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Physical por jotaceh

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Celeste II

 

Me siento la perra más grande y miserable de todas las perras del mundo. Les juro que nunca planifiqué hacer esto y es que ni es mis sueños más retorcidos se me hubiera pasado por la cabeza. Es que ¿en qué estaba pensando cuando ocurrió todo esto?

Antes siempre me había sentido atraída por mujeres, sentía que los hombres son demasiado estúpidos como para gustarme. He tenido alguna que otra incursión más bien íntima, pero nunca una novia. Por eso, la relación más estable que he tenido en mi vida ha sido Tomás. Es mi mejor amigo y casi mi hermano, daría todo lo poco que tengo con tal de verlo feliz y por eso mismo, es que haber comenzado a sentir esto, me destroza el alma, me siento la peor de las traidoras.

-¿Entonces no sé lo que es estarlo? ¿Cómo sabes que amas a alguien? –me preguntó Marcelo.

-Cuando convives con él, cuando sabes su olor a la perfección, cuando reconoces todos sus errores y aquellas imperfecciones no te importan. Cuando te alegras tan solo al pensar que pasarás un rato a su lado, y cuentas cada segundo para que eso se vuelva realidad –y solo tras decir estas palabras pude darme cuenta de mis sentimientos.

Al principio pensaba que esa alegría que nacía en mi pecho era por ver feliz a mi amigo. Tomás lo había pasado muy mal con Enrique y gracias a nuestro plan, cada vez se veía más recuperado estando al lado del profesor de judo. Era como si fuera un milagro y es que, además, pude darme cuenta que él era un gran chico, alguien que realmente le haría bien.

Todo estaba saliendo a la perfección, me agradaba pasar tiempo con la pareja, siendo que en un principio imaginé que sería tedioso estar de sujeta vela viéndolos besándose. Y entonces él me hace esa pregunta y al buscar en lo más profundo de mi corazón, encontré una respuesta que no había querido buscar, una flor que había crecido sin siquiera cuidarla: me he enamorado de Marcelo Bontempi.

Perra insensible, puta desgraciada, infeliz malagradecida. Tomás ha sido de las pocas personas en este mundo que me ha querido y yo le pago enamorándome de su novio. Está bien, todo comenzó como una mentira, era nuestro plan para ayudarle, tan solo que finalmente ambos terminaron cayendo en la trampa y ahora están enamorados. ¿Se dan cuenta? Por fin mi amigo puede ser feliz y yo creo este sentimiento inservible en mi pecho. Es que soy la peor, soy un monstruo.

-Eres lo más lindo que me ha sucedido, y no me importa si me amas de verdad o no, lo único que me interesa en realidad es que esto que tengo en el pecho, jamás se había sentido mejor. Y, lamento decirte, que no me ha quedado de otra más que amarte... Marcelo, te amo – le dijo Tomás a Marcelo en medio de Physical.

Estaba pasando por el lugar, buscándolo cuando lo encontré revelándole sus sentimientos al mismo hombre de quien yo me había prendado. Mi corazón se partió en mil pedazos, porque los vi siendo felices, porque dos personas hermosas estaban revelando sus sentimientos. Me sentí tan vil, tan desgraciada, que tuve que morderme el labio para no ponerme a llorar en ese momento.

-Siempre pensé que estabas enamorada de Tomás, pero ahora me da la impresión que de quien te has flechado es de Marcelo. No actuaste así cuando él estaba con Enrique…-y como un fantasma, escuché una voz a mi espalda.

Me asusté terriblemente y es que en el momento en que me sentía más vulnerable, fue aquel en el cual fui descubierta. Mi horrendo secreto había sido tan obvio que aquella mujer se había percatado tan solo al verme.

-Ven querida, déjame que te sirva un té –mencionó Berna al verme tan triste.

Caminamos en silencio hasta su oficina, allí donde cerró la puerta y me invitó a sentarme en un sofá mullido ubicado debajo de un gran ventanal. Los árboles se mecían tranquilamente afuera y ahí dentro, el silencio imperaba como un cántico celestial, alejado de todo el bullicio de afuera, que más parece un colegio repleto de jóvenes hormonales más que un gimnasio.

-Supongo que te sientes vil al enamorarte del mismo hombre que tu amigo. Te he visto y no eres del tipo de chica egoísta. Debes estar culpándote –me dirigió la palabra mientras preparaba la infusión.

-¿Qué cosas dice? Solo me emocioné porque Tomás está siendo feliz después de todo lo que sufrió con Enrique –

-Ay cariño, conmigo no tienes que fingir. En este momento, soy la única persona en el mundo con la cual puedes desahogarte. Será mejor que lo aproveches, porque si sigues guardando ese secreto, eso se va a ir escondiendo más y más profundo en tu pecho. Sufrirás y te martirizarás, no te darás cuenta hasta que no puedas vivir un día sin mortificarte por eso –

-Yo… no quería hacerlo… solo pasó – dije finalmente, no logrando impedir que unas lágrimas brotaran de mis ojos.

-Tranquila cariño –en ese momento me pasó en las manos la tasa con té – Te entiendo muy bien. ¿Sabes por qué pude saber tu secreto? Porque me vi reflejada en ti – me miraba directamente a los ojos, tan sinceramente que me hipnotizaba.

-¿Siempre ha estado enamorada de Patricia? –pregunté lo que me había sospechado desde un principio.

-¿Tan evidente es? Sí, si hay alguien en Physical que sabe de amores imposibles más que tú, esa soy yo. Más de treinta años enamorada de alguien que jamás se va a fijar en mí. La he visto casarse, ilusionarse, sufrir de amor, jugar con otros hombres y he sido siempre yo quien la ha consolado. Y ella, ella ni siquiera se imagina lo que siento –

-¿Por qué nunca se lo ha dicho? –

-Por la misma razón por la que tú nunca le confesarás tus sentimientos a Marcelo. ¿Para qué hacer algo que es innecesario? Sabemos perfectamente que nunca seremos correspondidas, por lo menos no sin dañar a otros. Yo me rendí hace mucho, ya ni siquiera sueño con sus besos, pero… no es una vida que te recomiende, cariño. Si quieres recibir un consejo de esta vieja, es que, aunque te duele, será mejor que te alejes de esos dos. Regresa a tu ciudad y comienza una vida por tu propia cuenta. Malgastarás tu vida a la sombra de un amor que nunca será correspondido – sus palabras me dolieron, aunque no tanto como a ella misma.

-Si es capaz de darme ese consejo, ¿por qué usted misma no se ha ido? No es que esté tan vieja como para poder comenzar de nuevo, conseguir un empleo y todas esas mierdas ¿no? –

Solo escuché su risa, al parecer la había descubierto en sus mentiras.

-Tenerte ahí en frente es como verme a mí misma a tu edad. Somos igual de testarudas. Tienes razón, ¿a quién engaño? Ya no tengo otra manera de vivir, no imagino mis días sin Patricia –

-Bueno, además mi realidad no es tan mala como la suya. Yo a quien le debo fidelidad es a Tomás, de él no me separaré nunca, esté con Marcelo o no – nuevamente escuché las risas de la mujer.

-Entonces ve y comete todos los errores que te permita tu juventud. Estoy segura que, de todos modos, terminarás tus días como yo. Para personas como nosotras solo existe un final: la soledad –

-Ni que eso estuviera mal, mientras tenga manos para tocarme mis días serán igual de felices que el de todos. Que esté bien – y me levanté para irme. Ya había terminado mi té.

Debo reconocer que aquella conversación me sirvió, aunque sea para darme cuenta que Berna no es una mala persona como lo es Patricia, y también para ordenar mis ideas. Este sentimiento lo guardaré muy bien y no dejaré que interfiera en lo único que me importa en esta vida: cuidar a Tomás.


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