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Draco's Plan por JennVilla

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Después de la algarabía de la primera prueba, Draco por fin pudo estar a solas con Harry.

Habían hablado mucho sobre cómo se habían sentido cada uno en la prueba. Harry reía por cómo había reaccionado Draco al ver los dragones, y bromeaba sobre cómo uno de ellos sería algún día su perdición. Draco escuchaba atentamente cuando él le contaba cómo había logrado esquivar el peligro y después la persecución que sufrió por parte de la bestia. Draco había dicho que había sido una pena que se lo hubiera perdido todo por estar tan aterrado. Harry le consoló diciendo que no se había perdido de nada. Todo había sido horrible.

Ahora, mientras jugaban al snap explosivo y comían de los dulces de Zonko que Draco había robado del baúl de Blaise, Harry no dejaba de parlotear sobre cómo había intentado abrir el huevo y el sonido tan estremecedor que este reprodujo, dejando a medio Gryffindor sordo.

Pasaron el resto de la tarde juntos, Harry no tenía exámenes por los cuales preocuparse y Draco tampoco. Al fin de cuentas, Draco sí prestaba atención en clase.


—Draco, ¿a quién vas a llevar al Baile de Navidad? —preguntó Pansy esa noche.

—No lo sé —Draco se encogió de hombros—. ¿Tú?

—Ya te he dicho que estoy con Roger, Draco. No puedo dejarle.

— ¿Acaso él ya te invitó? —intervino Blaise burlonamente.

—No, pero no demorará en hacerlo.

— ¿Estamos hablando del mismo? ¿Roger Davies? —Draco alzó las cejas con sorpresa.

— ¡Sí! —Pansy le miró con suficiencia— ¿Quién más?

—Pansy, cariño, ¿qué tienes en la cabeza? —Draco rio— Ese estúpido sólo sabe pensar en él mismo. Es un egocéntrico.

—Inútil. —aportó Blaise.

—Descerebrado. —siguió Draco.

—Arribista.

Rarito.

— ¡Basta ustedes dos! —gritó Pansy— Es mi cita, quieran o no.

—El problema, Pans, es que aún no es tu cita. Faltan dos noches para el baile y él nada de nada. —se burló nuevamente Blaise.

—Cállate, tú ni siquiera tienes cita.

—Claro que sí, cariño. Una linda chica de Beauxbatons ha accedido a salir con este humilde servidor. —dijo afectadamente, tocándose el pecho.

—No puedo creerlo... —Pansy abrió mucho la boca y enseguida emepzó a recriminarle a Blaise por su traición.

Draco no siguió escuchando.

Cierto, el baile era en dos noches y él aún no tenía pareja. Entre el estudio, ayudar a su padrino con las pociones, la extraña correspondencia con su padre y el tiempo que pasaba con sus amigos y Harry, no le había quedado tiempo.

— ¿Sabes que Theodore quiso invitar a Longbottom, pero se avergonzó a último minuto? —estaba diciendo Pansy.

— ¿Theo avergonzado? —Blaise sonrió con superioridad— No puedo creerlo.

Ni Dumbledore ni la Urraca habían tenido problema en que parejas del mismo sexo asistieran al baile, así que una luz de esperanza se había encendido en Draco. Pero claro... ¿Acaso Harry querría ir con él? Bah. Mejor no ilusionarse.

Por eso, un día que estaban junto al Lago, Draco tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para no proponerle a Harry que fuera su pareja.


Se habían reunido para hacer tareas.

Antes habían estado afuera del Gran Comedor y Draco esperaba que Harry se desocupara, pues en ese momento Granger le estaba atacando a preguntas sobre si sí había hecho las tareas. Draco aprovechó el tiempo y empezó a molestar a Weasley y este no se quedó atrás. Aun cuando estaban lejos uno del otro, se seguían gritando insultos mientras Granger forcejeaba con Weasley y Harry tironeaba de Draco.

Más tarde, estaban terminando un ensayo para DCAO en el aula de siempre cuando Harry preguntó de sopetón:

—Draco, ¿puedes enseñarme a bailar? Es que la profesora McGonagall ha dicho que los campeones tenemos que abrir el baile, y yo no sé bailar.

— ¿Y por qué tengo que ser yo?

—Pensé que quizás eras capaz de-

— ¡Claro que soy capaz! Estás hablando con Draco Malfoy. —Draco sonrió con suficiencia.

—Entonces, ¿me enseñarás?

Draco se hizo el de rogar un rato, para luego aceptar. No iba a desperdiciar algo como eso.

— ¿Ya tienes pareja? —preguntó mientras guardaba sus pergaminos en su maletín.

—Bueno, puede decirse que sí.

— ¿Quién?

—Una de las gemelas Patil. La otra es para Ron. —Harry rio suavemente.

Draco se tranquilizó un poco, al fin de cuentas, Patil -cualquiera que fuera- no era una amenaza. Así que se levantó del pupitre e instó a Harry a hacer lo mismo.


— ¡No! —dijo Draco después de un rato de intentar corregir la postura de Harry— Tu mano... Ajj dame tu mano derecha, si… ¡no! la derecha, bueno ya. Ahora pon la izquierda en mi hombro... Merlín... ¡Harry, en el otro hombro! —Harry se sonrojó y se disculpó— ¿Qué clase de enredo ibas a hacer? Bien, ahora sígueme... Potter, ¿qué haces? Deja mi mano ahí, yo tengo que ponerla en tu cintura...

— ¡No seré la mujer, Draco! —Harry le miró con indignación.

—Pues yo menos, ahora sígueme en el ritmo.

— ¡Ni siquiera hay música!

— ¡Imagínatela!

Draco empezó a mover sus pies mientras tarareaba... Izquierdo, derecho, izquierdo, derecho.

—Haz lo que yo hago —dijo Draco, conduciéndolo con sus manos. Harry estaba aprendiendo rápido—. Deja de mirarte los pies y ahora mírame a mí... Ajá, trata de que tus movimientos tengan más gracia, para que no parezcas como una estatua... sí, así —Draco empezó a tararear de nuevo y condujo a Harry por todo el espacio libre del aula—. Bueno, cambiemos de posiciones. Pon la derecha en mi cintura... al otro lado… —Draco rio sin poder evitar— ¿Cómo piensas que vamos a bailar así cruzados?

—Estoy nervioso, no molestes.

— ¿Te pongo nervioso, Potter? —dijo seductoramente.

Harry se lamió los labios y volvió a acomodarse a la nueva posición, tomando firmemente la cintura de Draco.

—Para nada, Malfoy.

De nuevo, con las posiciones invertidas, los dos se deslizaron por todo el aula siguiendo un ritmo lento con sus pies. Llegó un momento en que Harry se detuvo para luego abrazar a Draco y pasar las manos por su espalda. Draco se quedó inmóvil.

—Supongo que para ti es normal bailar con un hombre —dijo Harry apoyando la barbilla en su hombro—. Lo digo por lo que a ti... te atraen.

No habían hablado sobre eso desde hace muchos días.

— ¿Y qué me dices de ti? —preguntó Draco tiesamente.

—No lo sé. Sólo que me gusta bailar contigo —se separó de Draco sonriendo tímidamente—. Gracias por enseñarme, Draco. Siempre me estás salvando el trasero en todo esto.

Draco no conectaba con lo que Harry estaba diciendo a lo último, así que se limitó a asentir.

—Buenas noches, Draco. —Harry sonrió, antes de dar la vuelta.

—Buenas noches, Harry.


Draco se sentía a sí mismo en una nube de felicidad. Aún sentía el calor del cuerpo de Harry contra el suyo.

Cada día que pasaba, eran más los abrazos que se daban y Draco atesoraba cada uno de ellos en su corazón.

—Pareces un muñequito de esos muggles que vomitan arcoíris y bailan con corazones en los ojos. —dijo Theo, viéndole entrar a la Sala Común.

—Cállate Nott... Y a todas estas, ¿qué haces tú viendo esas cosas?

—Lo veo en esas cajas grandes cuando voy al Londres Muggle.

Draco aún estaba pensando en Harry, así que sintiéndose generoso, preguntó:

— ¿Cómo te va con Longbottom?

Theo, después de mirarle con cautela, contestó:

—Pienso invitarle mañana al baile. Espero que no sea muy tarde para pedírselo. ¿Y tú vas a invitar a Potter?

—No, ya tiene pareja —Draco recordó nuevamente el baile en el aula y antes de sonreír como un tonto enamorado, cambió su expresión y miró a Theo con fijeza—. Ah… Y se supone que sigues siendo mi novio, Theo. Estaría bien que cuidaras tus movimientos, ¿no crees?

Theo se encogió de hombros y se retiró a su habitación después de cerrar su libro. Draco se quedó un rato más en la Sala contemplando el fuego e imaginando las llamas como dos amantes danzantes.

Se sentía muy feliz.


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