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La sombra del pasado por darkwinter

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La puerta comenzaba a cerrarse, Atem caminaba entrando al umbral de luz pero un escalofrió lo hizo detenerse y mirar atrás, Yugi le sonreía con lágrimas deslizándose por sus mejillas, sin embargo, detrás de él había una silueta, lo supo en ese momento y trato de ir de vuelta con los demás, por desgracia la puerta se cerró antes de conseguirlo.

“Yami”- fue lo último que cruzo su mente ante de que la puerta se cerrase.

Dos años después………..

Hay estaba, acostado sobre el piso con un dolor punzante en el pecho, lloraba, sentía miedo, tristeza, no podía moverse, solo bajar la vista para ver una espada enterrada en su pecho, su visión empezaba a nublarse siendo incapaz de distinguir el responsable de eso, quien se hallaba enfrente suyo, despertó cubierto en sudor, con la respiración agitada y como las veces pasadas por el rabillo del ojo vio esa silueta ir a esconderse a la sombra debajo de la ventana, siempre al tener esa pesadilla esa sombra se escondía, al principio creyó que era producto de la misma pesadilla y conforme la situación se repetía ya no parecía ser un efecto secundario de un mal sueño, ya había intentado de todo, incienso, agua bendita, incluso había intentado hablar con eso sin ningún éxito.

Se acomodó permitiéndose volver a dormir, para su suerte la pesadilla solo la tenía una vez por noche. Atem caminaba por los pasillos del palacio decidido, volvería al mundo mortal, no podía quedarse ahora sabiendo que sus sospechas eran ciertas, debía volver, pero con un cuerpo físico, de eso Mahad, Mana y Seth se harían cargo.

-¿Esta seguro, majestad?, una vez hecho no podrá regresar- Atem bajo la cabeza, lo sabía, aun así, su preocupación era mayor, debía ir con Yugi y protegerlo de ese ser de tinieblas.

-Lo sé, pero con Yami hay no puedo dejar solo a Yugi- determinado entro al círculo mágico el cual le permitirá volver.

-Incluso ahora Zorc nos sigue causando problemas-comento Seth con disgusto.

El ritual inicio, los tres recitaban un cantico mientras Atem permanecía en el centro, el circulo comenzó a irradiar una luz cada vez más fuerte cubriendo completamente al faraón.

-Adiós- murmuro con cierta tristeza, no los volvería, sino hasta concluir su vida como todo los humanos.

Se terminó de poner la piyama listo para acostar, tenía el presentimiento de al dormir volvería a tener ese mal sueño. Despertó exaltado y al girar sobre la cama la vio claramente la silueta saltando contra ella, fue por instinto;  al momento de tocarla esta se detuvo, el ojiamatista estaba boca abierto la silueta tenía un contorno similar a su sombra, antes de poder reaccionar esta se abalanzo sobre él, cerró los ojos esperando lo peor abriéndolos al sentir presión sobre sus labios, de pronto, la sombra lo tomo de la nuca profundizando el beso, Yugi no tuvo la oportunidad de forcejear contra la intromisión, la lengua ajena exploraba su boca dejándolo casi sin aliento al soltarlo para separarse, al hacerlo la sombra empezó a transformarse en una imagen idéntica a Atem solo por unos detalles, su piel era blanca, los rizos dorados que cubrían los lados de su rostro y sobre so cabello azabache tenían ondulaciones.

-¿Quién….eres?- pregunto tratando de procesar todo lo ocurrido, el contrario solo le rodeo el cuello con los brazos sonriéndole.

-Yami- respondió antes de caer inconsciente.  Yugi no tenía ni idea de nada lo ocurrido, con cuidado tomo el cuerpo de Yami  recostándolo con cuidado sobre la cama para percatarse de una cosa, no llevaba ropa, se apresuró de taparlo  con las sabanas. Lentamente abrió los ojos, se estiro listo para levantarse dándose cuenta del segundo cuerpo a lado suyo y recordando todo de la noche pasada, después de acostar a Yami se la paso dando vueltas en el cuarto, al final se quedó dormido en el piso.

-Buenos días-  un susurro lo saco de sus pensamientos, se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con Yami quien lo sonreía coquetamente.

-Te quedaste dormido en el piso, te subí a la cama, ¿te daba pena compartir la cama con una persona desnuda?- el ojiamatista grito retrocediendo cayendo al piso.

-Tu….¡¿quién eres?!- exclamo a apuntándolo con el dedo.

-Ya te lo dije, me llamo Yami.

-No tu nombre, ¿Por qué eras una sombra y ahora te pareces a……

Hizo una pausa al recordar Atem, el duelo ceremonial, su despedida.

-¿A quién?- pregunto Yami con el ceño fruncido, lucia molesto tratando de calmarse.

-Esas pesadillas ¿tú las provocabas?- Yami hizo un puchero levantándose de la cama dirigiéndose al armario abriéndolo y sacándola ropa.

-¿Dónde está tu uniforme?

-¿Ya has estado aquí antes?

-Olvídalo ya lo encontré

Ignorando completamente a Yugi se vistió saliendo de la habitación para acto seguido volver tomarlo de la muñeca e intentar conducirlo  al pasillo.

-Vamos, quita esa cara, tengo hambre- se dirigían a las escaleras cuando Yugi se detuvo en seco.

-Espera, mi abuelo- Yami no pareció escucharlo, siguiendo bajando las escaleras tomando camino a  la cocina. Justo como lo temía su abuelo se encontraba en la cocina, dio la media vuelta topándose con el par.

-Hola- lo saludo casual el ojicarmin, el abuelo al verlo soltó en plato entre sus manos.

-A….Atem- se encontraba en shock, las manos le temblaban.

-No soy Atem, soy Yami-dijo en un tono molesto, soltando al contrario dirigiéndose al adulto mayor.

-Estoy aquí para cuidar a Yugi por el resto de su vida- el mencionado abrió los ojos como latos ante aquellas palabras. El desayuno transcurrió tranquilamente, el problema seria contarles a sus amigos sobre Yami, aun si lo ocultaba tarde o temprano se darían cuenta, inclusive Kaiba se daría cuenta.

-“¿Qué voy a hacer?”-pensó recargado contra la pared afuera de la tienda, mirando el cielo.

-“¿Qué estarás haciendo ahora, Atem?”- con cierta nostalgia volvió a entrar a la tienda topándose con Yami quien lucía emocionado.

-Salgamos a pasear-no tuvo tiempo de protestar cuando ya se hallaba fuera de la tienda siendo tirado por el brazo.

La noche cayo, Ishizu acomodaba unos libros en la estantería, inmersa en sus pensamientos no se percato de la presencia detrás de ella.

-Ishizu- giro rápidamente al escuchar esa voz familiar.

-Faraon……pero……¿Qué hace aquí?- no lo podía creer, Atem yacía de pie frente a ella, no como un espíritu, si no como un humano vivo.

-No hay tiempo, necesito de tu ayuda.


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