Marcelo VI:
He tenido esta duda durante todo este tiempo. De pronto mi mente se ha convertido en un caos, en un abismo oscuro y sin orden. Siempre he intentado tener mis sentimientos en calma, no sufrir por lo inevitable y alejarme de lo complejo, tan solo que ahora me he involucrado voluntariamente en el enredo más grande de mi vida.
Estuve por muchos años enamorado de Patricia de la Fuente y por mi cercanía a ella, también conocí a su hijo. De un principio me dio mucha pena su relación con él, el hecho que lo haya abandonado, aunque principalmente por la vergüenza que sentía. Ese fue el primer momento en que me percaté que ella no era la mujer perfecta de la cual me había enamorado, esa imagen que había creado se fracturaba. Y terminó de romperse luego de enterarme sobre su verdadera fórmula para el éxito, que haya tranzado con su propio cuerpo para recibir favores de hombres como Hugo Neumann.
En ese momento me enteré de lo que le había ocurrido a Tomás y me sentí terrible, porque ya ha sufrido bastante por culpa por su mamá, como para que ahora siga atormentándole gracias a la petición que le había hecho a Enrique. Con Celeste pensamos que la mejor forma de alejarlo de ese sujeto, era enamorarlo, acercarme a él para que no siga al lado de una persona que solo se ha aprovechado.
Cuando tuve que darle el primer beso, traté de acordarme de aquella vez en que me consoló en el baño cuando lloraba. Me di cuenta que era un chico sincero y empático, no era una mala persona, solo alguien que la vida le ha tratado mal y que, tal vez, por eso se muestra físicamente de aquella manera. Intenté centrarme en su personalidad más que en su cuerpo.
-¿Cuándo comenzaste a comer tanto? –le pregunté un día después de nuestras clases, luego que él haya sacado el asunto a flote.
-Mi papá trabajaba mucho cuando era niño y me quedaba a solas con mi mamá. A ella nunca le gustó cuidarme, así que no me tomaba atención. Supongo que en ese momento comencé a comer para suplir ese vacío, o porque ella no me ponía un límite al comer, no le interesaba. Solo me decía que estaba muy gordo y feo, pero jamás le preocupó la razón –
-Eso suena terrible, ¿no te da pena? –me sorprendió que lo dijera tan normal.
-No, cuando algo se hace cotidiano en tu vida se pega a tu piel y piensas que viene contigo, solo cuando le dices a otros percibes que hay algo mal. Ya lo tengo asumido, sé que mi mamá nunca me ha querido, pero solo me gustaría saber por qué –
Después de eso lo abracé. Me dio mucha pena escucharlo hablar así, no quería que siguiera triste, que reviviera aquellos momentos dolorosos de su infancia. Nunca he podido soportarlo, si fuera por mí, ayudaría a todos a seguir adelante y es que detesto saber que alguien lo está pasando mal.
Me gustó tenerlo entre mis brazos, sentir el latido de su corazón y el calor que me entregaba. Lamentablemente pensé que ese sentimiento nacía más bien de la lástima, que me daba pena el saberle tan desvalido.
-¿Te sientes mal por eso? Pero qué pendejo más debilucho saliste. ¿De qué te sirve tanto músculo? Este hijo de puta es una nenita… ¿No ves que lo estás haciendo bien? –fue la forma en que Celeste reaccionó cuando le comenté que no sabría si podía seguir adelante.
-Es difícil, siento que estoy haciendo lo mismo que hizo Enrique –
-No, no es lo mismo, porque tú no lo vas a violar. Antes te corto los cocos, ¿escuchaste? –
-Sabes a lo que me refiero –
-Nosotros no lo estamos haciendo por egoísmo, sino que por ayudarle. Tampoco tiene que ser para siempre, solo un tiempo hasta que él esté mejor y pueda seguir adelante solo… Es una ayuda, ¿entiendes? –
Y seguimos adelante con esto, porque ambos queríamos lo mismo, deseábamos que Tomás fuera feliz. A veces una verdad nace de un nido de mentiras, pero eso no le quita relevancia.
Intenté seguir adelante asumiendo que hacía todo por lástima y que tal como lo había mencionado mi mamá, mi relación con Tomás no podía terminar de buena manera. ¿Qué ocurriría si se enterara que todo es mentira? ¿Acaso no terminaría más triste que antes?
Seguimos viéndonos en Physical y en las tardes en su departamento, compartiendo con Celeste, viendo series y películas, comiendo un poco y riendo. De vez en cuando nos encerrábamos en su cuarto para estar a solas y es que somos una pareja, no podía estar siempre su amiga entre medio.
Nos acostamos sobre su cama y nos abrazamos, estamos mucho rato dándonos besos y jugando con nuestras narices. No sucede nada sexual y tampoco hemos hablado de eso, porque supongo que luego de lo ocurrido con Enrique, es un tema sensible. Cada vez que salgo de esa habitación después de estar tanto rato dándonos amor, suspiro profundamente.
Nunca antes había vivido algo así y es que desde siempre he estado enamorado de Patricia. He tenido relaciones fugaces antes, pero era más bien físico y nunca una conexión más especial como lo que hago con Tomás, por eso es que me sorprendo de lo extasiado que salgo de allí.
-Cualquiera pensaría que estás enamorado de verdad –bromeó Celeste al verme un día suspirando.
-Me gusta pasar tiempo con él –dije apenado.
-¿Dándose besos? –
-Bueno, lo que sea, somos buenos amigos –
La muchacha me quedó mirando un largo rato como si esperara a que le confesara algo.
-¿Cómo sabes si amas a alguien? –le pregunté finalmente.
-No lo sé. Tú dime, ¿no estabas enamorado de Patricia? –
-Es que… eso es muy distinto. La conocía desde niño, siempre la encontré hermosa y al conocerla en persona, mi corazón se aceleró, cada cosa que ella hacía, cada gesto y cada palabra me parecían celestiales –
-¿Y cuándo te diste cuenta que ya no la querías? –
-Cuando supe que no era perfecta, que… me había enamorado de la idea que cree sobre ella y no de ella realmente – fue la primera vez que lo dije. Como una catarsis me quedé obnubilado, no pudiendo creer que había llegado a una verdad tan importante.
-Lo que creo, es que nunca estuviste verdaderamente enamorado. Solo estabas embobado con una mentira –
-¿Entonces no sé lo que es estarlo? ¿Cómo sabes que amas a alguien? –
-Cuando convives con él, cuando sabes su olor a la perfección, cuando reconoces todos sus errores y aquellas imperfecciones no te importan. Cuando te alegras tan solo al pensar que pasarás un rato a su lado, y cuentas cada segundo para que eso se vuelva realidad – lo dijo tan convencida que me sorprendió, nunca antes le había percibido tan profunda.
Me fui ese día pensando en las palabras de Celeste y las trasladé a mi relación con el gordito. ¿Acaso no me ocurría todo eso con él? ¿Qué significaba entones? ¿Que finalmente este sentimiento no es lástima, sino que amor? Nunca antes lo había sentido, imaginé que sabía de enamorarse, pero la verdad es que era un completo novato, por eso me costó asumir que amo a Tomás. Por eso, cuando en medio de Physical él me dijo lo que sentía, no aguanté más y le confesé también mis sentimientos, porque no fue una mentira, todo entre nosotros era genuino. Y me alegró, me llenó el alma saber que era correspondido.
-Tampoco me importa si no me crees, pero esto solo puede ser amor.... Así que sí. Tomás, también te amo – susurré en su oído.