Tomás IX
Una vez leí que el amor te hace hermoso, y creo que lo estoy creyendo. Desde que me besó Marcelo no he podido pensar en otra cosa, es como si tuviera un virus de computador en mi cerebro. A veces me encuentro embobado pensando en él, y hasta he comenzado a verme al espejo. Siempre lo he evitado y ahora me veo, ya sin tanto asco.
-¿Entonces piensas que es verdad? ¿Que si dijo que me ama es verdad? –le pregunté a Celeste cuando todavía estaba en la clínica.
-Claro, ¿por qué te mentiría? Además, siempre ha estado a tu lado, aun cuando habías elegido a ese malnacido de Enrique –
Para ser sincero, mi amiga está muy interesada en que acepte al profesor de judo. Supongo que piensa que es lo mejor que me puede pasar, teniendo en cuenta que estuve en riesgo vital por proteger a mi antiguo novio.
Según el enfermero me fue a ver a la clínica, pero después no volvió. Me dieron el alta y tuve que hacer reposo en el departamento. Me acomodé en mi cuarto, mientras mi mamá atendía a los paramédicos que me llevaban. Le dieron la dieta que debía llevar, le indicaron las horas en que debía tomar cada medicamento y qué cuidados especiales debía tener.
-¿Vas a contratar a alguien? Dudo que quieras cuidarme –seguimos distanciados después de lo que me ha dicho.
-Es lo mejor ¿no? Nunca he sido buena en estas cosas –
-No se preocupe, yo lo haré, yo lo voy a cuidar, vieja inútil –refunfuñó mi amiga quitándole los papeles a Patricia.
Al final ha sido ella quien ha estado todos estos días conmigo, cuidándome y haciéndome compañía, ya ni siquiera me acuerdo de lo sucedido con Enrique y sus amigos. Bueno, por lo menos despierto, porque todas las noches tengo pesadillas con ello.
-¿Y si vas al psicólogo? –
-Celeste, la última vez fui porque en el colegio me obligaron y fue horrible, no me entendía y me derivó con un psiquiatra que me empastilló tanto que no podía mantenerme despierto. No quiero eso de nuevo –
-¿Pero vas a estar bien? –
-Claro, no te preocupes. Además, ahora parece que todo será mejor –
Y así fue, ese mismo día, recibí la primera visita de Marcelo. Entró muy nervioso y es que apenas pudo decir hola. Su cuerpo se mostraba rígido y su voz entrecortada.
-Voy a dejar solos al par de tortolitos, ¿de acuerdo? No hagan ninguna cochinada, que Tomás sigue convaleciente. Después, van a poder follar todo lo que quieran – mi amiga se marchó, cerrando la puerta.
-¿Cómo sigues? –no era capaz de mirarme a los ojos. Si es tan tierno.
-Mejor, he seguido al pie de la letra la dieta que me dieron. ¿Puedes creer que he bajado de peso? Si hasta menos espinillas tengo en la cara. Es mágico –
Se rio y en ese momento fue capaz de mirarme. Nos quedamos un rato así, observándonos como si pudiéramos conversar por telepatía.
-Te ves mucho mejor –
-Claro, es que como antes era muy feo, ahora no soy tan horrendo –
-No me refería a eso, pero te sienta bien la dieta –
-Porque era muy gordo –
El pobre entró en pánico, no sabía qué decir para arreglar la situación. Me dio penita, por lo que traté de controlar mi complejo de inferioridad.
-Gracias, supongo que era un cumplido. Me he propuesto ser firme. Esta vez no me voy a rendir, cuando me sienta mejor iré al gimnasio, haré ejercicio, seguiré la dieta, usaré todas las cremas que me recete el dermatólogo. Ya verás, en un tiempo más me veré mucho mejor –
-¿Y por qué quieres lograr eso? Acaso.... ¿Has hablado con tu mamá? –
-No, casi ni nos dirigimos la palabra. Lo que sucede es que... cuando desperté después del accidente, volví a recordar lo mal que estaba mi vida. Los pleitos con mi mamá, que abandoné a mi papá, mi noviazgo con Enrique, y alguien... un ángel muy especial, me hizo olvidar todo eso y quiero... quiero cambiar para poder ser digno de ese sentimiento –
-¿Y de quién se trata? –Marcelo se puso más nervioso.
-Tú... me hiciste sentir diferente con tu beso. Fue como en los cuentos de hadas. Me despertaste de mi hechizo –
-¿Eres como el sapo? –
-Claro... igual de feo que un sapo –
-No... Por favor, no... no me refería eso. Yo... -
-Está bien, está bien. Solo... quería que supieras que me has hecho muy feliz y que sí, quiero que me protejas –ay, cuando dije eso me sonrojé por completo.
Fue de esos momentos en tu vida en que quisieras colocar una música de fondo, algo romántico, porque el ambiente es el propicio, porque sabes que es de esas escenas especiales de tu vida, que quedará marcada por siempre en tu memoria.
-¿Eso quiere decir que aceptas ser mi novio?... ¿Y Enrique? –y el momento se volvió gris, porque los recuerdos regresaron.
-Supongo que he intentado ocultarlo, pero... sí, es verdad. Él me hizo mucho daño. Ese día con sus amigos, yo... no puedo sacarme de la cabeza sus miradas, sus risas...sus...-
-No, no.... No sigas. Yo voy a lograr que olvides todo eso, ¿ok? –y volvió a besarme.
Unió brevemente sus labios a los míos, como dos patitos, antes de abrazarme y protegerme en su pecho. Aquello fue tan lindo, como cuando mi papá me consolaba de niño.
¡Por dios! Solo ahora me doy cuenta que este bebote ha conseguido a su papá. Qué digo, a su papacito, si cuando lo abracé toqué bien sus músculos marcados. Se me hizo agua la boca tan solo de recordarlo, si es tan perfecto. Es... es... es efectivamente como mi papá. Es un buen hombre, tierno y atento, además de guapo. Y para ser sinceros, Enrique es lo más parecido a Patricia. Es egoísta, se idolatra a sí mismo, superficial y sínico. Ups, ¿se dan cuenta? Creo que es la primera vez que hablo mal de ese muchacho. ¿Significará que lo estoy superando?
-¿Entonces vas a volver a Physical? –
-Sí, estoy decidido. Así, pasamos más tiempo juntos también –
-Buena idea- me sonrió con esa expresión de ángel que tanto me derrite –aunque vas a tener que andar con cuidado, porque todo se ha convertido en un caos este último tiempo –
-¿Qué? ¿Por qué? –
-Ya veo que no hablas mucho con tu mamá. Lo que sucede es que después del escándalo de la salida de Enrique, el accidente que tuvo contigo, la herida que tiene en la cara... bueno, la reputación del gimnasio se vio un poco afectada. Así que Patricia decidió atraer a gente más famosa para que entrene en Physical –
-¿Gente más famosa? ¿Quiénes? –
-¿Conoces a ese grupo que es famoso ahora? ¿Cassiopeia? Bueno, los cinco integrantes van todos los días al gimnasio, y por eso, la entrada está llena de periodistas –
-¿En serio? Qué genial, ahora me dan más ganas de ir, porque me encantan sus canciones, quizás los pueda conocer... y conversar con ellos, y... y.... hacernos amigos.... Y quizás me pueda convertir en el sexto integrante, y ser famoso... y... y.- creo que dejé de respirar un momento, porque me mareé.
-Cálmate, hiperventilaste –Marcelo solo se rio.
Ahora sí que estoy decidido a volver a Physical, todo para poder conocer a mis cantantes favoritos. Quizás pueda hablar con León, o con Martín, ellos dos son mis favoritos.