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¿Y si…? por himeko-san

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Las desgracias, suelen venir en combo o eso suele decir la gente. Uno nunca esta preparado para morir y mucho menos él, pero nadie pudo adivinar que un camión le pasaría por encima, nadie pudo evitar que el cayese en coma y nadie, pero nadie se espero que su pequeño cuerpo se rendiría al tercer día.

 

Lo último que escucho fueron los sollozos de sus amigos, de sus propias cartas, lo último que vío fueron todos los recuerdos que compartió con ellos, cada aventura, cada duelo, y su único arrepentimiento es nunca haberse confesado a quien fue el amor de su vida.

 

El morir, es una sensación de paz, de calma y el estaba allí, flotando sobre el mar infinito viendo un cielo hermoso.

 

"… ¿Puedo preguntarte algo? …"

 

-- Pues, creo que si. - Responde el pequeño tricolor cerrando sus ojos, estaba muerto, ya que importaba.

 

"¿Si pudieras repetir tu vida, lo harías todo igual o cambiaras algo? "

 

"Se honesto" agrego esa misteriosa voz.

 

-- No te voy a mentir, no te diré lo típico de siempre, no voy a decir algo tal como "A pesar de todo, haría todo del mismo modo"… - Abre sus ojos suavemente, sonriendo un poco.- Si pudiera renacer, quisiera vivir una vida distinta, donde pueda estar con todos mis amigos, donde nunca hubiesen desgracias, donde nunca tuviera que decir adiós, donde pudiera cuidar y defender a todos.

 

 

-- Si pudiera renacer, quisiera una vida donde pueda estar con él, donde pueda tomarle la mano y nunca soltarlo... - sintió frías lágrimas correr por su rostro.- Ese es mi deseo, mi egoista e infantil deseo…

 

Lo siguiente que recuerda es sentir que unas cálidas manos tomar su pequeño y frágil cuerpo sacandolo del agua con cuidado junto a una luz cegadora, pudo sentir tanta paz y por un momento supo que ya no era necesario llorar.

 

*.*.*.*.*.*.*.*.*

 

-- Ah… - Sus ojos se desbordan en llanto, a la vez reía abrazándose a si mismo, estaba eufórico, no podía creer que los dioses escucharon su lamento, su mas anhelado deseo.- Gracias, gracias, gracias…

 

"No agradezcas tan rápido, hay cosas que debes de saber, no has renacido solo por tu deseo."

 

-- Díganme que hacer entonces, daré todo de mi para agradecer este regalo que me han dado. - El tricolor alza la cabeza, observa la tablilla. Era muy parecida a la que él conocía de Atem y Seth luchando hace tantos siglos atrás, pero se veía distinta.

 

Ahora solo podía verse una silueta pintada en la tablilla, pronto se dio cuenta de que esa silueta era una representación de él, rodeado por una luz y a su alrededor los 7 artículos, puestos en circulo. Hasta arriba estaba el rompecabezas y abajo el ojo milenario.

 

A pesar de que el dibujo demostraba que "él" traía luz a los artículos, a los pies del dibujo se notaba la oscuridad que se acercaba.

 

"En esta nueva vida, la historia es distinta a la que conoces. Empezando que tú, ahora eres el protector de los artículos."

 

-- ¿Yo? - Murmura tocando suavemente la tablilla de piedra.

 

"Deseaste ser fuerte, ahora eres más que fuerte, agradece a tu alma bondadosa y llena de amor."

 

-- Me siento honrado. - Dice en un tono suave de voz tocando las escrituras.- ¿Mi misión es velar por los artículos del milenio?

 

"Algo así. Como has de suponer, aun este mundo existe la oscuridad o como llegaste a conocerlo; Zorc. Pero esta vez, este fue encerrado en los 7 artículos no en uno solo, tu trabajo será encontrarlos, purificarlos y luego darles un legítimo dueño que no se corrompa con su poder."

 

--¿Y que pasara cuando cumpla mi misión…? -Pregunta con cierto temor.

 

"Se te otorgara la vida que deseas, tienes nuestra palabra."

 

-- Entonces, si así esta escrito, así será. - Sonrie cálido y dulce - Una cosa más, mis amigos, mi familia, Atem, ¿Ellos están presentes aquí?

 

"…Ese es otro pequeño detalle que debes saber…"

 

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

 

Se colgó al cuello la pequeña pirámide de oro, usando un hilo algo grueso. Acaricia suavemente los detalles del objeto sonriendo complacido, estaba decidido a llevarselo a ese estúpido internado a donde lo arrastraban.

 

-- ¿Que te parece Marik, queda genial no crees? -Le pregunta animado, mirando tras suyo.-

 

-- ¿No te parece un poco "extra"? - Le pregunta con cierta burla, alzando una ceja.- Osea, esa cosa la puede usar 50-Cent y aun así le quedaria extraño.

 

-- Bah, igual es genial y me lo llevare. - Vuelve la vista al espejo.- Además es un regalo de mi padre, tal vez me ayude a mantenerme cuerdo en ese lugar.

 

-- No es un psiquiatrico Atem. - Bufa un poco levantándose de su cama.- Ire a ver si el almuerzo esta listo.

 

-- Me traes mi plato por favor. - Dice mientras se acomoda su flequillo frente al espejo.

 

-- ¿Hasta cuando estaras molesto con Ishizu mocoso? - Abre la puerta y le observa desde el marco.

 

-- Hasta que yo decida que ya no estoy molesto. - Marik ríe en voz baja y simplemente de va cerrando la puerta, si se es faraón una vez, se es para siempre.- Hum… - Se queda viendo su reflejo, no es como algo estuviera fuera de lugar (ni siquiera con el aparatozo objeto de oro de casi dos kilos que colgaba de su cuello), era una costumbre que a veces, contemplara su reflejo.

 

No, no era por narcisismo.

 

Era algo mas profundo que eso, algo que èl no podía poner en palabras simples. Se quedaba viendo su rostro, cuando era mas pequeño (a eso de los 6 o 8 años) se imaginaba a si mismo con ojos violetas, con la piel mas clara.

 

Su padre, sino mal recuerda, le dijo que por esa misma edad tenia un "amigo imaginario", que en palabras del mismo Atem era "Un niño muy parecido a mí, pero de ojos amatistas y mucho mas pequeñito"

 

Obvio, al crecer dejo esas ideas.

 

Bueno, no del todo, por que habían dias como hoy, que al ver su reflejo causaba en el una mezcla de emociones extrañas, entre ellas la constante sensación que estaba "incompleto"

 

Que algo faltaba en su reflejo o mejor dicho, que algo "le faltaba" a si mismo.

 

-- Ah. - Sacude su cabeza frustrado, suspira y se tira en su cama hundiendo el rostro en su almohada. - Mejor me duermo, estoy pensando estupideces por la falta de comida. - Murmura, cierra de a poco sus ojos aferrándose a su almohada.

 

Al dormir, regreso a sus recuerdos de infancia. Podemos ver a un pequeño Atem de unos seis años de edad que jugaba inocentemente con sus autos y muñecos. El fue un niño mimado, tenia todo su cuarto lleno de juguetes, juegos de mesa y figuras de acción.

 

-- "Y este es mi muñeco favorito!" - Dice el pequeño, alzando una figura de acción.- "Es un super héroe, usa una capa muy cool y tiene poderes muy wow" - Da un pequeño saltito levantándose, aparentemente estaba solo en el cuarto, pero aun asi conversaba muy animado. - "¿Cual es tu juguete favorito?"

 

Hubo silencio, luego el pequeño Atem se ríe suave.

 

-- "¿Mi osito de felpa?, se nota que eres muy pequeño." - Dice entre risas tomando al susodicho peluche.- "Pero esta bien, creo que eso es genial también." - El infante acerca al peluche, a lo que le estaba hablando y no era otra cosa, que a su propio espejo.- "Teddy, el es mi amigo, se educado y dale tu mano."

 

El pequeño hace que la patita de felpa se frote contra el espejo.

 

-- "Papi dice…" - Murmura, dudando un poco.- "Papi me dice que eres un amigo que mi mente creo. " - Hace un pequeño puchero.- "¿No es verdad o si…?"

 

--… - En el espejo, solo se veía el reflejo de Atem. Pero por un segundo, puede verse a un niño parado del otro lado, que aunque parecido, tenia sutiles diferencias, como la piel mas palida y los ojos amatistas, además de verse mas joven. Éste pequeño presiona su manita contra el cristal.

 

"No, no es verdad Atem-chan"

 

"… Yo soy tan real como tú … "

 

-- ¡Agh! - Se despierta en un pequeño gasp, se sienta y respira a grandes bocanadas. Se queda viendo sus manos un momento, un poco confundido y alterado. - ¿Qué…?

 

-- Atem. - Marik le llama, estaba parado bajo el marco de la puerta de nuevo.- No es hora de dormir, baja hay que almorzar.

 

-- Ah, s-si, perdón. - Ríe algo nervioso, levantandose de la cama de un salto, tratando de alejar de su mente ese extraño sueño.

 

Y a ese niño de ojos amatistas.

 

 


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