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Draco's Plan por JennVilla

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—Draco... no... Para...

—Mmm…

Estaban en la biblioteca. Exactamente en una de las mesas más alejadas de la entrada. Era sábado y estaban desde muy temprano en la mañana buscando información sobre cómo estar bajo el agua por una hora. La segunda prueba de Harry se acercaba y aún no habían encontrado nada, Draco ya se había rendido así que se entretuvo besando el cuello de su novio. Le parecía una tarea más gratificante.

—Draco, es en serio... tengo que encontrar... no hagas eso... ahh —Harry enseguida se cubrió la boca, visiblemente avergonzado.

Draco se detuvo y con una sonrisa burlona, dijo:

—Pensé que eras de piedra.

— ¡Obvio no! Deja de hacer eso y ayúdame.

—No puedes pedirme eso, Harry. Me castigaste yendo solo al baño de prefectos. Ahora que lo pienso... ¿sí fuiste solo? ¿O acaso Diggory quiso darse un paseo por allí para luego acompañarte? —preguntó con una ligerísima molestia.

—Eres un idiota. —espetó Harry.

Draco sonrió complacido y retomó su tarea.

— ¡Draco! Que me dejes...

— ¿No te gusta? —Draco hizo un puchero. Harry se sonrojó.

—Claro que me gusta... es sólo que ahora no es el momento. Para eso tenemos las noches. —dijo alzando las cejas sugestivamente, cambiando su expresión.

Draco rio y estaba a punto de responder, cuando recordó su misión.

—De hecho, esta noche tenemos que reunirnos sí o sí. Necesito darte algo.

—Todas las noches nos reunimos, Draco. —dijo Harry, aún con una sonrisa traviesa.

—Lo sé —Draco le beso rápidamente para luego sonreír—, pero es esencial que te entregue una... cosa. Es para la prueba.

— ¿Tienes alguna solución para la próxima prueba?

—No es una solución como tal... pero creo que te servirá.

Harry le miró con duda, para luego encogerse de hombros.

—No me importa. Cualquier cosa de parte tuya, me gustará. —dijo sonriendo. Draco sonrió.

—Me encantas, Harry. Eres tan inocente, que te podría entregar un boggart disfrazado de regalo, y me lo agradecerías.

— ¿Me darás un boggart? —Draco negó con la cabeza— Entonces no hay problema. —Harry le besó la frente y volvió a su lectura.

— ¿Te parece más interesante el libro que yo, Potter?

—Pues sí... Tiene más información sobre lo que necesito que tú. —mientras Harry reía, Draco le miraba ofendido.

—Pues me importa una mierda. Bésame.

— ¡Por Merlín, Draco! ¡Estamos en la biblioteca!

— ¿Y? —Draco alzó una ceja.

— ¡Que nos pueden ver!

—Estamos en las profundidades de esta cueva llamada biblioteca. Nadie nos verá.

—No estés tan seguro —Harry sonrió—. Además de que necesito saber cómo diablos voy a hacer para aguantar una hora bajo el agua sin salir a la superficie, y tú me desconcentras. ¿Y qué es eso del tesoro, de todas maneras? ¡No entiendo nada! —gimió, golpeando la mesa.

—El tesoro se refiere a algo que tú aprecies mucho.

— ¿Qué? —Harry parpadeó— ¿Estás seguro?

—No lo sé... sería muy tonto si fueran galeones.

— ¿Entonces estarás tú ahí, en las profundidades del agua? —preguntó Harry con ingenuidad.

Draco tuvo que respirar varias veces para controlarse y no abalanzarse sobre Harry para devorarlo. En cambio, le sonrió dulcemente y le atrajo en un abrazo.

—Aunque lo apreciaría mucho, preferiría estar fuera del agua y viendo la competencia, gracias. No quiero ni imaginarme allí por más de una hora, si es que no logras sacarme.

Harry le miró con gesto ofendido, y escapó hábilmente de un beso de disculpas de Draco. Ambos se sobresaltaron al oír un estruendo, y vieron aparecer en el suelo unos libros y una cabeza con pelo rojo.

— ¡Ron! —Harry exclamó con asombro.

— ¿Qué haces con la capa de Harry, imbécil? —Draco gruño, por su intimidad interrumpida.

Granger apareció también en el piso, y Draco olvidó su enfado para carcajearse. Granger estaba encima de Weasley en una posición... comprometedora.

— ¡Quítate, Ron! —chilló ella.

— ¡Tú estás encima de mí! ¡Quítate tú! —respondió la comadreja con la cara muy roja.

Draco aún no paraba de reír y Harry se levantó para ayudar a sus amigos. Pince se asomó y frunció el ceño al ver el espectáculo.

—Le informaré de este comportamiento al profesor Snape y a la profesora McGonagall. ¡Están en la biblioteca! ¿Cómo se les ocurre hacer eso?

— ¿Hacer qué? —preguntó Weasley ya de pie.

Eso. —dijo la bibliotecaria, visiblemente incómoda.

Todos comprendieron y Draco volvió a estallar en carcajadas. Harry no sabía si reír u ofenderse por sus amigos. Granger estaba temblando y Weasley mucho más rojo. Pince se alejó zapateando fuertemente y murmurando. Claramente no los podía sacar, no cuando veía que ellos estaban ahí con Harry, y no cuando se les había dado libre acceso a los campeones para que investigaran sobre la prueba.

—Deja de reírte, hurón albino. —Weasley gruñó. Draco paró en seco.

—No le digas así, Ron. —dijo Harry tratando de contener la risa.

—No empiecen con sus tonterías, chicos —dijo Granger, ya recuperada—. Draco, eso que has dicho antes ha sido muy ingenioso. Lo del tesoro, quiero decir.

— ¿Nos estaban espiando? —preguntó Draco.

— ¿Draco? —preguntó Weasley mirando a Granger con ojos muy abiertos. Ella bufó exasperada.

—Harry, tu novio tiene razón. Así que esa parte ya la tenemos solucionada, y eso es gran avance. Pero no sé quién pueda ser tu tesoro...

— ¿Novio? —preguntó nuevamente Weasley.

— ¡Ronald! —regañó ella— ¿Podrías concentrarte?

Draco le sonrió a Weasley y se puso de pie para abrazar a Harry. El pelirrojo puso cara de asco.

Harry le había sorprendido un día diciéndole que les había contado a sus dos amigos sobre su noviazgo. Draco se enojó diciendo que a ellos nada les importaba saber sobre "en que pantalones se metía Harry" y... bueno, y dicho esto, tuvo que esquivar un puñetazo de su novio. Luego, Harry le había dicho que sus amigos tenían derecho a saberlo, así que Draco le rebatió diciendo que entonces él les diría a sus amigos también. Aunque claro, Pansy y Blaise ya sabían sobre su noviazgo de antemano; le habían sacado toda la información al pobre Draco a punta de Rictumsempra. Harry, con una mueca de inconformidad tuvo que aceptar que Draco "se lo contara a sus amigos". Más tarde, Draco tuvo que besarle y mimarle para que le perdonara sobre lo que había dicho antes y todo terminó bien...

Muy bien... pensó Draco sonriendo internamente, recordando la sesión de besos que le siguió y de unas tímidas caricias que se convirtieron en unas muy atrevidas.

— ¿Qué hacían ustedes escondidos debajo de mi capa? —preguntó Harry.

—Estábamos- —empezó Granger

—Por Dios, Harry, ¿qué son esas preguntas? ¿No viste en la posición en que cayeron? ¡Era obvio lo que estaban haciendo! —se burló Draco, interrumpiéndola.

Weasley hizo amago de pegarle, pero Granger se le adelantó, estampando un pesado libro en la cabeza de Draco.

—Idiota. —dijo ella enojada, para luego darle una mirada herida a Weasley.

— ¿Cómo te atreves a golpearme, Granger? —dijo Draco asombrado. Granger levantó la barbilla de manera orgullosa y altanera.

— ¡Harry! —gritó una voz— ¡Qué bueno que te encuentro!

Longbottom apareció junto a ellos. Estaba visiblemente agitado.

—Hola, Neville —Harry sonrió—. ¿Qué pasa?

Longbottom miró con recelo a Draco.

—Eh... es que me he dado cuenta de lo de la prueba... y quería ayudarte —extendiendo sus manos, agregó: —. Tengo branquialgas y creo que... te pueden servir.

— ¿Branquialgas? —preguntó Granger curiosamente.

—Sí... Le ayudarán a mantenerse bajo el agua sin problemas. Lo he leído en el libro que me ha prestado el profesor Moody.

Moody. Draco se puso alerta.

—Gracias, Longbottom, pero vienes tarde. Ya tenemos la solución, así que no necesitamos de tus branquialgas. Puedes irte. Ve y busca a Theodore.

Longbottom se sonrojó y balbuceó algo inteligible.

— ¡Draco, no lo molestes! —Harry regañó— No hemos encontrado nada aún, no voy a desaprovechar cualquier ayuda.

— ¿No lo oyes, Harry? Él habló sobre Moody. Ese loco le dio ese libro. Seguramente es una trampa.

—Es un profesor, Malfoy. ¿Qué trampa quieres que haga? —dijo Weasley, despectivamente.

Draco iba a contestarle, pero Harry le interrumpió:

—Draco, tenemos que confiar esta vez —en voz baja añadió: —. Sé que no te agrada por lo de esa vez del hurón... lo siento mucho de verdad. Fue algo desagradable, pero él no quiso hacerlo. Además, es un profesor, Draco. No querrá hacer algo malo.

— ¿Así como Quirrell? —preguntó Granger, quien había escuchado todo. Ella miraba a las manos de Longbottom sospechosamente.

Draco quiso besarla, pero se recordó quién era y se abstuvo.

—Agradezco tu inteligencia, Granger.

—Y yo agradezco a Neville por su ayuda. —dijo Harry retadoramente, mientras tomaba las branquialgas de las manos de Longbottom. El otro Gryffindor sonrió.

Draco puso los ojos en blanco y exhaló el aire fuertemente. Giró sobre sus talones hacia la salida de la biblioteca, y se fue. Tenía que hablar con Severus de inmediato; algo raro estaba pasando, y Draco no creía en las casualidades.

¿Moody dándole un libro a Longbottom que casualmente tenía la solución para la siguiente prueba de Harry? Pff por favor...

Iba por los pasillos pensando en millones de cosas a la vez, cuando Harry le alcanzó.

—Oye, Draco, ¿qué te pasa?

—Nada.

—Draco, mírame. —dijo Harry, deteniéndole.

Draco le miró sin ninguna emoción en la cara.

— ¿Por qué te has enojado? —preguntó Harry con gesto preocupado.

—Porque no me haces caso. Ya una vez te dije que no confiaba en Moody, y ahora tú recibes ayuda de él para la prueba. Dime, Harry... ¿no te parece extraño que él quiera ayudarte?

—Draco, él no me dio nada. Fue Neville. Él sólo le dio el libro a él porque vio que Neville es muy bueno en Herbología, además, tengo entendido que se lo dio pretendiendo pedirle disculpas por lo que hizo en-

—No me importa. Haz lo que quieras. —dijo el rubio retomando su camino.

— ¡Draco, espera! —Harry se apresuró a alcanzarlo nuevamente— No es justo que te enojes... Bien sabes que yo soy el que más desventaja tiene en este Torneo. Tengo que aprovechar cualquier ayuda.

—Tienes razón. Ahora si me permites, tengo que irme.

—Draco, no seas niño —dijo Harry reteniéndole nuevamente—. Necesito de tu apoyo y comprensión. No quiero que te enojes conmigo.

La férrea voluntad de Draco se estaba quebrantando, pero, aun así, no dijo nada.

— ¿Por qué no vamos a nuestra aula, Draco? —insistió el Gryffindor— Allí podemos hablar mejor.

—Tengo que ver al profesor Snape —Draco se excusó—. Me ha pedido ayuda con unas pociones.

Harry le miró aturdido.

—Ah... No me habías dicho nada.

—Se me olvidó —Harry bajó la mirada y se detuvo. Draco también se detuvo y suspiró—. No estoy enojado, Harry, sólo que me asusta que pueda pasarte algo malo y... por qué no mejor nos vemos esta noche, ¿sí? De verdad que necesito ver a Snape.

Harry asintió, pero aún no le miraba.

—Harry —dijo Draco acercándose a él y poniendo las manos en sus hombros—. Tenme paciencia —Harry levantó la mirada—. Es difícil, lo sé, pero-

No pudo seguir hablando porque Harry le abrazó y le besó fervientemente.

—Te quiero, Draco —el corazón de Draco se aceleró—. Aprecio mucho tu preocupación, de verdad. Seguiré buscando en la biblioteca con Mione y Ron... agotaré las opciones y si nada me sirve, tendré que arriesgarme con lo de Neville. Estaré bien, lo prometo. No te preocupes.

Draco asintió, no podía hablar.

—Nos vemos esta noche —Harry sonrió—. No puedo esperar a ver tu regalo.

— ¿Regalo? —preguntó Draco tontamente.

—Sí, dijiste que me ibas a regalar algo... así que allí estaré sin falta. —bromeó. Draco sonrió.

—Está bien, imbécil interesado. No faltes.

Harry le abrazó nuevamente, y reposó la cabeza en su hombro.

—Señor Malfoy.

Ambos se sobresaltaron y vieron cómo Severus estaba caminando hacia ellos con un gesto, aparentemente, indescifrable. Pero Draco le conocía bien... podía ver en esos ojos oscuros una pizca de sorpresa.

Qué bien, Draco. Ahora tu padrino te ha visto abrazado a Harry. Qué bien...

—Señor- —Harry empezó.

—Le necesitan en el despacho de Dumbledore —Severus habló con displicencia—. Váyase —Harry se tensó y miró al suelo. Severus casi gruñó por la impaciencia—. Si le place al señor Potter, su... padrino está esperándole en el despacho del director.

—Gracias, profesor. —dijo el Gryffindor abochornado al escuchar sobre su padrino. Dándole una última mirada a Draco, se fue en dirección al despacho de Dumbledore con rápidas zancadas.

—Creí que Lucius era un tonto al insinuar que entre tú y Potter existía... algo como eso. —comentó Severus.

—Padrino-

—Eso no me importa —Severus levantó una mano—. Vámonos. Tienes cosas por contarme y yo también.

Dando la vuelta y seguido por Draco, Severus Snape se dirigió a las mazmorras con su túnica negra ondeando.


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