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Draco's Plan por JennVilla

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Harry iba camino a Herbología. Hermione y Ron se habían adelantado.

Estaba distraído recordando el Baile de Navidad. No ese baile en el que tuvo que bailar con Parvati a vista de medio Hogwarts. Si no su verdadera noche del Baile. Con Draco... Draco y él bailando. Draco y él besándose.

Ah, y no podía olvidar que Draco le había dicho que le gustaba. Harry había sentido cómo su vientre daba volteretas y ahora que lo recordaba, una sonrisa tonta ensanchó su cara.

Él se sentía muy confundido con lo que sentía respecto a Draco. Era obvio que su amistad no era la misma como la que tenía con Ron, pues con este no sentía ese cosquilleo en el vientre, o esas terribles ganas de abrazarlo o tocarlo a cada momento, y mucho menos de besarlo.

Con Draco se sentía tan bien, tan a gusto... Cuando estaba con él no pensaba en nadie más. Incluso Sirius, notando cómo su expresión se relajaba e iluminaba (según él) al hablarle sobre Draco, le había advertido sobre eso, diciendo que Lucius Malfoy primero lo mataría antes de que tocara a su hijo.

Otra cosa que lo confundía era la relación de Draco y Nott... ¿Por qué Draco le había besado si tenía novio? Y básicamente... ¿por qué Draco había escogido a Nott? Harry pensaba que ese Slytherin no era suficiente para Draco.

Nott, a su opinión era alguien muy... simple. Además de que siempre se andaba con una cara de amargado y repelente, y también estaba el hecho de que muchas veces Draco pasaba malos ratos por su culpa...

No, definitivamente, Draco merecía estar con alguien mejor... pensó Harry mientras se tocaba inconscientemente los labios.

Y hablando de Nott... ¿Qué estaba haciendo ese con Neville?

Neville también iba camino a Herbología, y estaba con Nott en mitad del trayecto. Nott le estaba acariciando la cara y le decía cosas al oído, mientras Neville se sonrojaba y miraba al suelo. Harry recordó que ellos habían bailado juntos toda la noche del baile, y cómo Draco se había puesto mal por ello.

Una rabia ciega se apoderó de Harry y sin pensar mucho en lo que hacía, corrió hacia ellos.

Neville, al ver que Harry venía corriendo hacia ellos, abrió mucho los ojos y trató de desprenderse de Nott, quien ya lo tenía entre sus brazos. Pero el Slytherin lo sostuvo firmemente y no vio cómo Harry se abalanzó sobre él, empujándolo al suelo y cayendo con él.

— ¡Harry! ¿Qué haces? ¡No! ¡No lo golpees! ¡Theodore, no! ¡Ayuda! —gritó Neville.

Harry y Nott estaban rodando por el suelo, pero no se estaban golpeando. Cada uno luchaba por dominar al otro y retenerlo en el suelo.

— ¡Aléjate de Neville! ¡No lo molestes! —gritaba Harry, buscando una excusa.

— ¡Neville es mi novio, imbécil! —gritó Nott, rodando encima de él.

— ¡No soy tu novio! —exclamó Neville desde su sitio— ¡Deténganse! Oh Merlín... profesora...

— ¿Tu novio? —dijo Harry, ignorando a Neville. Se enfureció aún más y logró quedar encima de Not, clavándole el codo en el abdomen— ¿Y qué pasa con Draco? ¿Por qué estás engañándolo?

— ¡Harry, detente! —dijo Neville en voz más baja. Nervioso.

— ¡Draco y yo no somos nada! —gritó Nott sacándose de encima a Harry y tosiendo. Se puso de pie y sacó su varita— Te vas a arrepentir por esto, Potter.

— ¡No! —chilló Neville.

— ¡Eres un traidor! ¡No mereces a Draco! —Harry también había sacado su varita también.

— ¡Bajen las varitas, por Merlín! —Neville estaba desesperado— Espera... ¿Acaso eres novio de Malfoy, Theodore? ¿A qué juegas conmigo?

Nott se quedó pasmado. Rápidamente bajó la varita y encaró a Neville.

—Eso no es cierto, Neville. Yo no estoy con Draco, te lo juro.

— ¡Es mentira! ¡Draco me dijo que ustedes eran novios! —gritó Harry.

— ¡Cállate, imbécil! —escupió el Slytherin— Nev, es en serio... ¡No tengo nada con Draco! Todo fue un plan de ese idiota, para darle celos al otro idiota de Potter. ¡Yo no soy su novio! ¡Créeme!

Los tres enmudecieron cuando escucharon unas risitas, y vieron cómo los Gryffindor y Hufflepuff de cuarto año les rodeaban, con diferentes expresiones en sus rostros. Harry no se había dado cuenta de que tenían público.

También estaba la profesora Sprout, quien fruncía el ceño y golpeaba su mano con la varita. Ron y Hermione miraban a Harry con la boca muy abierta, claro que Hermione no parecía estar muy impresionada.

—Muy bien, ha sido un show totalmente entretenido chicos, de verdad —dijo la profesora—. Ahora, si no es mucha molestia, señores Potter y Longbottom, ¿pueden acompañarnos a los invernaderos para empezar con la clase? Gracias. Diez puntos menos para Gryffindor y cinco menos para Slytherin. Hablaré con el profesor Snape sobre usted, señor Nott. Ahora regrese a su Sala Común.

— ¿Diez puntos? —gritó Seamus desde la multitud— ¿Por qué sólo cinco a las serpientes? ¡Harry! ¿Qué has hecho?

—Resto cinco más a Gryffindor por discutir, señor Finnigan.

—Pero-

— ¡Todos a clase ahora mismo! Agradezcan que no les dé detención con las mandrágoras.

Nott levantó el mentón, y se fue dándole una última mirada a Neville. Harry respiró profundo, de repente muy avergonzado. Siguió su camino a los invernaderos.

— ¡Harry! ¿Qué fue eso de que Malfoy te quería dar celos? —chilló Ron al alcanzarlo.

— ¡Ron! —le regañó Hermione a su lado— Harry. ¿Qué fue lo que pasó? Merlín, no puedes ponerte a pelear con un Torneo encima. Te darán detenciones y tienes que estar concentrado en el estudio y en las pruebas. ¡Que irresponsable eres! —agregó, golpeándole con un libro.

—No quiero hablar de eso, chicos. En serio. No... déjenme solo, por favor. —Harry se adelantó. Su mente era un torbellino de pensamientos.

¿Por qué Draco haría algo así? Si él le gustaba a Draco, ¿por qué Draco no simplemente se lo decía?

¡Ah! ¡Soy un tonto! se recriminó a sí mismo. Claro que me lo dijo, pero soy tan tonto que no veo las cosas cuando están en mis narices.

Las bromas de Draco ahora tomaban sentido. ¡Todo tenía sentido! Harry quiso que el Sauce Boxeador, el Calamar Gigante o lo que fuera, le diera un buen golpe por tonto.

—Ahora que lo pienso, Draco sí logró su cometido —se decía a sí mismo, mientras gesticulaba con su brazo libre. Ya casi llegaba al invernadero, podía oír las conversaciones de los que venían atrás—. Nunca me gustó Nott, muchísimo menos cuando Draco dijo que ellos eran novios —Harry pateó una piedra grande y su pie se resintió por tan absurda acción—. ¡Soy tan estúpido que ahora me vengo a dar cuenta que Draco en verdad me gusta! —dijo alzando la voz— ¡No quería a Draco con nadie que no fuera yo! ¡Y todo este tiempo había pensado que mi amistad con Draco era especial, y por eso le abrazaba siempre que podía! ¡Y no era eso! ¡Y ayer salí huyendo de él! —en ese momento, Harry ya estaba gritando.

Una carcajada lo sacó abruptamente de su monólogo. Dean, Seamus, Ron y Hermione estaban casi pisándole los talones. Seamus y Dean sonreían maliciosamente.

—Me debes diez Galeones, Seamus. —dijo Dean, sonriendo ampliamente. Seamus gruñó, pero no dejó de mirar a Harry con picardía.

—Compañero no... No es cierto. Dime que no —gimió Ron. Hermione le golpeó en las costillas.

—Déjalo en paz, Ronald. Harry, los Slytherin de cuarto tienen hora libre —ella sonrió—. Puede que Malfoy esté en la biblioteca, no estoy segura. —dijo con intención.

Harry sonrió ampliamente y corrió en dirección al castillo, casi llevándose por delante a un descompuesto Ron.

— ¡Señor Potter! ¿A dónde va? ¡Tenemos clase! —gritó la Profesora Sprout.

—Harry está indispuesto, profesora... Va a ir a la enfermería. —escuchó que decía Hermione.

—Sí. Tiene indigestión. —dijo después Ron.


Harry se sorprendió al ver el poco tiempo que le había tomado llegar a la biblioteca. Sí, ahí estaba Draco. Estaba con Crabbe y Goyle.

¿Qué hacían los tres juntos en la biblioteca? Draco miró en su dirección y bajó la mirada rápidamente, interesándose repentinamente en su libro. Era claro que los tres no estaban ahí por hacer tareas. Harry pudo ver a unos Hufflepuff de segundo año, que estaban tratando de levantarse de sus sillas. Goyle y Crabbe reían sin disimulo.

Harry se dirigió hacia la mesa del rubio, pero alguien le bloqueó el paso.

—Hola Harry, ¿cómo estás?

Era Cedric.

—Ah... espectacular —contestó Harry con toda la cortesía que pudo reunir—. ¿Y tú?

—Bien, gracias —sonrió el chico—. Te he buscado en muchas partes, quería agradecerte por lo de la primera prueba. Ya sabes, por haberme advertido.

Harry vio cómo Draco se estaba poniendo de pie con sus gorilas.

—Eh sí, bueno... no es nada —Harry desestimó con un gesto—. De verdad, no me lo agradezcas. Era lo correcto.

—Claro que tengo que agradecerte, Harry. Cualquiera no lo hubiera hecho.

Draco fulminó a Harry con la mirada desde su sitio. Harry se mordió el labio con culpabilidad.

—Mira, Cedric, podemos hablar luego sobre eso, ¿sabes? —Harry dijo apresuradamente, y miró a Cedric con intención— Tengo que ir por un libro de... Encantamientos, sí. —Harry dio un paso hacia atrás para alejarse.

—Espera, Harry. —Cedric extendió un brazo para detenerle.

— ¿Qué? —dijo Harry bruscamente.

—Ah vale, lo siento —Cedric rio suavemente, y dejó caer su brazo—. Ya veo que tienes prisa… ¿Conoces el baño de prefectos del quinto piso? —Harry le miró con gesto extrañado, y Cedric continuó: —No es un mal lugar para tomar un baño. Lleva tu huevo y medita todo con agua caliente.

Harry quedó desconcertado.

—Eh, exactamente, ¿qué quieres decir?

—Das vergüenza, Diggory —alguien detrás de Harry arrastró las palabras—. ¿No tienes un mejor lugar para invitar a Potter? ¿El baño de prefectos? Pff

—Piérdete, Malfoy... —Cedric puso los ojos en blanco— Harry, no olvides lo que te dije.

Cedric le dio una última sonrisa y salió de la biblioteca. Harry giró y se encontró con Draco. Se le veía furioso.

— ¿Draco? —Harry preguntó estúpidamente— ¡Qué bueno que te veo! No te vi este fin de semana, ¿podemos hablar?

—No molestes, Potter. —siseó él.

— ¿Potter? —Harry repitió con desconcierto.

—Corre, no dejes que Diggory se vaya, y déjame en paz.

Harry le tomó la palabra, pero muy a su estilo. Dejó a Cedric en paz y sujetando el brazo de Draco, haló de él y salió de la biblioteca.

—Suéltame, Potter —siseó Draco sin oponer mucha resistencia. Harry sonrió interiormente—. ¿Acaso no escuchaste? ¡Greg, ven y quítame a este troglodita de encima!

—Tú no harás nada. Goyle, si no me quieres ver enojado. —advirtió Harry a uno de los gorilas que venían siguiéndoles. Los dos tenían cara de tontos.

— ¿Cómo te atreves-?

—Ustedes dos, váyanse. —dijo Harry, cortando con el parloteo de Draco. Los gorilas obedecieron.

— ¡Traidores! —gritaba Draco, en dirección a sus amigos— ¡No quiero verlos nunca más!

—Cállate Draco. ¡Pareciera como si te estuviera secuestrando! —dijo Harry exasperado, metiéndose con él en la primera aula que encontró. Por suerte estaba vacía.

Draco se zafó de su agarre y corrió a la puerta, pero Harry fue más rápido y se interpuso entre ella y el rubio.

—No te vas hasta que hablemos, Draco.

—No quiero hablar contigo, Potter.

Harry le tomó la palabra nuevamente, y girando a Draco para pegarlo a la puerta, lo acorraló con su cuerpo y le besó. Draco dejó de moverse al instante, y le miró aterrado mientras sus labios estaban firmemente apretados. Harry, recordando cómo había hecho el Slytherin con él en la noche del baile, empezó a lamer su labio inferior y repartir pequeños besos en las comisuras. Lo tenía firmemente sujeto, con sus manos en los hombros de Draco.

Al fin el rubio cedió y abrió la boca entregándose al beso, cerrando los ojos. Harry cerró los suyos y aprovechó la oportunidad para explorar la boca contraria con su lengua. Sintió cómo Draco cruzaba los brazos alrededor de su cuello mientras profundizaba el beso. Harry gimió y se pegó más al cuerpo cálido del Slytherin.

Después de muchos besos, brevemente interrumpidos por falta de aire, ambos se separaron y se miraron fijamente.

Harry siempre había creído que los ojos grises de su padrino eran los más bonitos que había visto. Claro que nunca había estado tan cerca de los de Draco. Ahora pensaba muy diferente.

—Harry- —empezó Draco, pero Harry lo silenció con otro beso.

—Me gustas, Draco —Harry decidió aclarar las cosas rápidamente—. Debe parecerte muy precipitado, por lo de la noche del Baile y bueno, por todo lo que dije. Pero no, creo que me gustas desde hace mucho tiempo, y obviamente no lo había reconocido hasta hace muy poco, y justo hoy me han pasado unas cosas muy extrañas, y recordé nuestro beso, y saqué conclusiones y-

— ¿Te gusto? —interrumpió Draco.

—Sí —Harry sonrió—. Y creo que mucho.

Draco le sonrió de vuelta y lo atrajo en un abrazo, hundiendo la cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro de Harry.

— ¿Crees que puedes dejar a tu novio y decirle que lo que quieres, es salir conmigo? —ironizó Harry.

— ¿Novio? —preguntó Draco sin entender, con la voz amortiguada por su posición.

—Sé todo sobre lo de Nott, Draco.

Draco levantó su rostro, y le miró con culpabilidad para luego sonreír socarronamente. Harry rio.

—La próxima vez, te consigues a alguien que no se ande besuqueando con otro, mientras ustedes estén en su relación. —aconsejó Harry.

—Recuérdame tener unas palabras con Theodore Nott —Draco le dio un beso en la punta de la nariz—. Y tú, la próxima vez, no coquetees con Diggory en la biblioteca.

— ¡No estaba coqueteando con él, Draco! ¡Él sólo me estaba dando las gracias!

—Lo sé, pero no está de más advertirte... bueno, y por el momento, le daré a Diggory el beneficio de la duda.

— ¿Eh?

—Él te dio una pista sobre el huevo ese que ustedes obtuvieron en la prueba. —dijo Draco exasperado.

— ¿En serio? ¿Y qué con el baño de prefectos? —dijo Harry, recordando de repente lo que Cedric le había dicho.

Una sonrisita traviesa por parte de Draco y Harry adivinó sus pensamientos.

—No iré allí contigo, Draco. Merlín sabrá lo que me vas a hacer.

—Tendremos mucho tiempo para eso —Draco le besó rápidamente—. Ahora tengo que irme, tengo Aritmancia.

—O ir a molestar a algunos Hufflepuff —murmuró Harry divertido. Draco sonrió y se desprendió de Harry para abrir la puerta—. Draco... ¿desde hace cuánto te gusto? —preguntó Harry nerviosamente.

Draco pareció pensarlo un poco.

—Esa es información confidencial, Potty.

— ¡Hey!

—Luego te lo contaré. Estoy atrasado y debo ir por mis libros a mi habitación —Draco se acercó y lo besó nuevamente. Sus ojos grises estaban brillantes—. Harry, ¿es en serio todo esto? ¿Tú y yo tenemos una oportunidad?

Harry le sonrió tranquilizadoramente y entrelazó sus manos con las de Draco.

—Confía en nosotros, Draco. Todo pasa por algo, así que aprovechemos esta oportunidad.

—Pero hace nada aceptaste mi amistad...

—Recuerda que  fuiste el que aceptó mi amistad, Draco, y te agradezco por ello —dijo Harry besando la pálida y delgada mano derecha de Draco—. Pero lo que pasa es que tú y yo sabemos que ambos estamos hechos para algo más que una amistad... supongo que siempre ha sido así, ¿no crees? —meditó Harry— No lo pensemos mucho, y disfrutemos de esto.

Draco le sonrió y le abrazó por última vez antes de irse.

—Disfrutémoslo. —dijo como despedida.


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