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Draco's Plan por JennVilla

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—Parece muy delicada —Harry sonrió—. ¡Mira! Tiene un dibujo en el centro. ¿Qué significa? —Draco no respondió— Es preciosa Draco, gracias. —Harry con la Piedra de la Resurrección en la mano, le besó dulcemente; claro que él no sabía qué significado tenía esa piedra.

—Espero que la mantengas siempre contigo, Harry... es algo así como para la buena suerte. Ah, y no se lo muestres a Granger... ni a Weasley.

— ¿Por qué?

—Porque es sólo para ti. Es... como un amuleto de nuestra relación. —Draco estaba sudando frío.

— ¿Un amuleto? —Harry sonrió.

—Sí. A mí me ha acompañado toda la vida. Cuídala mucho y... ¡No! ¡No la gires! —Draco gritó.

— ¿Eh? —Harry detuvo el movimiento de sus manos.

—Sólo mantenla en la mano —Draco sonrió tensamente—; no hay necesidad de que la muevas. Mejor aún, guárdala en un bolsillo.

Harry miró dubitativamente a la piedra. Draco estaba un pelín nervioso, pues no sabría qué contestar a una posible pregunta de Harry sobre la piedra. Recordó lo que había pasado cuando su padre la había girado en su mano. También recordó que Dumbledore había dicho que aún no era el momento para que Harry supiera sobre la importancia de esas supuestas Reliquias.

—Gracias, Draco. —dijo Harry.

— ¿La llevarás en la próxima prueba?

Harry sonrió y le abrazó.

—Claro que sí. Por lo menos esta piedrecilla es fácil de llevar. ¿Te he contado lo que Sirius me dijo hace un rato? —Draco lo adivinaba, pero, aun así, negó con la cabeza— Bueno, pues me ha hablado sobre mi padre y todo lo que él hacía con la Capa de Invisibilidad; también... bueno, en fin, me pidió que usara la capa en las pruebas que me faltan... para honrar a mi padre o algo así —Harry rio—, fue muy raro todo, en realidad. Pero obviamente no podré usarla en la que sigue.

—Tienes que llevarla. —Draco le sacudió por los hombros.

—No puedo llevarla, Draco. Puede perderse en el lago.

—Entonces buscaremos una solución para que puedas llevarla junto con la... con nuestro amuleto. —Draco dijo con convencimiento. Harry le dio una mirada curiosa.

—La piedra también puede perderse, Draco. Además, ¿por qué te importa tanto que lleve la capa?

—No es que me importe —Draco se encogió de hombros—. Es sólo que tu honor de Gryffindor se vería comprometido si no cumples el deseo de tu padrino, ¿no crees? Y la piedra, la puedes llevar envuelta en la tela que te di. ¡Oh, Potter, no puedes esperar a que todo lo solucione yo por ti!

—Está bien, está bien. ¿Así que quieres que cumpla el deseo del Chucho? —preguntó Harry burlonamente.

—Yo no le llamo así. —Draco se defendió. Harry rio de nuevo y se acercó más al rubio.

Estaban sentados en el suelo, apoyados en la pared. Muchas veces habían planeado en llevar algo más confortable, pero luego todo quedaba en el olvido y ellos se conformaban con sentarse en el suelo. Lo importante era que estaban juntos.

Harry cambió de posición y se sentó sobre sus talones, frente a Draco, para luego atraerlo en un abrazo.

—Creo que ya podemos continuar con lo de la biblioteca. —dijo él con voz sugerente.

Draco sonrió y se lanzó sobre los labios de su novio.


—Draco, ¿vamos a apostar nuevamente? —preguntó Blaise, la mañana de la segunda prueba.

— ¿Y de qué va la apuesta?

—Apostemos a que tu novio es el último en salir del lago. —el italiano sonrió. Draco confiaba en Harry, así que aceptó sin problema. La segunda prueba no podía tratarse de dragones nuevamente, así que no había problema.

— ¿A dónde vamos? —preguntó Vincent mientras caminaban.

—A ver a Harry. —respondió el rubio, sin hacer caso de los resoplidos de disgusto de sus amigos.

Draco y sus amigos se dirigieron a la plataforma donde estaban los campeones. Krum y Karkarov discutían en búlgaro, y Delacour estaba haciendo estiramientos. Diggory y Harry aún no llegaban.

— ¿Será posible que Diggory haya entretenido a Potter más de la cuenta? —se mofó Blaise.

—Si no quieres ver tus bonitos dientes en el suelo, Blaise, mejor te callas. —siseó Draco.

— ¿Qué te has creído para amenazarme?

—Draco Malfoy. —contestó con simpleza.

— ¡Chicos! ¡Ahí vienen! —dijo Pansy— Hay que ver que Diggory está muy bueno, ¿eh? Miren nada más cómo le queda ese bañador.

—Es sólo un pantalón corto, niña. —dijo Theo, con voz aburrida.

—Lo que pasa es que eres tan menso, que no sabes distinguir un calcetín de otro, Theo. —replicó ella mirando aún a Diggory.

Como siempre, sus amigos empezaron a discutir, y Draco aprovechó la oportunidad para reunirse con Harry. Así que se encaminó en su dirección, pero antes de acercarse al Gryffindor, fue detenido por una mano brusca y pesada en su hombro.

— ¿A dónde cree que va, Señor Malfoy? —dijo Moody.

Draco exhaló profundamente, buscando paciencia.

—Voy a hablar con Potter. ¿Hay algo malo en ello?

—Sé que usted trama algo, señor Malfoy... algo contra el chico Potter. No permitiré que sabotee la prueba.

— ¿Acaso me acusa a mí, de lo que usted mismo piensa hacer el día de hoy?

Moody le miró sorprendido.

—No sé de lo que habla, señor Malfoy. Pero claro, no debo preocuparme por lo que diga el hijo de un mortífago. Dígame, ¿cómo puede vivir su padre con-?

— ¡Draco! —el insulto el viejo quedó interrumpido por la voz de Harry.

El Gryffindor por fin le había visto, y ahora sonreía alegremente.

—Hola, Harry. —dijo Draco, esquivando al profesor.

Moody miró a ambos chicos con una mueca más extraña de lo común. Su rostro lleno de cicatrices, resultaba más repugnante.

—Hace mucho frío aquí. ¡Imagínate ahora pasar una hora dentro del lago! —dijo Harry tiritando.

Draco paseó la mirada por todo el cuerpo de Harry, lamiéndose inconscientemente los labios.

—No será para siempre, al menos. Puedes-

Draco se interrumpió con sorpresa, al ver que Moody se abalanzaba sobre Harry.

— ¿Qué escondes ahí, Potter? —rugió el profesor.

— ¡No sé de qué habla, profesor! —gritó Harry casi cayendo hacia atrás.

— ¡Aléjese de él, viejo tonto! —Draco no demoró en llegar a ellos, para forcejear con el ex-auror, tratando de quitárselo de encima a Harry.

—Pero, ¿qué está pasando? ¡Alastor! ¿Qué hace? —la voz de la Urraca llegó desde lejos.

— ¡Suélteme! —gritó Harry.

— ¡Quítese de encima, viejo tonto! —gruñía Draco, intentando que Moody no utilizara su varita.

— ¡Alastor, deje a Potter en paz! —la Urraca se estaba acercando.

— ¡Llamen a Dumbledore! —los gritos de las demás personas se dejaron oír.

De improviso, Draco salió despedido hacia atrás con una fuerza descomunal, cayendo estrepitosamente.

— ¡Ja! ¿Así que esto era lo que escondías, Potter? —dijo Moody equilibrándose— ¿Una capa de invisibilidad? ¿Acaso era una trampa para la prueba?

—No, señor —Harry tartamudeaba—. Se lo juro... no quería hacer trampa. No sé de qué-

— ¡Alastor! —una voz se impuso sobre toda la algarabía.

Draco, aún en el suelo, vio esperanzado cómo Dumbledore llegaba a la plataforma de los campeones.

— ¿Qué pasa aquí, Alastor?

—Potter traía en sus bolsillos una capa de invisibilidad, Dumbledore. Seguramente quería hacer trampa. —dijo Moody nerviosamente.

—Eso no es cierto, señor. Le puedo explicar... Mi intención no era hacer trampa, se lo juro. Se lo puede preguntar a… —Harry se interrumpió para mirar a su alrededor. Cuando reparó en Draco -quien aún no se había levantado por lo adolorido que estaba-, abrió mucho los ojos y corrió hacia él— ¡Draco!

Draco quiso levantarse e ir a hablar con Dumbledore, pero su trasero dolía como los mil demonios.

— ¡Draco! ¿Qué te pasó? —volvió a hablar Harry.

—Escucha, Harry... —Draco hizo una mueca por el dolor en su espalda— Tienes que hablar con Dumbledore para que te deje llevar la capa a la prueba. ¡Es muy importante!

— ¿Qué? —Harry balbuceó. Dumbledore y Moody seguían discutiendo, mientras Karkarov discutía también con Madame Maxime.

—Harry, haz lo que te digo. —insistió Draco.

—No entiendo-

— ¡Nunca entiendes nada! —gruñó Draco, intentando ponerse de nuevo.

— ¡Oye! —Harry le miró con gesto ofendido.

—Harry —llamó Dumbledore desde su lugar—, por favor regresa y empecemos con la competencia. Ya he solucionado todo.

A Draco ya no le dolía el trasero; se puso de pie como un resorte y haló de Harry en dirección al director.

— ¿Harry puede llevar su capa? —preguntó apresuradamente.

—Lo siento, pero no —Dumbledore negó con la cabeza—. Harry, ya es hora. Ve y prepárate; te entregaré tu capa después. Draco, si necesitas ir a la enfermería por tu caída, es momento de que lo hagas. Poppy estará atareada después.

— ¿Que? —vociferó Draco, ignorando la recomendación del director— ¡Harry no puede ir sin la capa! —insistió. Dumbledore le dio una mirada de advertencia y giró sobre sus talones sin decir nada más.

—No te preocupes, Draco —murmuró Harry, después de observar el intercambio curiosidad—. De todas maneras, Moody no pudo quitarme tu piedra. Lo de la capa se lo puedo explicar a Sirius.

—Pero-

—Ve a las gradas, Draco. Tus amigos hace rato se fueron. Ah, o mucho mejor, ve a la enfermería. ¿Te sigue doliendo?

—Esto es nada, comparado con lo que seé que le puede hacer mi padre a ese mequetrefe, Harry.

—No hay necesidad de armas líos, Draco —Harry reprochó—. De seguro que Dumbledore ya habló con él.

Draco bufó.

—Lo que pasa es que tú no tienes—

Draco dejó de hablar, al escuchar a Crouch dar inicio a su discurso para la prueba.

—Vete, Draco —Harry puso una mano en su cabeza—. Estaré bien, lo prometo. Aunque estaría mejor con un beso de despedida. —una lenta sonrisa se deslizó por los labios de Harry, haciéndole ver más apetecible.

— ¿Eh? —Draco estaba obnubilado por las caricias de su novio en su cabeza. Harry rio y le abrazó fuertemente.

—Más tarde me darás los besos que yo quiera.


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