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Physical por jotaceh

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Tomás XIV:

 

-Tienes veinticuatro horas para terminar con él. O sino, ya sabes qué ocurrirá –fue la amenaza de Paulo.

La celebridad descubrió que soy el verdadero hijo de Patricia y me amenazó, quiere que termine mi relación con Marcelo para que él guarde el secreto. Me quedé paralizado viéndole como se iba. No podía creer que lo más bello que me ha ocurrido el último tiempo estuviera en peligro.

Hace mucho que no sentía ese vacío en mi interior, el que solo podía llenar con comida. He seguido al pie de la letra mi dieta y la rutina de ejercicios, he bajado de peso y todo va extraordinario con mi novio, por lo que estoy seguro que, si me separo de él, todo se derrumbará como un castillo de naipes.

No podía caer nuevamente en ese círculo vicioso, por lo que debía hablar con alguien. Caminé por todos los pasillos buscando a Celeste. Sabía que había llegado antes, porque salió primero del departamento. Con ella tengo la confianza suficiente para exponerle lo que me ha ocurrido, aunque me daba miedo que quisiera golpear a Paulo.

Recorrí todas las salas sin poder encontrarla. Solo me faltaba el patio de trabajadores, por lo que me dirigí hasta allí. Divisé a unos profesores y nada más, no había rastro de la pequeña. ¿Dónde había ido entonces? Me quedé pensativo un rato en ese lugar, hasta que algo me llamó la atención: nuevamente estaba allí el hombre misterioso, de gorra y anteojos negros, mirándome detenidamente.

Estos días he pensado que tal vez se trata de un paparazzi o de un fan obsesionado con Cassiopeia. Se me ocurrió gritarle que sé dónde está Paulo, quizás quisiera secuestrarlo o algo por el estilo, así me desharía del desgraciado ése que quiere chantajearme. Tan solo que quizás quería a mi amigo Martín y eso no lo soportaría, ese chico se merece todo lo mejor. Preferí irme de allí, espero nunca ingrese a Physical ese demente.

Mis piernas comenzaron a temblar, mi mente estaba nublada y todo me daba vueltas. Necesitaba un poco de azúcar, era el único remedio que podía curar estos síntomas, que podía hacerme un poquito feliz. Sin querer unas lágrimas comenzaron derramarse. Estaba en el pasillo, solo y desvalido, no podía evitar la pena.

-Tomás, ¿qué te sucede? –en ese momento vi una cabellera azul y supe de inmediato que se trataba de mi cantante favorito. No lo pensé dos veces y corrí para abrazarlo, él era lo suficientemente dulce como para salvarme. –Ya amigo, todo va a estar bien –me acariciaba el lomito de bebote.

Como es un gimnasio, lo único dulce que Martín encontró fue un azucarero en la secretaría, por lo que me hizo un té. Me senté en el sofá destinado a las visitas, ubicado frente al escritorio de Berna. Por suerte, ella no estaba.

-¿Todo mejor? –me preguntó el muchacho cuando se sentó a mi lado.

Gracias a ese té. No, miento. Gracias a la preocupación de mi amigo pude soportar ese ataque de pánico y no caer nuevamente en un atracón de comida, o en algo aún peor, como cuando tenía quince.

-¿Martín? ¿Alguna vez has tenido que esconder un secreto? –

-Claro, uno muy importante –respondió buscando en lo más hondo de su pecho. Lo supe porque su mirada se empañó.

-Alguien se ha enterado de mi verdad y para no contarlo, quiere que termine mi relación con Marcelo. Tan solo que es lo más hermoso que me ha ocurrido y no puedo dejarlo, no podría resistirlo –le di un sorbo al té.

-¿Paulo te está chantajeando? –

-Ya veo que lo conoces bien. ¿Qué hago? Si revela la verdad, alguien de mi familia sufriría mucho, aunque… a mí me liberaría de un gran peso –

-¿Sabes? Si hay algo que he aprendido luego de toda una vida intentando complacer a los demás, es que debes ser egoísta. A veces debes velar solo por ti y si sabes que sufrirías al dejar a tu novio. ¡No lo hagas! ¡Lucha por tu felicidad! Nadie más lo hará –

Sus ojos brillaron como dos soles y me entregaron tanta luz que pude salir del pozo en el cual me encontraba. Martín tenía toda la razón del mundo. No voy a abandonar al amor de mi vida por la mentira de una madre caprichosa.

-Amigo, te lo agradezco mucho. Ahora, iré donde Paulo para decirle que… -en ese instante la puerta se abrió y Berna nos encontró en su oficina.

-Martín, tu manager te busca en la entrada –es todo lo que dijo. Más seria de lo normal.

El cantante me abrazó muy fuerte antes de marcharse, como para darme todo su apoyo en ese difícil momento. Me sentí incómodo en esa oficina, por lo que quise irme detrás del muchacho, solo que la secretaria me cerró la puerta antes.

-Patricia puede haber sido una pésima madre, pero si supieras toda la verdad… Creo que la podrías comprender –

No tuvo que decirme nada más para comprender que la mujer había escuchado mi conversación con Martín. Sabía que el secreto de su amiga podía ser revelado.

-Marcelo me ha hecho muy feliz. No puedo dejarlo –

-Lo sé, se te nota, cariño. También sé que has sufrido mucho y que el hecho que tu mamá no quiera que se sepa sobre su parentesco es horrible, pero no es solo por ella que deberías hacerle caso a Paulo, sino que también por Celeste –

-¿Qué? ¿Qué tiene que ver ella en todo esto? –no podía comprender.

-¿No te has dado cuenta? Tu amiga está enamorada de Marcelo y es capaz de sacrificarse con tal de verte feliz. Nuevamente dejará sus sueños para cuidar de ti, ¿crees que es justo? –

Me quedé callado un buen rato y es que intentaba buscar alguna pista, algo que me diera a entender que Berna tenía razón. Siempre estamos los tres juntos, es verdad, pero no creí que fuera porque ella está enamorada de mi novio. Solo imaginé que eran buen amigos, que se llevaban bien porque me querían.

-Pero… Marcelo me ama. No es que los esté separando –

-¿Te ama de verdad? Ay cariño, no soy yo quien debería decírtelo, pero… Marcelo habló con Patricia sobre esto, y le confesó que está contigo por un plan que ideó con Celeste. Te vieron tan mal luego de lo ocurrido con Enrique, que pensaron que si él te enamoraba podrías alejarte de ese peligro. Y la verdad, cuando tú estabas en coma, los vi bastante unidos. Sinceramente, creo que están enamorados –

Nuevamente el mundo se me vino encima. ¿Por qué la tranquilidad siempre me dura tan poquito?

-Entonces… ¿Marcelo ha estado conmigo por pena? –

-Cariño, no lo veas de ese modo. Ambos son tus amigos y te quieren mucho, por eso lo hicieron

No quise seguir en esa oficina, me estaba asfixiando, las paredes me querían tragar y la voz de Berna parecía el chillido de un cuchillo sobre el metal. Quería huir, ya no aguantaba un segundo más en ese lugar. El peso sobre mi espalda era aplastante, tanto que trituraba mis huesos y me aniquilaría en cualquier instante.

Corrí hasta la entrada. En ese preciso lugar me detuve en seco al ver que mi novio caminaba al lado de mi mejor amiga. Ambos por quienes estaba sufriendo, se veían y reían alegremente. Era como si una luz potente los alumbraba y separaba de este mundo para alzarlos sobre los astros, mientras que a mí me engullía sin misericordia el abismo más oscuro.

-Tomás, te estábamos buscando – Marcelo quiso abrazarme, tan solo que instintivamente le aparté.

-¿Es verdad? –fue todo lo que pude decir, mientras las lágrimas brotaban de mis ojos con tanta fuerza, que me lastimaba.

-Amor, ¿qué ocurre? –

-¡No me digas así! ¿Es verdad? ¿Estás conmigo por lástima? ¿Es cierto que todo es un plan que idearon con Celeste? –no aguanté y grité tan fuerte que me llegó a doler la garganta.

El asombro y silencio de ambos me dieron la respuesta. Estaban tan conmocionados que no podían ni siquiera mentir.

-Pero te amo, eso es verdadero. No me di cuenta y me enamoré de ti. Créeme, por favor – el profesor de judo me detuvo mientras intentaba huir.

-¿Me amas? ¿A mí? ¿A este cerdo asqueroso? ¿A este obeso nauseabundo? –

-¡No te trates así! Sabes que no te vemos de esa manera –Celeste se acercó para interceder.

-Nunca imaginé que les diera tanta lástima como para engañarme de esta manera. ¿Tan patético soy? –

En ese instante me percaté que estaba llamando la atención de todos los alumnos de Physical. De seguro todos se habían dado cuenta desde hace mucho que mi relación con Marcelo era evidentemente falsa. ¿Cómo alguien tan guapo como él se iba a fijar en mí?

Dejé atrás a aquellos dos traidores y salí corriendo, queriendo dejar atrás a todos aquellos que me han hecho daño, especialmente a quienes pensaron que me harían un favor. Estoy harto de la lástima, de las palabras de cariño forzado, de la falsa simpatía. Si al final, nunca nadie se ha preocupado de mí. Probablemente a Martín también le doy pena. Claro, vio que mi novio estaba conmigo por pena y quiso hacer su buena acción del día. Y mi papá no tenía de otra, me tenía que criar después que mamá me abandonó. Por eso no le importó que me fuera, total ya había cumplido con su parte.

Solo quiero desaparecer. Ya nada tiene sentido. Nunca lo tuvo en realidad. Si ni siquiera quisieron que naciera. Al final, solo soy un estorbo, un patético error.

 


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