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TU LUZ ME HACE BRILLAR por KeepKhanAndKlingOn

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Un largo camino


 


                                     Se imaginó encendiendo un cigarrillo y aspirando una profunda calada de humo. Peter no fumaba, nunca lo había hecho, pero era lo que había visto en las películas cuando, después del sexo, los protagonistas se echan un pitillo para terminar de relajarse. Por otro lado, estaba ya bastante relajado, la verdad. El último orgasmo le había llevado al puto paraíso. Sintió el cansancio en cada músculo de su cuerpo y, aunque notaba las caricias y los besos, no podía responder. El abrazo que le envolvía era tan cálido, tan tierno y dulce, tan... ¿protector? Sí, eso era. Se sentía amado y protegido, confortado y muy a gusto allí, tanto que se durmió entre los brazos del otro sin preocuparse por nada más que descansar.


   - Peter... - El susurro quebró el silencio de la noche, apenas perturbado por el sonido de dos respiraciones que regresaban a la calma tras la turbulenta tempestad. - Jeg elsker deg.


Pero Peter estaba ya en el mundo de los sueños, no podía oírle. De haberlo escuchado tampoco lo habría entendido, no sabía una palabra de noruego. Dormía resoplando ligeramente con una preciosa sonrisa muda entre los labios.


Él no podía dormir, tenía demasiadas cosas en la cabeza. Atrás quedó la batalla que se acababa de librar entre las sábanas, una lucha no ya por la supremacía sino por la supervivencia, porque en algún momento de aquella mágica noche ambos comprendieron que se necesitaban el uno al otro para seguir adelante. La vida había sido demasiado cruel arrebatándoles todo aquello que habían amado alguna vez. ¿Todo? Le miraba apoyado sobre su propio brazo en la cama, juraría que una diminuta pompa de saliva acababa de asomar entre aquellos deliciosos labios.


Loki, Odin y Frigga, toda su familia había muerto. Asgard desapareció tras el Ragnarök y la pequeña aldea noruega de Nuevo Asgard estaría mejor bajo el mandato de Brunhilda, la valquiria que sobrevivió. No se arrepentía de haber tomado aquella decisión. De Vengador a Guardián de la Galaxia hay un largo camino, pero cruzar el espacio infinito en una nave con la compañía de aquel tipo tan curioso, medio humano y medio celestial, era lo mejor que podía haber hecho.


Se preguntó cuánto puede vivir un celestial, bueno, un medio celestial, todo el mundo sabe que los ceslestiales son inmortales; a menos que alguien, un hijo suyo por ejemplo, los mate. Quill podría llegar a ser muy pero que muy longevo. Eso estaba bien, podría amarle mil años o más. En realidad esperaba poder amarle por siempre. Sí, definitivamente era una pompita de saliva lo que brillaba entre aquellos labios. Thor sonrió y le acarició el pelo, eso hizo que Peter se estremeciera en sueños y se diese media vuelta. Ahora le daba la espalda, durmiendo de costado con las rodillas dobladas. Se acopló a él encajando como dos piezas de un puzle, suspiró y cerró los ojos para dormir.


Peter, en cambio, abrió los ojos al notar la caliente respiración del otro en su nuca. No le desagradó la sensación, de hecho ni una sola de las sorprendentes sensaciones que Thor le había proporcionado aquella noche había resultado desagradable. Bueno, tal vez cuando le sintió entrando duro e imparable, eso sí le perturbó bastante, pero enseguida pasó el dolor y un placer indescriptible se hizo dueño de todo y... Ah, sólo con recordarlo se estaba empalmando otra vez. Sonrió para sí mismo. Estiró su brazo derecho hacia atrás hasta circundar la cadera y poder acariciar la nalga desnuda del otro lado. Le tenía pegado al cuerpo, como si fueran un solo ser. Eso sí que era una sensación agradable, sentirse parte de algo más grande.


De niño huérfano abducido por unos ladrones espaciales a Guardián de la Galaxia, hay un largo camino. No lo recorrió solo, tuvo compañeros. Se acabó formando una extraña familia a su alrededor: un mapache genéticamente modificado, una mujer con antenas capaz de leer los pensamientos y manipularlos, un grandullón idiota con un sentido del humor único, un árbol parlante adolescente y... Peter sintió un escalofrío al pensar en ella: Gamora. Su Gamora había muerto. Sí, es cierto que vio a la Gamora del pasado luchar contra Thanos poniéndose del lado de su hermana Nébula al final, pero cuando todo acabó no pudieron encontrarlas. Al principio la buscó, usando la tecnología heredada de Yondu. No halló ningún rastro de ella en toda la maldita Galaxia. Tal vez se había esfumado cuando Iron Man chasqueó los dedos. De todos modos esa Gamora ni siquiera le conocía, no era su Gamora y Peter ya había llorado bastante su pérdida. Ahora estaba enamorado de un dios nórdico tuerto, no podía negarlo. Apretó la mano encerrando aquella nalga desnuda, la respuesta fue un dulce beso en su nuca.


 


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