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Anhelo Perdido. por ByTaixX

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Notas del fanfic:

Primer capítulo de dos.

 

¡Hola! Desde que vi la serie en Netflix (o al menos parte de ella) sentí la necesidad de escribir una temática OMEGAVERSE con estos dos personajes, y aprovechando el deseo de Yennefer por ser mamá, salió lo que ustedes leen. 

 

AVISO: NO ES UN GERALTXYENNEFER. 

El fic se basa en Geralt y jaskier, la relación con Yennefer es meramente secundaria.

 

Quizás si hubiera pensado un poco más en las consecuencias, no se encontraría entre tan gran predicamento. 

Y es en ese momento cuando rememoraba todos los sucesos ocurridos tiempo atrás. 

 

Tras conocer a Yennefer y que la hechicera se uniera a Geralt, y no tan solo en el contexto físico, la vida de ambos hombres comenzó a cambiar. 

No es que a él le molestara la presencia de la bella alfa, tampoco que el carácter fuerte de esta le pusiera los bellos de punta cada vez alzaba la voz más de lo debido, y mucho menos, no le molestaba para nada la cercanía Yennefer con Geralt. . . Claro que no ¿Cómo podía molestarse? 

 

No podía enojarse cuando él había conocido a Geralt mucho antes que la hechicera, tampoco podía enojarse porque el alfa de grisáceos cabellos había caído ante la muchacha en tan poco tiempo, y sería una gran ofensa por sentirse rechazado cada vez que aquellos dos tomaban su propio camino, sin tomar en consideración sus propios sentimientos. 

 

A quien quería engañar, si le molestaba. 

Si le enojaba. 

Sobre todo, si le entristecía.

 

Porqué Jaskier había soportado el frío carácter del alfa, sus desprecios y gruñidos, había soportado ser negado como un amigo y aún así seguir a su lado sin importar que tanto hiciera el brujo por obligarlo a dejarlo solo. Había curado cada herida de Geralt con el mismo amor y dedicación con el que escribía sus canciones, y muchas veces quiso arriesgar su vida por salvar la del brujo, aunque luego significara un regaño merecido por parte del mismo Geralt. 

 

Era él quien había soportado a Geralt, y sin quererlo ni esperarlo había caído ante los encantos del brujo, pero. . . No todo podía ser como las románticas historias que tocaba con su laúd prometían ¿Verdad? 

 

Él, un omega, aunque de clase noble, que prefería ganarse la vida tocando con su laúd y ser un trotamundos sin un techo fijo en el cuál asentarse y formar una familia, no había podido hacer caer ante sus pies a un alfa como Geralt. De nada valieron sus insinuaciones, tampoco sus para nada suaves comentarios, ni siquiera diciendo abiertamente que tan bueno era en la cama había podido conquistar el frío corazón del brujo. . . Pero ella si lo hizo. 

Yennefer había tenido la suficiente inteligencia como para enamorar al brujo, en el primer encuentro, y se lamentaba tanto por aquello que en muchas ocasiones evitó mirar al alfa a los ojos, excusándose com una sonrisa en que iría al pueblo más cercano a por más cerveza. 

 

Toda historia tenía un inicio, y el como Jaskier terminó metido entre la relación de ambos alfas era caótico de contar. 

 

— ¡Agh! — La alfa golpeó la mesa con evidente indignación. — ¡Jamás me entiendes! 

 

— Es imposible lo que buscas. . . — Geralt se encontraba muy relajado, sentado frente ella con una cerveza en mano. — No puedes dar a luz a un hijo. 

 

— Pero con tu ayuda podré hacerlo ¿Recuerdas la historia del dragón? Si encontramos uno. . . —

 

— Yennefer, basta. — El alfa se levantó de su lugar, encarando por primera vez a su compañera. — Lo que sacrificaste, no se te puede ser devuelto. 

 

— ¡Geralt! — La puerta fue abierta, dejando a la vista un sonriente omega que regresaba con una bolsa llena de pan. — He encontrado comida, el pan no está muy duro, es suficientemente comible y. . . — Su vista pasó por ambos alfas. — ¿Ocurre algo? 

 

— No, no ocurre nada. — La hechicera, resignada, abandonó el salón para ingresar a la habitación que compartía con el brujo, cerrándola de un fuerte golpe. 

 

— Mierda. . . — Esta vez, era el brujo quien golpeaba la mesa. 

 

— Geralt. . . ¿Puedo ay. — Pero fue interrumpido. 

 

— Cállate, bardo. No es asunto tuyo. — Esta vez fue el alfa quien abandonó la situación, yendo hacia donde la hechicera se había encerrado. 

 

— Ayudar. . . — Terminó la frase cabizbajo, aunque nadie estaba allí para escucharlo.

 

A Jaskier no le importó dejar caer el pan al suelo, su mano inconscientemente pasó por su brazo, acariciándolo, en un intento de darse ánimos. 

 

Se agachó a recoger el pan, no podía dejar que la comida que tanto le había costado de conseguir se echara a perder. Sus manos temblaban, su corazón latía demasiado rapido, y es que su omega interior estaba sufriendo ante el gran rechazo que recibía últimamente por parte del brujo. Sabía que Geralt no tenía la culpa, que tan solo explotaba con la persona más cercana que, casualmente, siempre era el pobre Jaskier. 

Geralt no llevaba bien los arranques de deseo de Yennefer, el como ella se aferraba a un hecho imposible y no lograba entender la situación. Ella había renunciado a su capacidad reproductiva, tanto con la que nace por ser mujer, como la de su segundo género. Estaba vacía por dentro, y no había ningún remedio mágico por descubrir que arreglara aquel desperfecto. 

Se lo habían enseñado desde el principio "Sacrificas algo, para conseguir otra cosa" y Yennefer seguía negándose a aceptar que había sacrificado a su descendencia por conseguir la belleza tan anhelada. 

 

Dejó el pan encima de la mesa, junto a la poca carne que había podido conseguir. No era mucho, pero podría cocinar algún estofado que satisfaciera lo suficiente a ambos alfas, por él mismo no había que preocuparse, comía relativamente poco. 

Una vez el caldero estuvo lleno de agua, agregó la carne, algunos trozos del pan más duro, las pocas verduras que conservaban de hacía unos días y un par de especias, dejaría que la carne se cociera para crear un caldo, mientras, iría a descansar un poco. Estaba agotado. 

 

Al pasar por la habitación de los amantes, su cuerpo no pudo evitar y pararse a un lado de la puerta, escuchando la conversación que ambos alfas tenían. No era por ser cotilla ni violar la privacidad ajena, pero cuando se trataba de Geralt, su corazón brincaba en su pecho cada vez con mayor intensidad. 

 

Dentro del cuarto, Geralt y Yennefer terminaban de arreglar sus diferencias con un rápido orgasmo. Estando ambos desnudos y tan solo cubriendo sus partes con la fina sábana, Yennefer recargaba su cabeza sobre el pecho velludo del brujo, suspirando con gran pesadez y siendo notado por Geralt, este tomó la barbilla de la chica, obligándola a alzar la mirada para verla directamente a los ojos. 

 

— ¿Sigues pensando en eso? —

 

— No puedo dejar de hacerlo. . . No sabes cuanto deseo poder tener un hijo. Criarlo desde pequeño y darle el amor que a mi no me dieron. —

 

— Yenn. . . Eres alfa, una muy fuerte y digna de admirar. Pero no puedes cumplir ese deseo. — Geralt suspiró de nuevo, la hechicera no entendía. 

 

— Debe haber alguna forma. . . ¿Me amas, verdad? — Preguntó la alfa. 

 

— Lo hago. — Confirmó el alfa. 

 

Fuera de la habitación, Jaskier cubrió con sus manos su boca, reprimiendo un ligero sollozo. Él sabía que el brujo estaba profundamente enamorado de la mujer, y sin embargo no había perdido completamente las esperanzas, ni tampoco había dejado de amarlo. Estaba convencido de que Geralt algún día se fijaría en él y lo amaría tanto o incluso más de lo que llegó a amar a la joven de negros cabellos. 

 

— ¿No puedes imaginar un niño tuyo y mío? Nuestro, dejar nuestro legado aquí. Mostrarle el bien, el mal respecto a nuestras convicciones. — Yennefer soñaba despierta, lo único que ella quería era un bebé. 

 

— Aún si fuera relativamente posible recuperar tu fertilidad, los brujos somos en nuestra mayoría estériles. No serviría de nada. — Respondió el de cabellos grisaceos con profunda sinceridad. 

 

— Eso no responde a mi pregunta, Geralt. —

 

—Si me lo imagino o no, no es posible, Yenn. — De nuevo suspiró. Acariciando con inesperada suavidad la mejilla de su amada. — Pero. . . hay otros métodos. Encontraremos la forma, no tiene porque realizarse por el método tradicional ¿No? 

 

— ¿Estás proponiendo usar a una omega? Son escasos y con la mayor tasa de fertilidad pero. . . No habrá mujer en el mundo que se preste a tener un hijo y abandonarlo, mucho menos los omegas.

 

— Entonces solo tienes que rendirte, Yenn.—

 

Jaskier no se atrevió a escuchar más, todo el cansancio que resentía a su cuerpo había desaparecido completamente.

Como un zombie, volvió a la cocina, pensando seriamente en que es lo que acababa de escuchar. Y aunque no quería darle vueltas al asunto, seguía repitiéndose la conversión de ambos alfas en su mente. 

 

"No tiene porque realizarse por el método tradicional."

 

Eso significaba, que Yennefer no podría concebir al bebé.

 

"¿Estas proponiendo usar a una omega? Son escasos y con mayor fertilidad."

 

Era cierto, tan solo un cinco por ciento de la población total nacía como omega. Él era un omega, él pertenecía a ese pequeño porcentaje.

 

"No hay mujer en el mundo que se preste a tener un hijo y abandonarlo. "

 

 Podía hacerlo, lo haría por Geralt. Por la persona que más amaba.

 

"Mucho menos los omegas."

 

Él era un omega, y estaba más que dispuesto a concederle el deseo a la alfa, aunque significara perder un cachorro, tan solo por ver la bella sonrisa blanquecina plasmada en el rostro del brujo. 

 

Tan profundo en sus pensamientos se encontraba el omega, que no divisó el pequeño mueble que tenía encima, el choque fue inevitable. Trastabilló con sus pies hasta de darse de narices contra el suelo, donde el golpe provocó un ruido sordo que hizo crujir los tablones más viejos de la pequeña casa abandonada. 

 

— Mierda. — Se levantó como pudo, quedando sentado en el sueño y sin percatarse que dos cuerpos ya vestidos lo veían desde el umbral del pequeño salón.

 

Geralt permanecía con los brazos cruzados, mientras que Yennefer mantenía una burlona sonrisa al haber sido espectadora directa de como el bardo había tropezado con sus propios pies y por ende, caído de la manera más ridícula posible. 

 

— ¿Qué haces, Jaskier? — Preguntó el brujo. 

 

— ¿Na. . . da? — Respondió abochornado. 

 

— Más bien di que no sabe como caminar y por eso está en el suelo. — Añadió para finalizar la hechicera.

 

Pocas veces eran las que Jaskier se quedaba sin palabras, y esa era una de ellas. 

Se levantó lo más rápido que le permitió el reciente aturdimiento, callado y abochornado, procedió a vigilar la carne que terminaba de cocerse en la fogata de la chimenea, sin decir palabra alguna que pudiera comprometerlo a recibir más burlas por parte de la chica, y quedar más en ridículo delante de Geralt.

Tal vez al comienzo no le importaba tanto, Geralt había sido testigo de sus momentos más desafortunados y aún así siempre mantuvo la palabrería. 

Pero esta vez, no quería seguir actuando tan imprudentemente, no cuando su corazón parecía querer salir de su pecho cada vez que Geralt le dedicaba una mirada, por más fugaz que fuera. 

 

Nadie dijo nada más. Cuando la cena terminó de ser preparada, la sirvió en tres cazos pequeños que repartió primero al brujo y la hechicera, quedándose con aquel que tenía menos contenido, el hambre tampoco le aquejaba. 

 

No se molestó en despedirse tampoco, ni recibir un gesto de vuelta. Cuando aquellos dos comían no había persona humana que pudiera llamar su atención por lo que con un escueto "Buenas Noches" abandonó el salón hasta la habitación que se le atribuyó por sorteo. 

No era tan buena como la habitación principal, ni la cama tan cómoda , pero era lo suficiente para pasar una buena noche sin la necesidad de morir congelado en el exterior. Solo le hicieron falta unos segundos para tranquilizarse, cerró los ojos y se durmió.

 

A la mañana siguiente, Jaskier fue el primero en despertar. Apenas había salido el sol, por lo que se apresuró en regresar al salón y mentener vivos los últimos pedazos de carbón para que la casa volviera a calentarse. la mañana era fría, y parecía que pronto llegarían las primeras lluvias de primera.

El omega no despegó su vista de la rota ventana, absorto en sus propios pensamientos hasta que su estómago gruñó pidiendo un poco de comida. Tenía suerte de que sobró lo suficiente como para el desayuno. 

 

Con un pequeño tazón en mano, se sirvió la cantidad necesaria como para calmar a su estómago, y tras pensarlo gran parte de la mañana, había tomado una decisión respecto a la conversación que muy disimuladamente había escuchado la noche anterior. Esperaría a que la pareja despertara para comunicarles sus próximos planes, esperando no ser asesinado en el proceso con la excusa de escuchar conversaciones ajenas. 

No era un secreto que Yennefer no lo tenía en grande estima, sabía de sus sentimientos hacía Geralt y su condición de omega tan solo molestaba más a la alfa. 

 

— ¿Tú despierto desde tan temprano? — La voz de Yennefer se escuchó desde detrás. Al parecer que el omega se levantara temprano era completamente un milagro. 

 

— Tenía frío. . . — Fue la excusa más tonta que se le pudo ocurrir, pero también la más conveniente. 

 

La hechicera no pronunció nada más, tan solo se sirvió otro tazón de la sopa, que ya estaba fría, y se sentó frente al omega. Repitiendo los mismos pasos, Geralt se sentó junto a la alfa, con otro tazón de sopa en mano. No tardarían muchos días más en abandonar aquella casa, no debían levantar sospechas sobre su ubicación actual.

 

El silencio en la habitación era escalofriante, y Jaskier juraba que la tensión se podía cortar con un cuchillo para nada afilado. 

Sabía que ambos alfas podían oler su nerviosismo, y por como gruñía en bajo el brujo al notar las feromonas de impaciencia que emanaba la otra alfa, debía darse prisa y revelar el motivo de la pequeña reunión, que aunque no fue planeada, no la desaprovecharía.

 

— Tendré a su cachorro. —

 

El plato que Yennefer sostenía cayó al suelo. Geralt escupió la comida que estaba por tragar, con tan mala suerte que fue Jaskier quien recibió todo lo que el brujo escupió en su precioso rostro. Aunque fueran las babas de su persona amada, el omega se asqueó, retirándolas con insistencia con una de sus mangas. 

Ambos alfas se miraron con los ojos abiertos, antes de que la hechicera se levantara y tomara a Jaskier por los hombros, ejerciendo una leve presión en ellos. 

 

— Repite lo que dijiste. —

 

— Me lastimas. . . — 

 

— Oyó nuestra conversación. — Esta vez era Geralt quien hablaba, frunciendo el ceño a su más puro estilo. 

 

— ¡Qué es lo que dijiste!— Gritó la alfa. 

 

Jaskier, aunque temblaba, no iba a permitir que gritara cuando la escuchaba alto y claro. Se levantó del asiento que había ocupado segundos antes y se deshizo del agarre de la hechicera. Levantó su rostro con evidente posición de amenaza y aunque nunca pensó que ocurriría, por primera vez le plantó cara a la alfa. 

 

— No estoy sordo. — Cruzo sus brazos. — He dicho que yo daré a luz a su cachorro.

 

— ¿Nos oíste? — Volvió a preguntar el alfa. 

 

— No. . . — Esta vez el omega suspiro. Ante Geralt, el no podía crecerse tanto. — No era mi intención, me disponía a regresar a mi habitación cuando lo escuche. 

 

—Nada te da derech. . . — Esta vez el brujo fue interrumpido. 

 

— ¿Cuándo? — La hechicera seguía mirando al omega, en ningún momento le había quitado los ojos de encima. 

 

— ¿Cuándo que. . .? — Ahora, era el omega quien estaba confundido. No entendía a que punto quería llegar la chica, ni si saldría vivo de esa casa, aunque sonara muy exagerado. 

 

— ¿Cuándo es tu próximo celo? — Ante la mudez del chico, la alfa volvió a insistir. — Responde, bardo. 

 

— Dos semanas. . . Creo. . . — Respondió finalmente Jaskier. 

 

La hechicera no dijo nada más, tan solo tiró de un sorprendido Geralt hasta fuera de la cabaña.

Jaskier los vio alejarse desde la campaña, seguramente irían a un lugar alejado en donde el bardo no pudiera husmear ni escuchar su conversación. 

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el omega se dejó caer sobre sus rodillas. No sabía en que momento su cuerpo había empezado a temblar tanto, el sudor cubría por completo su piel y el corazón, de nuevo, parecía querer salir de su pecho. 

 

Estaba vivo. 

 

No había muerto en manos de Yennefer, ni del famoso brujo Geralt de Rivia ¿Podía considerarse un superviviente ante la propuesta tan indecente que había planteado a ambos alfas?

Ya empezaba a arrepentirse. 

 

Notas finales:

Primer episodio terminado. 

El siguiente ya será el último. 

 

Esperen para leerlo.

 

Si les ha gustado no olviden votar positivamente y comentar que tal les pareció. 

¡Nos leemos muy pronto! 

 

 


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