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Physical por jotaceh

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Tomás XIII

 

El otro día me sucedió algo extraño. Estaba en Physical, sentado en una banca en ese patio que tienen los profesores. Tomaba un poco de agua porque la práctica de judo había estado muy agresiva, cuando de pronto me percato que hay alguien mirándome a lo lejos. Afuera del gimnasio, parado al otro lado de la calle, había un hombre con gorra y anteojos negros, que me observaba detenidamente, como si se tratara de un asesino a sueldo. Me morí de miedo ahí mismo, si hubiera andado con pañales, me habría hecho en ese mismo momento.

Me quedé paralizado viendo al desconocido, y él sabía que me había percatado de su presencia, pero aun así no se movió ni siquiera un centímetro. ¿Quién era ese desconocido? ¿Por qué me espiaba?

-¿Qué haces? –de pronto llegó Marcelo y me ayudó a salir de la parálisis.

-Ese... ese hombre de allá me está mirando fijamente...- le dije para que se diera cuenta, tan solo que en el transcurso de tiempo en que giré levemente la cabeza para mirar a mi novio, el desconocido desapareció. Se esfumó como tus ganas de hacer dieta en cuarentena, o las intenciones de tu amigo puto de no follar el fin de semana.

-¿Quién? Yo no veo a nadie –

En ese instante me congelé por completo. ¿Qué había sido eso? ¿Acaso era una visión? ¿Una ilusión? ¿Un fantasma de mis navidades pasadas?

-¿Tomás? ¿Estás bien? –Marcelo se preocupó al verme así.

-Sí, lo siento... es que estoy casi seguro que alguien me estaba viendo –

-Quizás estás teniendo alucinaciones. He escuchado casos de gente que al dejar el azúcar tienen desórdenes psicológicos –

-¿En serio? ¿Acaso crees que haya sido el elefante Melvin quien vino a asesinarme porque dejé de comer los Choco Krispis? –estaba asustado, él era mi mejor amigo en el jardín infantil. Ahora uno no puede confiar ni siquiera en las empresas de cereales. Qué bajo han caído.

-Si eres tan lindo – Marcelo solo se rio de mis conjeturas, antes de apretarme las mejillas y darme un besito en los labios.

-¿Sí? ¿En serio te gusto? –

Es obvio que tenga dudas ¿no? Es que si vieran cómo es él, se darían cuenta que es difícil de creer que le guste. Ya he pasado por esto antes, un chico atractivo se interesa por mí y todo termina terriblemente mal. Este corazón chiquito de bebote no puede sufrir otra decepción amorosa, porque si vuelve a ocurrir, ya no sabré qué hacer.

-¿Dudas de mí? – puso carita de cachorro apaleado.

-No, amorcito, es que... No quiero que ocurra lo mismo otra vez –

-No va a suceder, porque yo no soy un cretino como Enrique ¿entiendes? Te amo, aunque dudes, pero no te voy a dejar por eso... Voy a hacer todo lo posible hasta que me creas por completo –

¿No es lindo? ¿Acaso no es el mejor? Después de eso nos dimos un par de besitos más y entramos nuevamente a clases.

Estos días a su lado han sido lo mejor, porque me convenzo cada vez más que esto es real, que no es otra mentira y vivir el romance es la mejor de las experiencias. Es extraño, porque antes no tenía tanta experiencia, tan solo que puedo asegurar que lo que estoy viviendo es amor de verdad. La forma en que siento los besos de Marcelo, sus caricias, incluso la forma en que me mira, todo eso hace que me estremezca y piense: Sí, se nota que me quiere también.

Con Enrique solía conformarme y es que, podía darme cuenta que era falso, que incluso sentía asco por mí, tan solo que estaba tan necesitado de amor, que acepté lo que llegó, aquello que parecía perfecto y que oculté todas sus imperfecciones con el temor de perder lo único bueno que había logrado. Algo así a lo que me ocurría cuando niño, que, dentro de la inocencia, entendía que mi mamá no me quería, pero de todos modos hacía lo posible para lograr su cariño, aunque nada me resultaba.

Mi estadía en Physical también era mejor, porque desde que encaré al desgraciado de Enrique, no me ha buscado más. Supongo que le quedó claro que le odio por todo el daño que me hizo. No quiero volver a hablarle, aunque a veces muero de la curiosidad por saber por qué ahora quiere pedirme perdón. Creo que se acercó a mí para atacar a Patricia, tan solo que ya lo logró, destruyó su relación con Hugo Neumann y puso en peligro el negocio. Por eso, ¿qué necesidad tiene de volver? ¿Por qué tenía tanta insistencia de hablarme? ¿Qué quiere lograra ahora?

Aunque obviamente, no todo es miel sobre hojuela. Rayos, me dio hambre.

-Ten más cuidado con Paulo, últimamente anda de muy mal humor –me aconsejó mi amigo Martín.

-¿Y eso por qué? –

-Debe ser porque no logró separarte de Marcelo. Odia perder –

Y parece que el cantante tenía razón, porque el rubio suele mirarme muy mal ahora, peor que antes. Estoy seguro que intenta hacerme mal de ojo, lo bueno es que uso lentes gruesos, así que dudo que pueda penetrar el vidrio.

Intenté hacerle caso a Martín, sin embargo, fue el bailarín el que se acercó una tarde, mientras salía de Physical.

-Hola Tomasito –me saludó de la misma forma que lo hacía el cretino de Enrique.

-¿Qué es lo que quieres? – tenía tanto miedo que me puse a la defensiva.

-Dios mío, que niño más maleducado. Tranquilo, solo te hablaba para pedirte disculpas –

-¿Disculpas? ¿En serio? –me sorprendió tanto que dejé caer mi mandíbula.

-Hay que reconocer cuando uno pierde. Te felicito, se nota que lograste enamorar perdidamente a Marcelo... ¡Bravo! –sentenció con menos ganas que gordo a dieta. Lo sé, ¡estoy muriendo! ¡Quiero mi Choco Krispis! (Aclaratoria, nadie me paga por hacer publicidad, solo es producto de la adicción).

Sé que sus palabras eran buenas, tan solo que su rostro decía algo totalmente contrario. Es como cuando tu mamá te dice "lo hago por tu bien, ¿crees que me gusta pegarte?" justo en el momento anterior a que su chancla te vuele el último diente de leche que te quedaba. Me decía que estaba feliz por mi relación, tan solo que en el fondo sabía que me estaba deseando el mal.

-Bueno... gracias... yo... ya... me voy –

-¿A la casa de tu tía Berna? Supe que eras su sobrino, nunca se me hubiera ocurrido. Aunque... claro, la única razón para la que alguien como tú pudiera entrar a Physical, es que tuvieras algún conocido dentro –el veneno le goteaba de sus colmillos de víbora.

A veces se me olvida que esa fue la mentira que inventó Patricia para explicar mi llegada, muchas veces he estado a punto de mencionarla como mi mamá y debo morderme la lengua para no levantar sospechas.

-Sí, a la casa de mi tía –

-Qué extraño, para ser parientes no se parecen en nada. De hecho, creo que no comparten apellidos... Porque tu tía se apellida... ¿Cuál es su apellido? –

Mira, desgraciado, seré gordo y feo, pero jamás he sido un tarado. Sé perfectamente que te acercaste a mí para investigar y claro, llegó justo al asunto que más nos podría hacer daño. Está cerca de revelar que no soy sobrino de Berna y que en realidad soy hijo de Patricia. Lo peor, es que no me acuerdo el apellido de la señora ésa. ¿Cómo salgo de ese embrollo?

Si hay algo que aprendí en el National Geographic es que algunos animales crean extraños métodos de defensa cuando son atacados por su depredados. Algunos muy ridículos como hacerse los muertos, pero sin duda, son efectivos y logran salvarles del peligro. Por eso, debía hacer cualquier acción, por más ridícula que fuera, para espantar a esa serpiente venenosa.

-No... Ahí viene... Viene...-dije de pronto.

-¿Qué haces? –se sorprendió al verme cerrar los ojos y apretar los puños.

-Ahí viene... el súper perro guagua chiquitito bonito... y te pega la felicidad a ti... a ti y a ti... y a ti...- comencé a bailar como lo hacía en el jardín infantil, mientras tocaba a toda la gente que nos rodeaba.

Fue ridículo, lo sé, pero entre tanta estupidez, logré desaparecer entre las miradas de extrañeza. Ahora tengo miedo de volver a Physical, porque sé que ese sujeto no parará hasta descubrir toda la verdad y yo no soy tan bueno para mentir, se va a dar cuenta muy pronto que no soy sobrino de Berna y buscará la razón por la que estoy en Physical. Y Patricia se morirá si la verdad es revelada. Y eso... ¿Eso es malo? Digo, nunca ha sido buena mamá. ¿Y yo por qué le sigo salvando? 

 


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