"Bienvenido a nuestro servicio Anti-Love, cuya utilidad es evitar enamorarse de personas indeseadas en diez sencillos pasos. Le acompañaré hasta que dicha persona esté fuera de su radar emocional. Por favor, siga todas las instrucciones al pie de la letra para obtener un servicio satisfactorio.
Para continuar, confirme que la persona indeseada responde al nombre de Superman.
Datos confirmados.
Procesando datos: Evitar enamorarse de un kriptoniano. Por favor, espere.
Manual cargado al 100%
Primer paso: No le hable a solas después de una reunión importante".
Metrópolis había quedado hecha un desastre ¿y cómo no? Después de que un conjunto de metahumanos haya decidido atacar la ciudad a la vez, porque sí, era todo lo que podía esperarse. Lo gracioso era que había villanos de todas partes, lo que había provocado una reunión urgente en la liga, para ver a qué conclusión se podía llegar. No habían llegado a mucho más allá de saber que todo era muy extraño y que Joker y Lex tenían algo que ver con la idea.
Batman que como siempre, se creía el único capaz de ver más allá de las cosas, sabía que en este problema lo importante era que él y Superman (pero sobre todo él), descubrieran todo lo oculto y confuso detrás del asunto. Por eso tenía que hablar con el hombre de acero, para dejar las cosas claras, era su deber como héroe después de todo.
—Superman — Su voz salió demasiado oscura como para que el susodicho se sintiera, por un lado, amenazado, y por otro, con escalofríos.
—Batman —Le sonrió, porque así era el hombre que llevaba la esperanza por emblema. El caballero de Gótica suspiró intranquilo y sintió una especie de corriente desconocida recorrer todo su cuerpo. Tenía que admitir, aunque no quisiera, que Superman tenía una sonrisa hermosa, deslumbrante, terriblemente segadora y envolvente de mundos de fantasía.
—Tenemos que hablar… A solas —La sonrisa del hombre se torció. Batman invitándolo a hablar a solas era, definitivamente, algo extraño.
—¿Ya no hemos acabado?
—No.
Y como puede uno imaginar, cuando se está en una atalaya, lleno de súper héroes con poderes sobrehumanos, no hay muchos lugares donde esconderse para tener una conversación a solas, no más allá de un cuarto de escobas, con apenas espacio para dos hombres grandes, que los obligaba a estar, prácticamente, a un centímetro de la cara del otro, suspirado el mismo aire, escuchando el latir del corazón del otro, porque estaban tan cerca, tan a un movimiento de rozarse, que Batman podía escuchar el corazón acelerado del super hombre.
Podríamos hablar de la conversa tan técnica que tuvieron, pero, puesto que no compete, es más divertido e interesante hablar del nerviosismo de Superman, su mirada azul clavada directamente en la mirada enmascarada del otro. Su respiración agitada, aunque no lo quisiera, y su movimiento errático, que llevó a rozar la mano de Batman, quién por quitarse (porque se sintió amenazado o nervioso, lo que prefieras pensar), dio un paso atrás, en el nulo espacio que tenía, chocando con las escoba y los productos de limpieza, que, como todos sabemos, cayeron gracias a la fuerza de gravedad. Superman, que es un héroe en todo tiempo y lugar, reaccionó para detener la caída de los objetos, alzó la mano, atrapando los objetos y a su vez, el cuerpo del murciélago bajo el suyo.
El corazón del príncipe de Gotham se detuvo por un milisegundo, suspirando, no alzando la mirada. Su mano, veloz y ágil, había terminado en el superpecho de su compañero, haciendo un inútil trabajo por mantener el cuerpo del otro alejado, porque, a fin de cuentas, terminó con su cuerpo casi abrazado al otro, encajando como una perfecta pieza de rompecabezas.
Si no tuviera una máscara negra y el cuarto fuera oscuro, podría alguien ver su cara roja. Porque había que admitirlo, la anatomía kirptoniana tenía algo más que un pecho esculpido y una cara bonita. ¡Y vaya! Esa postura de pieza encajada perfecta no dejó nada para su imaginación. Ahora aquello de ‘el hombre de acero’ tenía otro significado.
Así que, por la seguridad de su pureza mental, nunca invite a un kriptoniano a hablar a solas, puede correr el riesgo de empezar a enamorarse, y no solo de su personalidad deslumbrante.