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Pasión en Cadenas por Alleisys

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"La mejor venganza es ser diferente a quien causó el daño"

Marco Aurelio.

 

Un camino de piedras destacaba de entre todo el infinito paisaje del Valle. La calzada parecía no tener fin, otra prueba viviente de la gran gloria y extensión del imperio. El follaje poco a poco cambiaba de color a medida que abandonaban tierras gálicas, y se adentraban en tierras romanas. Junto a ellos, destacaba el estandarte de un águila dorada, una comitiva de soldados cabalgaban a toda velocidad haciendo temblar la tierra.

—¡Por el coño de Venus! ¿Cuánto falta para llegar a la capital? – Ya estaba cansado de montar y montar sin parar. Sentía sus testículos planos de estar tanto tiempo sentado.

Zoro recibió con burla los gritos desesperados de su compañero. Entendía su molestia, pero las ordenes que habían recibido de Roma fueron directas, y aunque trataron, no pudieron oponerse a esta.

—Deja de quejarte, Drake. Salimos hace dos semanas, a más tardar esta noche estaremos finalmente en Roma. — Trato de razonar con el castaño.

Ambos eran Tribunos asignados en Galia, y por esa misma razón se sentían intranquilos de haber dejado a sus respectivas legiones sin sus líderes. A fin de cuentas, era su deber mantener el control absoluto sobre todos los rincones del Imperio.

Bajo cualquier circunstancia.

—No sé en que estará pensando el Cesar para solicitar nuestra presencia en la capital ¿Tu padre no tendrá nada que ver en esto, no? — Inquirió el castaño.

—Lo dudo, la comitiva fue de carácter urgente. — Además, las últimas cartas que recibió del mismo Mihawk dejaban en claro que por más que quisiese, no pusiera un pie en Roma, y eso solo podría significar una cosa.

Que algo muy malo, estaba a punto de pasar.

—Bueno, al menos finalmente nos podremos divertir un poco. Ya estoy cansado de esas celtas salvajes y no existe nada mejor en este mundo que los culos de las romanas ¿o no? — Les grito emocionado a sus hombres, y estos respondieron con la misma efusividad. Haciendo que el castaño riera fuertemente.

—Espero que lo disfrutes Drake. — Resoplo indiferente.

El castaño soltó lanzo una risa socarrona ante la indiferencia de su compañero de armas. —Es una lástima que ya no puedas disfrutar es la bella vida de soltero, amicus meus. Aunque yo en tu lugar, no me sentiría tan mal. — El peliverde era un hombre con bastante suerte.

Prefirió abstenerse de responder, porque si, aunque no estuviera del todo cómodo por haber abandonado su puesto, tenía motivos de sobra para querer volver a la capital.

Pero no por las razones que Drake pensaba.

        

 

No se lograba entender palabra alguna de lo que estaba pasando. El aire era inundado por gritos desenfrenados que desbordaban en todo el lugar, haciendo retumbar los imponentes ordenes que sostenían a la Curia Julia hasta sus cimientos. Los hombres más importantes de toda Roma finalmente estaban reunidos para una de las asambleas más importantes que tendrían lugar desde los tiempos de Julio Cesar.

—¡Orden Senatus! ¡Orden! — La imponente voz de Jimbei, líder de los Popularis, se impuso. — Tenemos que decidir sabiamente el rumbo que vamos a tomar de ahora en adelante, el futuro de Roma está en nuestras manos.

—¿Y crees que tú eres el mejor para guiarnos? — Desafío Crocodile, patricio de alta alcurnia y miembro del senado por parte de los Optimates — ¿Un populista que piensa que el pueblo es más importante que los intereses de Roma?

—¿¡Como te atreves!? El pueblo es Roma — Defendió Jimbei, incrédulo ante las palabras tan inverosímiles que salían de los labios de ese hombre.

—¡El senado es Roma! — Se levanto de su butaca con los brazos al aire al pronunciar esas palabras e inmediatamente muchos los presentes lo aplaudieron con locura y pasión. — Todos aquí ya estamos al tanto de la coyuntura actual. El Cesar, amado y odiado, se pudre en su lecho. —Sentencio — Pronto morirá, y es nuestro deber escoger al nuevo emperador.

Marco nunca dejaría de sorprenderse ante la cantidad de serpientes que habitan en la habitación, pero ya estaba acostumbrado caminar entre estas. Sabía que el peso de sus palabras le saldrían caro, pero no fue capaz de mantenerse callado por más tiempo —Te recuerdo, mi estimado Crocodile, que el emperador tiene un heredero — Acoto el rubio, uno de los miembros más jóvenes del senado Romano— Y nosotros le debemos lealtad a él y al pueblo de Roma, quienes fueron los que nos pusieron en donde estamos.

—Me deja pasmado que seas tu quien diga eso, Marco. Teniendo en cuenta el éxito de tus campañas en el este y la alta cuna de tu familia. Serias un gran candidato a Emperador.

—¡No me compares contigo, Crocodile! A diferencia de ti, yo lucho por los intereses de Roma, no por mi gloria personal.

—¿¡Como te atreves a poner en tela de juicio mi lealtad al imperio!?

Fueron esas palabras las que desataron de nueva cuenta el intenso debate.

Fufufufu por lo visto tendremos una reunión muy acalorada —Musito Donquixote Doflamingo, senador y líder de una de las familias mas poderosas y ricas de toda Roma.

—Marco, ese niño pone en vergüenza al senado con su actitud tan altanera. En mis tiempos los senadores se comportaban como tal. — Mostro su molestia un hombre ya entrado en sus cincuentas, Sengoku, uno de los senadores más respetados de la historia romana.

—Vamos viejo, ya no estamos en los tiempos de Rómulo — Le susurro coqueto Cavendish, el cual junto a Marco, eran de los miembros mas noveles del Senado.

—¿Cómo me llamaste niñato?

—Hagan sus apuestas senatores. Es aquí donde empieza el verdadero juego. — Lucci veía con gran placer todo lo que se desarrollaba frente a él. No le importaba quien rayos se sentará en silla del emperador. A fin de cuentas, el ya tenia asegurado su puesto en el senado, pero ver como todos esos hombres ilustres — Los llamados padres de Roma — se comían unos a otros, era un placer que ni la mismísima venus le podría ofrecer.

Judge sabiamente opto por permanecer callado. Pronto llegaría el momento de hacer su jugada. Había esperado más de treinta años para esto, y finalmente estaba ocurriendo.

El maldito emperador finalmente moriría.

Dejándole el camino libre para cumplir su más grande ambición. Sabía bien lo que tenía que hacer de ahora en adelante, y uno de sus primeros movimientos seria poner al senado a su completo favor. No sería tan sencillo, pero finalmente terminarían cediendo.

Solo necesitaba la mayoría de los votos y la silla del emperador finalmente seria suya.

Y el único que lo separaba del título de Cesar, era un mocoso que apenas conocía el imperio. 

Sera muy sencillo deshacerse de él.

 

 

Podía ver el magnífico techo de su habitación brillar con luz propia, la combinación de oro y porcelana mostrando un perfecto mosaico que representaba a una de sus más gloriosas victorias en Germania , lograba transmitirle un aura de vigor y fortaleza que necesitaba de cara a la muerte. 

—...Garp — Susurro agonizante.

—¿Emperador?

— Fue un Rey Bárbaro... con quien luche en las tierras salvajes del norte de Germania... — Conto — Uno de los oponentes más fuertes con los que tuve el honor de combatir. — Si cerraba un poco sus ojos, aun podía ver cómo le cortaba el cuello de un tajo en un acto de respeto hacia su rival.

Un hombre con un espíritu tan indomable como el suyo prefería la mas gloriosa de las muertes a la tormentosa y larga vida de un esclavo.

Luego de examinar por incontables minutos al Cesar, el pelinegro únicamente opto por cubrir con una sábana las piernas del emperador. Ya no había nada más que hacer, una de ellas estaba completamente gangrenada.

— Por lo visto... esta vez no me salvare de las garras de Plutón.

—Emperador, aún hay esperanzas pero si desea que lo salve tengo que amputarle la pierna. Cada hora que pase, se ira expandiendo más y más, incluso podría propagarse hacia el miembro restante, y si eso ocurre me temo que ya no habrá nada más que hacer. — Hablo el joven galeno.

—No... — Su respuesta fue tajante — ¿De qué me sirve vivir sino puedo hacerlo plenamente?

Finalmente entiendo lo que dijiste aquella vez, Grap.

Escuchar la obstinación de aquel hombre, que en su tiempo fue uno de los seres más temidos y respetados del Imperio, y que ahora estaba confinado a su lecho hizo a Law asentir con condescendencia.

—Lo que usted ordene, Cesar.

Al salir de la habitación, su presencia acallo a los pocos los presentes. Un selecto grupo de la cúpula del emperador, consejeros y generales de más alto rango en todo el imperio, tenían la mirada puesta sobre él, pero su rostro permaneció impávido ante aquel escrutinio.

Solo Shanks — uno de los hombres de mayor confianza del emperador y Legatus Legionis del imperio — Tuvo el suficiente valor de acercarse a él y preguntar por la salud del hombre que había fungido como un segundo padre en su vida.

—Law — lo llamo en un quejido — ¿El Emperador...? — Pero al ver como el medico negaba en silencio con la cabeza, hizo al pelirrojo suspirar profundamente, derrotado.

—A este paso, le doy tres días, máximo cuatro. — Susurro de forma imperceptible, y al enunciar esas palabras, inmediatamente el pelirrojo pudo ver detrás de el cómo Roma empezaba a arden hasta quedar en las cenizas.

—Lo lamento mucho — Susurro el joven médico, y con esas mismas palabras, se retiró. A pesar de que lo no pareciese, realmente sentía la muerte del emperador. Solo los dioses sabrían lo que pasaría de ahora en adelante, y conociendo a la ambición de su tío, temía por el futuro de Roma.

Shanks ni siquiera sintió la partida del galeno, se encontraba inmerso en una debacle mental ¿Qué pasaría ahora? ¿Qué sería de ellos sin la guía del Emperador? El senado estaba infestado de ratas inmundas y deseosas de poder. A la primera oportunidad desatarían una guerra civil por retomar el control del Imperio y escoger ellos mismos a un nuevo emperador, o algo incluso peor, volver a una república.

—Eso... no puede ser posible —Al oír que la suerte de su amado esposo ya estaba escrita, la emperatriz callo de rodillas, incrédula ante las palabras que acababa de escuchar.

Los gritos y maldiciones por próxima muerte del emperador no se hicieron esperar.

—¡El senado debe estar detrás de todo esto! Siempre odiaron al Cesar y a la monarquía — Scooper Gaban, pretor de Roma, alzo la voz.

—¡Debimos matarlos a todos cuando pudimos! —Secundo Inuarashi, militar de alto rango.

—El emperador fue tan benevolente con ellos y de esa forma le pagan — Rugió indignado Nekomamushi.

—Aun no es muy tarde para deshaceros de esas mugrientas ratas. — Douglas Bullet, Legatus Pro Praetore del imperio, uno de los militares más laureados de la historia romana, conocido como "El demonio de Britania" por su exitosa campaña en el sometimiento y anexión de dicha tierra bárbara, lanzo una proposición que dejo en silencio a todos los otros presentes.

—¡Por amor a Júpiter! ¿¡Pero qué cosas estas diciendo Douglas!? — Shanks fue el único que alzo la voz ante tal disparate — No todos los senadores de Roma son hombres corruptos, hay muchos que buscan la Pax Romana y comparten los mismos ideales del Emperador Roger.

—¡No defiendas a esas ratas solo porque tu amante sea un miembro del senado!

—¿¡Disculpa!? Eso no tiene nada que ver imbécil. El senado representa al pueblo, deshacernos de ellos significaría—

—¡Piensa con la cabeza Shanks! ¿Crees que al pueblo le importara el senado cuando se enteren de que fueron ellos los que envenenaron a su amado emperador? 

A ojos de Shanks, esa teoría no era del todo posible. Algo muy extraño estaba pasando. Si bien el emperador había estado siendo azotado por una grave enfermedad en los últimos años. Su mal del corazón no tenía nada que ver con la gangrena que empezó a apoderarse de su vida desde hace unas semanas.

¿Envenenamiento? Quizás, pero ¿Que fuera el senado? Pudieron haberlo hecho desde hace mucho y jamás se atrevieron a levantar un dedo contra Roger, ¿Por qué recién ahora?

Algo no cuadraba en la historia.

Fue en ese momento que Rayleigh, cónsul del imperio y segundo hombre de más influencia en Roma después del emperador, — Que había permanecido expectante del acalorado intercambio de palabras entre sus compañeros de armas — Se dirigió hacia la única persona que se tomó un tiempo para llorar al emperador. Agachándose hasta quedar a su altura y entrelazar su mano con la suya en un acto de condescendencia. Viéndola con una mirada igual de rota que la que ella poseía.

...No solo ella iba perder a Roger.

—Rouge, no podemos esperar más — Las palabras del mayor se clavaron como estacas en el pecho de la emperatriz. Por lo visto la sed de sangre de Roma no estaba satisfecha solo con quitarle a su marido.

El ligero asentimiento de la mujer hizo al viejo cónsul levantarse y dirigirse a su general de mayor rango.

—Este no es el momento de planear asesinatos en masa o buscar culpables. — Reconoció. — Nosotros somos los pilares que sostienen Roma, y como tal, demos estar alineados en un mismo frente si queremos vivir lo suficiente para ver a nuestro imperio recibir otro día. —Roger, espero que algún día me puedas perdonas por lo que estoy a punto de hacer — Shanks, prepara a los hombres de más alta estima y confianza que tengas. Que sea un grupo pequeño, pero efectivo. Adelantaremos la misión— Ordeno.

El desconcierto traiciono a al pelirrojo al escuchar la orden tan poco ortodoxa de su superior, y no fue el único.

— No puedes estar hablando en serio, Rayleigh — Exclamo Nekomamushi, tratando de razonar con el cónsul.

—Tanto vino te ha hecho alucinar ¡Quieres dejar el futuro de Roma en las manos de ese niñato! Aun no está listo. — Desafío Douglas.

—El emperador nunca quiso que la transición de poderes fuese de esta forma, Ray. — Escudo Scooper.

—Concuerdo con Scooper. — Señaló Shanks — Además, solo hay un hombre al que le confiaría una misión tal magnitud, y el aun no llegaba a Roma.

—¡Le estoy dando una orden como el cónsul de Roma, general! Tenemos que salvaguardar los intereses del imperio por sobre todas las cosas. — Incluso por encima de la voluntad del Cesar, reconoció para sí mismo — Y para eso, debemos traer al futuro emperador cuanto antes.

El pelirrojo se encontraba en una gran encrucijada, el plan del que hablaba Rayleigh era únicamente conocido por la cúpula del Cesar, y no es que dudara de sus hombres, daría la vida por todos y cada uno de ellos. Pero no confiaba en el senado, y sabía que si alguno de sus soldados de mayor estima se retiraban intempestivamente del ojo de la capital, el senado se daría cuenta de que llevaban algo entre manos.

—¡General Shanks! — De repente irrumpió en el lugar Ben Beckman, lugarteniente del pelirrojo, cortando el denso ambiente que se apoderaba de la habitación.

—¡Como un simple soldado osa interrumpir una reunión de la cámara del emperador!

—Guarda silencio Douglas — Defendió el pelirrojo.

—Mis más sinceras disculpas mis señores, pero traigo un mensaje de vital importancia al general. — El soldado se arrodillo ante su superior y luego de recibir su permiso para hablar, continuo — El Tribuno Zoro de Galia acaba de llegar al Palacio.

Al escuchar esas palabras, la tensión en los hombros del pelirrojo logro disminuir un poco. —Justo a tiempo.

 

 

A lo lejos pudo ver un águila volando a gran velocidad, con sus alas cubría al eterno desierto de los rayos del atardecer, el dios Ra se retiraba de a pocos para darle paso a la oscuridad de la noche, y una vez entrado a la imponente ciudad de Alejandria, el animal acelero su camino hasta el palacio que se alzaba como el orgullo de aquella maravillosa ciudad de reyes. Al llegar hasta su balcón, tomo al cansado animal con cuidado y retiro cauteloso el mensaje de una de sus patas.

 

«Cecidit it arcus at Rome»

 

La frase era corta, pero revelo un hecho sin precedentes. Cobra tuvo que releer miles de veces la tinta que yacía sobre el papiro, incapaz de creer lo que sus ojos le mostraban. Y luego de una intensa charla consigo mismo que se explayo por varios minutos, llego a una conclusión.

—Chaka. — Pronuncio el nombre de su soldado de más alta confianza. — Traer a mi hija.

El hombre ni siquiera lo pensó dos veces y se arrodillo ante su señor. —Como usted ordene, Faraón.

De nueva cuenta, centro su mirada en la ciudad. Viendo a distancia la entrada de su palacio, donde en antaño descansaba una gran estatua a la diosa Isis, y que ahora era remplazado por aquel monumental arco con un águila dorada brillando en lo más alto.

—Después de tantos años... llego el momento de liberarnos del yugo de Roma.

 

 

Desmonto de su caballo apenas llego a su Villae. Se encontraba en extremo cansado y apenas puso los pies sobre la dura tierra fue recibido por Beppo.

—Amo Law, finalmente regreso. — Le recibió animado.

—¿Alguna novedad durante mi ausencia?

—Ninguna, .

—¿Donde esta ella? — Pregunto con un ligero toque de curiosidad.

—En el Peristilo— Le contesto con una sonrisa mientras tomaba al caballo de su señor para llevarlo a los establos — Lo ha estado esperando desde el ocaso.

—Gracias Bepo.

Se dirigió a la parte más frondosa de su Villae, los grandes jardines. Antes de que ella llegara, siempre paraban muy descuidados, repletos de mala hierba y desprolijos. Sin embargo, cuando contrajeron matrimonio, y empezaron a construir un hogar. De repente, las plantas volvieron a crecer, los árboles ya no enfermaban y hasta las flores dejaron de marchitarse.

Ella lo cambio todo, incluido a él.

—¿Reiju?

—Por aquí. — Al escuchar su melodiosa voz, siguió el llamado de esta como si fuera una luz en la oscuridad.

Ya que eso era, Reiju era la única luz dentro de toda la oscuridad que era él.

La encontró rodeada de flores, frente al manantial que recientemente había mandado a construir para su esposa, su amiga, su amada.

—¿Qué tal te fue en la Domus Augustana?

—Solo fue un susto, nada grave. — No deseaba asustar a Reiju en su condición. Sabía que el futuro que le deparaba a Roma estaba plagado de sombras, y estando consciente de la coyuntura actual, era cuestión de tiempo para que el también fuese arrastrado por aquel huracán que se acercaba sin piedad.

—Law — La voz de su esposa lo atrajo de nuevo a la realidad. La vio levantarse lentamente, y al finalizar tan ardua tarea, coloco su grácil tacto sobre su abultado vientre de cinco meses. —Eres un pésimo mentiroso.

El pelinegro suspiro derrotado. No se trataba de su desconocimiento en las artes del engaño — A fin de cuentas era un Donquixote — sino que jamás podría haber engañado a una mente tan brillante como la de Reiju por más de cinco minutos. Sintió como su esposa le acariciaba levemente el rostro en un tacto delicado y reconfortante. Ver la mirada de Reiju, tan profunda como el mar, siempre lograba desarmarlo.

—¿Tan malo es? — Inquirió preocupada.

—...Es peor de lo que imagine.

 

 

Habían llegado a la capital antes de lo esperado. No veía Roma desde hace mucho, pero cada vez que regresaba a aquella ciudad, se percataba que poco a poco perdía aquel brillo tan singular que en su día la hizo resaltar como la cuna de la civilización.

¿Qué te ha pasado, Roma?

Las calles estaban abarrotadas de personas de todos los rincones del imperio, que se dividían entre comerciantes, artesanos y esclavistas, todos tratando de conseguir unas cuantas monedas de oro que les permitiese sobrevivir el día a día en aquella cruel ciudadela repleta de misterios e intrigas.

¿Acaso la ambición de poder finalmente te ha enfermado?

Al llegar a la Domus Augustana, Drake y él se llevaron una gran cantidad de sorpresas — Sorpresas nada agradables — y bajo las órdenes del mismísimo cónsul de Roma, recibió la que Shanks nombro como "La misión más importante de su carrera militar".

«—Partirán mañana antes del alba, y tienen que volver aquí en tres días como máximo, o de lo contrario, ni se molesten en regresar.

—¿Estás seguro de que no quieres venir con nosotros Zoro? — El grito de Drake, invitándolo a perderse entre los burdeles de la gran capital del imperio junto al resto de sus soldados, lo tomo sin prisa.

Si iban a estar solo unas cuantas horas en la capital, el castaño lo iba aprovechar como si fuese su ultimo día en la tierra.

—No gracias, Drake, tengo prisa por llegar a casa. — Mintió descaradamente.

—¡Tú te lo pierdes, maldito Eunuco! — A medida que su caballo se alejaba más y más pudo escuchar el grito del tribuno en su espalda. — Pobre de ti sino veo tu asquerosa cabellera de musco mañana.

¡Hmp! Imbécil.

Se fue alejando cada vez más del tumulto de la ciudad, pero contrario a lo que se esperaba de él, su destino no era el distrito alto de la ciudad, donde se encontraba su acomodada Domus, sino todo lo contrario, una pequeña casa semi abandonada en medio del campo.

Vio un caballo blanco amarrado a uno de los árboles que descansaban a la sombra de aquella maltrecha vivienda, y descendió de su purasangre, tan negro como la noche, para sujetar al animal a aquel mismo árbol.

Heracles, mi fiel amigo — Acaricio la crin de su semental — Lamento informarte que tendrás que esperarme un poco más. El relinchido del caballo, simulando un reclamo, logro sacarle una risa.

Estaba a punto de tocar la puerta cuando cayó en cuenta de que esta se encontraba semi abierta. Un detalle que no pasó desapercibido, pero al ingresar a la casa y ver que todo el ambiente se encontraba en total oscuridad no dudo en sacar su espada.

¿Y si lo habían seguido? ¡Maldita sea! De ser el caso tendría que matarlos a todos...

...O su secreto estaría en peligro.

—¿Quién anda ahí? — Exclamo en voz alta, y fue en ese preciso momento en el que pudo sentir una ligera punzada en su cuello.

¿En qué momento...?

—Descuide Tribuno — Escuchar aquel susurro cargado de deseo en su oído hizo que soltara su espada en el acto — No hay enemigos a la vista.

—Sanji — El solo pronunciar su nombre lo hacía darse cuenta de lo mucho que lo había extrañado — en cada encuentro que tenemos me sorprendes aún más.

—Quizás ya este muy viejo para esta clase de actividades, Tribuno. — La ligera risa del joven patricio lo hizo sonreír, confiado.

—¿Quién sabe? Pero déjame decirte que... — De un rápido movimiento, hizo que la daga con la que Sanji lo apuntaba cayera al piso para acto seguido chocar sus labios con los del rubio. En un beso desesperado que fue recibido de igual forma por el rubio. — ...Aun te falta mucho por aprender si crees que eso es suficiente para detenerme.

Habían añorado tanto que llegase aquel día, en el que finalmente pudieran sentir la piel del contrario sobre sí. Zoro ni siquiera tuvo que esperar una confirmación por parte de Sanji para tomarlo allí mismo.

Necesitaba fundirse en uno con el joven patricio hasta que no hubiera un mañana.

—¿A qué se debe tu repentino regreso a la capital? — Pregunto entre gemidos el rubio, mientras Zoro buscaba a tientas la habitación principal. — Tu carta sonaba muy desesperada.

Pero el peliverde ignoro la pregunta de su amante y prosiguió a tirarlo sin cuidado sobre el mullido lecho y empezar a retirarse la pesada armadura lo más rápido que podía, a la par que el rubio admiraba el espectáculo de hombre que tenía frente a él. Sus músculos estaban cada vez más marcados y nuevas cicatrices adornaban su poderoso abdomen.

— No quiero hablar de eso ahora.

—¿Acaso la gran Roma va a caer? — Pregunto seductor, desconociendo la oscura realidad que envolvían sus palabras.

Zoro no quería pensar en que solo tendría esa noche para amar a Sanji, no quería pensar en que se estaba metiendo en un juego de poder muy peligroso y que probablemente le costaría la vida. 

Solo quería perderse entre los singulares turquesas de Sanji.

—Lo único que caerá esta noche serás tú.

 

 

¿Pero que acababa de hacer?

Ichiji estaba hecho un manojo de nervios en su alcoba. No paraba de dar vueltas de un lugar a otro, incapaz de mantenerse quieto ante la inseguridad que dé a pocos sopesaba todo su ser.

¿Realmente había cometido la desfachatez de retirar a todos los sirvientes de la Domus?

¡Y aún peor!

¿¡Solicitar expresamente la presencia de ese maldito esclavo!?

De seguro el intenso calor del verano ya le había quemado todas las neuronas restantes.

¿Dónde estaba su moral? ¿Su ética? ¿Su respeto hacia mismo? ¿Su–?

Dominus, — Aquella profunda y acentuada voz hizo que un respingo se apoderase de todo su cuerpo — ¿Me llamo?

Al momento de voltearse para enfrentar la mirada de aquel esclavo, tuvo que morderse los labios con la visión tan arrolladora que se mostró frente a él.

Si de lejos ese esclavo se veía imponente, ahora que lo tenía a solo unos metros de distancia estaba seguro de que el muy maldito debía ser descendiente de un Dios.

Fácilmente su altura le sacaba un par de cabezas, su cabello remolacha estaba despeinado y un poco más largo de lo que pensó, su cuerpo — Que apenas y era cubierto por un simple taparrabos — se encontraba muy sucio por el intenso trabajo, pero igualmente rosaba la perfección. Su piel morena — un color exótico para los estándares Romanos — y bronceada por el sol, hacían un contraste extraordinario con los ojos fuego que poseía y esas gotas de sudor — Que aun surcaban traviesas por sus marcados músculos — hacían que Ichiji quisiera lamerlas una por una, creando un camino de lujuria por todo su cuerpo.

¿Para qué negarlo más tiempo?

Deseaba con todas sus fuerzas que ese esclavo lo tomara con fuerza, chocara su rostro contra el frió piso de mármol y lo hiciera su puta.

—¿Dominus? — Katakuri lo llamo por segunda ocasión, ya cansado de estar bajo el escrutinio de ese condenado patricio romano.

Ichiji ardió por dentro — pero de rabia —al ver la mirada cargada de desprecio que mostraba aquel esclavo hacia él.

¿¡Acaso era consciente de que podía ordenar que le arrancasen los ojos por tal ofensa!?

—Tu... apestas a mierda de caballo.

—Me disculpo si le incomoda, Dominus — Pronuncio esa palabra con un ligero tono de asco, como si solo reconocer su divina autoridad por derecho de nacimiento le provocara arcadas — pero es el efecto del duro trabajo en los campos. Algo que claramente usted nunca entendería.

El ruido seco de la bofetada que le propino hizo eco en toda la habitación, pero lejos de apaciguar su furia, cual aceite lanzando a la hoguera, la encendió aún más, ya que el masculino y duro rostro de Katakuri apenas se había movido un centímetro luego de aquel impacto.

Que incluso Ichiji podía reconocer, le había dolido más a el que a ese irreverente esclavo.

Pero de lejos, lo peor — y más excitante — fue ver la tenue sonrisa de Katakuri. Ya que ese ligero gesto demostraba que ese mugroso esclavo se estaba burlando de él.

Le había hecho perder el control.

Y lo odio, ¡Lo odio como nunca antes había odiado a nadie!, pero también le encanto.

Si ese esclavo quería jugar sucio, entonces jugarían sucio.

Se acerco hacia el — Lentamente — y empezó a rodearlo con su lento andar, ante la expectante mirada rojiza. Una vez estando detrás de Katakuri, con dificultad logro rodear sus delgados brazos contra aquellos pronunciados y morenos hombros, — Casi rozando su nariz contra aquel condenado collar que lo marcaba como esclavo — solo para aspirar muy cerca de él.

Extrañamente, el olor a sudor que se mezclaba con su exquisito perfume de frutos exóticos, no le desagrado.

—¿Que. Estas. Haciendo? — La oscura voz que salió de aquel esclavo, casi lo hace temblar. 

Casi

Inmediatamente lo soltó, como si su piel quemara. — Mi terma privada se encuentra detrás de esa puerta.

No fueron necesarias las palabras para entender la mirada de Katakuri.

¿Y a mí me mierda me importa?

—Quiero que te bañes, esclavo. Es una orden. No puedo concebir la idea de tener ante mí a alguien tan sucio y desprolijo.

Pensó que Katakuri le llevaría la contraria, pero no, para su deleite personal aquel mugroso esclavo solamente asintió y siguió la indicación que le dio.

En un principio, le sorprendió el lujo que rodeaba aquel baño. Todo estaba hecho de mármol y recubierto con láminas de oro, no se parecían en nada a las termas comunes que tenían para toda la servidumbre. Al acercarse un poco a la monumental piscina, se dio cuenta de que el agua ya estaba rebosando y soltando un aroma muy agradable.

Nunca entendería la pasión de los romanos por la limpieza y las duchas de tan larga duración, ni que los muy holgazanes realizasen un trabajo tan duro como el de los esclavos como para tener que estarse limpiando a diario.

Ichiji se encontraba a unos metros de donde estaba el moreno. Siendo un espectador pasivo de lo que estaba pasando frente a él, y valla que le gustaba lo que sus ojos le mostraban.

Ver a Katakuri deshacerse de ese maltrecho taparrabo para dejar a su vista aquellos firmes y fibrosos glúteos hicieron que se mordiera los labios con tal fuerza que sin darse cuenta sintió el metálico sabor de su sangre.

Sin pensarlo dos veces empezó a deshacerse de su toga, retirando de a pocos los infinitos pliegues de la más fina tela que rodeaba su cuerpo, y que en un parpadeo, ya se encontraban en el piso.

Por Júpiter, se sentía como una completa zorra, pero ya no podría soportar el calor que se apoderaba de su cuerpo al ver la fibrosa espalda de aquel esclavo ser bañada por la impolutes del agua.

Cuando Katakuri sintió un suave tacto en su espalda baja, giro la vista para encontrarse con aquel insulso romano pelirrojo junto a él en la tina, el cual con una especie de esponja tallaba con el mayor de los cuidados su cuerpo.

—Eres un inútil, esclavo. — Le recrimino con un hilo de voz, completamente sonrojado y rehuyendo su mirada —Se nota que no sirves para otra cosa que el duro trabajo de los campos. Lo estás haciendo mal... permite ayudarte.

Fue entonces que Ichiji pudo sentir los dedos de Katakuri posándose sobre su barbilla, obligándolo a verlo. — ¿Qué estás haciendo?

¿Porque sentía que no podía ver a Katakuri a los ojos? Era como si su simple mirada lograse calcinarlo sin la necesidad de llamas.

—Yo... yo solo quiero ayudar.

—No a eso... — Susurro sugestivamente sobre sus labios, haciéndolo temblar — Me refiero a ¿¡Que crees que estás haciendo!? — Intempestivamente, aquel inocente y hasta incluso suave tacto sobre su barbilla se degenero hasta ser estrangulado por aquel mismo ser que hasta hace unos segundos había despertado todo tipo de pasiones en él.

Ichiji rápidamente reacciono tratando de golpearlo. Alejarlo de el por todas las formas posibles, pero fue inútil. La presión sobre su yugular era tan fuerte que poco a poco sentía que se quedaba sin oxígeno.

—¿Crees que no me he dado cuenta de la forma en la que me miras? — Le inquirió mientras lo veía a través de esos ojos que ahora drenaban sangre. — ¿Crees que no me he dado cuenta de que llevas vigilándome desde hace mucho? ¿Crees que soy tan tonto como para no darme cuenta de que estabas viéndome mientras me cogía a esa esclava de otra Domus, la noche anterior? — Rugió furioso — ¿Y? ¿Te gusto? No, claro que no. Estabas celoso, de que fuera ella y no tu. Fue por eso que armaste este circo. ¿En verdad crees que no me di cuenta de que aprovechaste la más mínima oportunidad que tuviste para sacar a todos los esclavos de este lugar, solo para que pudieras acercarte a mí? — Katakuri escupía esas palabras a medida que las venas de Ichiji se marcaban cada vez mas en su rostro. — Bueno, permite decirte algo, Dominus — escupió con burla — Lo último que haría en mi vida seria cogerte. Preferiría ser violado por un burro a tener que tocarte si quiera. No tienes idea del asco que me provocas, tú y toda tu jodida raza. — Y sus Dioses sabían lo mucho que los aborrecía — La gran Roma, que se vanagloria de ser el imperio más grande que el mundo haya visto, no es más que una sociedad que dé a pocos se derrumba. Viviendo de la la decadencia y gloria de sus épocas pasada. Cuyo único logro fue formar una gran metrópolis sobre los cadáveres y cenizas de millones de inocentes. — El mismo había sido testigo de la crueldad de las legiones romanas cuando estas llegaron a su amada Britania. Matando, quemando, violando y masacrando todo a su paso. — No tengo la menor duda de que este endemoniado imperio caerá pronto, y todo gracias a la ambición y sed de sangre de todos sus gobernantes, y el día que eso ocurra. Será el día más feliz de mi vida. — Soltó a Ichiji antes de que este se desmayarse y apenas se encontró libre de aquel feroz encuentro, el pelirrojo empezó a toser sin parar, tratando de recuperar todo el oxígeno que sus pulmones exigían.

Sentía su cuello arder, estaba seguro de que se encontraba completamente marcado.

¿Qué acababa de pasar? ¿Acaso... realmente intento matarlo?

Katakuri ni siquiera le devolvió la mirada, tomando la única prenda que le pertenecía, dispuesto a retirarse. Sabia las consecuencias de lo que acababa de hacer, pero aceptaría cualquier castigo con una sonrisa. Ningún látigo le quitaría el placer de ver el rostro lleno de terror de ese maldito romano.

¿Quién diría que los Romanos también podían sentir miedo?

—Entonces... — Ichiji apenas podía hablar, pero haciendo un gran esfuerzo logro conciliar un par de palabras — Entonces desquítate conmigo.

Apenas escucho las palabras del pelirrojo, Katakuri se detuvo en el acto. — ¿Qué acabas de decir?

—Vamos... Te estoy diciendo que te desquites conmigo.

No sabía porque estaba diciendo tales disparates. Lo único que comprendía a ciencia cierta, mientras era asfixiado hasta casi rozar la muerte a manos de Katakuri, era que sus ojos mostraban un gran dolor.

Dolor, angustia y... odio

Un odio irrefrenable hacia Roma.

—Yo represento todo lo que tu odias. ¡Soy un patricio! Descendiente directo de una de las familias que fundaron a tu peor pesadilla. Mi padre es un senador y antiguo militar, el orquesto el asesinato de miles de personas inocentes en nombre de Roma. Cuando mi padre muera, y en verdad espero que sea pronto, tomare su puesto en el senado como su primogénito. Yo nací con un derecho divino por sobre toda la gente, lo inverso a ti, que no eres más que un esclavo. Un simple objeto sin valor ¡Yo soy la representación de Roma! Así que si vas a realizar tu venganza, empieza conmigo. — No estaba mintiendo, cada una de las palabras que salieron de su boca estaban cargadas de una furiosa franqueza.

El representaba la antítesis de Katakuri.

Pero a pesar de ello, Katakuri siguió viéndolo por encima de hombro.

Y grande fue su sorpresa cuando Katakuri le devolvió su mirada color sangre, plantándose frente a él en su completa desnudes. Desafiándolo con la mirada — Creo que aún no has logrado comprenderlo. El hecho de que yo sea un «Bárbaro», — Uso aquel termino de forma despectiva, ya que era insultante tanto para el como para el resto de su pueblo ser catalogados de esa forma por una sociedad que se vendía como "civilizada" cuando en la practica todo lo contrario. — No quiere decir que replicare las mismas atrocidades que tu gente.

—¡Entonces no lo hagas! — Poco a poco empezó a salir de la terma, mostrándose en completa desnudes a Katakuri — Perdóname la vida demuestra que eres mejor que muchos otros hombres que he conocido. Hombres que se jactan de sabios y eruditos, pero que no son más que charlatanes carroñeros en busca de poder, como todos en Roma. — Soltó en un susurro final.

Tenía honor — Algo muy escaso en Roma —, fácilmente pudo haberlo ahogado o asfixiado, pero le perdono la vida.

A él... un romano.

Se acerco hacia Katakuri de a pocos, mientras que su cuerpo aun desprendía una fina mascara de agua, pero a diferencia de lo que el más alto pensaba, Ichiji paso de largo su presencia, hasta llegar hacia donde se encontraban sus finas prendas arremolinadas en el piso de mármol, y de estas, saco algo hizo a Katakuri abrir los ojos a mas no poder.

Una llave.

La llave del collar que lo señalaba como esclavo.

Su libertad se encontraba justo frente a sus ojos. Si le quitaba esa pieza de metal, seria libre.

—La tome prestada de las pertenencias de mi padre. — Admitió — Planeaba usarla como último recurso para que te acostaras conmigo. — Se sentía como un perfecto imbécil al exponer todos sus pensamientos en voz alta, pero no podía evitarlo.

El rostro de Katakuri permaneció tenso en todo momento. ¿Qué si por su mente surcaba la idea de matar al chico y quitarle la llave? Por supuesto que sí. En esos momentos la Domus estaba completamente vacía. No habrían testigos de su crimen y cuando encontrasen el cadáver del pelirrojo, el ya estaría muy lejos de Roma.

Pero se vio completamente desarmado cuando el chico se acercó hacia el en su completa desnudes, y rodeándolo de la misma forma que lo había hecho hace unos minutos, hizo uso de la pequeña llave que llevaba consigo, quitándole en el acto aquella odiosa pieza de plomo.

—¿Sabes que puedo matarte y huir por lo que acabas de hacer?

—Puedes hacerlo. — Secundo el pelirrojo — Siendo franco, si yo estuviera en tu lugar haría lo mismo. — Con el collar aun entre sus manos Ichiji se colocó frente a Katakuri, desafiándolo con la mirada — pero no pasara mucho hasta que los soldados de mi padre te encuentren y ejecuten, o... — Hizo una pausa — puedes simplemente quedarte aquí, conmigo.

—¿Acaso no entiendes latín? Solo porque me quitaste ese collar no quiere decir que voy a revolcarme contigo, maldito patricio engreído.

No negaría que el cuerpo de aquel romano se veía muy apetecible. Si bien no era como el de una mujer, con curvas pronunciadas o enormes pechos, era agradable a la vista. Delgado y bien proporcionado, con músculos que apenas eran perceptibles. Además, la blancura de su piel competía con la fría nieve de su natal Sin mencionar su cabello, que a pesar de estar todo mojado y maltrecho, aún conservaba su intenso escarlata. En Britania habían muchas personas con ese característico color, hombres y mujeres bendecidos por el dios del fuego, pero quizás solo en Ichiji aquel intenso color armonizaba tan bien.

—Entonces no me veas como un patricio — Fue cuando que Ichiji realizo lo impensable. La mayor herejía jamás cometida para un romano de tan alta nobleza como él.

Colgando sobre si el collar que antes reposaba sobre el cuello de Katakuri.

— Sino como a un esclavo... Un esclavo rendido ante ti, Dominus. — Finalizo su discurso arrodillándose ante Katakuri.

Katakuri vio desconcertado aquella acción. Sin poder creer lo que sus ojos le mostraban.

Si su padre lo viera en esos momentos... ¡Dioses! Judge no dudaría ni un segundo en matarlo a golpes por manchar su apellido de una forma tan degradante. Su hijo favorito, su primogénito, su heredero. Humillándose ante nada más y nada menos que un esclavo.

Ni con su muerte restauraría el honor de su familia.

Pero sus intentos fueron en vano cuando sintió las pisadas de Katakuri alejándose. Ni siquiera se atrevió a levantar la mirada cuando lo escucho marcharse. Únicamente sintió como rabia y humillación acunaron su ser.

¿Había hecho todo esto por nada? ¿Acaso ese esclavo lo aborrecía de tal forma?

Nunca había llegado a ese extremo por otra persona, humillándose hasta el punto de compararse a un esclavo. Rápidamente hidrófobas lagrimas se acunaron en sus eternos azules.

Recordándole que tan humano podía ser.

Mas cuando estaba a punto de romper en llanto por su infame degradación, sintió sobre su cuello el mismo agarre que por poco y le quita la vida. — Solo que esta vez, el tacto era cuidadoso, sin brutalidad.

Katakuri se encontraba frente a él, levantándolo con cuidado, para que ambos pudieran enfrentarse el uno al otro.

—Esto no terminara bien para ninguno de los dos. — Sentencio en un susurro mientras topaba su frente contra la del pelirrojo

Escuchar el acentuado latín de Katakuri tan cerca de si hizo que cerrase los ojos con fuerza. Si ese esclavo cambiaba de parecer y lo ahorcaba nuevamente, moriría feliz. —Entonces... — Jadeo — Nunca encontremos el final.

Con esas suaves palabras sentenciaron sus destinos. Siendo el profundo y acalorado beso de Katakuri, quien sello su tratado.

Cuando menos se lo espero, ya estaba gimiendo en alto el nombre de Katakuri, mientras las manos de este — Grandes y ásperas — se perdían por todo su cuerpo. Succionando, marcando y saboreando cada rincón de su piel. Aquel esclavo, diestro en artes amorosas, lo cargo sin dificultad, solo para depositar su cuerpo con sumo cuidado sobre su mullida cama, procurándole el mayor placer que su cuerpo fuese capaz de soportar como preámbulo a lo que vendría.

—...Di mi nombre — Rogo entre gemidos el joven patricio. Quería oírlo de sus labios, necesitaba oírlo.

Ichiji — Sonaba tan extraño viniendo de él, pero el pelirrojo pareció disfrutarlo de igual manera.

— ¡Por Júpiter! — Ichiji gimió con fuerza cuando los labios de Katakuri se perdieron en su sexo.

El mayor quería degustarlo por completo, probar de su elixir prohibido hasta quedar completamente saciado. —¡Si! ¡Si! ¡Joder, si! — Los gemidos que le robaba a Ichiji salían como eufonías dignas de ser comparadas con los cantares del mismísimo Apolo.

Sentía que todo se desdibujaba a su alrededor, y fue entonces que estallo en la boca de Katakuri, perdiéndose por incontables minutos en el cumulo de sensaciones que se apoderaban de todo su ser. Hasta que pudo sentir el duro y fuerte ariete de Katakuri chocando contra él, deseoso y expectante por destruir aquella exquisita muralla roja.

Fue el mismo Ichiji quien abrió por completo las piernas para él. Mostrándose en todo su esplendor —Hazlo... Quiero sentirte, Katakuri.

La visión que se poso frente a él, de aquel apretado y palpitante agujerillo sonrosado, fue la autorización que esperaba para iniciar el ataque.

De un rápido movimiento empalo al patricio de golpe y en una sola estocada. Gruñendo salvajemente sobre los labios de su pelirrojo amante por aquel caluroso y estremecedor recibimiento a su miembro. Podía sentir la ahogada respiración de Ichiji, escuchar sus gemidos de dolor y que luego, de a pocos, transmutaron en el más puro y enfermizo placer que sus cuerpos podían ofrecerse el uno al otro.

Solo por ese día...

El amo se convertiría en esclavo, y el esclavo en amo.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Aclaraciones del capitulo: 

Calzada: Eran los caminos de piedra que articulaban a todo el imperio Romano. Una red viaria usada con fines militares y económicos. Gracias a estas se permitió la difusión de la cultura romana por todo occidente.

Galia: Es el nombre romano dada a las regiones de Europa que actualmente constituyen Francia, Bélgica y algunas partes de Suiza.

Tribuno: Eran los oficiales a cargo de una Legión romana. (Esta ves ya no tendremos que esperar diez años para saber que hace Zoro por la vida)

Legión: Las legiones fueron la unidad básica de infantería en la antigua Roma. Consistía en ejércitos de a pie. Conformados entre 4000 a 6000 hombres. Fue gracias a la férrea disciplina y organización en batalla de estos, que el imperio romano se volvió una superpotencia militar. Cave destacar que cada Legión tenia un número y nombre asignado, para diferenciarlas de cada una.

Julio Cesar: Uno de los más grandes políticos y militares en la historia, (No, no de la historia romana, de la historia.) Brillante estratega que fue uno de los hombres mas aclamados en Roma por sus exitosas campañas militares y su gran habilidad como orador. En la época de Julio Cesar, Roma seguía siendo una república con mas de 300 años de tradiciones, que estaba en manos del senado, sin embargo el mismo gozaba de una gran impopularidad. Por lo que Cesar se nombró Consul, haciéndose con el poder de Roma. Sin embargo, el senado no iba a dejar que un hombre les quitara todo el poder ¿o no? Por lo que en acto rastrero lo asesinaron a las puertas del senado. (Aunque igual terminaron cagando para adentro cuando llego Octavio – sobrino de Julio Cesar – y convirtió roma en un imperio, haciéndose el primer emperador de la historia Romana)

(No se si se nota, pero AMO la historia Romana)

Popularis: Ya expliqué lo que era el senado, así que ahora toca explicar otro dato interesante. Tal y como en nuestros países hay partidos de derecha e izquierda, Roma también contaba con el mismo quilombo en el senado. Los Popularis, eran la fracción que estaba más preocupada por el bien del pueblo llano. Buscaban darles los mismos derechos a los ciudadanos nacidos en las colinas de Roma para que accediesen a cargos políticos importantes y que este no fuera un sistema hereditario exclusivo de los nobles y patricios. Resumiendo, tenían un pensamiento mas popular e igualitario.

Optimates: Aquí está el salseo. Verán, los Optimates era nuestra querida derecha extrema y conservadora. La fracción aristocrática del senado, conformada por los patricios y nobles del imperio. Se oponían fervientemente la idea de que hombres de las colonias de Roma o plebeyos accedieran a un cargo publico destacado.

Romulo: Fundador de Roma.

Germania: Provincia romana que comprende la actual Alemania.

Pluton: Contraparte romana del Dios Hades.

Legatus Legionis: Alto cargo militar de la antigua Roma, un equivalente moderno a lo que vendría a ser un general.

Pretor: Magistrado romano que estaba solo por debajo del cónsul.

Legatus Pro Praetore: Gobernador provincial de Roma, normalmente estaban al mando de varias legiones romanas.

Britania: Era el nombre que le dieron los romanos a la actual isla del Reino Unido. Verán, junto con los Germanos, Britania fue una de las regiones que más sufrió la tiranía Romana. ( y no solo para términos del fic)

Pax Romana: Es una expresión latina que se refiere al pedido de estabilidad de vivió el imperio romano.

Cónsul: En la época republicana representaban el mayor cargo magistral existente. Sin embargo con la llegada de los emperadores, el cargo paso a ser meramente representativo, para fines de este fic el título de cónsul conserva todo su poder solo por debajo del Cesar.

Ra: Dios del Cielo y el sol en la cultura egipcia (O si, claro que tendremos mas de una cultura en la fiesta)

Alejandría: Ciudad fundada por Alejandro Magno y una de las capitales del antiguo Egipto.

«Cecidit it Arcus at Rome»: El arco de Roma ha caído. (¿Qué quiere decir esta frase? Y ¿Qué tiene que ver Vivi en todo esto? :v La historia tiene la respuesta)

Dominus: Señor o amo.

Peristilo: Era los patios ajardinados que habían en las Domus. Normalmente estaban rodeados por una galería de columnas y eran inmensamente majestuosos.

Domus Augustana: Era el palacio real del Cesar.

Eunuco: Hombres a los que se les privaba de su miembro viril, en otras palabras los castraban. (Si, se lo que están pensado. Drake es un hdp xd, pero lo amo, no me juzguen)

Iceni: Bien esto lo contare más a detalle en los siguientes capítulos, pero creo que la historia ha sido muy injusta con los Iceni. Fueron uno de los tantos pueblos que habitaban en Britania durante la época Romana, y uno de los pocos en la historia que se levanto contra la tiranía del imperio Romano en pleno apogeo del ultimo. La masacre fue total y absoluta, incluso para los estándares romanos, háganse una idea de lo sangrienta que fue solo con eso.

Una última cosa, me tomare un par de libertades en la historia romana con fines literarios. Sobretodo con la influencia de los títulos militares y magistrales en Roma, ya que no puedo concentrar todo el poder en el emperador o todo seria muy fácil. Además, de algunas fechas también, como por ejemplo la anexión de Britania, ya que esta fue incluida al imperio en el año 49. Durante el reinado del emperador Claudio. Y el fic se desarrollará en el año 110, lo que corresponde al reinado de Trajano durante el periodo de los 5 benévolos.

N/A:

Bueno… la actualización demoro más de cuatro meses y fue bien tardada, pero ¡Hey! ¿Las risas no faltaron, no?

…¿No?

Pero ya hablando en serio. La idea era actualizar este fic mientras continuaba mi viaje por las Europas. Sin embargo, cierto virus del que no hablare trunco mis planes (se rasca la cabeza). Bueno no hablemos de eso o me entra una furia tremenda solo de acordarme de todo lo que gaste en pasajes y hospedajes a lugares que nunca llegue.

Obviemos eso ultimo.

¡Finalmente tenemos la continuación de Pasión en cadenas!

Siempre tuve en la mente escribir una historia sobre la antigua Roma, pero que no solamente mostrara la gloria del imperio romano. Sino también su otra cara, la corrupta, la sanguinaria, la cruel y esto se ve reflejado en muchas formas.

Ante las maquinaciones y ambiciones del Senado en busca de hacerse con mas poder dentro del imperio – y en especial de cierto padre ejemplar cuyo nombre no diré (¡JA! Si supiera lo que sus hijitos hacer mientras el no está, pero de eso hablaremos mas abajo) – Nuestros sexys senadores jugaran un gran rol en esta historia, y prepárese porque aun no salen todos los que tengo en mente.

Ahora, el emperador. Hagamos una pequeña analogía. Si Roger es el emperador, Raleigh el cónsul y Rouge la emperatriz ¿Quién podría ser el heredero del emperador? ¡Shh! No lo digan, que el próximo capitulo debutara nuestro risueño y dulce niño de luz. (¿O es el que sigue del que sigue? Joder, no lo recuerdo xd)

Lo que sí, traerá más de una sorpresa.

Y tampoco crean que todo será un camino de rosas dentro de la cúpula del emperador, y si notaron cierto dato muy interesante, uno de los miembros de esta fue el responsable de destrozarle la vida a cierto personaje que yo amo con todo mi ser.

Ahora, Law y Rei Awww se me hace agua el corazón con estos dos en la dulce espera. Verán en BL, ya estaba siendo muy hdp con Reiju así que en esta historia tendrá un desarrollo mucho más dulce y agradable. Bueno al menos eso espero, porque no crean que me he olvidado de cierto monito al que también amo mucho.

Ahora, empezamos con los platos fuertes. Porque si, esto es un fic basado en la antigua Roma y estos no se van con rodeos.

Sanji y Zoro, estos dos tienen una relación un tanto prohibida, y si prestaron atención a las palabras de Drake. Entenderán por qué. Con estos me quise ir de frente a la yugular. Digo, Literalmente, Sanji lo apunto con una jodida daga JAJAJA. Y se que muchas se quedaron con ganas de saber lo que paso en esa linda chosita. Bueno, digamos que pasaron una linda tarde tomando leche y galletas :)

Ahora, mis dos gemas, para esto primero tengo que comentar un detalle importante. Verán, el capítulo estaba prácticamente escrito hasta la parte de Zoro y Sanji, pero tuve una especie de estancamiento con el KataIchi porque quería que fuera algo completamente diferente y fue entonces cuando llego la inspiración. Se que esto a nadie le importa pero igual lo contare, ayer estaba viendo tele con mi sobri y justo pasaban “Pocahontas”, que a mi parecer es una de las películas mas infravaloradas de Disney, y justo cuando llego la escena de “Colors of the Wind” ¡Whow! Mi cabeza exploto. La parte en la que Pocahontas le dice al pelotudo de Jhon Smith “Do you think the only people who are people, are the people who look and thing like you” ala no. Apenas recordé esa frase me pare de la cama, deje a mi sobrina viendo la pela y fui a mi habitación para abrir mi laptop y empezar a escribir.

Ichiji y Katakuri representan perfectamente las dos caras de Roma. Por un lado la gloriosa y por otro la infame. Ichiji es un hijo de Roma, quien solo por nacer en donde nació tuvo todos los derechos y beneficios de su nombre. A diferencia de Katakuri, un joven cuyo pueblo, familia y libertad fue arrebatada por este mismo imperio. – Aunque en esto hondaremos en el siguiente cap. y si, preparen sus pañuelos porque como mencione antes, la masacre que se dio en Iceni fue uno de los episodios mas oscuros y sangrientos en la historia romana – Ahora, ¿Por qué Katakuri no mato a Ichiji cuando pudo? Simple, él no es como los romanos, y si la frase de la tapa está inspirada en la mentalidad de Katakuri.

Se que me estoy olvidando de muchos detalles, como el supuesto atentado contra el emperador o la otra pregunta de gran vigor ¿Dónde crjs están Niji y Yonji? Bueno… digamos que el primero es un gran asiduo del Coliseo Romano ¿Qué? ¿Creyeron que siendo una historia de Roma no habrian gladiadores? Pues sí que estarán presentes, siendo el peliazul uno de sus principales espectadores, y no solo por el show en sí. Sino por cierto gladiador cuyos cabellos son tan rojos como la sangre que se derrama en esa arena. Con respecto a Yonji si tendremos que esperar un poco más, pero descuiden, valdrá la pena.


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