Era su último año en la academia de la Marina, había sido un entrenamiento realmente duro pero había valido la pena cada segundo, tenía uno de los promedios más altos de su grupo, solamente superado por McGarrett. "McGarrett" susurro con un suspiro. El solo pensamiento en ese apellido le había arrancado una sonrisa. Era tan atento, caballeroso, valiente,...guapo. Bueno tal vez a veces era un poco torpe, pero a un alfa como él se le perdonaba cualquier cosa. No pudo reprimir otro suspiro. Durante los seis años de entrenamiento había corrido con la suerte de que siempre le había tocado ser parte del equipo del castaño
- ¿Emocionada por la graduación? - dijo una voz detrás de ella
- Steve - dijo ella girando con su mejor sonrisa -, no puedo creer que por fin seamos Marines
- Costo mucho, pero por fin lo logramos - dijo el castaño
- ¿Ya te destinaron? - dijo la omega curiosa
- Me quedo en casa - dijo Steve con una sonrisa radiante -. Estoy contando los minutos para entrar en mi casa
- ¿tan cansado estas del servicio? - pregunto Catherine con picardía
- Oye - reprocho el castaño con una sonrisa radiante mientras ella se colgaba de su brazo con coquetería
- ¡Steve! - dijo la voz la voz de un hombre detrás de ellos
- ¡Papá! - dijo el alfa menor abrazando al hombre
- Felicidades mi muchacho - dijo John
- Gracias viejo - dijo el joven
- ¡Mi pequeño ya es todo un Alfa! - dijo una voz femenina emocionada
- Mamá - dijo Steve
- Estoy tan orgullosa de ti - dijo Doris
- Gracias mamá - dijo Steve sonriendo abrazando a la omega
- ¿Quién es esta linda señorita? - dijo John y Catherine sonrió
- Les presento a la marine Catherine Rolling - dijo Steve sonriendo - mi segunda
- Fue solamente un punto - dijo la chica coqueta
- Mucho gusto - dijo John sonriendo
- El gusto es mío - dijo ella - Steve habla mucho de ambos
- Espero que bien - dijo Doris
- Solo maravillas - dijo Catherine y Steve sonrió de lado
- ¿Por qué no vienes mañana con nosotros a nuestro día de campo de bienvenida? - dijo Doris sonriendo
- Cariño, la chica debe querer pasar tiempo con su familia - dijo John
- En realidad - dijo ella apenada - estoy sola aquí. Mi familia recién llegara en un par de semanas
- No se diga más - dijo Doris abrazando a la joven
- Te quedaras con nosotros - dijo Steve - Eres alguien muy importante para mí y no te dejare sola. Además tengo algo muy importante que contarles mañana y quiero que estés presente
- ¿Algo muy importante? - pregunto Catherine emocionada
- No adelantare nada - sentencio Steve abrazando a su madre -. Es una sorpresa
- Entonces andando - dijo John - vamos a casa
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La familia de rubios departía alegremente en su casa cuando el timbre sonó.
- Yo abro - dijo Stella
- Matt, ya te dije que me dejes cocinar tranquila - dijo su madre desde la cocina
- ¡Pero tengo hambre! - protesto el chico - ¡los alfas necesitamos comer mucho!
- ¿Por qué no dices eso cuando preparo ensaladas? - dijo la Omega
- Porque no soy un omega debilucho que solamente están pendiente de su físico - dijo el rubio y un silencio mortal cayó sobre la casa
- ¿Qué dijiste Matt Williams? - gruño su madre
- Bueno - dijo este nervioso - yo hablaba de otros omegas obviamente, no de ti mamá. Tú eres fuerte... y valiente
- Saca esa olla - ordeno la Omega -, harás el arroz
- Pero yo no... - protesto Matt
- Saca esa olla ahora y has ese arroz en este momento - gruño la mujer - o veras lo "debilucha" que es la Omega que te pario
- Enseguida mamita - dijo el Alfa y Danny se tapó la boca para ahogar su carcajada
- Rachel - dijo Stella - pasa. Danny te buscan
- Hola Rachel - dijo el rubio dándole un beso en la mejilla
- Espero no molestar - dijo está sonriendo
- Para nada - dijo Bridget sonriendo - tú eres de casa ¿cierto Danny?
- Claro - dijo este - pero antes de nada, dime ¿te llego la carta?
- Pareciera que es lo único que te importa de mi - dijo el lugareño fingiendo llorar
- Por ahora si - dijo Danny - ¿llego?
- Lastimas mis sentimientos - dijo la chica colocándose la mano en el pecho mientras Matt y su madre salían de la cocina con varias cacerolas
- Tú no tienes eso - dijo Danny -, ahora dámela - vuelve a sonar el timbre
- Rachel, cariño - dijo Clara - ¿te quedas a cenar con nosotros? Matty pon un lugar más en la mesa
- Si, "Matty" - dijo Stella con tono burlesco - a ti te queda tan bonita la mesa
- En esta casa ya no existe el respeto por los Alfas - protesto el chico
- A mí me respetan - dijo Bridget
- A mí también - dijo Stella ganándose ambas una fea mirada de su hermano
- ¿Adams? - dijo Danny sorprendido
- Hola - dijo este - disculpa no quise molestar
- En absoluto - dijo Danny nervioso
- Bueno, será mejor que me... - dijo Rachel
- Tú te quedas - dijo Danny tomándola del brazo -, escuche que mi mamá te invito a cenar
- Pero tú siempre dices que no... - dijo la castaña cuando Danny la pellizco disimuladamente - ahh... la señora Clara nunca le ha gustado que le rechazaran las invitaciones, así que me quedare - por lo que Danny sonrió guasón - Me deberás esta - sentencio Rachel en voz baja mientras se sobaba disimuladamente
- Le diré que te ayude con Stand - ofreció Danny
- Le llamare a mi mamá y le diré que el trabajo se complicó, así que dormiré aquí - dijo Rachel entrando en la casa
- ¿Qué cosa? - mascullo Danny cerrando la puerta - te odio - murmuro exhalando porque le tocaría dormir en el suelo de su propia habitación porque la omega era de muy mal dormir y siempre terminaba tirándolo de la cama
Iba a ser una noche muy larga
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El punto de encuentro de la juventud hawaiana era sin duda alguna el puesto de comida del joven emprendedor Kamekona. Sol, arena mar, música y muy buena comida ¿qué más se podía pedir?
- Hermano - dijo el cocinero cuando vio a la familia McGarrett llegar en pleno - ¿no sabía que habías vuelto ya?
- Lo hice ayer - dijo Steve abrazándolo - ya moría por tus burritos
- Y tienes que probar el nuevo plato - dijo Kamekona -, esta para chuparse los dedos
- ¿De quién es ese helicóptero? - pregunto Mery curiosa
- Mío - dijo Kamekona orgulloso - me lo entregaron hace tres días. Está atrayendo a muchos clientes. Cinco dólares por una foto a diez metros y cincuenta por una cerca, incluido acariciarlo
- No es un perrito - dijo Mery
- Y la gran oferta - dijo Kamekona ignorándola - solo cien dólares por una sentado en la cabina
- ¿Supongo que tendrás licencia para pilotear? - pregunto John
- Para ser honesto jefe - dijo el hombre dubitativamente - mis clases empiezan recién la próxima semana
- ¿Qué cosa? - dijo John mientras las chicas se reían, Steve se pasa las manos por la cara y Doris vuelca los ojos
- Solo duran seis meses ya estaré habilitado para tramitarla la licencia - se defendió el isleño
- Tu amigo es muy divertido - dijo Catherine
- Y espera que entre en confianza - dijo Steve sonriendo
- Ayer dijiste que tenías que contarnos algo muy importante - dijo Catherine
- Por eso estamos aquí - dijo Steve sacando algo de su bolsillo trasero y poniéndose de rodilla - y este es el lugar perfecto para hacer esto
- ¡Dios Santo! - dijo Mery
- ¡Hijo! - dijo Doris sorprendida mientras John sonreía tranquilamente
- Steve... - dijo Catherine emocionada
- Bien hermano - dijo Kamekona - aunque vaya a perder la apuesta
- Deséenme suerte - dijo el castaño poniéndose de pie y guardando el anillo nuevamente - ya vengo - y se alejó dejando a todos atónitos
- Hijo - dijo John
- Steve - dijo Doris confundida
- ¿Dónde vas? - pregunto Mery - Steve - pero este ya se había ido
- ¿Qué paso? - le pregunto Doris a Catherine quien solo pudo negar igualmente confundida
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