Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Anillo por DanyNeko

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Día 3 del fictober: Anillo

A Ryou no le apasionaba exactamente la limpieza de su hogar, pero claro, viviendo solo, era algo a lo que ya se encontraba más que habituado.

 Ese día en particular, acaba de regresar de un fin de semana, con lunes feriado, que había pasado en Inglaterra. Así que, para dispersar un poco el jet-lag, decidió limpiar un poco la casa antes de desempacar sus cosas, de ese modo se obligaría a permanecer despierto hasta que fuese una hora prudente para dormir.

 Para cuando empezó a desempacar, casi se estaba cayendo de sueño. 

Eres un niño terco ¿por qué no te duermes y ya? —se quejó el espíritu de la sortija dorada que portaba el adolescente.

 Ryou resopló, como cada vez que ese ser lo llamaba ‘niño’ ¿acaso no notaba que estaba creciendo? —si hago eso, muy probablemente me despierte en plena madrugada… creí que eso te molestaba —comentó suavemente, guardando algunas playeras, y apartando otras para colocarlas en el cesto de la ropa sucia.

 El espíritu bufó, manifestándose a su lado, solo para recostarse cómodamente en la cama, con los brazos tras la cabeza.

 Aun así, Ryou no pudo evitar la pequeña sonrisa que se dibujó en sus labios.

Secretamente, amaba esos momentos. Esas raras ocasiones en que su otro yo se hacía presente con actitud serena, sin molestarlo ni asustarlo, sin intenciones de hacer cosas malas. Le daban esperanzas al pequeño albino de que el espíritu con el que compartía su cuerpo, no era completamente malo.

 Era lindo pensar… soñar que un día podría llegar a él, a sus sentimientos, y tener una amistad real…

 — ¿Uh? ¿Cómo llegó esto a mi maleta? —murmuró de pronto. 

Ante el tono desconcertado de su pequeña luz, Bakura entreabrió un solo ojo para descubrir qué era lo que causaba su confusión.

 El adolescente sostenía una cajita de madera entre sus manos.

Estaba tallada, y los bordes parecían recubiertos de bronce, o un material similar. Parecía algún tipo de joyero, algo grande; Ryou lo sostenía con ambas manos y aun así no lo abarcaba por completo. 

 Después de un momento de admirar el exquisito tallado, Bakura notó los grandes y bonitos ojos de Ryou sobre su figura —yo no lo tomé —aseguró, encogiéndose de hombros.

 —Que raro, estoy seguro de que ni siquiera lo toqué mientras estuve allá —continuó murmurando.

 — ¿Sabes qué es eso? 

—Era de mi madre. 

Y entonces, la tensión se hizo presente.
Como un gesto de cortesía, o quizás algo de empatía hacia su luz, Bakura se sentó, para mirarlo directamente.
Ryou se sentó con la espalda contra la cabecera, manteniendo algunos centímetros de distancia con su otro yo, dejó la caja en su regazo y luego procedió a abrirla. 

Habían retazos de olanes y encajes de buena calidad, que habían perdido apenas el color. Notas en inglés con perfecta letra cursiva. Al fondo de todo habían algunas fotografías que Ryou no tuvo el valor de mirar, ni siquiera tocar. 

Algunos collares, pendientes y brazaletes de buen gusto, aunque nada excesivamente valioso. Ryou podía recordar el buen gusto de su madre, siempre se veía hermosa con una sencillez delicada.

 Lo que más llamaba la atención era una cajita pequeña, recubierta de terciopelo color granate. 

 Ryou lo tomó, dejó la caja de su madre a un lado, sobre una almohada, y estudió la pequeña cajita, tenía una bisagra en la mitad trasera, y un pequeño seguro a presión en la parte de adelante. No pesaba mucho, la hizo rodar en sus manos un par de veces, como si fuera un dado, y se dio cuenta de que había algo dentro.

 Bakura rodó los ojos, rogando al cielo por paciencia — ¿No vas a abrirla?  

Ryou simplemente asintió, jugueteando un poco más con la cajita —es suave… me gusta como se siente —comentó para sí, rozando con sus pulgares el forrado antes de hacer presión para abrirla.

 Había un anillo dentro. 

 Bakura admiró el accesorio con curiosidad. Era muy raro en su opinión, parecía ser oro blanco, pero tenía la forma de una serpiente; el detalle de las escamas era preciso y exquisito. La cabeza de la serpiente se enredaba con su propio cuerpo y luego mordía la cola, los ojos parecían ser cuarzos rosados.

 —Uroboros —dijo el adolescente, ligeramente sorprendido -es la sortija de compromiso de mi madre —complementó —creí que mi padre la tenía.

 — ¿ro-roborus? ¿qué es eso, yadonushi?

 Ryou miró un momento más al anillo, antes de ofrecerle una pequeña sonrisa a su espíritu; sin embargo, Bakura pudo notar lo vacía que era esa expresión.

 —U-ro-bo-ros —silabeó amablemente para el mayor —así se le llama a la representación de una serpiente mordiendo su cola, simboliza la inmortalidad y la armonía —volvió la mirada al anillo para acariciarlo suavemente entre sus dedos —amor eterno. 

 Bakura bufó suavemente ante ese último susurro, que sí fue escuchado. Sin embargo, agradecía la explicación del chico.

Lo vió acercar el anillo-serpiente a su dedo anular izquierdo, pero a poco de meterlo, apretó la mano y negó suavemente con la cabeza.

 El espíritu se burló de eso, tomó el accesorio y de un movimiento, se lo colocó.

A Ryou el corazón se le saltó un par de latidos, y miró boquiabierto entre Bakura y el anillo en su mano.

 — ¿Por qué es tan importante que se ponga en ese dedo? —preguntó con curiosidad el mayor, señalando la mano de su luz. Cuando él vivió, las personas que tenían acceso a ese tipo de joyas y accesorios usualmente usaban varios anillos y en los dedos que quisieran. No entendía porque, a través del tiempo, se habría priorizado tanto el cuarto dedo de la mano.

 Ryou ladeó la cabeza, sin entender muy bien la pregunta, pero respondió de todos modos. 

—Pon las manos como yo —Bakura lo miró completamente extrañado, mientras Ryou juntaba ambas manos, palma con palma, como si estuviera a punto de pedir algo.

 — ¿Para qué? —dijo, entre el recelo y la confusión. 

—Solo hazlo, es parte de la explicación —insistió suavemente —ahora dobla el dedo medio de cada mano, que queden los nudillos pegados —continuó, mostrándole cómo debía hacerlo con sus propias manos. Después de un momento de duda, Bakura lo imitó. Ryou asintió con una sonrisa.

 —Ahora, separa los pulgares —Ryou lo hizo, y Bakura lo replicó —los pulgares representan a los padres, ellos claramente no están destinados a estar con uno toda la vida —Bakura lo miró realmente confuso, pero se quedó callado y lo dejó seguir —ahora los dedos índices —Ryou separó ambos dedos y Bakura lo imitó casi por acto reflejo —estos representan a la familia y los amigos, esas personas forjaran sus propios caminos y familias… luego los meñiques —de nuevo, Ryou separó dichos dedos y Bakura lo imitó —estos representan a los hijos que uno puede llegar a tener, quienes un día buscarán su propio camino.

 — ¿Qué pasa con el cuarto dedo entonces? —Bakura ya estaba inmerso en la explicación y realmente curioso.

 —Intenta separarlos, como a los demás —indicó, sin hacerlo él esta vez. 

Bakura hizo caso, pero de inmediato se dio cuenta de que era muy difícil separar los dedos anulares, con los dedos medios doblados así; era raro, porque los a los índices no les afectó —no puedo —si había sorpresa en su voz, Ryou no comentaría nada al respecto.  

Ryou asintió, intentándolo también, con el mismo resultado —el dedo anular representa a la pareja, el alma gemela, cuando se encuentra el verdadero amor, el deseo más fuerte es estar juntos siempre, hasta el último día de sus vidas, por eso los anillos de compromiso o matrimonio se colocan en ese dedo.

 Bakura miró sus manos por un momento, mientras Ryou se quitaba la sortija de compromiso de su madre y la guardaba de vuelta en la cajita, que regresó al ‘joyero’, el cual acabó en su tocador.

 En breve, Ryou ya estaba envuelto en sus sabanas y profundamente dormido. 

Como muy raro, Bakura se quedó en la cama, a un lado de su luz, viéndolo dormir. Miró su mano izquierda, y muy cuidadosamente arrastró un par de dedos por el espacio en que estuvo brevemente el anillo-serpiente, luego miró el rostro del menor unos momentos antes de dirigirse a la sortija de oro que yacía plácidamente sobre el pecho del adolescente, justo sobre su corazón.

 Las palabras ‘Alma Gemela’ resonaban irritantemente en su cabeza de forma repetitiva.      

Notas finales:

Contandor de palabras: 1391


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).