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Draco's Plan por JennVilla

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—Parece que no hubieras dormido en toda la noche, Drake. —dijo Pansy mientras tomaba de su té, copiando burlonamente los elegantes movimientos de Astoria Greengrass, quien estaba sentada al otro lado de la mesa.

—Eso es porque llegó a las dos de la mañana y luego se quedó dando vueltas en la cama. —explicó Blaise.

— ¿Y tú que hacías despierto a esa hora, Blaise? —preguntó Draco, apuñalando las salchichas de su desayuno.

—Te estaba esperando. Temía que te hubiera pasado algo.

—Sólo fue una reunión con mis padres.

— ¿Tu padre ya llegó? —susurró Pansy, casi dejando caer su taza— Él... ¿él fue a-?

—No, no te preocupes Pans. Eso no tenía nada que ver con Voldemort.

Pansy se estremeció y Draco decidió ignorarla.

El correo matutino llegó, pero Orión no hizo su parada donde Draco, sino que siguió derecho a la mesa de los profesores, exactamente a Severus. Luego, Orión siguió saltando elegantemente por toda la mesa para entregar otra nota a Dumbledore. El viejo le sonrió y le ofreció un poco de sus salchichas, Orión giró su cabeza altaneramente y le robó un pedazo de tostada para luego irse. Sin ninguna nota, dulces de parte de Narcissa o alguna mirada para Draco.

¿Su padre había decidido contarle todo a Dumbledore?

Pero Draco no se quedó sin correspondencia.

Una lechuza blanca muy bonita aterrizó al frente suyo, con un pergamino pequeño atado en su pata. Draco no reconoció la lechuza así que estaba renuente a recibirla.

— ¡Draco, no dejes a la pobre esperando! —Pansy hizo un ruido con la boca y la lechuza gorjeó contenta. Draco decidió arriesgarse y tomó la nota de la pata del animal.

"Hola Draco

Espero que estés bien.

¿Tienes un poco de tiempo libre, después del desayuno, para que hablemos un rato en nuestra aula?

Dale un poco de tostada a Hedwig. No quiso recibir dulces esta mañana y debe estar hambrienta. Chica presumida.

- Harry P."

Draco sonrió por lo de nuestra aula y le dio toda su tostada a Hedwig. Ella se acercó más y se la recibió con una pata, para luego picotearle cariñosamente una mano al rubio. Pansy volvió a hacer ese sonido con la boca y Hedwig cerró un ojo como si lo guiñara y se fue.

Draco buscó a Harry en la mesa de los leones. El azabache estaba observándole fijamente y Draco asintió en respuesta a la nota para luego sonreírle. Harry sonrió de regreso y quiso hacerle una seña con la mano, pero derribó un vaso lleno, al parecer, de jugo de calabaza. Se sonrojó y miró a su regazo mientras Granger le regañaba y Weasley asociaba todo con el rubio. Draco alzó una ceja con desdén en su dirección, y el pelirrojo le fulminó con la mirada.

— ¿Potter te ha citado para follar? —preguntó Blaise inocentemente, en voz alta.

Pansy se ahogó con su té y Theo, al frente de ellos, rio quedamente.

— ¡Blaise, eres un cerdo! —le regañó Pansy.

Astoria escuchó todo, y dejó salir un sonoro carraspeo. Draco puso los ojos en blanco. Esa chica no se cansaría.

Desde su primer año, ella había estado encaprichada con Draco y algo tuvo que haber dicho a sus padres para que en las vacaciones de tercer año, Lucius y Narcissa le dijeran que Astoria era una buena candidata para ser la futura señora Malfoy. Draco no había dicho nada, pero se había encargado de hacerle ver a la Greengrass que no tendría esperanzas con él.

Aprovechando otra oportunidad, Draco respondió a Blaise en voz alta:

— ¡Claro! Disponemos de poco tiempo, pero algo se puede hacer. ¿Querías unírtenos? Lamento decirte, Blaise, que Potter es un poco mojigato en ese sentido.

Theo, tan observador como era, miró a Astoria y luego a Draco, para luego lanzar una carcajada. Los ojos de Astoria se humedecieron y Draco se enojó. Él podía ser muy desagradable, pero no le gustaba ver llorar a una chica. Tomó el huevo cocido del plato de Pansy y con su cuchillo, simuló apuñalarlo. Theo lo vio todo y se quedó juiciosamente callado.

Blaise continuó el juego.

— ¿Un trío con Potter dices? Bah... Tú sabes que sólo me gustan rubias y rubios. —dijo con una mirada lasciva.

Esto afectó a Draco, pero sólo un poquito. Él seguía considerando a Blaise como el chico más guapo de Hogwarts... claro, después de él mismo y de Harry.

—Entonces puedo cancelarle a Potter, e ir a buscar a algún rubio para ti, Blaise. —dijo con picardía.

Astoria tosió y se levantó del comedor para irse, sin mirar a nadie. Theo hacía esfuerzos por no reírse y Draco volvió a amenazarle con el huevo, para luego devolverlo al plato de Pansy.

—Ni creas que me comeré eso ahora, Draco. —dijo ella con asco.

La conversación siguió; aún faltaba mucho para la primera clase, así que Draco desistió de sus salchichas –pues le recordaban a las vísceras del relato de su padre- y se puso de pie, mientras sus amigos seguían desayunando.

—Tengo que hablar más tarde contigo, Theodore Nott. —dijo Draco indiferente, y giró hacia la salida.

—Te van a apuñalar los huevos por mal novio, Theo. —se rio Pansy y Blaise le coreó.

Cuando ya iba a salir del Gran Comedor, Draco sintió la mirada de Harry sobre él. Sonrió levemente y siguió su camino.


Ya en el aula, se dispuso a esperar a Harry.

Estaba cansado. Había dormido muy poco y no tenía energías para ir a clases. Todo lo que su padre les había contado en la noche anterior, aún hacía estremecer a Draco. Su padre había estado muy cerca de la muerte... literalmente.

Se preguntó vagamente si todo resultaría como su padre quería. Tendrían que hablar con Dumbledore y asesorarse mejor sobre las tales Reliquias. Su padre era muy inteligente y hábil, pero esa misión estaría mejor en manos del viejo. Él no quería meterse en líos y mucho menos que lo hiciera su padre. Los Malfoy no estaban hechos para el papel de "Héroe-que-se-sacrifica-por-el-bien-común". Tendría que convencer a su padre de que le diera esa tarea al viejo Dumbledore y sólo a él, pues la idea era que Harry también estuviera aparte de todo eso. Si Draco se desesperó tanto con la primera prueba del Torneo, no podía imaginarse lo que padecería con Harry enfrentando a Voldemort con tres cositas ridículas.

El sonido de la puerta abriéndose le sobresaltó y giró a tiempo para evitar ser derribado por Harry, quien había entrado corriendo.

— ¡Hey! —dijo Draco cuando Harry se abalanzó sobre él por un abrazo— Cualquiera diría que tienes ganas de verme.

Harry buscó sus labios y le besó tímidamente.

—Te extrañé... Además, necesito preguntarte algo. No tengo mucho tiempo, pues tengo que ir con Hermione a la biblioteca.

—Pregunta entonces... —dijo Draco tratando de normalizar su respiración, producto del inesperado beso.

—Eh... bueno, quería saber si te gustaría... que nuestro... noviazgo fuese por el momento... mmm... ¿a escondidas? Si, ya me entiendes... podríamos ocultarlo, mientras pasa todo esto del Torneo y... sí.

Draco se separó de él y parpadeó sorprendido.

— ¿Has dicho... noviazgo?

Los ojos de Harry brillaron y sus mejillas enrojecieron.

—Sí, ¿te parece bien si lo ocultamos por el momento? —preguntó atropelladamente.

Draco rio y zarandeó a Harry por los hombros.

—Ni siquiera me has propuesto una relación. Nunca he escuchado de ti algo como... "Draco, amor de mi vida, ¿quieres ser mi novio?"

Harry puso los ojos en blanco.

—Créeme que no te lo preguntaría de esa forma... Además, es claro que somos novios. Ya nos hemos besado.

Draco trató de contenerse, pero falló. Su carcajada le hizo doler el abdomen y olvidar todo sobre la noche anterior.

— ¿Por qué te ríes? —preguntó Harry ofendido.

— ¿Crees que porque nos besamos, ya somos novios? —dijo Draco entre risas— Blaise y yo nos besábamos en tercero, y eso no nos hizo novios al instante.

Harry entrecerró los ojos y su expresión cambió por completo. Estaba furioso.

Y Draco supo que la había cagado.

—Harry... —tanteó Draco arrepentido.

— ¿Te has besado con Zabini? —siseó el otro.

—Bueno, si...pero eso fue hace mucho, Harry-

— ¿Y quién me asegura que no te estas besando con él estas noches? —interrumpió nuevamente.

Draco se relajó y sonrió enternecido. Atrapó a Harry entre sus brazos, mientras este trataba de quitárselo de encima.

—En este año sólo me he besado contigo —le besó la frente—. Y no quiero besar a nadie más —dijo besándole la punta de la nariz—. Y acepto tu petición de mano, desde ahora soy tu novio oficial. —concluyó besándole en los labios.

Harry rio y correspondió al abrazo.

—No te lo había pedido.

—Entonces no somos novios.

— ¡Draco!

—Tienes que hacer muchas cosas para merecerme. —dijo el rubio ignorándole. Harry suspiró, poniéndose serio de repente.

—Tengo miedo, Draco —dijo mirándole—, de que-

— ¿De qué tienes miedo? ¡Era broma Harry! Si tú quieres ser mi novio, entonces tengo que aprovechar la oportunidad que se me presenta. —dijo Draco riéndose.

—No... No es eso. Bueno... si, de verdad temía que tú sólo quisieras besuquearte conmigo y hacerme todas esas cosas que me has estado insinuando todo el año.

Una pausa y los dos rieron.

—Obvio pienso hacértelas, Potter. Pero en calidad de novio. Agradécelo.

Harry rio nuevamente y escondió la cara en el pecho de Draco. Luego suspiró.

—También tengo miedo de que te pase algo —dijo, dejando de lado las bromas—, de que se den cuenta de lo nuestro y Voldemort tenga más motivos para ir por ti y tu familia. No creo que él perdone fácilmente que tu padre le haya abandonado...

Draco tragó saliva, asimilando todo eso en lo que no había pensado antes. Pero notando la presencia cálida del cuerpo de Harry contra el suyo y su olor embriagante, se dio cuenta que no le importaba. Harry le gustaba lo suficiente como para que no le importara.

—También temo a que me pase algo en el Torneo… —siguió Harry— ¿Acaso crees que contaré con la misma suerte de la primera prueba?

—No lo creo. Lo sé —afirmó Draco tratando de convencer a Harry—. Eres un mago muy capaz, Harry, confía más en ti... Además, me tienes a mí, que soy mucho mejor, para así poder ayudarte. —trató de bromear.

Harry no le rio la broma, en cambio se aferró más a Draco.

—Temo a Voldemort. Él sigue siendo una presencia constante en mis pesadillas. Él sigue ahí, Draco. Todos dicen que está debilitado, pero yo sé que él hará algo... algo malo.

Draco trató de reconfortarlo con algo, pero no encontraba las palabras. Todo lo que decía Harry era cierto.

Lucius le había contado a Draco cómo después de haber atacado a la familia Potter -dejando como único sobreviviente a Harry-, Voldemort se había visto a sí mismo incapaz de hacer siquiera un Lumos. Su padre había dicho que era algo sobre una antigua magia de protección que había invocado Lily Potter antes de morir para proteger a su hijo, dando su vida por él.

Voldemort había huido desconcertado, y juró venganza cuando recuperara su poder. Su paradero fue desconocido hasta para sus más fieles mortífagos hasta doce años después, cuando los reunió a todos -Lucius no dijo dónde-, y les reiteró sus deberes para con la Sangre Mágica y su preservación.

Lucius había ido sin la misma convicción de antes, pero tuvo una misión diferente, resultando en el fiasco de lo del diario de Ryddle. Dumbledore le dio su protección, y el patriarca Malfoy renegó de Voldemort y aceptó, sin dudar, el bando de la Luz. Era obvio que los Malfoy querían seguir vivos y conservar al tiempo su dignidad, no yendo detrás de un psicópata.

Después de otros minutos de silencio y reflexión, Draco se dio cuenta de que se estaba haciendo tarde. Sus piernas estaban resintiendo la incómoda postura en la que estaba junto a Harry. El azabache, al parecer sintiendo lo mismo, se separó del rubio.

— ¡Merlín! Tenía que acompañar a Hermione y se me hizo tarde.

— ¿Qué pasó con la Comadreja? —preguntó Draco, antes de hacerse el inocente por el ceño fruncido que le dirigió Harry.

—Ellos no se hablan. Son tontos.

—No lo sabía. —dijo Draco sarcásticamente.

—Pasaré eso por alto, Draco Malfoy... —Harry adviritió— Nos vemos luego en... ¿esta noche?

Algo le decía a Draco que esa noche tendría otra visita de su padre. Lo de la famosa piedra y su misión, no acabaría de la noche a la mañana.

—Mejor mañana en la noche, ¿qué te parece? —sugirió.

— ¿Tanto tiempo? —preguntó Harry, desilusionado.

—Obviamente nos veremos en el día. En la noche nos veremos, pero para hacer cosas sucias, Potter. —Draco bromeó.

Harry quiso reírse, pero al parecer, pensándolo mejor, dijo:

—Bueno, ya que estamos, podemos ir al baño de prefectos mañana en la noche y llevar mi huevo. Para averiguar lo que esconde, ya sabes. —dijo con intención.

Draco se sorprendió por la nueva faceta del Gryffindor. Siempre había sido él el de las bromas picantes; pero ahora no sabía cómo contestar. Harry se dio cuenta de ello y riendo, le palmeó en la espalda.

—Yo también sé hablar así, Draco... no soy tan mojigato. De todas maneras, no te ilusiones. Cuando vaya a averiguar lo del Huevo del Torneo, iré solo. Además, sólo te daré besos hasta el matrimonio. —bromeó.

Draco abrió la boca ofendido y la carcajada de Harry no se hizo esperar, para parar abruptamente y conjurar un tempus.

—Ya no puedo reunirme con ella. Tengo que ir por mis cosas y apurarme para ir a clases. Avísame cuando nos podamos ver, Draco.

Harry corrió hacia la salida, pero se devolvió y le dio un beso de despedida.

—Ya decía yo que se te olvidaba algo. —dijo Draco burlonamente. Harry sonrió y luego bajó la mirada.

—Draco... ¿quieres ser mi novio? —dijo con las mejillas encendidas.

Draco a veces envidiaba esa absurda valentía Gryffindor. Él no hubiera sido capaz de hacer una pregunta así.

—Ya lo somos, ¿no?

—Pues te lo estoy proponiendo formalmente.

— ¿Y por qué no te has arrodillado entonces? —rio Draco.

—Porque no eres una señorita. Debo irme, en serio. Así que ya somos novios, es oficial. No necesito un sí. Así que adiós.

Y salió corriendo del aula.

La sonrisa de Draco amenazaba con partir su cara en dos.


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