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59. Calor en Aumento (05) por dayanstyle

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—Te lo estoy diciendo, Baekhyun —dijo Jong Hoon mientras bebía su té helado, tranquilamente disfrutando de su almuerzo en la cafetería—. Vi a Kim Gaeko  hablar con Damon , y en mi opinión, se les veía bastante malditamente cómodos. Estaban en el Pit, prácticamente en el regazo del otro.

—¡De ninguna manera! —Baekhyun dijo mientras apretaba la mano en su pecho, sus ojos azul-grises muy abiertos—. Acabo de ver a Gaeko aquí ayer, y él estaba hablando con Jo Kwon . Ellos terminaron muy acogedores en el sofá. Sea lo que fuera lo que Gaeko estaba susurrando al oído de Jo Kwon tenía que haber sido bastante gracioso porque Jo Kwon seguía riendo y golpeando el pecho de Gaeko.

Jong Hoon asintió mientras señalaba con el dedo a su amigo. Jong Hoon había conocido a Baekhyun hace unos seis meses, y habían estado compartiendo el descanso del almuerzo juntos desde entonces, disfrutar de los chismes de la villa, o más específicamente, del descaro de  Kim Gaeko  haciendo alarde de los hombres con los que estaba. Jong Hoon estaba bastante malditamente seguro de que los hombres con los que Gaeko se estaba viendo no sabían el uno del otro. —Te dije que el hombre era escandaloso. Me pregunto con cuántos otros hombres está saliendo.

—¿Crees que puede manejar más de dos romances? — Baekhyun preguntó con incredulidad, como si esa idea fuera demasiado inverosímil. Dios, el hombre era malditamente inocente para su propio bien. Jong Hoon no era mundano, y no haría una apuesta arriesgada, pero sabía que algunos hombres eran tramposos. Sin embargo Gaeko parecía tener más que su justa parte de hombres.

—Pfft. —Jong Hoon torció sus labios cuando pasó el brazo sobre el respaldo de la silla—. Estoy dispuesto a apostar que hay algunos más corriendo por aquí, que creen que son el único novio de Gaeko. El hombre no tiene vergüenza.

—Gracias a Dios que él es humano. ¿Puedes imaginar si tuviera una pareja? —Baekhyun preguntó mientras dejaba su mano a un lado, viéndose como si estuviera disfrutando el chisme tanto como Jong Hoon—. Estoy dispuesto a apostar que no podría mantenerse en sus pantalones.

—Cariño, déjame decirte —Jong Hoon tomó su copa y bebió un largo trago antes de dejarla— que hombres como Gaeko Kim… —Jong Hoon curvó sus labios cuando nada menos que Gaeko entró en la cafetería, su brazo sobre otro hombre. Esta vez era el cajero del supermercado de la Villa, y no era Damon... ni Jo Kwon.

»—Escandaloso —Jong Hoon susurró con una voz cantarina mientras observaba a Gaeko tomar asiento en el sofá, Baekhyun había dicho que el hombre estaba con Jo Kwon ayer. El tipo tenía tenacidad.

Baekhyun se rio y se puso de pie. —Tengo que regresar al trabajo. Debes de regresar al Pit. Nos vemos mañana, Jong Hoon.

Jong Hoon tomó su vaso, mirando de Gaeko a Baekhyun, dando a su amigo una amplia sonrisa antes de salir por la puerta.

El Pit estaba a sólo una manzana, y por eso Jong Hoon siempre caminaba además de que no tenía automóvil. Mientras bebía su té helado, vio a Taecyeon acercarse. Amaba a su mejor amigo a muerte, pero había días en los que no quería ser cuidado. Comprendía los temores de Taecyeon, Jong Hoon realmente lo hacía. Pero a veces sentía como que el hombre lo sofocaba.

 

—¿Cuidándome de nuevo? —Jong Hoon preguntó mientras caminaba frente a la florería y apreciaba la belleza de los arreglos que se encontraban frente a la puerta. La acera estaba mojada, diciéndole a Jong Hoon que alguien acababa de regar las flores y plantas.

El rinoceronte le dirigió una sonrisa de niño cuando se dio la vuelta y empezó a caminar junto a Jong Hoon. Con lo hermoso que Taecyeon era, Jong Hoon agradeció al destino que el hombre no fuera su pareja. Taecyeon tenía mal genio y era impulsivo cuando se irritaba. Como amigo, era fabuloso. De amante, Jong Hoon no podía verlo. Gracias a Dios Taecyeon se sentía de la misma manera.

—No, sólo vine a hacer algunas diligencias. ¿De vuelta al trabajo?

 —Sí, acabo de pasar mi hora de almuerzo con Baekhyun. — Jong Hoon rápidamente miró a su alrededor antes de acercarse a Taecyeon—. Vi a Gaeko con otro hombre. No era Jo Kwon ni Damon.

—Hombre, eres un chismoso. —Taecyeon se rio, sus ojos azul claro llenos de alegría.

Jong Hoon se encogió de hombros ante la burla de su mejor amigo. —Sólo estoy diciendo la verdad. Si Gaeko no quiere que se hable de él, entonces no debe exhibirse por el pueblo con un hombre diferente todo el tiempo.

—Vamos. Te acompaño de regreso al trabajo.

 

Como él sospechaba. Taecyeon podría estar en el pueblo para hacer mandados, pero también vino para comprobar a Jong Hoon. El tipo era desesperante. Ambos habían perdido a un hermano antes de venir a la villa Kim. Le tomó a Jong Hoon un tiempo superar la pérdida. Pero desde las dos muertes, Taecyeon sentía que su deber era mantener a todos en su pequeña manada seguros.

A veces, el hombre tenía a Jong Hoon contra la pared. Pero amaba al gran hombre como un hermano. Sus intenciones eran buenas. —¿Aún nos reuniremos en el restaurante para cenar? — Jong Hoon preguntó mientras bebía su té helado.

 

—Allí estaré. No entiendo por qué no comes en el Pit. ¿Hay algo que sabes que deba saber?

—La comida está bien, Taecyeon. Es sólo que no quiero pasar el rato en el mismo lugar que trabajo. Conoces a Jun Hoe, sólo tratara de ponerme de nuevo en el reloj. —A Jong Hoon le agradaba su jefe. El hombre era un gran tipo. Pero cuando se trataba de su negocio, Jun Hoe era un poco extremo. Constantemente le gritaba a Timoteo y a Taeha, el cocinero y el cajero. Pero, los dos pasaban la mitad de su tiempo dando vueltas en la cocina en lugar de trabajar.

Jong Hoon se sorprendía de que Timoteo y Taeha aún tuvieran trabajo. Pero con lo intratable que Jun Hoe podía llegar a ser, tenía un gran corazón. —Nos vemos esta noche —dijo Jong Hoon cuando llegó al edificio de ladrillo que tenía nubes de humo en el lado izquierdo de la estructura donde se encontraba la parrilla.

A pesar de que Jong Hoon no pasaba tiempo aquí después del trabajo, comía de ahí durante todo el día. Simplemente no podía evitarlo, la comida era increíble. El olor de la carne cocida llenaba el aire junto con el ajo y otras especias cuando Jong Hoon se acercó a la puerta. El aroma le hizo agua la boca cada vez   que lo olía.

Entró con el sonido de la gente murmurando, cubiertos tintineando en los platos y la voz del presentador de noticias en la televisión que se encontraba en la pared trasera del restaurante. Había una cosa que podía decir de Jun Hoe, que sin ser un restaurante de lujo, el hombre creía en usar auténticos platos y cubiertos.

Timoteo y Taeha se quejaban constantemente para que Jun Hoe contratara un lavaplatos. Las protestas caían en oídos sordos. Jun Hoe dijo que no contrataría a nadie más hasta que los dos dejaron de actuar como si estuvieran viniendo aquí a pasar el rato en vez de a trabajar.

Jong Hoon se quedó fuera de ese debate.

 

Tenía bastantes problemas para cuadrar las cuentas. Jun Hoe lo había contratado como contador a pesar de que las habilidades de Jong Hoon eran mediocres. Jun Hoe creía en dar a todos una oportunidad. Pero cuanto más trabajaba aquí, mejor se sentía. Estaba agradecido de que Jun Hoe le diera este trabajo.

A pesar de los nuevos negocios abriéndose, los empleos se ocupaban antes de que la pintura de las paredes se secara.

—Puse el correo en mi escritorio —Jun Hoe le dijo a Jong Hoon desde la puerta que daba a la parrilla—. Hay un montón de impuestos de ley que deben ser atendidos.

—Lo tengo —respondió Jong Hoon.

 —Hey, Taecyeon —dijo Jun Hoe.

 Jong Hoon se giró para ver a su mejor amigo de pie detrás de él.

  

Ni siquiera lo había oído entrar. —¿Pensé que tenías recados que hacer?

Otra vez con la sonrisa infantil. —Eso no significa que no pueda comer algo.

El hombre era desesperante. Jong Hoon comenzó a alejarse, en dirección a la oficina cuando Timoteo gritó: —Hey, Taecyeon, ¿de qué color es mi camisa?

Jong Hoon se dio la vuelta y corrió hacia su mejor amigo, sabiendo lo que iba a suceder. La cara de Taecyeon rápido se contorsionó por rabia. Toda su vida se habían burlado de Taecyeon por su vista. Taecyeon y su hermano habían quedado huérfanos a temprana   edad,   cada   familia   de   acogida   señalaba su discapacidad. Siempre habían hecho sentir a Taecyeon que era un defecto de la naturaleza. Su mejor amigo le había dicho una vez que antes de que sus músculos crecieran, los niños de cada familia de acogida en la que estuvo solían molestarlo, burlarse y golpearlo a causa de su daltonismo.

Un adolescente fue tan lejos para actuar como amigo de Taecyeon sólo para poder tener al hombre vestido como un arco iris, una pésima combinación para lograr risas... a expensas de Taecyeon.

Así que sí, el daltonismo era un punto muy delicado para el rinoceronte. Sólo había una persona que se burlaba de él y se salía con la suya: el chita, Hui.

Eso era sólo porque el pequeño grupo al que Jong Hoon pertenecía eran cercanos.

—Oh, detente. —Apoyó su espalda contra el pecho de su mejor amigo cuando Taecyeon fue tras Timoteo. Jong Hoon clavó los talones en el suelo, tratando de evitar que el rinoceronte matara al estúpido humano.

Pero no estaba funcionando. Jong Hoon se deslizaba por el suelo cuando Taecyeon avanzaba hacia Timoteo. Era como una mosca intentando frenar una locomotora. Al llegar al mostrador, Jong Hoon lanzó sus pies y se apoyó en el borde.

—¿Qué pasa? —Jun Hoe gritó mientras entraba por la puerta lateral, con la mirada directamente en Jong Hoon y Taecyeon.

—Eh, nada. ¡Timoteo sólo siendo un idiota! —dijo Jong Hoon mientras su piernas empezaban a dolerle por sostener a Taecyeon. Sabía que si no calmaba a su mejor amigo pronto, Jong Hoon se iba a doblar como un pretzel.

 

—Sal a la calle antes de que Taecyeon te mate —Jun Hoe le gritó a Timoteo y luego se giró hacia Jong Hoon—. ¿Que hizo ahora?

—Lo de siempre. Molestó a Taecyeon sobre su daltonismo.

 

Jong Hoon miraba a los clientes contemplando todo. No estaba tratando de darles un espectáculo. Jun Hoe iba a matarlo por esto. Una mujer parecía como si quisiera salir corriendo del lugar, pero el resto de los curiosos sólo parecían divertidos de ver la escena que se desarrollaba.

Cuando las piernas de Jong Hoon casi se derrumban por la presión, hizo lo único que funcionaba cuando Taecyeon estaba fuera de foco y en modo asesino. Dejó caer sus piernas, se dio la vuelta, y golpeó con su nudillos la frente del chico. —Tierra a Taecyeon.

Taecyeon parpadeó sus ojos azul claro un par de veces, viendo de la puerta lateral a Jong Hoon... y luego volvió a ver a la puerta lateral... y después a Jong Hoon.

—Ni se te ocurra ir tras él. Quiero que tomes una mesa y te traeré algo de comer. —Jong Hoon señaló hacia el comedor, sin moverse hasta que su mejor amigo se giró y se dirigió hacia las mesas.

Jong Hoon iba a matar a Timoteo. No estaba seguro de si el tipo era un estúpido o un suicida. El hombre sabía que Taecyeon tenía mal genio.

—Jong Hoon...

 —No fue culpa de Taecyeon —dijo Jong Hoon a su jefe. Se acercó al hombre, para que sólo él pudiera oírlo—. Es un rinoceronte de mal genio. Timoteo lo hizo a propósito.

Jun Hoe exhaló un largo suspiro. —Voy a tener una charla con Timoteo por su estupidez. Dale algo de comer a tu amigo y regresa al trabajo.

 

—Gracias. —Jong Hoon tomó un plato e hizo una pila con todas las cosas que sabía que a Taecyeon le gustaba comer, que era más o menos todo. Luego tomó un vaso de plástico grande y lo llenó de hielo y agua antes de llevar a Taecyeon su almuerzo. Dejó el plato y el vaso en la mesa y luego se sentó al lado de su mejor amigo. —No puedes permitir que lo que dice la gente te moleste.

—No me gusta la gente mezquina. —Taecyeon tomó un hueso de la costilla y lo destruyó.

—Timoteo no es mezquino. Solo es un idiota con el coeficiente intelectual de una chinche. Tienes que aprender a ignorarlo, Taecyeon. ¿Qué hemos hablado?

Taecyeon dejó el hueso en su plato y tomó otro, con los gruesos dedos con salsa de barbacoa. Jong Hoon dio una palmada al brazo de su amigo. El hombre era tan terco como el día era largo. Esto era por lo que eran los mejores amigos, y su único mejor amigo. Si el destino los hubiera apareado, Jong Hoon probablemente estaría en la cárcel ahora. Con el mal genio de Taecyeon, Jong Hoon sabía que iba a tener un montón de peleas para defender a rinoceronte —si ellos fueran pareja.

Vivía en una casa con hombres abusivos. El nivel de testosterona la mayoría de los días le sacaba de sus casillas.

Jong Hoon rezó como el infierno que el que fuera su pareja no fuera, un enorme, fornido y con la cabeza llena de testosterona hombre. Tenía bastante de eso para que le durara toda la vida.

—Respóndeme, Taecyeon.

 

Su mejor amigo le recordaba a Jong Hoon un niño que pone mala cara. Él no vio a Jong Hoon mientras tomaba su vaso con agua helada. Jong Hoon esperó con paciencia. A veces Taecyeon tenía que reflexionar las cosas en su cabeza antes de abrir la boca.

 

—Que no deje que lo que diga la gente me moleste. — Taecyeon se veía tan triste que Jong Hoon se levantó y le dio a su amigo un abrazo.

—Si te hace sentir mejor, voy a darle a Timoteo un buen golpe. —Jong Hoon palmeó el hombro de Taecyeon. Su amigo se rio—. ¿Qué? ¿No crees que pueda? —Los dos sabían que no podía, pero alivió la tensión.

Jong Hoon se alegró al ver la sonrisa en el rostro de Taecyeon. — Estoy bien. Sólo mantén al irritante humano lejos de mí.

 

Eso era un poco difícil de hacer cuando Taecyeon estaba sentado en el Pit, un lugar donde Timoteo trabajaba. Pero él no señaló ese hecho.

—Muy bien, tengo que volver al trabajo. Disfruta de la comida y la estancia sin problemas. —Jong Hoon se dirigió hacia el mostrador cuando vio a Timoteo mirando a escondidas desde la puerta lateral del comedor. Si el hombre se volvía a meter con Taecyeon de nuevo, Jong Hoon no iba a detener a su mejor amigo. Ellos dos se sentarían en la cárcel porque Jong Hoon ayudaría a Taecyeon a golpear al imbécil.

Deteniéndose detrás del mostrador, Jong Hoon preparó un pequeño plato de comida para llevarse a la oficina. Había pasado su hora de almuerzo con Baekhyun. El té había sido genial, pero ahora estaba muerto de hambre.

Se sentía como Taecyeon en ese momento, con ganas de comer todo lo que estaba frente a él. Pero en vez de hacer un cerdo de sí mismo, Jong Hoon tomó un poco de pescado y una pequeña taza de ensalada de col. No comía mucha carne. Disfrutaba comerla de vez en cuando, pero no todo el tiempo. Sus hábitos alimenticios se balanceaban más hacia los alimentos naturales y productos de soya.

—¿Puedo conseguir una cena de costilla?

 

La mano de Jong Hoon se congeló en el aire cuando escuchó una voz profunda y melódica detrás de él. Tenía miedo de dar la vuelta cuando su respiración se quedó atrapada en sus pulmones. ¿De quién diablos era esa voz terriblemente sexy? La mano de Jong Hoon comenzó a temblar así que dejó el plato antes de que lo dejara caer.

—¿Cena aquí o para llevar? —Taeha le preguntó con su habitual tono de “Prefiero estar haciendo algo más”.

—Para llevar —respondió el desconocido, con la voz como el canto de sirena que contenía la promesa de pasión caliente y sensual exploración sexual. Jong Hoon parpadeó, preguntándose de dónde infiernos había venido ese pensamiento.

Tragó saliva y se asomó por encima del hombro y sintió su corazón saltar a su garganta. El hombre que estaba detrás del mostrador era grande, fornido, y deliciosamente guapo. Sólo le tomó un milisegundo a Jong Hoon darse cuenta de que estaba viendo a su pareja.

¡Era jodidamente enorme!

 

«¡Dios, no!»

 

Jong Hoon había tenido suficiente de hombres llenos de testosterona. ¿Por qué el destino le hacía esto? Pero mientras estaba allí congelado en el lugar, Jong Hoon no podía dejar de querer al hombre. Su cuerpo demostró el punto cuando su pene creció y se engrosó y su corazón golpeó en su pecho y empezó a sudar profusamente.

Tenía que escapar.

 

Antes de que pudiera hacer que sus piernas funcionaran correctamente, los ojos gris-ahumado se clavaron en los de él. Dos profundos hoyuelos aparecieron a cada lado de la boca del hombre.

 

Jong Hoon gimió.

 

El tipo medía más que uno ochenta, estaba cerca de los dos metros. Su camiseta roja se extendía en toda la extensión de su pecho y los brazos, por lo que a Jong Hoon se le secó la boca. Sus ojos parpadearon sobre el emblema en la camiseta de su pareja y vio el logotipo de la estación de bomberos de la Villa Kim.

Sintió que sus rodillas se debilitaban cuando se apoyó hacia atrás en el mostrador, tratando de evitar caer al piso. Su pareja estaba caminando alrededor del mostrador, ¡tras Jong Hoon!

—Hey —dijo su pareja en voz baja, diciéndole a Jong Hoon que el tipo era feliz con el encuentro.

La garganta de Jong Hoon se cerró, por lo que le era imposible responder. Cuanto más se acercaba el hombre hacia él, más lejos Jong Hoon se inclinaba. Se sentía emocionado y en pánico al mismo tiempo. Las emociones combinadas de Jong Hoon lo hicieron sentirse como si estuviera a punto de vomitar.

—¿Qué infiernos crees que estás haciendo? Taecyeon.

Jong Hoon se congeló en el lugar al ver a su mejor amigo caminar con pasos furiosos desde la zona de comedor. —¡Taecyeon, no! —Jong Hoon levantó las manos de una manera que le decía a Taecyeon que no necesitaba acercarse más. Como si fuera a detener al rinoceronte…

¡Esto era un desastre!

 

Jun Hoe salió de la parte de atrás de la cocina, arrojándose hacía Taecyeon. Era como ver a dos continentes colisionar. Taecyeon era un shifter. Jun Hoe era humano. Su mejor amigo debería haber arrojado a su jefe. Pero su jefe logró mantener a raya a Taecyeon, aunque Jong Hoon realmente no estaba seguro de cómo Jun Hoe había logrado esa hazaña.

—¡Aléjate de él! —dijo Taecyeon en un gruñido bajo y letal cuando empezó a empujar a Jun Hoe lejos de él.

Para sorpresa de Jong Hoon, su pareja se apartó y le dio su propio gruñido de advertencia. La voz estaba en el otro extremo del tomo que Jong Hoon había oído tan sólo unos minutos antes. Ya no era melódico. El tono contenía una promesa de muerte.    — ¡Mío!

 

 

 

continuara....

 

 


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