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61. Kim Jun.K (07) por dayanstyle

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Jun.K Kim hacía rugir su brillante motocicleta negra al entrar en el pueblo, sintiendo arder en su bolsillo trasero la tarjeta de visita que le dio hace meses Kim Jongin. Había cumplido su tiempo en la cárcel por su participación en el boxeo ilegal a puño limpio.

Ahora que era un hombre libre, Jun.K quería más que nada volver a empezar. Sólo esperaba como el infierno que el hombre que le había dado esa tarjeta de visita fuera sincero.

Jun.K era libre de ir a donde quisiera para hacer una nueva vida y rezaba para que la Villa Kim fuera ese lugar. Jun.K bajó la velocidad viendo el pintoresco pueblo. El lugar no era nada como lo había imaginado. Jun.K había esperado un pequeño pueblo con pocos negocios. En cambio, pequeñas tiendas y restaurantes se alineaban en las aceras, y los clientes que entraban y salían salpicaban las calles.

Parecía un lugar que uno encuentra en una de esas revistas que hay en la oficina del doctor. No parecía real. Tenía que haber algo sospechoso. Él había sido un jodido bastardo toda su vida y había tomado cada oportunidad que pudo, sin importar a quién pisaba para llegar a donde tenía que llegar.

Un momento de debilidad en una cárcel de la ciudad y ahora Jun.K se encontraba en este pequeño pintoresco pueblo. En cierto modo, le recordaba una especie de cuento de hadas. Jun.K se había criado en los barrios pobres, y no había sacado nada bueno en eso. Pero este lugar parecía que no fue tocado por las dificultades de la vida. Lo cruzó y se dirigió hacia una carretera a la dirección impresa en la tarjeta. Jun.K no sabía qué esperar, y seguía sin saber si estaba haciendo el movimiento correcto. Odiaba el boxeo, pero pagaba bien. No tenía ni idea de lo que iba a hacer aquí. No tenía lo que la gente consideraría habilidades legales. Su talento se inclinaba más hacia el uso de sus músculos o saber cómo estafar a alguien.

Así se había criado y Jun.K nunca había estado avergonzado de cómo se mantenía. Hizo lo que tenía que hacer, nada más y nada menos.

Llegando a la dirección, Jun.K se encontró frente a lo que parecía ser un nuevo portón negro, brillante. La maldita cosa parecía que acababa de ser instalada, el cemento aún estaba húmedo. Vio una caja de interfono montada en el lado de la puerta. Jun.K pasó la pierna por encima de su moto y se acercó al portón y pulso el botón.

—¿Puedo ayudarte? —dijo una voz desde el otro lado.

 

—Estoy aquí para ver a Kim Jongin. —Los ojos de Jun.K parpadearon cuando vio una cámara montada sobre la caja de intercomunicación, la luz roja parpadeante. ¿Quién infiernos era ese tipo Jongin? ¿Qué tan importante era que vivía detrás de una puerta de hierro forjado?

—¿Y tú eres?

 

Jun.K quería a decir que era alguien que estaba irritado como el infierno, pero en lugar de eso dijo su nombre. — Kim Junsu —Se sintió estúpido como el infierno al hablar con una caja mecánica.

—En un momento, señor Kim.

 

Jun.K vio la cámara, preguntándose si debía montar un espectáculo. Se sentía como si fuera el centro de atención. ¿Por qué no darle un memorable recuerdo? Pero antes de que pudiera llegar a hacer algo para impresionar a quien estuviera viendo, las puertas comenzaron a abrirse.

 

Caminando de regreso a su moto, Jun.K pasó por encima de la grava al entrar. «¡Qué lugar tan ostentoso!» Quizás después de todo venir aquí no había sido tan mala idea. No tenía ni idea de cómo Jongin le iba a pagar, pero compartir parte de esta riqueza sería un comienzo.

Justo cuando estacionó su moto y desmontó, la puerta se abrió. Vio el gran tamaño del hombre que estaba allí y se quedó impresionado. Jun.K rara vez se topaba con alguien que le hacía pensar dos veces.

Jongin era la única persona que Jun.K inmediatamente no había estado pensando en estafar cuando se conocieron. Puede que sea un superviviente, pero él no era estúpido. Reconocía un digno oponente cuando lo veía, y ego a un lado, Jun.K sabía que Jongin podría sin duda hacerlo trabajar por su dinero y probablemente ganar.

Cuando Jun.K caminó hacia la puerta, Jongin cruzó los brazos sobre su amplio pecho y se apoyó contra el marco. —Veo que has venido a cobrar la deuda.

Jun.K sacó la tarjeta de visita del bolsillo y se la entregó a Jongin. —Hice bien mi parte del trato. Mantuve a los chicos a salvo.

Dejó caer el brazo cuando Jongin no tomó la tarjeta. Comenzó a preguntarse si tal vez había jugado mal. El hombre se quedó allí de pie, con los ojos de color gris claro evaluando a Jun.K, haciéndole sentir como si no estuviera a la altura.

Eso estaba haciendo a Jun.K enojar. ¿Quién infiernos se creía este hombre rico que era? Él no era mejor que Jun.K. Ambos se ponían los pantalones de la misma manera y sangraban del mismo color. Jongin podría tener un montón de dinero, pero eso no lo hacía mejor que Jun.K.

 

Justo cuando levantó el brazo para lanzarle la tarjeta a Jongin y alejarse, el lado de la boca del hombre se inclinó en una sonrisa. —Tuve un sueño sobre ti.

La frente de Jun.K se arrugó, preguntándose a dónde Jongin iba con eso. Estaba empezando a tener un mal presentimiento. ¿Qué clase de casa manejaba este hombre? Por primera vez desde que era un adolescente torpe y no podía defenderse, Jun.K dio un paso atrás.

Jongin frunció el ceño. —No ese tipo de sueño.

 

—Mira —Jun.K dijo mientras guardaba la tarjeta en el bolsillo—, teníamos un acuerdo y yo lo hice bien. Te pedí que me dieras algo que pagara mejor que el boxeo y aceptaste. No sé nada de esta mierda de sueño, pero he venido aquí de buena fe.

—Has venido aquí para hacer dinero —dijo Jongin, marcando las intenciones de Jun.K—. Has venido aquí para ver a quién puedes estafar y cuánto provecho puedes obtener, así que corta toda esa mierda y mantente en la realidad.

Jun.K nunca había conocido a alguien en su vida que lo evaluara tan rápidamente y con tanta precisión. Era casi como si el hombre pudiera ver justo dentro de él. Era una sensación extraña, que hacía que Jun.K se sintiera muy incómodo, y odiaba sentirse incómodo. —¿Vas a mantener el trato o qué?

—Vamos, entra.

 

«Dijo la araña a la mosca».

 

Dudando de estar haciendo lo correcto, Jun.K miraba fijamente a Jongin mientras cruzaba el umbral. Su atención pronto se desvió cuando sus ojos recorrieron el vestíbulo. En su mente, Jun.K dio un silbido.

El lugar era hermoso.

 

Jongin señaló un cuarto a la izquierda. —Espera en el estudio, ya regreso.

A Jun.K no le gustaba que le dijeran qué hacer, pero hizo lo que Jongin le pidió. Girando a la izquierda, Jun.K entró en el cuarto indicado. Vio de inmediato la mesa de billar y se preguntó a quién podría estafar.

No, eso no estaba bien. Él no estaba allí para eso. Jun.K estaba allí para cobrar una deuda. Aunque nunca dejaba pasar la oportunidad de hacer dinero rápido, sabía que engañar a la familia de Jongin sería un movimiento idiota.

Jun.K dejó que sus dedos rozaran el fieltro verde mientras sus ojos recorrían el resto del cuarto. ¿Cómo hubiera sido crecer en un lugar como este? No podía recordar un momento en que no tuviera que estafar para sobrevivir. Los que vivían aquí no tenían ni idea de lo afortunados que eran.

—Ven conmigo.

 

Jun.K se giró para ver a Jongin de pie junto a la puerta. Siguió al hombre a través del vestíbulo y luego por el pasillo. Terminaron en una oficina muy elegante, con un gran escritorio que parecía que costaba una fortuna y estantes del suelo al techo.

Jongin señaló hacia un sofá negro. —Toma asiento.

 

Jun.K se sentó y vio a Jongin rodear el escritorio, tomar asiento y subir las botas en el escritorio. Parecía extraño como el infierno ver a un tipo que parecía el líder de una banda de motoristas fuera de la ley sentado detrás de un escritorio caro.

 

Esta casa, los muebles, y el lujo hacían que Jun.K pensara que el dueño debería verse más como un yuppie, millonario playboy, definitivamente no... como Jongin.

—Te di mi palabra y eso no es algo que hago a la ligera. Cuidaste de lo mío cuando yo no podía. —La expresión de Jongin estaba llena de irritación, como si la idea de no ser capaz de cuidar lo que era suyo le irritara—. Tengo una propuesta de negocios para ti.

Jun.K no estaba seguro de qué esperar cuando vino a la Villa Kim. Ni siquiera estaba seguro de cómo Jongin le iba a pagar. Todo tipo de escenarios había pasado por su mente, pero una propuesta de negocio no fue uno de ellos. Claro, había pedido algo que pagara más que el boxeo, así que no estaba seguro de por qué la frase “propuesta de negocios” le sorprendía. —Adelante.

El hombre se frotó  el labio inferior, evaluando de nuevo a Jun.K. Hacía mucho tiempo que Jun.K no se sentía inquieto al estar bajo el escrutinio de alguien. Deseaba que el hombre solo lo escupiera. No le gustaba sentirse como si estuviera sentado aquí esperando ser juzgado.

—Tengo un buen número de empresas en el pueblo.

 

—Espera. —Jun.K levantó la mano—. No he venido aquí para hacer un trabajo de salario mínimo. Aunque no me guste el boxeo, el dinero era muy bueno. Te pedí que me encontraras algo que pagara mejor que el boxeo.

—¿Has terminado? —Jongin entrelazó los dedos de sus manos y luego las puso contra su abdomen—. Como decía, soy dueño de un buen número de negocios en el pueblo. A cambio de mantener a salvo a mi gente, estoy dispuesto a darte uno de esos negocios.

Jun.K no sabía ni qué pensar. ¿Qué jodidos sabía de manejar un negocio? Nada. Eso no era lo que tenía en mente cuando hizo el trato con Jongin. Ser propietario de un negocio significa que Jun.K estaría atascado a este pequeño pueblo. — No.

Una ceja negra comenzó a elevarse lentamente en la frente de Jongin y una vez más Jun.K se sintió inquieto. Ese sentimiento lo hizo enojar al extremo. Por primera vez en la vida de Jun.K, estaba listo para dejar una deuda que alguien le debía. La idea de él con un negocio era absurda.

En el fondo de su mente, Jun.K sinceramente esperaba que Jongin solo le pagara una gran suma de dinero en efectivo. Eso hubiera estado bien para él. A pesar de cómo se veía la noche que hicieron el trato, Jun.K sabía que Jongin apestaba a dinero. Pensó que quizás el hombre le daría su propio equipo deportivo, o algo más valioso que una empresa en un pequeño pueblo.

Jun.K giró la mirada hacia la puerta de la oficina cuando se abrió.

—Seung Hyun dijo que querías verme. —Un hombre entró y Jun.K estuvo malditamente cerca de tragarse la lengua ante el tamaño del hombre. Grandes dioses y diosas, ¿había incluso visto a alguien construido como un maldito tren de carga? El hombre era tan impresionante que Jun.K no podía dejar de mirarlo.

Si este hombre hubiera entrado en el boxeo sin guantes, Le hubiera arrancado el título a Jun.K de las manos. El hombre vestía jeans y una camiseta sin mangas, mostrando todos los malditamente impresionantes músculos que poseía.

La mente de Jun.K comenzó a trabajar horas extras. Estaba cansado del boxeo, cansado de que su cabeza fuera golpeada. Pero ¿quién iba a decir que no podía convertirse en   promotor?

Quien fuera este hombre que acababa de entrar en la oficina de Jongin, sería el hombre perfecto para empezar.

—Quiero que le muestres al señor Jun.K Kim una de nuestras habitaciones, Taecyeon —Jongin dijo mientras señalaba con la cabeza hacía Jun.K—. Se quedará con nosotros hasta que decida si quiere o no aceptar mi propuesta de negocio.

Jun.K no estaba seguro de por qué Taecyeon se sonrojó profundamente cuando lo miró. Quizás el hombre no estaba acostumbrado a los extraños. Iba a tener que superar esa timidez si iba a entrar en el boxeo. No había lugar en ese mundo para los ingenuos ni los tímidos.

—Y, Taecyeon —Jongin continúo—, no te olvides de nuestra pequeña charla. No salgas de la casa, bajo ninguna circunstancia.

No estaba seguro de si Jongin podía leer su mente, pero el hombre giró los ojos hacia Jun.K, como si supiera lo que Jun.K estaba pasando en el interior de su cabeza.

—Le juré a Jong Hoon que iba a hacer todo lo que me pidieras, Jongin —dijo Taecyeon, su expresión llena de frustración—. Siempre cumplo mis promesas.

Jongin palmeó el hombro de Taecyeon. —Y has estado haciendo un buen progreso, amigo.

Jun.K no estaba seguro de lo que estaban hablando y honestamente no le importaba. Había venido aquí para cobrar una deuda, nada más y nada menos. Pero mientras miraba a Taecyeon, Jun.K estaba empezando a preguntarse si quizás hablar con Taecyeon sobre salir y entrar en el boxeo no sería más rentable que cualquier cosa que Jongin le estuviera ofreciendo.

—Taecyeon te mostrará tu habitación —dijo Jongin girándose y mirando fijo a Jun.K—. Está bajo mi protección, recuerda eso.

 

La advertencia fue fuerte y clara. De alguna manera Jongin sabía lo que Jun.K había estado planeando y le decía a Jun.K en términos muy claros que no se lo permitiría. No estaba seguro de cómo el hombre lo sabía, pero ¿estaba Jun.K dispuesto a ir contra el hombre?

No realmente. De nuevo, había muy pocas personas de las que Jun.K pensaría dos veces antes de tratar de estafar y Jongin estaba en la cima de la lista de personas de quienes mantenerse alejado. —Alto y claro —dijo Jun.K mientras salía de la oficina.

Mientras él y Taecyeon caminaban por el pasillo, Jun.K se dio cuenta de cómo el hombre seguía robándole miradas furtivas. — Está bien, gran hombre, ¿cuál es tu problema?

Jun.K se confundió cuando Taecyeon se sonrojó de nuevo. — Eres mi pareja.

«¿Tu qué?» Jun.K lentamente se detuvo. Si él pensaba que estaba confundido acerca de por qué Taecyeon se sonrojaba, eso no era nada comparado con la declaración del hombre. ¿De qué exactamente hablaba este tipo? ¿Qué diablos era una pareja?

—Sí, está bien. —«Lo que sea».No tenía ni idea de lo que estaba hablando Taecyeon así que empujó el pensamiento al final de su mente mientras caminaban por el largo pasillo. ¿Cuántas habitaciones habría en este lugar? Se sentía como que había estado caminando por siempre cuando Taecyeon se detuvo.

—Esta será tu habitación —Taecyeon dijo mientras abría la puerta. Los ojos azul claro del individuo parpadearon sobre la cara de Jun.K antes de que entrara hacia el dormitorio. Jun.K lo miró con extrañeza y entonces entró.

 

La habitación combinaba con la mansión, elegante y costosamente decorada. Parecía que Jongin no reparó en gastos, ni siquiera en las habitaciones de los huéspedes. Su idea de convertirse en un promotor fue cortada en su etapa neófita, la oferta de ser dueño de un negocio estaba empezando a verse mejor y mejor.

Jun.K no estaba acostumbrado a permanecer en un lugar por mucho tiempo, pero quizás le daría a la Villa Kim la oportunidad de intentarlo. Por lo que había visto el pueblo no estaba tan mal. Cuando había hecho el acuerdo con Jongin, Jun.K había estado buscando cambiar su vida. Pero ahora que la oportunidad estaba a sus pies, el cambio era un poco intimidante.

Toda su vida, Jun.K había luchado por todo lo que poseía. Estaba acostumbrado a tratar con personajes turbios, indignos de confianza, y desagradables. Esta escena totalmente  era muy extraña para él.

—¿Necesitas algo?

 

Jun.K se giró, había olvidado que Taecyeon estaba de pie en la puerta. Aún no podía entender por qué el chico se sonrojaba como una nueva novia y le robaba miradas. Aunque Taecyeon estaba construido como una casa de ladrillo, Quizás estaba impresionado con el físico de Jun.K. Después de todo, se había esforzado para mantenerse en forma.

¿Por qué el hombre no podía admirar su impresionante musculatura? —No, estoy bien.

Pero Taecyeon no se fue. Se quedó en el umbral. Jun.K supuso que tendría que darle una propina. Deslizó la mano en el bolsillo delantero y sacó un billete de cinco dólares. Se lo entregó a Taecyeon. —Gracias.

 

Las cejas castañas de Taecyeon cayeron pesadamente.    —¿Qué es esto?

Jun.K se encogió de hombros. —Por tu servicio. —Movió el dinero hacia Taecyeon, esperando que el hombre lo tomara y saliera.

—¿Estás tratando de pagarme por…? —Taecyeon parecía agitarse mientras las aletas de su nariz se movían y su mandíbula se convertía en granito—. ¿Sexo?

Jun.K miró el dinero en la mano y luego de nuevo a Taecyeon.

 

—¿Con cinco dólares? —¿Hablaba en serio este tipo? Jun.K nunca había pagado por sexo en su vida, y definitivamente no a un hombre. No estaba seguro de qué infiernos estaba pensando este hombre, pero estaba listo para patear a Taecyeon fuera de su habitación.

—Entonces, ¿qué quieres decir con “por tus servicios”? — preguntó Taecyeon.

 

Jun.K agitó una mano hacia Taecyeon. —Bueno, estás allí de pie como si estuviera esperando que te pagara por traerme a la habitación. Pensé que esperabas una propina.

Las palabras de Jun.K parecieron irritar a Taecyeon aún más. El hombre se tensó visiblemente mientras sus manos se cerraban en puños. Jun.K tensó su cuerpo, reconociendo cuando un hombre estaba a punto de atacar.

—No quieres hacer eso —advirtió Jun.K—. Soy campeón de boxeo a puño limpio.

La tensión parecía escurrirse de Taecyeon mientras confundido miraba a Jun.K. —¿Hacer qué?

—Atacarme.

 

—¿Por qué piensas que quiero atacarte?

 

—¿Cuál es tu problema? —Jun.K preguntó mientras relajaba sus músculos.

Taecyeon estaba confundiéndolo cada vez más. El hombre no se iba. No quería una propina. Parecía que estaba a punto de atacar, pero se ofendió cuando Jun.K le dijo eso. Estaba causándole un maldito dolor de cabeza tratar de entender al hombre.

—Ya te lo dije —dijo Taecyeon—. Eres mi pareja.

 

Jun.K sentía como que estaba persiguiendo su maldita cola. Estaba cansado de tratar de descifrar qué infiernos quería este hombre. —Bien. Te creeré. ¿Qué es una pareja?

Taecyeon miró a Jun.K como si él debiera saber la respuesta.

 

—El destino te eligió para mí.

 

Jun.K saltó hacia atrás, lanzando sus manos en el aire, con las palmas hacia fuera.

—Wow, no, amigo. No creo que estés cocinando con toda la tira de tocino. No le pertenezco a nadie.

—Eres mi pareja —Taecyeon repitió con un poco más de fuerza esta vez—. Puedo sentir el vínculo que ya se forma entre nosotros.

Este tipo tenía algunos graves problemas de apego. Lo único que Jun.K sentía era gran confusión. El tipo era bastante grande y le costaría un gran esfuerzo derribarlo. Jun.K recordó la advertencia de Jongin y sabía que si lastimaba a Taecyeon, le haría pagar un infierno. Quizás Taecyeon era el primo loco del que nadie hablaba.

—Te diré algo, voy a fingir que soy tu pareja si te vas y cierras la puerta al salir.

—¿Fingir? —Taecyeon dijo mientras daba un paso adelante—.¿Qué infiernos quieres decir con fingir?

 

El dolor de cabeza de Jun.K se disparó directamente a una migraña. Iba a tener una charla con Jongin sobre enviarlo a algún lugar cerca de Taecyeon. El hombre estaba más loco que una cabra. El tipo todavía se veía como si estuviera a punto de atacar a Jun.K. Su cuerpo se tensó de nuevo a la espera mientras señalaba la puerta del dormitorio. —Sólo sal —dijo con frustración.

Los puños de Taecyeon se cerraron y luego su cara cayó, viéndose como si alguien le hubiera dado una patada en el  estómago. —¿Quieres que me vaya?

Jun.K estaba a cinco segundos de caminar hacia la pared y golpearse la cabeza en ella. Sabía que estaba pagando por todos las jodidas cosas que había hecho en su vida. Alguien allá arriba estaba teniendo una buena maldita risa en estos momentos. —Sí —dijo lentamente, haciendo todo lo posible para mantener su temperamento bajo control.

—Pero se supone que estamos unidos —dijo Taecyeon mientras cerraba la puerta del dormitorio, el sonrojo de nuevo en sus mejillas.

—¿Estás tratando de tener sexo conmigo? —Jun.K preguntó con incredulidad—. ¿Qué clase de lugar tiene Jongin? —Dio unos pasos hacia atrás cuando vio a Taecyeon pasar la mano por la cabeza, con agitación.

—No estoy tratando de tener sexo contigo —se defendió Taecyeon—. Sólo estoy tratando de enlazarme contigo.

—¿No es lo mismo?

—No. Sí.

—Bueno, ¿cuál es? —preguntó Jun.K, preguntándose por qué quería sonreír ante la confusión del hombre. El lado de  su boca se torció, pero Jun.K se obligó a no sonreír—. ¿Quieres mi cuerpo o no? —Estaba burlándose del hombre y lo sabía.   Pero ¿cuándo fue la última vez que Jun.K había encontrado a alguien que parecía que podía luchar con un oso y ganar, ruborizándose como una colegiala?

Nunca.

 

Se dio cuenta de que Taecyeon era extremadamente tímido. Podía decirlo por las mejillas de color rojo rubí y la forma en que Taecyeon no lo miraba. ¿Qué infiernos? Jun.K sin duda creía en la lujuria a primera vista, pero la timidez nunca había sido parte de la misma.

—Sí.

 

Jun.K estaba un poco confundido por la respuesta de Taecyeon. Había olvidado lo que le había preguntado. —¿Sí qué?

Taecyeon frunció el ceño. —No voy a llamarte señor. Puedes olvidarte de eso.

Jun.K no pudo evitarlo. No había manera de que pudiera evitar reír. Esto era tan extraño, algo tan fuera de lo común de una conversación normal que no había nada más que hacer que reír.

—¿Por qué te estás riendo de mí? —preguntó Taecyeon, dando un paso amenazante hacia adelante.

Jun.K levantó una mano. —Porque me siento como si hubiera entrado en La Dimensión Desconocida. Nunca en mi vida he tenido una más confusa conversación. Me gustas, Taecyeon. Definitivamente eres... diferente.

Taecyeon pasó la mano por la parte de atrás de su cuello. — ¿Eso es bueno?

 

Jun.K colocó su brazo sobre el hombro de Taecyeon, aun riéndose suavemente.

—Mi hombre, es refrescante por decir lo menos —Jun.K retiró rápidamente el brazo cuando Taecyeon se apoyó en él.

¿Cómo infiernos había olvidado todo eso de pareja?

 —Entonces, ¿eso significa que vamos a enlazarnos?

 

«Oh, chico».

 

continuara....

 

 

 


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