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RinHaru week 2019 por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

Al menos pude llegar a tiempo al segundo día ¡Yey! Ojalá esta buena racha pueda seguir hasta el último día.

Siempre dicen que al amor puede vencer cualquier obstáculo y que el tiempo fortalece las relaciones, las hace más maduras y asegura un futuro brillante para la pareja.
 
Rin, romántico por naturaleza, había creído en ello durante años y esa idea se fue reforzando cada día en que sentía como se enamoraba más y más, sin importar los resultados de las competencias, sus discusiones o sus diferencias.
 
Siempre lograban solucionar sus conflictos de la mejor manera y su relación volvía a ser estable, cada vez más fuerte e inquebrantable pues además de estar destinados a encontrarse habían decidido que sus caminos no volverían a separarse.
 
Pero justo ese día, reunidos en la sala del hogar de su pareja sentía que todo aquello que se habían prometido y por lo que tanto habían trabajado era en vano, pues por más que Haru pidiera una explicación y quisiera mirarlo para asegurarse de que eran ciertas sus palabras él se negaba a verlo o rompería en llanto y haría todo más difícil.
 
—Necesitamos tiempo, lo sabes. Tenemos una agenda apretada y no podemos distraernos, tenemos que concentrarnos en nuestra carrera y...
 
—¿Distracción? ¿Eso es lo que ha sido nuestra relación estos años? —estaba herido, no podía creer lo que el chico decía—. Hemos tenido muchas competencias, entrenamientos extenuantes y aun así nos hemos dado tiempo para estar juntos... ¡Incluso durante los entrenamientos hemos salido o dormimos juntos!
 
—No hagas esto más difícil, por favor. Este es mi sueño desde hace muchos años y nunca te lo oculté, es importante para mí —era difícil decir aquello y mucho más cuando al azul profundo no se apartaba de él.
 
—Y nuestra relación no, es lo que debo entender —el enojo comenzaba a brotar, no podía creer que fuera Rin quien pronunciara esas palabras tan a la ligera y por más que intentaba mantener la calma sus emociones comenzaban a desbordarse.
 
—No tiene caso, estás molesto y ni siquiera piensas lo que dices. Quizá cuando estés más tranquilo podemos hablar, aunque eso no hará que cambie de opinión —se levantó rápidamente y salió sin dar tiempo a más pese a que su pareja repetía una y otra vez su nombre mientras caminaba tras él incluso después de estar lo suficientemente lejos para detenerlo.
 
Sólo hasta llegar a su departamento se dio tiempo para asimilar lo que acababa de hacer, no se detuvo por más que Haru lo llamara e incluso terminó apagando su teléfono para que no siguiera insistiendo en hablar del tema.
 
Claro que él también había sufrido, mucho más de lo que se podría pensar, y no sólo por ser quien decidiera dar ese paso, sino porque además no podía soportar la idea de que la magia entre ellos se hubiera desvanecido de un segundo a otro.
 
Y es que llevaba varias semanas sintiendo que su pareja se comportaba distante y evasivo, como si de un momento a otro ese sentimiento que los había unido comenzara a extinguirse.
 
Sabía que Haru no era la clase de persona que se comporta de manera melosa y nunca lo había esperado, se enamoró de la manera en que es, no necesitaba cambiar porque en lo más de dos años que tenían de relación siempre le había demostrado sus sentimientos.
 
Por eso es que dolía tanto, porque de un momento a otro el amor que los unía se había escapado de sus manos sin que pudiera evitarlo. En algún momento las cosas habían cambiado y se apoderó de él ese horrible sentimiento que no paraba de gritar: "Se acabó. Sólo es costumbre y lo difícil que es decir adiós, no hay más".
 
Era indescriptible el sufrimiento y nada le hubiera gustado más que refugiarse en los brazos de su pareja como en otras ocasiones, pero esta vez no podía hacerlo, no mientras siguiera pensando que las cosas iban a peor y no habría manera de solucionarlo.
 
No quería pensar en ello, quizá sólo necesitaban un poco de espacio para que esa chispa que se encendía cada que estaban juntos se volviera a encender con mucha más fuerza... O quizá para descubrir que se había extinguido para siempre y lo mejor era aceptarlo y seguir adelante.
 
¿Qué podía hacer más que esperar a que todo se resolviera? Si el amor se había acabado luchar no tenía sentido ¿Que ganaba atando a Haru a él? No podría hacer algo tan egoísta como eso, su amor por él era tan grande como para alejarse si eso necesitaba.
 
Por supuesto que nada lo haría más feliz que ser quien lo acompañara en su camino, con quien descubriera nuevos paisajes y a quien siempre pudiera recurrir cuando necesitaba apoyo.
 
Aunque pensar en eso no ayudaba, la presión en su pecho aumentaba y su mente se llenaba de pensamientos que lo atormentaban; todos los sueños que tenía y que quería seguir compartiendo con su pareja se desvanecían recordándole que nada es eterno y que por más sinceros que pudieran ser sus sentimientos eso no bastaba.
 
Pasó el resto del día encerrado en casa haciendo todo lo posible por no pensar en eso e intentando volver a poner su concentración totalmente en su carrera. El teléfono permaneció apagado hasta el día siguiente e incluso al ver las numerosas llamadas que el chico hizo seguía firme en su decisión.
 
En el fondo esperaba que de un momento a otro el azul profundo volviera a aparecer frente a él intentando recuperar lo que creía perdido, porque seguía esperando que todo fuera sólo un mal sueño y las cosas siguieran como antes.
 
Nada había ocurrido, no más llamadas durante un par de días y en ningún momento el chico había aparecido frente a él. ¿Qué esperaba? Después de ser quien pidiera tiempo y se mostrara tan indiferente ante lo que ocurría no estaba en posición de solicitar algo.
 
Había hecho un esfuerzo casi sobre humano para seguir asistiendo a sus entrenamientos y mantener su rutina diaria, por más que intentara convencerse de lo contrario no escuchar a su pareja pidiendo que se esforzara pues también lo estaba haciendo o recibir algún mensaje proponiendo una cita para correr o incluso una pequeña competencia sólo lo hacía dudar aun más de si debían seguir juntos.
 
Recordaba perfectamente todas y cada una de las ocasiones en que Haru había aparecido frente a su puerta para acompañarlo en su caminata, cuando tras alguna competencia habían caminado juntos a casa y terminaban uno en brazos del otro con Rin reclamándole por ser tan descuidado y pasar hasta tarde en cama luego de ello incluso si él mismo no quería separarse de su pareja.
 
Pero semanas atrás el chico había preferido no quedarse en casa de Rin ni invitarlo a la suya, además de que había rechazado más de una de sus invitaciones a correr. Era doloroso pensar que había una barrera entre ellos, y su mente había llegado a la conclusión de que se apartaba porque su relación se había vuelto monótona y no tenía caso repetir siempre lo mismo.
 
Una semana pasó y sólo hubo una llamada de parte de Haru que no logró responder, ningún mensaje o cualquier otro intento de comunicarse. "Se acabó, así será de ahora en adelante. No más competencias espontáneas, no más citas improvisadas ni noches despiertos perdidos entre conversaciones interminables", ese pensamiento lo atormentaba, esperando que fuera falso.
 
Sin embargo, mientras más días pasaban y el chico seguía sin aparecer más se convencía de que era el final; ese resplandor que tanto perseguía y que luego de tanto logró alcanzar volvía a alejarse sin intenciones de regresar. Era hora de aceptar la realidad por dolorosa que fuera y acabar de raíz con ello.
 
Aun así no era capaz de hacerlo, cada que su mirada se clavaba en su información de contacto dispuesto a llamarlo para reunirse y hablar claramente la indecisión lo invadía y no era capaz de hacerlo; su mensaje a medias redactado terminaba por ser borrado y ni siquiera podía pensar en presentarse en su hogar.
 
Cada día era más complicado dar el paso decisivo, cuando por fin reunía valor un pequeño rayo de esperanza se formaba: "¿Y si está igual de herido? ¿Y si también se siente confundido? ¿Y si espera que tome la iniciativa?". Y por más que quería convencerse de que era falso eso lo detenía para tomar cartas en el asunto.
 
La tercera semana había llegado a la mitad y caminaba de regreso a casa con la firme intención de llamarlo, citarlo en algún lugar y entregarle por fin su tan ansiada libertad. Por más que sufriera era lo mejor para ambos y mientras más pronto resultaría menos problemático.
 
Iba distraído, pensando en las palabras que usaría para cerrar ese capítulo en sus vidas sin sentir su determinación flaquear y sin que sus sentimientos se desmoronaran al decirlas. Sus pensamientos estaban centrados únicamente en eso y sólo hasta que sintió su muñeca siendo rodeada su atención volvió por completo a lo que sucedía.
 
—¿Qué haces aquí? —estaba sorprendido por encontrarlo ahí y con todos los pensamientos que rondaban su mente no era capaz de reaccionar de otra manera.
 
—No respondiste mi llamada la vez pasada, así que pensé que lo mejor sería venir a buscarte —soltó lentamente su agarre sin dejar de verlo, no quería que volviera a huir sin poder decir algo a su favor.
 
—Sólo llamaste una vez, no podía saber que era importante —no ayudaba ponerse a la defensiva, pero no quería tener falsas esperanzas sobre lo que eso significaba.
 
—No quisiste hablar antes y me pediste tiempo, no tenía razones para insistir —no quería discutir y tampoco entendía la reacción de Rin, simplemente no sabía que más hacer.
 
—De acuerdo, eso no importa... No podemos quedarnos aquí, vayamos dentro —con las emociones casi desbordándose siguió con el camino hasta su hogar seguido por el chico.
 
Una vez dentro tomaron asiento uno frente al otro, sin ser capaces de iniciar la conversación. Había tanto por decir que las palabras faltaban para expresar todo lo que querían.
 
—Quieres hablar ¿No? ¿De qué se trata? —era mejor enfrentarlo directamente, mientras más pronto lo hicieran tendría más tiempo para tranquilizar sus sentimientos.
 
—¿Por qué mentiste? —Rin no entendía a lo que se refería y su mirada lo reflejaba—. No puede ser cierto que quieres tiempo porque estamos ocupados, hay algo más que te hizo decidir eso ¿O no?
 
—Estás haciendo esto muy complicado, desde el principio sabíamos que no sería fácil seguir mientras más responsabilidades surgieran. Debemos enfocarnos en nuestras prioridades y si es necesario terminar...
 
—¿Eso quieres? —la seriedad en su expresión hizo que sus palabras se detuvieran, por más que hubiera practicado su discurso tenerlo frente a él sólo lo hacía más difícil—. No estás siendo sincero, no me has mirado ni una sola vez desde que dijiste que necesitamos tiempo. Te conozco, Rin, hay algo más que eso.
 
—¿Quieres la verdad? —su voz tembló por un momento, sintiendo que no podría seguir si no lo decía ahora—. También te conozco muy bien, conozco tus fortalezas, tus debilidades e incluso tus miedos, siempre has sido sincero conmigo. Desde el principio sabía que no serías la clase de pareja que repite te quiero todo el tiempo o siempre envía mensajes para recordar cuanto te ama y nunca te lo pedí, me enamoré de ti sabiendo eso y no me arrepiento porque a tu manera siempre me demostraste lo que sentías. Pero desde hace unos días te comportas diferente, no quisiste pasar la noche conmigo o que yo la pasara contigo, no salimos ni una sola vez a correr juntos, no nos vimos tras el entrenamiento... Cada que pensaba que sería buena idea hacer algo juntos te negabas y ni siquiera parecías feliz las pocas veces que pudimos pasar tiempo a solas. Y no quiero eso, no quiero tenerte junto a mí por la fuerza o porque estás demasiado acostumbrado a esto. No importan los motivos, si no quieres más que estemos juntos basta con que lo digas claramente; porque no quiero que pienses que debemos volver en algún momento, por eso es mejor terminar.
 
—Tienes razón, tampoco he sido sincero... —hizo una pausa y con eso Rin sintió que su mundo se venía abajo, incluso si había decidido que aceptaría la separación no estaba preparado para escucharlo.
 
—Está bien, te dije que sería lo mejor, no tienes que... —no entendía que estaba haciendo pero cuando vio que buscaba su teléfono muchos pensamientos pasaron por su mente.
 
—Míralo —le mostraba insistentemente la pantalla y no pudo seguir evadiéndolo.
 
—¿Qué...? ¿Eso que significa...? —miraba atento la fotografía que le mostraba pero no tenía ningún sentido para él.
 
—Sé que nunca me has pedido que sea diferente y te basta con lo que hago para saber lo que siento por ti, pero no creo que sea suficiente. Entiendo que sería complicado que cualquiera de los dos entrara al registro familiar del otro así que no es la mejor opción, y tampoco ir a otro lugar porque regresando aquí las cosas seguirían como antes.
 
Rin estaba claramente confundido y no sabía que hacer más que alternar su vista entre Haru y la fotografía, no entendía a que quería llegar con sus palabras.
 
—Lo más fácil era sólo dártelo sin decir nada, y sé que hubiera sido suficiente para ti, eres feliz con sólo saber que te quiero. Pero para mí no es suficiente; ya no basta sólo salir a correr juntos de vez en cuando, o caminar a casa tras las competencias y luego pasar la noche abrazados. Eres importante para mí, y quiero que sigamos descubriendo nuevos paisajes juntos de ahora en adelante.
 
—Haru...
 
—Ese anillo es para que sin importar donde estemos sepas que siempre voy a apoyarte y cuentas conmigo para lo que necesites. Quería algo especial para dártelo, debía tener todo preparado para ese día y para eso necesitaba tiempo a solas, no quería que te preocuparas por verme actuar extraño.
 
—Espera, espera. No querías preocuparme y por eso decidiste no decir nada y sólo alejarte de mí sin explicaciones ¿No pensaste que eso me preocuparía más?
 
Haru no sabía que responder, estaba tan concentrado en sorprender a Rin que ni siquiera consideró que actuar de esa manera podría preocuparlo más. Sólo pudo desviar su mirada intentando ignorar la expresión desconcertada de su pareja.
 
—Eres increíble, de muchas formas —Rin suspiró profundamente antes de acercarse a él apoyando su rostro sobre su hombro—. Puedo hacer como si esto nunca hubiera pasado y fingir que estoy sorprendido si eso te hace sentir mejor —no pudo evitar reír, la situación era tan irónica que no sabía que hacer más que abrazar al chico sin dejar de verlo.
 
Y él era incapaz de hacer otra cosas más que dejarse abrazar mientras escuchaba a su pareja. Quizá había complicado mucho las cosas con sus acciones y todo se había convertido en un gran malentendido, sin mencionar que todo su esfuerzo había sido en vano pues ahora sus planes habían sido revelados.
 
Las cosas no resultaron como esperaba y se sentía un poco frustrado por ello, sin mencionar que Rin lo avergonzaba mientras más comentarios hacía sobre su descuidado actuar o lo adorable que le resultaba todo el empeño que había puesto para sorprenderlo y demostrarle sus sentimientos.
 
Pese a eso no se arrepentía de su decisión pues, aun con lo complicado que había resultado para ambos el tiempo que estuvieron separados, saber que el chico seguía tan enamorado como al principio y que lo ilusionaba compartir una vida a su lado tanto como él.
 
Quizá el amor no basta para superar todas las adversidades, pero eso para ellos no sería un problema; porque no sólo estaban enamorados, sino que además se esforzaban por solucionar sus diferencias y siempre podían confiar uno en el otro, sabiendo que por complicada que fuera la situación estarían ahí para apoyarse y motivarse a seguir mirando al futuro.
Notas finales:

Y nada, espero que les haya gustado, nos seguimos leyendo.


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