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Infielmente enamorado por AniBecker

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La cara de desaprobación y aburrimiento de Deidara no se acercaba en lo absoluto a la de una persona que iba visitar una playa paradisíaca.


—Chicos, ¿por qué no os animáis un poco? —dijo Minato observándolos a través del espejo retrovisor mientras seguía atento a la carretera.


—Sois los primeros que se quejan de pasar las vacaciones en la playa-ttebane.


—Claro que a todo el mundo le encanta estar todo el verano en la playa —empezó a hablar Deidara.


—Pero nosotros queríamos ir precisamente con nuestros amigos-dattebayo. ¡Nos vamos a aburrir! —prosiguió Naruto.


—A saber qué es lo que ibais a hacer con los amigos por ahí, así os tenemos más controlados —ambos hermanos, molestos, siguieron observando por la ventanilla.


—Además, no venimos precisamente de vacaciones, me traéis obligado para otro asunto que tanto os interesa, sin si quiera haberme consultado si yo estaba de acuerdo con ello —siguió el mayor de los hermanos.


—Vamos, cambia esa cara, Deidara, ya verás que tampoco es tan grave —dijo Minato con voz pausada.


—¿Qué no es tan grave? —levantó un poco su voz. Se sentía indignado—. ¡Me vais a casar con alguien que ni quiero, ni conozco, ni he visto en mi vida!


—Bien sabes por qué es el motivo, ya lo hemos hablado; como hijo mayor del futuro líder del clan de los humanos, debes contraer nupcias con el hijo mayor del próximo líder tritón. Es para seguir con los lazos de paz entre humanos y tritones.


—¿Y por qué no se casaron entonces antes y no hasta ahora? —salió Naruto en la defensa de su mayor.


—Así fue también. El actual líder tritón está en matrimonio con el antiguo líder humano —agregó la información el Namikaze.


—Muy bien, ¿y por qué si tú eres el hijo del actual líder humano no te hicieron casarte con el hijo mayor del líder tritón? —trató de buscarle lógica a ese salto en dicho pacto de paz —la pelirroja soltó una pequeña risilla antes de contestar a su hijo.


—Porque los dos hijos que tuvieron, no son tritones puros.


—¿Y eso en qué influye?


—Un tritón o sirena pura, tiene la capacidad de concebir o procrear, por eso tú, como el hijo mayor, debes cumplir con el pacto de contraer matrimonio con el hijo mayor, que es tritón puro —explicó la fémina. Un resoplido por parte de su hijo mayor resonó en el auto. Por su parte, Naruto no dijo nada más, sólo se limitó a observar por la ventana hasta que llegaran a su destino.


—Venga, cuando veáis la isla, se os quitarán esas caras —los animó su padre¾, la casa de los abuelos tiene que ser muy hermosa.


Tsunade y Jiraiya, los padres de Minato, cuando éste se casó y formó su propia familia, decidieron irse a vivir a la Isla Sulani*, dónde Tsunade administraba un pequeño consultorio médico en dicha isla, especializándose en el mundo sirenéico.


El resto del viaje no se volvió a hablar, lo único que se oía era la música que sonaba por la radio.


Después de pasar por una carretera de tierra, que tenía demasiados baches y un acantilado al lado derecho que daba una sensación de vértigo, llegaron a la famosa isla dónde no sólo pasarían esos dos meses de verano, sino también, vivirían de forma permanente.


Al bajar del auto, una gran casa de dos plantas se erguía ante ellos. No era extremadamente grande, pero tampoco era pequeña. La construcción tenía el diseño de cabaña como el resto de las casas del lugar, y se encontraba en la orilla del mar, cercada por delante y con parte del terrero dando a su particular parte de playa privada.


—Menos mal que ya hemos llegado, me estoy quedando sin batería —habló Naruto moviendo su teléfono—. Bueno, cobertura al menos, sí hay.


—Aquí no hay suministro eléctrico —dijo la mujer mirando fijamente a su hijo—, no sé dónde pretendes recargar la batería-ttebane.


—¿Qué se supone que vamos a hacer sin lo básico? —ambos hermanos pusieron cara de espanto.


—Naruto, el móvil no es algo básico e imprescindible, podréis vivir sin ellos, sólo mira a tu alrededor, no hay nada más hermoso que todo este paraíso —habló Minato.


—El móvil no será importante para ti, pero sí para nosotros. ¿Recordáis que somos adolescentes? ¡Necesitamos comunicarnos y relacionarnos con amigos!


—Podéis hacer amigos aquí ¾habló tranquilamente Kushina—. Tenéis que haceros a la idea de una vez que a partir de ahora, ésta será nuestra nueva vida.


—¿Y los abuelos pueden vivir aquí sin electricidad?


—¿Sois idiotas o qué? —se oyó la voz de Tsunade saliendo de la gran cabaña—. Claro que tiene electricidad y agua, sólo tienes que darle a la llave de paso y a los fusibles —su pelirroja madre reía, ya que no esperaba que sus hijos se creyeran de verdad que no había electricidad en la isla. 


—Menos mal, ya me veía sin poder al menos escuchar música.


—No hay música más hermosa que el sonido del mar, muchacho —dijo Jiraiya al rubio menor—. Os ayudamos a instalarse.


Después de los abrazos por llevar tanto tiempo alejados, guiaron a los Uzumaki a las que serían sus nuevas habitaciones. La cabaña era lo suficientemente grande para que toda la familia viviera allí.


La cabaña contaba con seis habitaciones, dos en la primera planta y el resto en la segunda, cuatro de ellas con su baño privado. Una cocina que se abría a una gran sala y comedor, todo amueblado con decoraciones en madera, al más estilo sureño.


En la parte trasera, tenía una terraza de madera, que se anclaba en el agua del mar, dónde había una bonita zona de relax, con tumbonas, unos sofás cómodos y una mesita. Dicha terraza tenía una escalera de metal que daba justamente al mar.


—Bueno, tampoco parece tan mal, ¿no? —comentó Naruto apoyado en la barandilla, dejando que la suave brisa le golpeara en el rostro y moviera su cabello—. ¿Por qué no inspeccionamos la isla?


—¿En serio piensas que hay mucho qué ver por aquí? —suspiró el Uzumaki mayor, pero siguió a su hermano.


La isla no era pequeña, pero sí tenía pocas edificaciones y tiendas. La mayoría de las casas daban a la playa, y contaba únicamente con un hotel, que no era muy grande.


Los lugareños no vivían del turismo aunque se tratase de un lugar paradisíaco, ya que preferían que siguiera siendo un lugar íntimo y poco transitado por gente ajena a la isla, ya que existieran los tritones y sirenas aún era un tema tabú, por lo que vivían de la pesca, de las artesanías y los negocios básicos.


El verde de las palmeras y la maleza exótica hacía una buena combinación con la arena blanca y fina y el agua tan transparente que pareciera que los barquitos estaban flotando en el aire, incluso se podían ver los peces de colores en los arrecifes a través del agua.


Puentes colgantes de madera, embarcaderos, cuevas para explorar y un majestuoso e imponente volcán formaban parte de la hermosura del paisaje.


Naruto se separó de su hermano, él se había acercado a los puestos de artesanía que les habían llamado la atención, pero él quería seguir caminando por la isla buscando algo que le llamara la atención, hasta que un rico olor llegó hasta sus fosas nasales.


Olfateó y divisó unos puestos de comida, dónde compró un tazón de ramen, aunque algo diferente a los normales, éste era exclusivo del lugar.


Deidara, cuando se dio cuenta, su hermano se encontraba degustando su tan amado ramen, por lo que le avisó que él seguiría inspeccionando el lugar, confesaba que se sentía maravillado de lo bella que era la isla.


También sentía curiosidad por encontrarse con un tritón o una sirena, siempre había oído de esos seres mitológicos en libros, incluso había visto imágenes reales, pero nunca en persona, y sentía curiosidad.


Había gente en la playa, pero nadie se encontraba bañándose en el agua. Quizá quieran ser precavidos con su forma sirena. Y justo eso pareciera que así fuera, ya que alguna que otra persona lo observaban con recelo.


Ignoró las pocas miradas puestas en él, y siguió caminando hasta llegar a una pequeña cala rodeada de vegetación dónde caía una pequeña cascada.


Entre el fuerte calor que hacía, y la humedad que había en el ambiente, quiso darse un pequeño chapuzón.


Se recogió su largo cabello y se quitó los pantalones y la camiseta que portaba, y se metió al agua, que se encontraba tibia. Se mojó el rostro, y después empezó a nadar un poco, para después sumergirse.


Apenas podía abrir bien los ojos, ya que le escocían debido a la sal marina, pero aún con su poca visión, es que sus orbes zafiro pudieron captar lo más hermoso que había visto en toda su corta vida.


Nadando con unos pececillos de colores, se encontraba frente a él un tritón. Las escamas rojizas de su cola brillaban con los rayos filtrados del sol, y su largo cabello oscuro, se ondulaba con el agua, contrastando con su blanca piel.


Estaba a punto de quedarse sin oxígeno, pero no quería subir a la superficie, quería contemplar por más tiempo aquella bella obra de arte y grabarla eternamente en su retina.


En ese mismo momento, el ser mitológico miró hacia su dirección, quedándose un instante observándolo, para después, girarse y empezar a nadar con rapidez, alejándose.


—¡Espera! —gritó por inercia, consiguiendo que el poco oxígeno que le quedara se le gastara, y tragar agua al abrir la boca para hablar—. Maldición —dijo nuevamente en la superficie—. No quería que huyera, sólo quería tratar con él, no le iba a hacer nada.


Salió a la orilla y se colocó su ropa, humedeciéndola en el proceso —. Era hermoso, completamente hermoso ¾se restregó sus ojos, que les estaban empezando a picar—. Quisiera volver a verlo.


Al llegar a su casa, su familia se encontraba hablando en la terraza de madera. Los saludó y se dejó caer en una de las cómodas tumbonas. Su hermano, ya se encontraba también allí, se había olvidado por completo de él.


—Oba-chan, ¿a ti también te miran con caras extrañas en el pueblo? —cuestionó Naruto a la rubia mujer.


—Cuando llegamos por primera vez, sí. Aunque ahora sólo muy pocas personas lo hacen.


—¿Y eso por qué?


—Digamos que no les gusta la gente ajena a la isla —interrumpió Jiraiya—, tened en cuenta que no son simples humanos, se sienten precavidos al ver a gente de fuera, por lo que algunos pueden pensar que su tranquilidad podría verse afectada.


—¿Qué les pareció la isla? Es hermosa, ¿verdad?


—Lo es —contestaron ambos hermanos a la vez.


—Pues bien, es momento de que se arreglen, esta misma noche iremos a una cena con todo el clan del líder tritón —dijo Tsunade—. Procura verte espectacular para tu futuro esposo —Deidara hizo una mueca de disgusto, por un momento, se había olvidado del verdadero motivo por el que se encontraban ahí.


.


.


Nadó con toda la rapidez que su aleta podía. Se sentía nervioso y asustado, acababa de verlo nada más y nada menos que un humano. No parecía peligroso, pero tampoco debía dejarse ver tan fácilmente, o sería regañado.


Llegó hasta el terreno que pertenecía a su casa, y salió del mar, transformando así su hermosa cola de tritón por dos piernas humanas. Se acomodó su cabello y se lo estrujó un poco para quitarle el exceso de agua y, con sus pies descalzos se adentró por la puerta de atrás para encaminarse sin ser visto hasta su habitación.


Quería pasar desapercibido, pero no pudo ser. Un hombre de porte imponente apareció delante de él, tomándolo fuertemente del brazo derecho.


—Padre —susurró, ante la intimidante mirada del adulto.


—¿Se puede saber dónde estabas? ¿Otra vez saliste sin permiso?


—Sólo salí un momento.


—Te he dicho infinidad de veces que no quiero que salgas —el agarre estaba empezando a dolerle, por lo que forcejeó un poco para que su progenitor le soltara—, pero a ti sólo te gusta avergonzarnos. Y a ver si vigilas más al mocoso, estaba preguntando por ti.


—No le llames así —protestó, aunque se ganó un golpe en su mejilla por ello.


—Hay una cena importante para el clan, vete a tu habitación y no salgáis ni tú ni el mocoso de allí en toda la noche. ¿Te queda claro?


—Sí, padre.


Tal y como le habían ordenado, subió las escaleras hacia la tercera planta, dirección a la última habitación del pasillo. Al entrar, un pequeño de alrededor seis años, se lanzó a sus brazos.


—¡Al fin llegaste! ¿Dónde estabas? —cuestionó el infante—. Has tardado mucho.


—Sólo salí un momento —fue hasta el baño privado y secó su cabello con una toalla—. ¿Te has portado bien?


—¡Sí, he jugado mucho con Tobi-chan! —exclamó feliz, para después hacer un puchero—. Pero se ha tenido que ir pronto. ¿Por qué todos están de un lado a otro?


—Parece que hay esta noche una cena importante —se sentó en la cama matrimonial, y el pequeño fue hasta su lado.


—¿Cena importante? —los ojitos se opacaron de tristeza—. Nosotros no vamos, ¿verdad?


—No —le acarició los oscuros cabellos y luego lo abrazó—, pero nosotros nos quedaremos aquí jugando a lo que quieras. Eso es más divertido.


No muy convencido asintió, y fue hasta la estantería para coger un libro para que el mayor se lo leyese. Sonriéndole levemente, se acomodó mejor en el cojín sobre la alfombra para leerle nuevamente su cuento favorito.


.


.


En la planta baja todo eran nervios. El cabeza de familia organizaba los últimos detalles para que la reunión de esa noche fuera un completo éxito. La sala con los aperitivos y las copas de vino, en el comedor la cubertería y la vajilla pulcra y bien colocada sobre la majestuosa mesa de madera.


Revisó que todos los integrantes estuvieran ya presentes, divisándolos con la mirada. Su esposo y sus dos hijos con sus familias.


Era una velada importante para el clan.


El timbre de la gran casa sonó, y una de las empleadas fue a recibir a los invitados que, después de ser anunciados, pasaron a la sala.


—¡Bienvenidos! —exclamó con alegría Hashirama, haciendo que Madara le diera un codazo por tanta efusividad.


—Gracias por la invitación —dijo con cortesía Jiraiya aceptando el estrechón de manos del otro Líder.


Ambos líderes presentaron a sus respectivas familias, mientras tenían una linda velada en lo que la cena estaba lista.


Naruto no dejaba de observar al azabache que se encontraba todo el tiempo junto con un niño de cabellos oscuros, y se vio en más de una ocasión descubierto por éste, que le apartaba la mirada sonrojado.


—¿Estás seguro de esto, Fugaku? —preguntó Madara a su hijo, ya que él no estaba muy de acuerdo en lo que iban a hacer.


—No me hace gracia que mi querido hijo tenga que casarse con un desconocido, pero eso mismo te pasó a ti, ¿no es así? Es por el bien de la alianza entre clanes.


—En esta vida hay que sacrificarse por tu familia o por tu futuro —dijo pausadamente—, pero no me estoy refiriendo a eso, y lo sabes. No me gusta para nada tu decisión, nunca he estado de acuerdo, nadie está de acuerdo.


—Mínimo que voy a entregar a mi hijo a un desconocido, poner al menos una condición —el líder iba a protestar, pero justo llegó Hashirama para informar que por fin llegó el momento por el motivo que esa cena se estaba celebrando; el momento de presentar el futuro matrimonio que alargaría el tratado de alianza y paz entre humanos y tritones.


Deidara Uzumaki, primogénito del futuro líder humano, Minato Namikaze, debía contraer nupcias con Sasuke Uchiha, único hijo del futuro líder tritón, Fugaku Uchiha. 

Notas finales:

Bueno... primero explico unas cosillas: 


— La isla Sulani está basada en el mundo ficticio del disco de expansión para los Sims 4 "Vida isleña", de ahí está sacada y de mis sims me basé para hacer este fic que me rondaba por la cabeza. 


— El fruto sirenéico (que se verá en el próximo capítulo) también está sacado del juego de los Sims 4, es un fruto con el que un humano puede transformarse en tritón/sirena transformado. 


Sobre los tritones/sirenas: 


— Sólo un tritón puede embarazarse si es un tritón puro (hijo de dos tritones) o tritón transformado/no puro con el poder sirenéico. Sino, es un tritón normal. — Sólo una sirena puede embarazar (y también embarazarse) si es sirena pura (hija de dos tritones). Sino, es únicamente una sirena normal. — Un/a humano/a se transforma en tritón/sirena mediante el fruto sirenéico secreto. — Un humano/a puede tener hijos con un tritón (puro) o sirena, pero las probabilidades de que el hijo sea tritón/sirena son del 50% y el 50% humano. 


 


Con respecto a los personajes, cuáles son y qué son cada uno y por qué, lo explico en el siguiente capítulo. 


Espero les den amorcito a esta loca idea, que será cortita, cortita :D El bello dibujo de la portada está hecho por una querida amiga.


Saludines. 


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