Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Quédate Conmigo por Nova22

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

>3< Actualización >3<

 Capítulo 2


Kuroo golpeó insistentemente el dedo índice sobre el volante de su auto, el apagado sonido llenando aquel pequeño espacio y el silencio de sus pensamientos. Un cansado suspiro escapó lentamente de sus labios y un lamento murió en su pecho. Estaba pensando que debería arrancar y simplemente marcharse, la idea le gustaba, no tenía muchas ganas de hacer esto. Lo exasperaba. Creía que había sido muy claro antes, esto era una locura y algo de lo que no tenía muchas ganas de formar parte ¿No se daban cuenta? ¿No era obvio? Bastaba con verlos para llegar a esa conclusión y en un principio nadie debió haberlo considerado lógico. No tenía sentido.


"Tus padres no pensaron que era una mala idea ¿No dijiste que a tu madre le gustaba él?" la voz detrás de la otra línea del teléfono detuvo el incansable golpeteo de su dedo. Kuroo apretó el volante y fue capaz de apreciar como sus labios formaban una mueca a través del reflejo del espejo retrovisor "Tú tampoco estabas en contra ¿No? Antes habías dicho que estabas pensando tener una relación formal y casarte ¿Qué es lo que te tiene tan inconforme ahora? El chico es menor que tú solo por un par de años ¿No? Escuché que tiene dos posgrados y que actualmente está...


— Yaku, creo que te estás equivocando de Tsukishima.


Su castaño amigo, Yaku, emitió un extraño sonido detrás de la línea y Kuroo sonrió con amargura, sin una sola pizca de humor y volvió a suspirar con cansancio. Ya podía imaginar la expresión en el rostro de este chico. Podía verlo tan claramente que ni siquiera tuvo problemas para imaginar lo que estaba pensando incluso si no se encontraban frente a frente.


"¿Estás tratando de jugar conmigo? ¿Es alguna clase de broma o algo así?" Esta vez Kuroo sonrió más amplia y amargamente, había pensado exactamente lo mismo. No importaba como lo viera, esto no debería tener sentido para nadie, no era lógico y no lo consideraría nunca "Kuroo ¿Por qué no estás diciéndome que esto es una broma?


— Porque no lo es.


Silencio nuevamente detrás de la línea, Yaku no debería tener dudas tras esa declaración, sin embargo entendía que aún se sintiera incrédulo, Kuroo aún lo estaba con toda esta situación "Parece que no lo es..." murmuró el castaño en una suave risa incrédula y mecánica "¿Qué edad tiene? ¿Doce? Creo que estoy bastante seguro de que la primera y última vez que lo vi yo estaba en preparatoria...y ese chico era un bebé, mi madre me hizo cargarlo, Kuroo, lo recuerdo...fue aterrador"


Y el moreno estaba bastante seguro de que también recordaba eso, aunque no la época exacta, y esa imagen alimentaba aún más la idea de que esto era una locura; este chico, Kei, era prácticamente un niño — Debe tener quince o dieciséis creo, no estoy muy seguro.


"Casi le doblas la edad...prácticamente estamos hablando de un niño"


— Dicen que es muy alto y que parece más maduro para su edad.


"¿Por qué de pronto parece que estás justificándote? ¿Qué es lo que acabas de hacer y que tan irreparable es? ¿O que es lo que estás apunto de hacer?"  Dijo. A Kuroo no le pasó desapercibido el tono de sospecha en la voz detrás de la línea e hizo una mueca dolorosa "Si todavía es algo que puede ser revertido entonces será mejor que me lo digas de una vez, pero...pero si estás hasta el cuello, entonces esta llamada nunca sucedió"


Kuroo apretó los labios, incluso aunque sabía que Yaku podría no estar hablando del todo en serio eso lo había golpeado ¿Qué clase de imagen tenía de él? Comenzaba a preocuparse si quien era su mejor amigo y quién mejor lo conocía de todas las personas tenía esa clase de ideas de él. Siempre pensó que era alguien más confiable, algunas personas lo llamaron serio y aburrido, incluso anticuado. Tenía ganas de preguntarle qué era lo que veía, pero quizá este no era el momento indicado.


— Todavía no he hecho...


"¿Todavía? Entonces eso significa que estás a punto hacerlo o que estás pensándolo al menos ¿Verdad?


— ¡Por supuesto que no! — exclamó Kuroo en un murmullo bajo. Se removió con incomodidad sobre el asiento de su auto ¿Por qué de pronto sentía que estaba siendo expuesto? No estaba haciendo nada, no lo pensaba ni tampoco lo haría jamás y agradecería que Yaku le tuviera un poco más de fe — Pero...


"Pero..." Lo invitó a continuar.


No estaba haciendo nada malo, quería recalcarse eso a sí mismo y de ser posible también a Yaku. Todo lo que quería era terminar con esto de una vez — Su madre me pidió que pasara por él, vamos a reunirnos con ella y mi madre en media hora...el lugar me queda de camino y parece que el auto de su familia no está disponible así que...— otro suspiró cansado. Todo lo que quería hacer era negarse a ese compromiso, este chico necesitaba a alguien acorde a su edad, no a alguien que era mayor incluso que su hermano.


"¿No es eso como...muy conveniente?


— No sé qué estás tratando de...


"No, no, no, no, Kuroo" lo interrumpió Yaku "No me refiero a eso, conozco el tipo de persona que eres...no estoy dudando de ti, pero la madre del chico es..." hizo una pausa "No es el tipo de mujer que se queda en casa dirigiendo a sus sirvientes o atendiendo fiestas de té, es alguien muy calculadora y ambiciosa, fría en los negocios...sé que es diferente y que estamos hablando de su hijo, pero es una mujer de objetivos y si tú lo eres..."


Si, entendía eso y si a lo que aspiraba era a un matrimonio ventajoso, entonces no iba a aceptar un no tan fácilmente como respuesta. Ella tenía ese tipo de fiera reputación en los negocios, sin embargo lo que pretendía era irracional. Kuroo sabía que no quería esto y esperaba poder terminarlo lo más pronto posible.


— Está bien, mi madre puede parecer alguien un poco voluble, pero tampoco esta tan de acuerdo con esto como parece y supongo que este chico tampoco debe estar muy feliz — venir a buscarlo en realidad también era una estrategia para hablar con aquel muchacho, él también debía tener una opinión al respecto, estaba seguro de que tampoco debía querer esto y que podrían resolverlo pronto y sin demasiados dolores de cabeza. Kuroo quería ser optimista — Voy a hablar con él en el camino, Kei debe saber cómo tratar con su madre...podremos encontrar una manera.


"Ten cuidado, supongo que no necesitas que te diga lo que dicen de este chico ¿Verdad? Es una belleza"


— Y también un niño — medio rió el moreno, era cierto que podría haber hombres que tenían ese tipo de preferencias, pero no era el caso para Kuroo. Un niño no era lo que quería como su pareja, ni siquiera podía imaginarlo. Era una locura — Voy a llamarte más tarde ¿De acuerdo? Necesito discutir algunas cosas del contrato de esta mañana ¿Está bien?


"Claro, suerte"


Colgó, entonces Kuroo echó el cuerpo hacia atrás y se permitió relajarse, esta situación tan problemática, aunada a una muy larga y pesada jornada de trabajo lo mantenían en total tensión. Tenía los hombros rígidos y la sensación innegable de un muy próximo dolor de cabeza latiéndole en las sienes. Necesitaba un trago y un segundo para sí mismo, sin embargo tenía que hacer esto y con su renovada convicción, decidió no esperar más tiempo para bajar del auto y avanzar hacía el alto y elegante edificio frente al que se encontraba estacionado.


Se trataba de una escuela de ballet muy prestigiosa, el edificio tenía una arquitectura muy agradable, las paredes del interior eran, en su mayoría, de un transparente cristal que le permitía apreciar como aún algunos estudiantes e instructores trabajaban arduamente en ese gran espacio. Era muy amplio y también muy elegante. La seguridad también parecía ser buena, habían pedido su nombre y una identificación en la entrada, parecía ser que la madre de Tsukishima había informado a la escuela de su llegada; Kuroo había tratado de no prestar mucha atención a la forma en la que esa recepcionista lo miró, pero creía entender que era lo que podría pensar.


Era un poco incómodo y agradecía que esta fuera la primera y última vez que tuviera que ir a ese lugar. Solo un poco más, una vez hablara con Tsukishima todo estaría en orden y ambos podrían relacionarse con personas más acordes a su edad y madurez emocional. Esto no tenía por qué ser un problema para nadie.


— Creo que podría seguir solo desde aquí...si no le molesta.


La mujer que lo acompañaba por el pasillo detuvo su elegante paso y lo miró por sobre sus anteojos, parecía bastante mayor y también que la idea no le gustaba. Kuroo entendía sus razones, obviamente no era un familiar de Tsukishima y aun así  estaba ahí por él, a sus ojos debía ser una persona sospechosa y quizá también un peligro — Entiendo, la hora de la clase ya terminó...Kei es el único alumno dentro ¿Está bien si vengo a comprobar la sala en diez minutos? Va a ser ocupada nuevamente pronto y necesito supervisar que todo esté en orden, lo entiende ¿Verdad?


— Por supuesto...no hay problema.


La mujer asintió con un fino movimiento de cabeza y volvió por el pasillo, había sido más fácil de lo que imaginó, sin embargo no se sintió como tal y Kuroo se pasó los dedos entre el cabello. De verdad tenía ganas de terminar con esto pronto. La puerta de la sala estaba justo frente a él, tomó el pomo sin esperar más tiempo, sin tratar de prolongar más este inevitable primer encuentro y la abrió, entonces como si lo abrazaran, como si de pronto hubiera sido transportado a un mundo extraño, notas musicales, suaves y delicadas llenaron aquel espacio, y su mente y cada uno de sus pensamientos fueron inmediatamente atrapados por la figura del chico que, con la gracia de un hada nacida de la luna, se deslizaba en cada una de estas, en cada emoción y en cada sentimiento impreso en cada acorde.


Una perfecta figura, curvas delicadas, una estilizada silueta, líneas salvajes y aun así tan finas, desplazándose por todo el espacio, por ese universo en movimientos flexibles, tan agiles y armoniosos, ten elegantes y sensuales que tomaron todo de él. Que lo capturaron. La música rebotaba en el vacío interior de aquel salón, se agitaba, cantaba y bailaba en armonía con los movimientos de ese chico, tan salvaje, tan fuerte, como una única luz destacando en medio de la oscuridad, como una ninfa, como un sueño, como una criatura efímera robándole aliento hasta que se encontró a si mismo siendo incapaz de respirar y perdiéndose en un profundo dorado, que tal y como el oro fundido, le quemó la piel y le ardió el alma.


— Eres Kuroo ¿Verdad? — el moreno jadeó, fue un impacto, no fue capaz de dilucidar la razón exacta, no lo entendió, no podía hacerlo consigo mismo o con sus ideas...lo único que sabía era que estaba aturdido y hechizado, que podría estar perdido — Mi madre me dijo que ibas a llevarme a cenar esta noche ¿Puedes esperar un momento? Necesito cambiarme primero.


— Claro — carraspeó. Este chico era de verdad muy alto para su edad, no se había tomado el tiempo para ver su fotografía, pero su rostro era agradable...tan hermoso. Esos labios tan rosa, tan jugosos y jadeantes le estremecieron la piel. Una pequeña y aristocrática nariz respingada, pómulos delicados teñidos de rosa, una mirada encendida y ligeramente tímida, despertando en su pecho una emoción que no debería estar ahí, una arrasadora euforia — Tsukishima...


— Puedes llamarme Kei


— ¿Kei...? — susurró.


Se preguntaba si ese había sido su primer error, no estaba pensando, no sabía que era lo que estaba haciendo ¿En qué momento dejó de ser aquel hombre racional? ¿Por qué se dejó llevar de esa manera? La reunión que estaba esperando no sucedió, debió haber llevado a Kei a casa, pero de alguna manera consiguió convencerse a sí mismo de que necesitaban a hablar. No estaba pensando, no estaba siendo racional...quería verlo un poco más, quería escuchar el sonido de su voz.


Tan incorrecto, tan prohibido, tan pecaminoso, tan intenso...tan ardiente que le quemaba el pecho, que transformó su sangre en fuego. Solo había bebido un par de tragos, solo había sido un instante, segundos transformados en horas, miradas tímidas, sonrisas coquetas, sensaciones que antes le habrían parecido una tontería. Impulsos, ideas, pensamientos convergiendo, evolucionando, diluyéndose en su razón, en cada uno de sus sentidos hasta que este chico, Kei lo fue todo, hasta que fue su todo...y ansió, sin poder resistirlo, sucumbir al salvaje deseo que había despertado en él.


Hasta que lo hizo y no pudo sentirse más eufórico, más vivo.


Kuroo ni siquiera lo sabía, quería creer que tenía el control, pero había perdido desde el primer momento...y tal vez, también había caído en su juego.


*****


Kei siempre supo muy bien cómo controlarlo, siempre supo cómo usar su cuerpo y esa dulce arrogancia para obtener todo lo que quería. Desde el principio, Kuroo había bailado sobre la palma de su mano, desde el primer momento. Estuvo atrapado en una prisión a la que se había entregado a voluntad y perdió, lo perdió todo, incluso su corazón.


— Kuroo...te vez un poco cansado hoy ¿Fue un día difícil? — la voz de Kei era aún un poco áspera y apagada, parecía más suave de lo normal, su mirada más tranquila, algo tímida e indefensa. Irradiaba un aura un poco distinta, fuerte e imposible de ignorar, sin embargo con una dulzura tal que le apretó el estómago en un desagradable aguijonazo — ¿Tuviste mucho que hacer?


— Normal, estoy acostumbrado.


— Pero que estés acostumbrado no quiere decir que sea bueno para ti ¿No? — Kei apretó las manos sobre su regazo, aún estaba conectado a un pequeño tubo, dormía la mayor parte del tiempo, los moretones habían desaparecido, sin embargo su condición aún no era la mejor y cada vez que lo veía, esa fragilidad le hacía sentir molesto — Siempre parece que trabajas mucho y no vienes muy a menudo...no estoy tratando de decir o insinuar nada...— lo miró tímidamente y Kuroo entrecerró los ojos provocando que se encogiera suavemente — Sé que este no es un lugar para relajarse, pero es tranquilo...y si quieres venir...un poco más...podríamos hablar.


Le sonrió, los hombros ligeramente encogidos, la mirada oculta debajo de esas largas y espesas pestañas. Solía ser así también antes, tímido, deshonesto, inocente, frágil, sin embargo tan atrevido, tan ardiente, orgulloso, arrogante, obstinado y caprichoso. Solía tratar de actuar como un adulto, tratar de hacer parecer que era más maduro, sin embargo se emocionaba con cada pequeña cosa. Parecía tan inocente y dulce, todo lo bueno de este mundo y aun así, un así...aun así, como un veneno, invadía todo su sistema, su mente y cada uno de sus pensamientos y lo tomaba todo, absolutamente todo para sí mismo.


¿Qué era lo que trataba de hacer ahora? Parecía no saber cómo manejar esto, tendría que ser la primera vez en toda su vida y Kuroo tuvo deseos de reír por lo absurdo que era. Probablemente Kei solo estaba tentando el terreno, podría, convenientemente, no recordar nada, pero en esencia las personas no cambian y a sus ojos, él era lo mismo...y no debería pasar mucho tiempo antes de que volviera a ser el mismo chico mezquino y manipulador que alguna vez fue.


— Voy a pensarlo — Kuroo se levantó, debería ser solo una cuestión de tiempo y la verdad era que no estaba esperando nada más que terminar esto lo más pronto posible. Estaba llegando a su límite, estaba hastiado — Por el momento creo que es tiempo de que me vaya.


— ¿Más trabajo?


Kuroo le sonrió, un gesto que al rubio le pareció algo forzado y muy poco natural, sin embargo al que se permitió devolver — Tengo que reunirme con alguien pronto y no quisiera hacerlo esperar.


— Claro, entiendo...no puede evitarse ¿Verdad? — apretó la mano y bajó la cabeza, fijando los ojos sobre el par de anillos que le habían sido devueltos días atrás. Volvía a sentir eso que no podía entender, entonces alzó nuevamente la mirada en dirección a Kuroo, quien ya estaba dirigiéndose a la puerta, quien decidió abrirla y marcharse antes de que siquiera pudiera terminar de hablar, quien lo había dejado solo sin siquiera voltear a verlo o decir nada mas — Suerte...nos vemos mañana y...gracias por las flores — susurró a su soledad en esa habitación vacía, a una sencilla puerta de blanca madera y al sentimiento de pérdida que le atravesó el pecho.


Tenía la impresión de que podría doler un poco, de que podría querer llorar.


Ellos habían estado juntos por varios años ¿Verdad? Volvió la mirada a los anillos en su dedo anular y apretó los labios. La sensación de estos era tan familiar, tan natural que no tuvo más remedio que admitir lo que ya sabía. Estaba casado y el indiferente hombre que acababa de abandonar la habitación era su pareja. Apretó nuevamente los labios, no importaba como lo viera esto era impactante y extraño, aun así, no había un solo espacio para dudas en su siempre confusamente.


Ni siquiera sabía cómo se sentía, no le gustaba la tensión en la atmósfera cada vez que estaban solos o lo pesada que era, pero había algo. Siempre había algo que lo hacía diferente, algo que sentía, que podía percibir más allá de todo lo demás, incluso detrás de lo que la indiferencia de Kuroo le provocaba y era una tortura.


— Kei ¿Cómo te sientes hoy?


El rubio parpadeó, la conocida voz de aquella persona haciéndolo voltear en su dirección por impulso — Madre...— le sonrió sin mucha energía. Ella parecía muy elegante en ese oscuro traje a la medida, la sencillez de su corte y de cada una de sus líneas destacaba su imponente y graciosa figura, su presencia y acentuaban la claridad de unos profundos y abrumadores ojos tan dorados como los suyos. Había pasado un tiempo desde la última vez que la vio, varios días — Estoy bien, puedo moverme un poco mejor que antes.


Ella asintió, sus ojos volvieron fugazmente al pasillo, estos entrecerrándose ligeramente solo por un instante — Él vino a verte ¿Verdad? Me pareció haberlo visto afuera — Kei asintió, no había pasado mucho tiempo desde que Kuroo se había marchado — Parecía muy apresurado.


— Dijo que tenía una reunión importante.


Ella hizo un ligero sonido de reconocimiento y duda a sus palabras, elegantes pasos la llevaron directamente a la ventana. Parecía siempre altiva y arrogante cuando veía así, hacía abajo, como si estuviera por encima del mundo entero. No podía decir que le gustara incluso si le sonreía maternalmente como estaba haciendo ahora o que pudiera sentirla como debería — Te ves mucho mejor que la última vez — se aproximó a él y se sentó sobre el borde de la cama, entonces le acunó el rostro con una mano — Pero parece que estás subiendo un poco de peso otra vez...es un problema, Kei, recuerda que tú trabajo requiere de una dieta estricta...tienes que cuidarte más — ella hizo una mueca — No puede evitarse si estás recuperándote, pero voy a hablar con el personal del hospital, necesitas menos calorías ¿De acuerdo? Tienes que pensar un poco más en tu carrera y en tu futuro.


— Entiendo...pero no creo que sea necesario...


— El modelaje es una industria muy agresiva, has trabajado muy duro para llegar hasta donde estas ahora — dijo. Ella no permitió que apartara la mirada, tan profunda, tan severa y abrumadora, que le hizo sentir ansioso e inquieto — Tuviste un accidente, pero eso no puede detenerte ahora...tienes que mostrarles a todos porque siempre has sido el mejor cuando vuelvas, el mundo va a estar otra vez a tus pies...eres muy fuerte ¿Entiendes? Tienes la belleza, la elegancia, el talento, la inteligencia y las conexiones necesarias para aplastar a quien trate de interponerse en tu camino...como siempre, no te atrevas a dudar de ti mismo o de lo que eres...está ahí, hijo, sé que puedes recordarlo.


¿Pisotear? Kei abrió la boca, sin embargo volvió a cerrarla rápidamente. No parecía muy agradable, no estaba seguro de que le gustara y aun así no fue capaz de hacer nada más que forzarse a sonreír y asentir a las palabras de su madre. Cómo una reacción lógica y natural, esa familiar sensación de reconocimiento volviendo nuevamente a él, esta vez acompañado de un nuevo sentimiento, uno que lo hizo sentir atrapado y ahogándose. Sin salida. Tan pequeño y sumiso.


— Pero por el momento no vine a hablar de eso, ya tendremos tiempo suficiente para que vuelvas a prepararte...por ahora quería preguntarte si Kuroo no te dijo nada.


— ¿Sobre qué?


Su madre alzó una ceja — ¿Entonces no? — ella se llevó una mano a la barbilla, el dedo índice golpeando suavemente la nariz, absorta en sus pensamientos, sus labios formando una sonrisa que le pareció extraña — Esto podría ser bueno — Kei hizo una mueca confusa ¿Bueno para qué? ¿A qué se refería? Estaba a punto de preguntar, sin embargo lo que su madre dijo a continuación lo dejó aturdido — Kuroo te gusta ¿Verdad?


— ¿Qué? — ¿Por qué estaba preguntando algo como eso tan de repente? No, no se trataba de un pregunta, ella lo afirmaba, sin embargo Kei no sabía que sentir o pensar más allá de la confusión que la mirada de su madre despertó en su pecho — Creo...estamos casados y...— apretó los labios, comenzaba a sentirse un poco nervioso — Si es así, creo...es agradable y...


— Escúchame, Kei — ella volvió a acunarle el rostro, una sonrisa maternal e inquietante — Él es muy importante para nosotros, no puedes perderlo tan fácilmente...por tu futuro y tu carrera — el rubio parpadeó ¿Perderlo? ¿Importante? ¿Qué tenía que ver su carrera en todo esto? Kuroo era el director general de una gran compañía, pero no estaba seguro de que entendiera de lo que ella estaba hablando — Creo que ya notaste que ha estado un poco distante contigo ¿Verdad? Ha pasado mucho tiempo desde que estás aquí...los hombres son criaturas desesperadas, no puedes permitirte perder su interés ¿De acuerdo? Esta es una buena oportunidad y una buena situación para acercarte a él otra vez y tenerlo a tus pies.


— ¿No nos llevamos bien?


— Han pasado algunas cosas de las que no necesitas pensar ahora, no es importante — dijo — Enfócate en lo que tienes por delante, lo que tienes ahora es un arma muy valiosa...lo único que necesitas es usarla a tu favor y explotar todo tu potencial...eres una belleza, Kei y siempre fuiste un niño muy listo, sabes cómo manejarlo, ahora tienes la oportunidad de...


Alguien carraspeó, interrumpiendo las palabras de su madre y con ello, el ligero cúmulo de ideas confusas, de sensaciones que comenzaron a inundarlo y absorberlo en algún punto incomprensible de esta extraña conversación se disipó, como un hechizo en el que estaba atrapado — Madre, Kei necesita descansar...es parte de su recuperación, podrías no abrumarlo, por favor.


Akiteru los miraba desde el portal de la puerta, su siempre tranquilo y sereno rostro le pareció más severo, sin embargo también preocupado; ella también lo miraba y le pareció que había apretado los labios, que no se llevaban muy bien — Estábamos hablando de algo importante, no creo que debamos dejarlo hasta el final...se trata del futuro de Kei, si te importa tanto como siempre dices, entonces...


— Estoy seguro de que puede esperar un poco más, su recuperación también es muy importante, pero no quiero ser quien decida por mi hermano — lo miró y le sonrió suavemente — Si quieres descansar entonces vamos a estar bien con eso tanto como si no ¿Está bien? Solo tienes que decirlo, nada es más importante que tú.


Kei tenía la sensación de que su cuerpo no había dejado de sentirse tenso en todo este tiempo, percibió un ligero dolor latiéndole en las sienes, presión, ansiedad. No entendía nada de esto, era sofocante ¿Qué era lo que se suponía que tenía que hacer? ¿Qué era lo que su madre estaba diciéndole? ¿De qué se trataba todo esto? No podía seguir el ritmo de todo esto, no comprendía nada, sin embargo sentía que podría hacerlo. Era angustiante. Mientras más lo pensaba, más esa ansiedad lo atravesaba. Quería saber, quería entender todo esto, dejar de sentirse así de atrapado, así de confuso y de asustado por todo, pero ¿Hacia dónde debería ir? ¿Qué camino debería tomar? ¿Cuál era la dirección correcta?


Sentía que había perdido su propio camino y que se había perdido a sí mismo, no solo ahora, sino desde hace mucho tiempo.


No sabía lo que quería, no tenía ninguna jodida idea de quién era, hasta ahora no había hecho más que sentirse vacío y asustado, tan confuso en este mundo extraño, uno que se movía tan rápido que apenas podía seguir el ritmo. Tanto. Tanto. Tanto. Tanto que a veces sentía que iba a perder la cabeza, que no podía soportarlo, que necesitaba un segundo de silencio.


— Kei, está bien ¿Si? Toma todo el tiempo que necesites — jadeó. Akiteru le tomó la mano, en contraste a su madre, su calor le resultó relajante y gentil, y su mirada dulce y preocupada. Le devolvió la tranquilidad que ya creía perdida — Respira un poco más lentamente, lento ¿Si?


Odiaba tanto esto, no saber, no entender. Que todo fuera un caos, que nada estuviera cambiando sin importar cuánto lo intentara, que no fuera capaz de sentir su propia vida, pero sí de sentir tan intensamente a una persona cuya mirada, tanto como su presencia, parecía tan distante y a la vez tan suya.


— Creo...necesito descansar por hoy, lo siento madre — la miró, ella hizo una mueca con los labios, sin embargo no protestó a pesar de que parecía tener mucho más para decir — Tal vez la próxima vez...no me siento muy bien.


— No olvides cuidar de tu peso, voy a hablar con tus instructores...tienes que trabajar en tu cuerpo pronto, pierdes muchas oportunidades mientras te quedas en esa cama — alisó algunas arrugas imaginarias de su falda — Tengo toda la semana ocupada, pero tal vez pueda venir a verte la próxima...no olvides de lo que hablamos antes, toma esta oportunidad como algo bueno.


Ella se inclinó para depositar un beso sobre la frente del rubio, le sonrió, entonces pasó junto a Akiteru al mismo tiempo que le acariciaba el hombro en un gesto que podría interpretarse como una silenciosa despedida en la que las únicas dos personas restantes en la habitación pudieron suspirar tranquilamente. Kei no había notado lo tensó que era el ambiente o lo tenso que se sentía hasta que su madre ya no estuvo ahí y se sintió culpable al admitir que estaba feliz de que se hubiera marchado...que su presencia podría no gustarle mucho.


— ¿No te llevas bien con ella?


Akiteru sonrió con amargura — Es algo complicado, tenemos opiniones diferentes...puede ser difícil de tratar a veces — sí, parecía complicado, ella también. Kei tampoco sabía muy bien cómo manejarse a sí mismo cuando ella estaba ahí, lo abrumaba — No tienes que obedecer todo lo que te diga ¿Está bien? Lo más importante ahora es tu recuperación, hablé con el médico antes y dijo que todo va muy bien, pronto tendrás el alta.


— Pero todavía no recuerdo nada.


Akiteru le tomó de la mano y la apretó — Poco a poco, el médico también dijo que podría venir a ti lentamente...te traje unas revistas antes, te gustaron ¿Verdad? Estás increíble en esas fotografías — el rubio asintió, había sentido algo en ese momento, pero no estaba seguro, nunca estaba seguro de nada. Ese Kei a veces le parecía ajeno, se sentía diferente de esa persona aunque tenían en mismo rostro, pero sabía que era él...eso también lo sentía — En unas cuantas semanas o tal vez días vas a poder volver a casa, un ambiente más conocido podría ser bueno para tus recuerdos...vamos a ir paso a paso.


— Si, tal vez — sonrió sin mucha energía, había pasado mucho tiempo; Akiteru dijo que había pasado alrededor de tres meses en estado de coma, otros tres en un profundo estado de letargo después de que reaccionara por primera vez, pasaron otros dos antes de que pudiera hablar y uno más hasta que fue capaz de mantenerse despierto por más de tres horas. La recuperación de su cuerpo había sido muy favorable, la rehabilitación iba bien, podía caminar mejor y moverse sin muchos problemas, sin embargo su mente vivía en un blanco profundo. No había cambiado nada, nada — Yo...— miró los anillos en su dedo anular, incluso si nada cambiaba, esta persona, Kuroo, pensaba mucho en él y lo sentía con intensidad. Era lo único que lo hacía todo diferente — Quería preguntarte algo ¿Está bien?


— Por supuesto ¿Qué necesitas saber?


A estas alturas parecía algo muy obvio, la primera vez que había tratado de llamarlo por su nombre, la expresión de su rostro fue una que aún no podía olvidar, sin embargo Kei aún sentía que tenía que pregúntale, que quería saber un poco más — Kuroo y yo no nos llevamos muy bien ¿Verdad?


— ¡Oh! Es...— Akiteru le sonrió, forzándose a ello, a parecer tranquilo y conciliador — Creo que también es complicado, admito que no estaba de acuerdo con su relación...hubo algunas cosas que no estuvieron bien, pero Kuroo es un buen hombre...siempre te ha cuidado, es alguien muy serio, responsable y también muy maduro, son un poco diferentes, es verdad...eres mucho más joven que él y es posible que tengan algunas diferencias por eso, pero siempre han sido muy compatibles y una buena pareja.


— Pero no le agrado.


Akiteru sonrió — ¿Eso te preocupa mucho? — Kei bajó la cabeza, sus ojos nuevamente sobre aquellos anillos, Kuroo lo desestabilizaba. No sabía que era esto, pero, aunque se sentía tenso la mayor parte del tiempo y no podía sostenerle la mirada, su presencia lo hacía sentir diferente; bien, como lo único real que tenía — ¿Te gusta?


El menor jadeó, sonrió sin notarlo, de pronto sus mejillas se encendieron. Estaba algo nervioso y su pulso había cambiado, le pareció que esa emoción también era familiar, que ya no estaba tan perdido — No estaba tratando de...


— Si, te gusta — Akiteru le picó la nariz, su suave risa llenó de pronto la habitación — Te gusta — repitió, esta vez más tranquilo, su expresión volviéndose un poco más complicada. Le sonrió, también le apretó la mano, acariciándola suavemente — Escucha, no te voy a mentir, su situación ha sido un poco tensa por algún tiempo, pasaron...— hizo una pausa, vaciló — Pasaron algunas cosas de las que vamos a hablar poco a poco y de las que ustedes van a discutir tarde o temprano, pero sé que él te quiere...ten un poco de paciencia y concéntrate en mejorar ¿Si? Vas a entender muchas coas con el tiempo.


— No me gusta cuando no me dices nada.


Era siempre lo mismo, pero Akiteru tenía sus razones ¿Verdad? Kei no tomó muy bien la idea de que hubiera tenido que casarse siendo tan joven, con alguien que casi le doblaba la edad. Fue una revelación tan impactante que había sufrido alguna clase de crisis; no fue agradable para nadie y aun ahora había momentos en los que no podía manejar tan bien sus emociones. Era todo siempre una locura.


— Lo siento, es...sigue siendo difícil de explicar para mí, pero te prometo que vendrá a ti pronto.


Kei sonrió, de verdad esperaba que fuera así, pero tenía la impresión de que no iba a ser tan sencillo y de que esta persona, Kuroo, debía ser alguien lo suficientemente importante como para que esto le preocupara tanto — ¿Puedo preguntar cómo era yo? Nunca me dices mucho y creo que me gustaría escucharlo...tal vez pueda recordar algo o entender todo esto.


El rubio mayor lo meditó un poco — Bueno, eras alguien un poco difícil...solo un poco, nunca fuiste muy honesto, tenías un humor algo inusual, pero siempre fuiste bueno ¿Si? Y estabas lleno de ilusiones — le acarició la mejilla con el dedo pulgar, unió sus frentes y le sonrió — Pero siempre estuviste bajo mucha presión, nuestra madre siempre ha tenido muy altas expectativas sobre ti, todo el tiempo y yo...yo nunca estuve mucho alrededor, no estuve para ti, siempre lo he lamentado, lamento muchas cosas, Kei y es posible que también lamentes algunas en el futuro, es inevitable, pero estoy aquí...siempre voy a estar aquí, siempre voy a creer en ti y siempre voy a apoyarte sin importar nada.


— ¿Siempre?


— Siempre.


De pronto tenía ganas de llorar.


Kei apoyó la cabeza sobre el hombro de Akiteru, lo sabía, incluso si no tenía un solo recuerdo sobre esta persona, probablemente su corazón lo entendió desde el principio. Siempre estaba en paz cuando su hermano estaba ahí, podía sentirse más optimista, podía encontrar la tranquilidad, pero Kuroo, cada vez que esa persona estaba ahí todo se salía de control...de una forma que, incluso si parecía una locura, lo hacía sentir bien y a su vez tan abrumado, tan atormentado, tan fuera de sí mismo.


Hasta ahora nada ni nadie lo había hecho reaccionar de esa manera, hasta ahora no había sentido a nadie tan profundamente en la piel como Kuroo, no lo veía por más de media hora, solo de vez en cuando y su actitud era siempre tan fría y distante que debería ser imposible, sin embargo no podía negar lo que sentía con tal intensidad. Era descontrol, pero también era una aguda sensación de dolor y lo asustaba. No podía entender porque cada vez que lo veía, cada vez que se marchaba, cada vez que pensaba en él...cada vez que se permitía sentirlo, el corazón se le apretaba.


Quería saber por qué solo quería llorar y por qué, a pesar de eso, quería verlo una vez más.


Cada vez con más fuerza.


*****


— ¡Oh! Hola, sé que todavía es un poco temprano, pero creí que no ibas a volver hasta mañana— Yaku se introdujo tranquilamente a la oficina de Kuroo, sostenía un par de gruesos folders — ¿Todo bien?


— Si, solo olvidé tomar algo antes de salir...anoté un número de teléfono en una de estas carpetas también y...¡Oh! — la había encontrado, tomó menos de lo que imaginó dado el desastre que era su escritorio ese día, con esto todo debería estar en orden. Aun había mucho trabajo que hacer, pero podía dejarlo hasta ahí por ahora, tenía que salir pronto, estaba bastante retrasado — Sobre la reunión de mañana...— giró, su espalda siendo apoyada contra el escritorio — Deberíamos tomar una decisión pronto, tenemos buenos candidatos ¿No? Si podemos reducirlo a tres y pedirles venir para las pruebas finales, deberíamos poder terminar con esta fase en un par de días más y seguir con las planeaciones.


Yaku suspiró — Lo haces sonar muy fácil ¿Sabes? Hasta ahora no puedo imaginar a nadie mejor que Tsukishima para ser la imagen de esta colección, lamento decírtelo, pero no soy el único que lo piensa...pocas personas pueden comparársele y Kenma está de acuerdo.


Kuroo apretó los labios. Él odiaba admitirlo, pero también estaba de acuerdo. Kei tenía una presencia y una elegancia que era difícil de ignorar por sí sola, su porte, su figura, su aura, su fiereza, esa arrogancia, su sensualidad y el conjunto de todo lo demás resultaba abrumador para cualquiera. Atrayente. Sabia como usarlo para divertirse, siempre fue ese tipo de persona, todo el tiempo — Es imposible para Kei...como sea, estoy seguro de que podemos encontrar a alguien más, las personas en la lista son las mejores, nos las arreglaremos, él no lo es todo.


No debería ser un problema o un motivo demasiado grande de preocupación, esta conversación no tenía mucho sentido. Era imposible que Kei volviera ahora de todos modos y Kuroo no tenía muchas ganas de verlo alrededor.


— Supongo que no tienes muchas ganas de hablar de él.


— Estoy de buen humor hoy y no quisiera arruinarlo.


Si Yaku lo entendía entonces podría ayudarlo un poco aquí ¿No? Sabía que estaba tratando de ser objetivo, pero Kei se había atrevido a juguetear con quien era su pareja hace mucho tiempo, tampoco debería estar muy feliz de sostener una charla sobre él. Kuroo simplemente quería olvidar todo lo que lo involucrara, había sido mucho tiempo y estaba cansado de ser su idiota — Estaban hablando sobre divorcio antes del accidente ¿Verdad? ¿No crees que ahora sería más fácil? Lo vi antes, es un poco diferente, más tranquilo...podrías hacerlo firmar si quisieras ¿No lo pensaste ni siquiera una vez? Sé que tu vida con él no fue lo que todos creían y lo entendería, soportaste más de lo que deberías.


— Lo hice — al principio pensaba que esa conveniente amnesia lo había arruinado todo, pero también comenzó a pensar que era su oportunidad, que podría tratarse de una salida a una situación molesta, pero probablemente era demasiado serio o demasiado estúpido como para querer tomar ventaja de una situación tan ventajosa. Estaba harto de todo esto, la salida estaba ahí, solo tenía que tomarla, haría las cosas más fáciles — Pero tal vez no quiero transformarme en lo mismo que él, Kei todavía no se ha recuperado y yo tengo escrúpulos.


— ¿Crees que habría sido más fácil si hubiera perdido la vida en ese accidente?


Kuroo se cruzó de brazos y Yaku se removió con incomodidad en su sitio. Tal vez esa era la razón por la que se frenaba, porque se sentía culpable de haber concebido un deseo tan egoísta, por haberse atrevido a esperarlo y también por algo más...por odiar la idea, no porque se tratara de algo vil, sino porque era posible que también doliera.


Tenía que ser la persona más estúpida de la tierra ¿Verdad?


— No lo habría querido así, independientemente de todo lo que haya hecho, Kei sigue siendo... — suspiró al mismo tiempo que se pasaba los dedos entre el cabello, no quería tener que seguir hablando de Kei — Me dio a mi hijo y quiero hacer esto al menos por él...hacer las cosas de la manera correcta, tal vez estoy siendo un tonto, pero...


— No eres un tonto, Kuroo...eres un buen hombre, supongo que ese es el problema — Kuroo sonrió con amargura, no se sentía como un buen hombre últimamente y la verdad era que no se había sentido como el mismo desde hace mucho tiempo. Esta situación lo mantenía tenso todo el tiempo y Kei...no sabía cómo manejarlo. Quería evitarlo tanto como pudiera, cada vez que lo veía recordaba su traición, la sentía en el pecho y le atravesaba el corazón, era un dolor que no quería sentir — Pero creo que estamos hablando de cosas deprimentes, lamento si arruiné tu humor...no era mi intensión.


Kuroo negó con la cabeza y tomó devuelta las carpetas de sobre su escritorio, había un ligero palpitar sobre sus sienes y malestar que no desaparecía, sin embargo sonrió con tranquilidad. Se sentía bien en realidad, incluso podría atreverse a decir que estaba entusiasmado — Esta bien — suspiró, parecía que esta vez lo estaba — Deberíamos analizar todas las opciones posibles en la junta de mañana, sé que podemos encontrar a la persona adecuada...pero va a ser una tarde muy larga.


Si hubiera sido Kei no habría nada para discutir además de su contrato, pero esto era lo que tenían y de alguna manera fue un alivio para Kuroo.


— Te veré mañana.


— Hasta mañana.


Abandonó el edificio sin demasiadas interrupciones y se abrió camino por la ciudad, ya había tenido suficiente de pensar en Kei, suficiente de ser atormentado por él. No importaba lo que pasara ahora, todo lo que él hiciera o dijera, o cuánto tratara de usar su fragilidad, su cuerpo o cualquier artimaña, o lo que pudiera hacerle sentir aún, Kuroo no estaba dispuesto a olvidar que él estaba viendo a su amante aquella noche...o que había una maleta en su auto.


El rubio ya lo había traicionado de todas las formas posibles, lo había decepcionado y destrozado una y otra vez. Estaba cansado y todo lo que quería sentir por él cada vez que lo viera era desprecio.


— Pero, por ahora, no importa...— susurró. No lo hacía, Kuroo no quería que importara, no lo hacía cuando estaba aquí.


Se llevó una mano al pecho, había pasado un tiempo, sin embargo no dejaba de sentirse nervioso cada vez que estaba detrás de esa sencilla puerta, sus dedos no dejaban de temblar cada vez que se acercaba a ese timbre, su pulso de dispararse hasta hacer una locura de su corazón o de desear que el tiempo se detuviera y que avanzara rápidamente cuando estaba frente a él.


¿Cuántas personas había en el mundo? Cientos, miles tal vez, estaba constantemente rodeado de mujeres y muchachos hermosos, constantemente acechado y en la mira. Tentación, oportunidades que nunca deseó de tomar, situaciones que podría haber hecho suyas bajo el influjo de su frustración y el despecho, todo en sus manos, al alcance de estas, sin embargo nada se sintió como él, nada se sentía como él...como si siquiera tener algo para sí mismo.


Nada lo hizo romper con todo.


— Hola, no te esperaba tan temprano — aquel chico moreno, Akaashi jugueteó discretamente con los dedos. Le pareció lindo, siempre le parecía lindo, todo de  él — Pensé que vendrías más tarde cuando llamaste, el curri aún no está listo.


— Lo siento, yo solo...solo quería...— se moría de ganas de verlo y en este momento todo lo que podía hacer era ver esos perfectamente jugosos y delicados labios moviéndose, ser tentado por ellos y querer perder la cabeza por él — Necesitaba verte.


— Creo...— Akaashi carraspeó — Yo también...


Sediento, hambriento, con todo el anhelo que le estremecía la piel, con toda su ansia reprimida, Kuroo se abalanzó hacía esos pecaminosos labios cereza, siendo recibido por una sonrisa y una sensual risa tímida, con la misma pasión, la misma desesperación y regocijo en cada caricia. Uno de los dos suspiró. Se introdujeron al departamento con pasos torpes, trazando un camino errático por el pequeño espacio que era la sala de estar. Besos ardientes e impetuosos, suspiros cargados de ansia y deseo, caricias atrevidas y acompañadas de mordidas traviesas, por su creciente deseo, por su lujuria. Estremeciendo, quemando, ardiendo hasta que ambos estuvieron desesperados, enloquecidos y delirantes.


Sus manos buscando, tocando, descubriendo al mismo tiempo que caían sobre el sofá e iniciaban una delicada fricción ardiente que alimentó su locura. Las piernas del más bajo acunando el cuerpo de Kuroo entre sus muslos, este jugando, explorando y reclamando en cada caricia y beso, descubriendo la piel oculta bajo esas capas de ropa, despertando su deseo, más de esa desesperación. Más. Más. Más.


Un profundo ardor le bullía la sangre, como un desesperado hombre que había encontrado su propio oasis y quería más, mucho más de ese dulce sabor, más de esa locura, de ese ardor, de la pasión que lo desbordaba. Lo necesitaba. Ese calor, el aroma de la piel de Akaashi, su sonrisa, el sonido de su voz, todo, suyo, completamente suyo.


En cada pequeño aspecto y pequeño detalle, ya, ahora o podría perder la cabeza. Esta necesidad era mucho más fuerte que él, una fuerza que lo empujaba, una dulce tentación que lo invitaba a arrojarse hasta lo más profundo de ese abismo, a entregarse a él con todo lo que tenía. Nada era como esto, como esta pasión, como este deseo, como la euforia que acompañaba a cada una de sus emociones, como el dulce ardiente de sus sentimientos. Nada era como Akaashi. No, nada, nunca, jamás.


No. Nada fue tan especial o tan perfecto, nada le devolvía la paz y lo invitaba a perderla de esa forma.


— No deberíamos, no...podemos — las manos de Akaashi se apoyaron sobre el pecho de Kuroo, le temblaban los dedos, la caricia del intenso rubor sobre sus mejillas competía en belleza con el tentador tinte de esos labios inyectados de sangre y el brillante eléctrico de esos profundos ojos azules, era tan perfecto — No deberíamos — repitió.


— Te quiero — susurró Kuroo. Akaashi susurró una temblorosa negativa al mismo tiempo que volvían a rozarse sus labios y suspiró su placer en medio de un beso tan húmedo y ardiente que estremeció los cuerpos de ambos, que volvió a hundirlos nuevamente en el delirio de su pasión — Te quiero...— repitió en un jadeo ronco sobre el oído del menor. Mordió, besó y succionó en un camino de besos por la longitud de ese suave cuello de seda hasta el hombro. Keiji suspiraba, su cuerpo arqueándose, temblando, estremeciéndose y sus manos tirándole el cabello, aferrándose a su espalda en toda su ardiente desesperación — Te quiero — nuevamente, esta vez viéndolo fijamente.


Los ojos de Akaashi, cubiertos de lágrimas de placer, empañados por su deseo, lo miraron letárgicos y pedidos, y como el desastre más precioso, como la obra de arte más perfecta, como la criatura más magnifica y le robó el aliento — También te quiero.


Una risa alegre fue emitida por Kuroo, de pronto sus emociones se salieron de control, le pareció que no había palabras más bonitas que esas, que nada podría hacerlo más feliz — De verdad quería verte hoy — lo besó, esta vez más suavemente, el roce de sus lenguas, cada lento movimiento, cada presión y giro de estas estimulando con descaro su entrepierna. Le deslizó las manos por la cintura, Akaashi suspiró y arqueó la espalda, la fricción de sus cuerpos emulando cada lento beso ardiente, su ansia y deseo, el hambre que ninguno de los dos quería contener por más tiempo, aquello que ansiaban desbordar de una maldita vez — ¿Podemos estar así un poco más?


Lo estrechó, el rostro de Kuroo, su nariz deslizándose entre la curva del hombro y cuello del moreno, liberando cada descarga de su pesada respiración sobre una piel que se estremecía de placer y encontrando la calma en una sinfonía de latidos erráticos y desesperados — Está bien, pero...creo que pesas un poco.


Kuroo rió — Lo siento — sus cuerpos se agitaron en el pequeño espacio que era ese sofá, pequeños besos fugaces en cada movimiento, siempre negándose a romper el abrazo hasta que estuvieron uno frente al otro, las piernas entrelazadas, su calor siendo solo uno — ¿Mejor? — lo besó.


Akaashi sonrió — Mejor — entonces Kuroo volvió a hundir la nariz en el cuello contrario y cerró los ojos al mismo tiempo que Akaashi le hundía los dedos entre el cabello en pequeñas caricias agradables. Suspiró, nunca habían ido más lejos que esto, podía llegar a ser frustrante, sin embargo tampoco sentía que quisiera cambiar este momento. No y era todo lo contrario, soñaba, deseaba quedarse aquí con más fuerza cada vez — ¿Día difícil?


— Algo así — murmuró, sus brazos volvieron a estrechar al moreno con más fuerza, tenía tantas ganas de fundirse en él, de solo sentirlo y dejar de pensar — Estamos trabajando en algo muy grande y también bajo mucho estrés...han pasado algunas cosas, pero las estoy manejando.


Estaba acostumbrado y había aprendido a lidiar con todo el estrés y la presión por sí mismo, a veces era muy fácil ignorarlo, sin embargo esto le gustaba. Lo hacía demasiado.


— ¿Él está bien?


Kuroo arrugó la nariz, le pareció que mencionarlo a él y al estrés en una misma conversación era muy lógico — No quiero hablar de Kei — tampoco tenía muchas ganas de sentir culpabilidad por todo esto. Suspiró y se apartó un poco del moreno, liberó una mano para acunarle el rostro y fue capaz de perderse en la belleza de su mirada de inmediato, de ser atrapado sin remedio una vez más. Tenía tantas ganas de besarlo otra vez, sin embargo sonrieron al otro con un poco de amargura — ¿Por qué no mejor me cuentas como estuvo tu día? Me gustaría escucharlo.


Akaashi lo besó muy suavemente — Solo un segundo o el curri va a quemarse...podemos seguir hablando durante la cena.


Siempre y cuando pudiera seguir escuchando el sonido de su voz, siempre y cuando pudiera seguir viéndolo, siempre y cuando pudiera alargar este momento hasta la eternidad, entonces era perfecto. Nunca planeó que algo como esto sucediera, hasta ahora nunca se había atrevido a hacer algo así, con nadie. Sabía que era un idiota conociendo la clase de persona que era Kei, pero no era lo correcto y siempre lo supo, y sabía que esto podría estar mal en muchos sentidos incluso si nunca cruzaron aquella línea sin retorno...sin embargo se sentía muy bien.


Después de mucho tiempo podía volver a sonreír, podía volver a ver un futuro más dulce, podía volver a creer que podría conseguirlo, que podía volver a soñar, a anhelar y desear. Por esta persona, por alguien a quien quizá jamás debió conocer, alguien que lo hacía sentir como jamás y que deseaba transformar en su todo.


Últimamente comenzaba a pensar que ese ya no era un sueño tan imposible, ya no y estaría feliz cuando todo esto terminara y pudiera hacer suyo el mundo que había elegido.

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).