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Poquito de todo por 1827kratSN

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A veces se odiaba a sí mismo porque no podía evitar ser demasiado buena gente y se metía en líos que no eran suyos, o al menos, no totalmente. ¿Quién le mandaba a escuchar los susurros ajenos? ¿Quién le dijo: anda de metido y ayuda al México con el palo encebado ese? ¿Quién te manda Ecuador a ser la pantalla de un problema ajeno? ¡Quién te dijo que seas así!

 

—What business did you have to talk with me? —(¿Qué asunto tenías que conversar conmigo?).

 

Ahí estaba, el americano aniñado que le superaba por unas cuantas cabezas y que le miraba intrigado, aunque no podía decir exactamente qué era lo que estaba pensando porque los lentes oscuros tapaban la puerta del alma. Ecuador rogaba una ayudadita de la virgen del Cisne o del Quinche para que le iluminara la mente con una buena excusa.

Y sus virgencitas jamás fallaban.

Benditas fueran.

Les iba a dejar una buena ofrenda en la iglesia.

 

—Me dijeron que podías ayudarnos con un camellito —intentó sonar seguro y se cruzó de brazos.

—I don’t sell camels, Ecuador —(Yo no vendo camellos, Ecuador), USA fingió revisar su celular.

—¿Qué? ¡No! —suspiró, acababa de recordar que su idioma tenía variantes y debía usar palabras neutrales—. Hablo de un trabajo.

—That interests me —(Eso me interesa), sonrió poniéndole atención al pequeño tricolor—. Tell me. What kind of business? —(Dime. ¿Qué tipo de negocio?), hasta fingió acomodarse las gafas.

—Verás, te voy a chismear un poco. Para la oreja —rio antes de hacer una seña para que empezaran a caminar de nuevo.

 

Ecuador sonrió triunfal porque, aunque no le gustaba mucho esos asuntos, mataría dos pájaros de un tiro. Cumpliría con el favorcito que le pidió su gobierno al tratar de negocios sobre seguridad con el gringo, a la par que se llevaba muy lejos a USA para que México se galanteara —o lo intentara— al hermano del gringuito. ¡Lo que hacía por sus panas! ¡Por dios! ¡Sí era muy shunsho!

Lo peor es que estaba seguro de que no sería ni la primera ni la última vez que haría algo así.

Aunque mucho no se estaba quejando, porque si bien siempre se ponía nervioso cuando debía tratar de negocios con las potencias mundiales —como en el caso del gringuito que gustaba de las amborguesas—, era divertido estar haciendo una travesura alterna. Cuando Venezuela o Colombia se enteraran de sus pláticas con USA, se iba a armar la grande. Pero mejor demostración de que ya no era un niño, no había, más que esa. Eso… y que el gringuito no estaba del todo mal, hasta era agradable.

 

—There isn´t better option than me —(No hay mejor opción que yo), sonrió confiado, con aires de grandeza e irguiéndose cual toro coqueto.

—Uy sí —se carcajeó bajito antes de suspirar—. Oye, mejor deja de encamarme cosas y vamos por algo para llenar el buche.

—¿Buche? —repitió con aquel acento marcado.

—Para pactar amistad, te invito a comer —sonrió divertido ante la dubitativa postura del más grandote—. Tengo harta hambre, así que hay que ir.

—Sometimes I don't understand what you say —(A veces no entiendo lo que dices), arqueó una ceja.

—Tengo que enseñarte muchas cosas, guambra —negó divertido antes de sujetarlo de la muñeca—. Vamos, confía en mí.

—Where? —(¿A dónde?), aunque no le gustaba que lo tocaran con tanta familiaridad, le ganó la curiosidad por el pequeño.

—A… —Ecuador unió todos sus dedos libres para acercarlos a sus labios separados e imitar el movimiento cuando se lleva algo a la boca—, comer, gringuito.

 

Se llevó a USA muy lejos, de nuevo para darle oportunidad al mexicano para que conquistara al Canadá. Si bien no estaba en sus tierras, siempre encontraba a un paisano por esos lares, porque estaban regados por todo el mundo. Se dejó llevar por el instinto, se internó por un lugar más cálido que el resto, donde había flores y árboles cercanos, y divisó con facilidad su bandera con el escudo imponente elevada sobre una puerta.

Le impidió al gringo hablar hasta que él ingresara elevando su voz y preguntando si de verdad ecuatorianos atendían el lugar, saludó con familiaridad a sus yuntas, porque eran su gente y los amaba a todos por igual. Muchos solían llamar a esa confianza casi extraña entre dos ajenos unidos simplemente por la nacionalidad, como calor latino, y tenían razón. Bastaba identificarse, reírse al contar qué carajos hacían por esos lugares, rememorar paisajes de su llacta y lo demás solo era natural.

 

—Doña Marianita dijo que nos va a dar el especial de la casa —sonrió señalando una mesa junto a la ventana—, así que ven, sentáte y solo toca esperar.

—Is the owner your friend? —(¿La dueña es tu amiga?), interrogó porque hasta los vio abrazarse y reír juntos.

—La acabo de conocer —rio divertido, y antes de que empezara el interrogatorio, añadió—, pero vivimos en la misma tierra, así que somos familia.

 

A veces a Ecuador le sorprendía que en otras tierras no fuera parecido el trato, pero para eso estaban los amigos, para enseñar el cómo deberían ser todos, felices siempre de ayudar aun sin recibir algo a cambio, dando la mano a quien fuera, sin discriminar nada. Tal vez por eso se ofreció a explicarle amablemente al gringo por qué los latinos parecían medios mecos, y es que “jotear” entre amigos era divertido y normal, porque de esa forma reforzaban la amistad, eso y el bullying, pero uno suave… no como el que leyó sucedía en tierras gringolinas.

 

—I don’t understand the objective —(No entiendo el objetivo), picó con su tenedor la carne jugocita de cerdo y se la llevó a la boca.

—Es simple, mi pana —no le tomó mucho tiempo para entrar en confianza—. Es solo una broma que demuestra confianza mutua, tanto para reírse de los demás como para reírse de uno mismo.

—I think that behavior is inappropriate —(Creo que ese comportamiento es inadecuado).

—¡Para nada! —rio antes de tomar una porción del hornado con sus dedos—, es cosa normal.

—I couldn't do that, it's ridiculous —(No podría hacer eso, es ridículo), hizo una mueca.

—Ahí es donde entro yo —habló confiado, porque halló la forma en la que sacar provecho de muchas cosas—, te voy a dar clases intensivas.

—I should teach you good behavior —(Yo debería enseñarles buen comportamiento), negó sutilmente antes de señalar el dedo que el ecuatoriano se lamía.

—Comer con las manos es más sabroso —rio entre dientes—. ¡Inténtalo!

 

Fue entonces que el pequeño tricolor de amarillo, azul y rojo, halló el momento adecuado para ganarse más confianza con aquella potencia. Le mostró a USA que el cuerito bien tostado necesariamente se debía tomar con los dedos para masticarlo más fácilmente, obviamente el tenedor era innecesario en esos asuntos, es más, hasta una cuchara era mejor que el puto tenedor. Se divirtió mucho enseñándole al gringuito a comer como longo serrano, quien después de trabajar la tierra disfrutaba de un refrigerio que se compartía de mano en mano.

 

—Si así agarras ese hornadito, puedo dejar que me toquetees un poquito.

 

Ah sí, su pana el mexicano debería compensarlo después, porque no fue fácil sentirse completamente cómodo con el gringo, pero logró hallar la situación perfecta para hacerlo atragantarse con la comida y de paso enseñarle como se “joteaba” entre panas. Y no fue el único comentario coqueto —hasta cierto punto morboso— que lanzó, hizo un par más mientras se reía por la cara avergonzada e incómoda del gringo.

Lo raro fue que USA no lo dejó de tratar, aunque seguramente eso era por las negociaciones entre sus países, pero de todas formas siempre era divertirlo jugar un poco con aquella diva. Hasta lo invitó a sus tierras para cocinarle personalmente, además de enseñarle algunas comidas típicas y darle un tour gratis. Se sorprendió mucho cuando el gringo aceptó, hasta se vio emocionado porque llegó un día con una cámara profesional para llevarse recuerdos fotográficos. En parte fue bueno terminar el tour en su capital.

 

—You are much nicer than your brothers —(Eres mucho más agradable que tus hermanos), sonreía mientras revisaba sus fotografías.

—Pues… —siseó antes de rascarse la nuca—. No les digas sobre esto —se acomodó el sombrero porque hacía harto sol—, para evitar… daños.

—They do not appreciate my magnificence —(Ellos no aprecian mi magnificencia), bufó antes de acomodarse su propio sombrero—. My presence alone would give them a little more value —(Mi sola presencia les daría un poco más de valor).

—Bájate de tus nubes, guambra añiñado —le apuntó con el dedo—. Ni creas que por ser mi pana voy a dejar que desprecies a mis ñaños.

—Duh —rodó sus ojos antes de toparse con una visión diferente—. What is that? —(¿Qué es eso?), apuntó a una señora que cargaba una bandeja con algo cremoso encima, hasta diferenció un par de fresas.

—Tienes buen ojo, gringo —sonrió tomando de la mano del más alto—. Alista tu boca porque la espumilla es un tesoro nacional.

 

Ecuador sonrió al ver cómo dudosamente el gringo saboreaba el primer bocado, y se divirtió más cuando USA dijo que el cono que le habían dado era muy pequeño y quería otro. Tenía suficiente paciencia para tolerar esa actitud de poderío infantil, así que solo lo dejó ser, comprando otra espumilla y charlando con la señora quien miraba raro al más alto. Aunque también se fijó en que muchas personas los observaban y murmuraban.

 

—A que está bien bonito el gringo —le sonrió a una chica que se paró a su lado para fotografiar al gringo que fotografiaba una iglesia.

—Bien blanquito —respondió divertida—, grandote también, pero creo que le falta broncearse las yucas —señaló a la piel de esas piernas exhibidas por las bermudas que usaba el norteamericano.

—Pues —empezó a reírse, lagrimeando también antes de que USA se le acercara curioso—, razón tenes.

—They are making fun of me? —(¿Se están burlando de mí?), no era idiota, obvio entendió algo de esos murmullos, y es que no eran tan discretos.

—Estoy diciéndoles que estás bien bueno a pesar de que estés pálido —rio al despedirse de la chica.

—I know, I'm very handsome, dear —(Lo sé, soy muy guapo, querido), sonrió prepotente mientras se arreglaba las gafas oscuras.

—Yo si te hago, gringo —siguió el juego antes de palmearle la espalda con algo de fuerza—. Ahora sigamos, que hay harto que ver todavía.

 

USA no era tan desagradable, Ecuador lo aceptaba, aunque a veces tenía ganas de romperle la nariz por aquella actitud de primer mundista, pero después se burlaba del más alto y seguían como si nada. Fue divertido, mucho, y así seguiría siendo porque la siguiente vez él iría a visitar tierras norteamericanas. Se auto invitó y USA no le negó ese derecho.

 

—Deberíamos coger —Ecuador deslizó su dedo por el celular viendo los vuelos disponibles para viajar a Estados Unidos—. Sí… —hizo una mueca al ver los horarios—, sí, deberíamos coger… —levantó su celular para mostrárselo al gringo—, este… —desapareció—. ¿Gringo? —lo buscó con la mirada.

 

Lo vio cuatro pasos detrás de él, levemente inclinado hacia el frente, sosteniendo su cámara y con la mano en la rodilla. Se tuvo que regresar a averiguar si el gringo sufrió de insolación o algo, de paso le hizo señas a una vendedora ambulante para que le pasara una botella de agua y palmeó la espalda de USA. Se empezó a preocupar porque no le respondieron, y se agachó para tratar de mirarlo a los ojos.

 

—¿Qué tienes, colorado? —se fijó que las mejillas del gringo estaban rojas—. ¿Te llevo al médico o qué? ¡Habla!

—I'm ... I'm fine —(Estoy… Estoy bien), murmuró antes de levantarse.

—No me confío —le ofreció el agua—. Estás que ardes —le tocó la frente—. Nos vamos al doctor, gringo.

—It's your fault —(Es tu culpa), apretó los labios cuando hizo contacto visual con aquellos iris marrones.

—¿Mía? —hizo una mueca porque no estaba entendiendo—. ¿Por qué chucha es mi culpa?

—You could ask me somewhere else —(Pudiste preguntarme en otro lugar), chistó—. I'm not ready now, honey —(No estoy listo ahora, cariño).

—Fresco —elevó sus hombros—, atrasaremos tu vuelo entonces, gringuito —le pagó a la señora que los miraba curiosa—, hasta que te pongas bien…, aunque creo que sí deberíamos ir al doctor —lo miró y aún estaba algo rojo—. Llamaré a Pichincha para que me diga cuál es el mejor para que te atienda.

—I wanted to know you more, but if you want to rush things —(Quería conocerte más, pero si quieres apresurar las cosas), sonrió.

—La plena… —el tricolor negó—, creo que sí te dio mucho el sol.

 

Ecuador no les dio mayor importancia a las palabras de USA, hasta se olvidó del tema cuando recibió la llamada del mexicano, quien le dijo que necesitaban reunirse de nuevo. Sí, aceptaría la oferta de ir a México unos días, aunque tendría que volver con sus ñaños primero para que estos no se salieran de las casillas y le jodieran el viaje. Pero primero tenía que despedir al gringuito y allá él si es que se sentía enfermo, porque le rechazó el médico.

 

 

 

Notas finales:

 

Estoy haciendo esto como una historia alterna que explica algunas situaciones de otro fic CanMex que estaba escribiendo sin trama trazada, me pareció divertido, además que no es importante leer ambas historias para entenderlas, así que lo dejaré así.

Ideas que salen de la nada.

Seriedad retomada porque Krat no es buena con el humor XD

Piropos warros que me invento conforme suceden las cosas, iré aumentando más si es el caso jajajaja.

Krat los ama~

Besos~

Gracias a los que le dieron una leída a esta cosa fea.


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