizó pero Naruto no pudo creerle, no era factible que su padre diera por terminado su trato con tan sólo pedírselo. Mandando por tierra esa insistencia de meses, chasqueó la lengua cuando el mendrugo de pan pasó por su garganta.

—Iré a tomar algo de aire —dijo antes de ponerse de pie para salir.

Poco alivio le ocasionaba ver a un montón de desconocidos recorriendo los jardines de su casa, como invitados del compromiso a los cuales jamás invitó. Aguardando por comida y bebida gratis como si fuera alguna especie de hospicio para huérfanos, Naruto sonrió ante su deducción optando por sentarse al lado de un arbusto, sería buen momento para que alguno de sus perros le hiciese compañía.

Suspiró cuando sólo pudo recostarse sobre el césped contemplando el infinito cielo con desgano, sus pensamientos no tardaron en volar hacia Itachi, preguntándose cómo se hallaría ahora. Cada noche despertaba pensando en él, extrañándolo, temiendo como un niño que lo llegase a olvidar aunque ese fuese el resultado más obvio, dejando todas las cosas que no le pudo decir y sin siquiera poderse justificar.

Todos sus pequeños planes jamás serían cumplidos.

Suspiró de nuevo sabiendo que ya no quedaba nada prometedor en su futuro, todo por culpa de sus tontos miedos que lo llevaron a correr como un niño.

—Más que tu fiesta parece tu velorio.

La voz animada de Kiba llegó a sus oídos, su amigo salió de atrás de uno de tantos árboles que podían apreciarse en las grandes extensiones del jardín.

—Llegas temprano, la comida y la bebida gratis se darán en la noche.

—Puedo esperar —bromeó sin dejar que su mal ánimo lo contagiara.

Naruto bufó algo fastidiado, una molesta sensación parecía estar expandiéndose en su interior, sin estar seguro de a qué podría deberse el presentimiento de que debería estar haciendo algo más importante que estar recostado sobre el verde césped.

Verde.

Chasqueó la lengua irguiéndose en el acto, bajo la confundida mirada del recién llegado.

—Solo vine a hacerte compañía.

—Lo sé, es solo que… tengo… ¡ah! —Revolvió sus cabellos con frustración—, ni yo mismo lo sé dattebayo.

—¿Que pasó en tu viaje? —Kiba siguió observándolo con cierto interés—. Sakura pegó el grito al cielo cuando se enteró, hasta Ino se asuntó por su reacción.

Sin embargo Naruto no supo que responder, un burdo “necesito salir de aquí” creyó haber dicho antes de apartarse a pasos rápidos, su respiración se aceleró sin razón aparente, como si acabara de correr una maratón tuvo que detenerse bastante rápido, un par de exhalaciones profundas soltó antes de doblarse sobre su estómago, las agruras se pasearon por su boca.

Quizá debió llamar a Itachi y pedirle disculpas.

 

 

[...]

 

 

Cuando vio a Shisui después de tanto tiempo una micra de pavor recorrió su espina en un instante, Itachi abrió la boca un poco más para soltar una respiración profunda, sus puños se contrajeron un segundo antes de que su primo se acercara feliz de verlo para concretar un abrazo que le resultó eterno, no pudo corresponder el gesto como se hubiera esperado.

—¡No sabes cuánto te he echado de menos! —le confesó eufórico antes de apartarse y regresarle su espacio personal.

Shisui poco había cambiado a como lo recordaba, su cabello negro casi ensortijado y sus expresiones amenas se mantenían intactas, era su complexión y altura los rasgos más diferenciales, los casi diez años de no verse le habían otorgado un aire de madurez difícil de ignorar.

Itachi se sintió mareado así que regresó al sofá donde hace instantes había estado sentado en compañía de su padre, que ahora se hallaba en la habitación de al lado hablando con el padre de su primo.

—Ha pasado mucho tiempo —alcanzó a responder por educación, el aroma a mar que Shisui desprendía consiguió turbarlo levemente. Era una lástima que en América los supresores no funcionasen igual que en Japón.

—Mucho, mucho.

Sin borrar su suave sonrisa fue a sentarse a su lado.

—Me alegra mucho verte de nuevo, Itachi. No sabes lo feliz que me hace que vinieras de visita.

No era una visita, se hallaban en ese país por simples negocios, pero Fugaku insistió en que pasarán a ver su tío y primo en tanto Sasuke y su madre conseguían habitaciones de hotel.

—Estas casi como te recuerdo, solo que algo más… decaído. ¿Has estado enfermo?

Itachi negó, era consciente de su lamentable estado pero se había tomado la molestia de acicalarse a conciencia para que los detalles desafortunados no se notaran en su apariencia. Incluso recurriendo a algo del maquillaje de su madre para cubrir las ojeras.

 

 

 

 

Luego del fatídico incidente con Naruto su celo fue casi una tortura, no importaba que Mikoto estuviese ahí para cuidarlo o que se hubiese inyectado los supresores más potentes para calmar su necesidad. Se debatió con desesperación ansiando su regreso, llamándolo de manera vergonzosa como el omega más vulgar.

Su febril cuerpo cedió luego de seis días, casi al borde de un desfallecimiento le suplicó a su madre que no lo llevase a un hospital, le harían todo tipo de preguntas y temió no poder mantener el nombre de Naruto lejos del incidente.

Porque a pesar de saberse abandonado a su suerte por su pareja creía que tenía motivos importantísimos para actuar así.

Porque de otro modo su corazón terminaría por romperse.

Al menos ese fue su escudo los primeros días luego de volver a casa, porque ni una sola llamada de él le llegó, solo mensajes preocupados de Konan y Fu.

Empezó a sentirse mal de nuevo.

Náuseas y migrañas lo asaltaron para reforzar lo que no quiso admitir.

Fugaku no tardó en increparlo, exigirle un nombre y una dirección, seguramente para ir a buscar a Naruto y traerlo a rastras. Sasuke no fue la excepción, su pequeño hermano lo visitaba cuando su madre se ausentaba de casa, fue difícil intentar vanamente no mostrarse afectado frente a él, de cómo se sentía culpable por el abrupto abandono de Naruto, seguro de haber hecho algo mal.

Algo tan errado que estropeó su primera relación de más de unos días.

Era consciente de que su estado de ánimo tan sólo ralentizaba su recuperación y con el paso de los días el pesado sueño fue ganándole, dormitaba casi todo el día, sin darse cuenta de que lloraba por las noches.

Pudo mantenerse en esa rutina por meses sin que se sintiese relevante, hasta que fue nuevamente su padre quien decidió por él.

“Lo hemos probado unas cuantas veces, necesitas recuperarte” le oyó decir entre sueños, su progenitor le aplicó varias inyecciones luego de ese día.

Y sin quererlo en realidad, su sopor fue cediendo.

Él hambre volvió y el sueño recurrente fue espantado. Itachi recuerda aquellas semanas de manera muy resumida, no como Sasuke se lo dijo.

“Madre lloró mucho”

Ligera culpa lo asaltó cuando al fin se levantó, nunca fue su intención preocupar a su familia, menos ser una carga para ellos, sin embargo las sonrisas que le regalaron por verlo nuevamente en la mesa durante las comidas fue suficiente en aquel momento.

Cuando pudo hacer cuentas correctamente del tiempo transcurrido se espantó al saber que más de un mes había pasado desde que su celo terminase. Consciente de que sus memorias de ese lapso parecían dormidas, como si el asunto no hubiese sido para tanto.

En todo aquel tiempo Naruto jamás lo buscó, así que recogiendo su cabello como pudo quiso salir a buscarlo, necesitaba una respuesta de su parte.

Sasuke no lo dejó, lo detuvo antes de que pudiera siquiera ponerse los zapatos en el recibidor, no quiso preocupar a su hermano de nuevo así que desistió, se guardó su pena e incertidumbre. Porque cuando luego de tres semanas más y un desconocido abriendo la puerta del pequeño cuarto que Naruto rentase se sintió estúpido.

Ya sabía que así terminaría.

No se permitió llorar aquel día, regresó a casa sintiéndose de nuevo en el límite, cuan desdichado podría llegar a sentirse pero ya no esperaba nada, Naruto se había ido dejándole el corazón roto.

Debió suponerlo.

Todo iba demasiado bien y esperó demasiado de una simple ilusión.

Y lo peor sería que quizá nunca sabría la verdadera razón para que Naruto lo abandonase de aquel modo. Itachi no se atrevió a odiarlo, el sentimiento era demasiado abrumador para dirigirlo a alguien que pudo aprovecharse de su celo y abandonarlo después.

Pero no pudo ser fuerte.

Nuevamente la sensación de desolación le caló hondo, como si llegase hasta sus huesos para tratar derribarlo, cambió la medicación de sus supresores varias veces pero su padre no se mostró satisfecho con ello. Nuevamente exigió nombres e Itachi agradeció haber mantenido el anonimato de Naruto… al menos hasta que Sasuke hablase.

 

“—Te pido que no les digas nada.”

Su pedido fue recibido como si lo hubieran convertido en un alíen de exhibición, Sasuke no le dio crédito a su oración.

“—¡¿Te has vuelto loco?!”

Lo regañó como si él fuera el hermano menor, casi le gritó después pero supuso que se contuvo por su estado de salud aun decadente. No podría decirle como se sentía todos los días, mucho menos ayudarlo para que su contraparte omega dejara de arrastrarlo a un bucle de nostalgia recostándose en cama, como si un corazón lastimado fuese suficiente para caer en desgracia y quedarse roto por dentro.

No quería admitir que en verdad se sentía algo perdido.

Que deseó bobamente que su romance no terminara.

“—Voy a aceptar la propuesta de padre.”

Luego de eso Sasuke si le gritó, enojado a tal extremo que lo acusó de preferirlo como un tonto sentimental, reclamando que él estaba dispuesto a socorrer a la familia sin ningún problema.

Itachi le sonrió suave, enternecido por su oferta pero no era la mejor idea. Después de todo era más fácil casar a un omega “pobre” que a un alfa “pobre”.

Esa fue siempre la última opción de Fugaku, conseguir dinero a través de un matrimonio arreglado, alguien que pudiese aceptar un contrato prenupcial que les otorgaría el dinero suficiente para salvar los laboratorios que lentamente se quedaban sin inversionistas. Siempre se negó porque habían un sinnúmero de contras en un plan tan poco fiable, su padre fue siempre muy claro, que no los obligaría, sin embargo se tomaba su tiempo para recordarles que era la mejor salida en su situación.

A Itachi no le importó, de hecho conocer a Naruto afianzó su decisión, prefería terminar su carrera y trabajar sin descanso para intentar ayudar a sus padres.

No obstante las cosas habían cambiado.

No se trataba solamente de dinero mal habido que recibirían tratando de mantener el orgullo intacto. Itachi necesitaba romper el lazo etéreo y unilateral que su naturaleza omega se forzaba a mantener por quien lo abandonó sin razón aparente. Porque sin recibir ni la más mínima explicación, sus excusas para con Naruto iban cayendo a un saco roto.

Y Fugaku no tardó en conseguir un prospecto ideal a sus necesidades.

Un alfa con suficiente dinero.

 

 

 

 

Un retortijón le valió aceptar la taza de té que su primo le ofreció, desde que llegaran a la ciudad un molesto piquete en su cerviz solo estaba acrecentando su constante malestar.

—De hecho vivimos en Michigan pero venimos muy a menudo aquí por el trabajo de papá, claro que no puedo acompañarlo tanto como quisiera —Shisui siguió hablando pese a su poca cooperación—, ahora pude darme una escapada con él porque me dijo que venían de paso y porque aún tengo el permiso por el disparo que recibí.

Itachi asintió dándole un pequeño sorbo a su bebida—, me alegra que solo haya sido una rozadura —agregó dándole un pequeño vistazo al ya pequeño vendaje que envolvía la mano izquierda de su primo, era policía e indudablemente estos incidentes no eran algo nuevo.

—Algo de suerte, supongo. ¿Recibiste mis correos?

—Solo algunos —carraspeó dando a entender que no deseaba hablar de aquello.

Shisui esbozó una sonrisa amarga en tanto se acercaba un poco más.

—Itachi, espero que papá se haya equivocado al decirme que vas a casarte.

 

 

 

.

 

 

 

No era un error.

Dentro de probablemente un mes se casaría con un completo desconocido con la esperanza de sacar a flote el laboratorio de su familia y también forzar a su lado omega a aceptar el abandono y que dejase de abrumarlo hasta el extremo de trastocar su sentido común.

No quería imaginar la situación en caso de que una mordida se hubiera concretado.

Nuevamente un escalofrío le asaltó ahora en el enorme despacho de quien se convertiría en su suegro, su padre se hallaba a su lado pero eso no mitigaba su ansiedad, inspiró hondo recordándose las cláusulas que ayudó a elaborar para el contrato prenupcial.

Sin mordidas y sin hijos en los primeros años como los puntos más importantes.

Dos años, era el número que Fugaku le pidió como mínimo antes de tramitar un divorcio, luego de ese tiempo el dinero ya habría servido a su cometido y un matrimonio sin amor ya sería innecesario. Un nuevo espasmo en la boca de su estómago le forzó a cubrirse los labios.

—¿Te sientes bien?

Asintió a fuerzas recomponiéndose como le fue posible, si los escalofríos regresaban tendría que salir de allí. Así que trató de distraerse prestándole exagerada atención al decorado, las costosas figurillas que reposaban en las estanterías engalanando los libros que allí reposaban, las paredes con varias pinturas expuestas y el ligero olor a tabaco recorriendo todo.

—Siento haberlos hecho esperar.

Una nueva voz se oyó al mismo tiempo que la pesada puerta de roble era abierta.

E Itachi se sintió más enfermo.

El recién llegado compartía un parecido tremendo con… Naruto, como una mala escena de algún melodrama barato, jadeó sin querer cuando los ojos azules lo enfocaron, cuando los cabellos blondos le evocaran memorias de alguien más.

—Tú debes ser Itachi, tu padre me ha hablado de ti —le ofreció su mano— mi nombre es Minato Namikaze, ya mandé a buscar a mi hijo pero me gustaría que habláramos un poco antes de que lo conozcas.

Namikaze.

Debía ser un error entonces.

Tragó pesado antes de responder el saludo, estrechando la mano de aquel hombre y regalando una venia simple que solo lo hizo sentir peor, como si estuviese sudando.

—Es un… placer conocerlo.

Minato le sonrió pero eso no le ayudó, aprovechó que su padre también lo saludara para volver a sentarse pese a lo poco cortés de su acción, se llevó ambas manos cubriendo su vientre, la idea de un matrimonio arreglado volvió a parecerle despreciable.

—También me alegra que pudiesen llegar a tiempo, tengo a los invitados esperando el anuncio. Traté de organizar algo simple para que no vayan a sentirse incómodos en medio de tantos desconocidos.

Afable hablaba con su padre, conversación a la que casi ignoró.

Si tan sólo pudiera salir de allí.

—¿Itachi, te encuentras bien?

—Ha estado algo indispuesto estos días, quizá el viaje le haya afectado.

Ambos adultos se acercaron a verle con preocupación.

—Solo necesito algo de aire… iré… iré a buscar a Sasuke y a madre.

Antes de poder elaborar una mejor excusa o dar una disculpa se puso de pie para salir a prisa del lugar, un eco en sus tímpanos le hizo llegar a la enorme sala a trompicones. Desafortunadamente su madre y hermano no se hallaban por ningún lado, solo varias personas que lo miraron fijamente por su aparente lamentable estado. Ignorando el escrutinio salió a los enormes jardines dando hondas bocanadas, el aire fresco llegó a sus pulmones regalándole un poco de calma, alejando los quedos temblores.

—Tiene que haber un error… ser solo una nefasta coincidencia —se dijo avanzando un poco entre las flores y arbustos de los amplios jardines.

Logró enderezarse del todo cuando los retortijones en el estómago menguaron, se pasó la diestra por los cabellos a la vez que soltaba el nudo que los mantenía en orden, más respiraciones profundas y fue sintiéndose mejor. Lo atribuyó al hermoso paraje en el que estaba, que sin querer le recordaba a los jardines de azucenas que le encantaba recorrer cuando algo le preocupaba.

Siguió su recorrido con cautela, oyendo algunas conversaciones de quienes supuso eran los demás invitados, demasiada gente para su gusto, así que se internó más entre la vegetación, un par de trinos a los lejos lo hicieron sentir mejor.

La desesperante sensación de huir se fue evaporando con rapidez.

Por un instante y después de semanas su respiración fue ligera, su cuerpo dejó de agotarse por una simple caminata.

Fue evidente la razón.

El aroma a canela inundó sus fosas nasales.

 

 

[...]

 

 

Naruto abrió los ojos cuán grandes eran, su pasmo fue tal que estuvo a punto de chocar contra el tronco del árbol delante suyo, porque cuando consideró que aquel compromiso no debería de importarle, el dulce rostro de Itachi pudo ver como la quimera de un moribundo.

Los negros cabellos revoloteando al son de la suave brisa, los ojos algo agotados viéndolo con la misma estupefacción, como si no fuese real.

Seguramente estaba empezando a alucinar, de tal manera que su cerebro terminaría por enloquecer castigándolo por querer suplantar a su novio con una omega desconocía con la que debería casarse.

—Ita…

Y cuando quiso comprobar que no se trataba de un simple delirio y su mano se movió sola para intentar alcanzarlo, Itachi retrocedió, el rostro fino se contrajo en una mueca de insatisfacción con los delgados labios presionados en una línea muy recta.

¿Cómo había llegado allí?

Raudo se apresuró a sostenerlo cuando Itachi hizo amago de retroceder aún más.

—Itachi… en verdad estás aquí —dijo en un suave susurro, su malestar se evaporó en un santiamén dejándole solo la urgencia de querer abrazarlo y así lo hizo. Lo atrapó entre sus brazos con cautela, como lo había extrañado.

Le daba igual las razones para su presencia, el simple hecho de poder contemplarlo y sentirlo era todo lo que necesitaba para atravesar sin problemas cualquier vicisitud. O eso se dijo, sin embargo cuando aspiró en búsqueda del perfecto perfume no pudo hallar nada.

Ni el menor rastro a lavanda.

Por primera vez temió que no fuese solo por los supresores.

 

—Naruto… suéltame—. Su tono de voz solemne le ocasionó un quedo sobresalto.

Así que se vio obligado a liberarlo, a retroceder un par de pasos mientras sacudía la cabeza negando, quiso sonreír pero el gesto se estancó en simple intención.

—¿Por qué estás aquí? —Al no tener la más remota idea de cómo pudo llegar hasta su jardín Naruto tuvo que preguntar, aunque arrepintiéndose en el acto.

¿No hubo estado ansiando una oportunidad como aquella? Tenerlo en frente para poder explicarse correctamente.

—Es decir… eso no importa dattebayo. Yo quería-

Sus palabras fueron interrumpidas cuando su mandíbula fue sacudida, un salvaje puñetazo le llegó sin que pudiese prevenirlo, el impacto le hizo quejarse por la fuerza aplicada asegurándole de que el responsable no podía ser un beta. Se removió a tiempo para que no pudieran repetir el ataque y sin el suficiente espacio para devolverle el golpe se apresuró a sujetar de las solapas a su agresor, estuvo a punto de golpearlo con su frente, un choque poco elegante pero efectivo.

Siseó cuando lo apartaron de un empujón, Itachi lo alejó con violencia defendiendo a quien recién pudo reconocer, a aquel muchachito que le demostrase su antipatía desde el primer minuto que cruzaron sus miradas, aquel teme que lo observase con soberbia ahora lo contemplaba lleno de resentimiento.

—Que se supone que haces aquí, pedazo de dobe —casi le gritó pero mantuvo ese aire de desdén que lo exasperaba.

Naruto bufó limpiándose la diminuta mancha de sangre en la comisura de sus labios, no admitiría que el golpe le había dolido, sus azules ojos buscaron del mismo modo una respuesta en Itachi, sin embargo el otro optó una postura a la defensiva, con el ceño fruncido esperando que hablase primero.

—Esta es mi casa, dattebayo.

 

 

 

[…]

 

 

Notas finales:

Como dije antes de terminar el año.

Gracias por las lecturas y comentarios, agradezco mucho su apoyo.

Un par de detallitos con respecto al capítulo.

Fue porque Naruto rechazó a Itachi durante su celo que sufrió de malestares y depresión, no lo he aclarado muy bien porque él lo vivió de una manera distinta a su familia, casi atribuyéndole su malestar a su lado omega. Para aclarar porque Sasuke aceptó una boda y lo demás, lo incluiré en el siguiente.

Cualquier duda háganmela saber.

Quizá pueda parecerles algo cliché este asunto de la boda, pero debo admitir que fue el pie de la historia (quería un matrimonio arreglado donde la pareja si se quisiera ja ja), por lo que estaríamos en el inicio que me plantee, los anteriores capítulos vendrían siendo una introducción. Aun me quedan muchos puntos por tocar, los capítulos son algo más cortos con respecto a mis anteriores historias y eso puede que haga un poco más lentas las cosas.

Feliz año nuevo a todos, que el 2020 sea mucho mejor que este año que casi acaba. Nos leemos el año que viene, cuídense mucho y saludos

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).