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Physical por jotaceh

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Enrique VIII:

-¿Tú tienes que ver con todo esto? –me preguntó Marcelo después de empujarme.

-¿Qué te sucede, imbécil? –me volteé para encararlo.

-Alguien le contó a Tomás que estoy con él por un plan –

-Vaya mierda, y pensaba que eras mejor que yo. ¿No que te habías enamorado? –

Me sorprendió lo que me dijo ese tarado, porque, aunque cuesta creerlo, creí que se había enamorado en realidad.

-Eso sí es verdad, lo amo –

-Entiendo, alguien le fue con el chisme, él terminó la relación contigo e imaginas que el villano fui yo, ¿verdad? –

-Si no fuiste tú, ¿quién más podría ser? –

-No lo sé. Tal vez, ¿alguien que sí sepa tu secretito? –se supone que él era el inteligente aquí.

-Solo la sabíamos Celeste, yo… y… –

-¿Entonces quién más lo sabía? –

-Patricia. Se lo dije sin querer –

En ese momento me reí muy fuerte y es que no podía creer que haya cometido la estupidez de decirle toda la verdad a la madre de Tomás.

-¿Y tú crees que fue ella entonces? –

-No se me ocurre nadie más, aunque me había dicho que le alegraba que estuviera ayudando a su hijo a verse mejor. No entiendo por qué ahora arruinaría todo –se veía complicado.

-Entiendo, como yo no le serví, te pidió a ti que hicieras lo mismo, que fingieras quererlo para convencerlo de entrenar y así no darle vergüenza –

-Ella no me mandó a hacer nada, fue una idea que tuvimos con Celeste. Nunca le haríamos algo así a Tomás –

Y de pronto, nos dimos cuenta de la presencia de alguien más. Creíamos que estábamos solos en la sala de entrenamiento, los alumnos ya se habían retirado, por lo que conversamos con tranquilidad. Sin embargo, alguien se rio a nuestras espaldas.

-Eso explica todo. Si era obvio que no tenían tan mal gusto –

Como si fuera un fantasma, vimos el rostro de Paulo. ¿Qué ocurre con este chico? ¿Por qué pareciera que está involucrado en todo? Cuando no es más que un allegado a todo lo que hemos vivido.

-¿Qué haces aquí? ¿No te cansas? –Marcelo le veía con desprecio.

-Ay querido, ya eres libre, no tienes que fingir amar a ese adefesio. Ahora puedes centrarte en alguien que esté a tu nivel. Como yo –

El bailarín intentó acariciarle el hombro, tan solo que el este tipo le golpeó la mano con tanta rabia como si estuviera viendo al mismísimo demonio. Y le comprendo, porque hasta a mí me comienza a dar miedo.

-Ahora lo entiendo. Fuiste tú quien le fue con esos chismes a Tomás ¿verdad? –Marcelo estaba descontrolado, furioso, como nunca le había visto antes. Usualmente es muy maduro y calmado. Es la primera vez que le veo siendo guiado por sus emociones. Al parecer, lo ocurrido con el hijo de Patricia le afectaba profundamente.

-Sí, lo reconozco, tengo que ver con eso, aunque imagino que sin querer alguien me ayudó, porque yo no sabía que tu relación era falsa –

-¿De qué estás hablando? –

-Te lo explico, querido. Me gustas, y todavía no lo comprendes, pero serás mi novio, así me cueste destruir a mil obesos. Por eso, me quise aliar con Enrique, que al parecer tiene la idea de vengarse de Patricia utilizando a su hijo. En fin, que hicimos un trato: él los separaba a ustedes dos, mientras yo me ganaba la confianza de Berna. ¿Saben lo molesta que es esa vieja? Es horrible conversar con esa momia, pero lo bueno es que me ayudó para descubrir algo muy interesante. Tomás en realidad es hijo de la dueña de Physical y al parecer, ése es un secreto que nadie quiere revelar. Obviamente, no iba a esperar a Enrique para separarlos, así que fui con el gordo y le chantajeé con contar su secretito. Eso fue todo lo que hice –

-¿Y quién le contó entonces sobre mi trato con Celeste? –

-Creo que fue Berna. Vi que Tomás estaba en su oficina justo antes de encontrarse contigo –le dije lo que había visto.

-¿Berna? Claro, su amiga le contó todo y cuando escuchó que su secreto iba a salir a la luz, prefirió sacrificar a Tomás –Me carga que hable como un héroe.

Marcelo quiso ir a hablar con la secretaria, pero fue detenido por Paulo. Ese demonio es brillante, sabe a la perfección qué hacer para conseguir lo que quiere.

-Tu amiguito se veía muy triste. Se nota que tiene problemas mentales, porque eso de ser tan gordo debe ser resultado de su nulo autocontrol. ¿No te da miedo? Puede ser capaz de cometer un error, como suicidarse –

Yo no soy una persona bondadosa ni nada por el estilo, pero jamás he hablado con tanta frialdad como el rubio ése. Sus palabras produjeron que hasta se me erizan los vellos del cuerpo.

-Lo amo ¿no te das cuenta? Realmente lo amo y no voy a permitir que nada malo le suceda –

-Qué romántico, me encanta escuchar eso, porque… sería una lástima que ahora Tomasito se enterara que su primera relación también fue una mentira. ¿Qué sucedería si le cuento que su mamá le ordenó a Enrique que lo enamorara? Eso sería devastador para su autoestima tan débil –

El veneno de su voz fue tan despiadado que terminaron por colapsar a Marcelo. Iracundo intentó golpearlo en la cara, tan solo que lo detuve, no le convenía tener otro problema más.

-¡Detenme, le voy a partir la cara a este hijo de puta! – estaba rojo de la ira.

-Sé mi novio, posa en las fotos conmigo, bésame en público, ve todas las noches a mi departamento, sonríe bien grande, finge que me amas y no le contaré nada a tu amorcito. Esa es mi condición, sino quieres que lo hunda más. Es tu decisión –

Fue tanta la desesperación, que se destrozó la mano al golpear la pared, pero no le hizo nada a Paulo, quien desde ahora le tiene cautivo.

-Está bien. Haré lo que quieras, pero jamás te querré –

-Ni que eso me importara. Lo relevante es que eres mío, con eso me conformo. ¡Te espero en mi departamento a la noche! –la celebridad se fue contenta con su triunfo, dejando aún más desesperado al hombre.

Nunca me ha caído bien Marcelo, supongo que fue por el hecho que ambos estábamos enamorados de Patricia. Por eso, no me di el tiempo de conocerle bien, solo le veía como un obstáculo. Sin embargo, me dio pena verle en ese estado. Tampoco es que yo sea alguien muy empático, pero después de estar cerca de la muerte, algo ha cambiado en mí y ya no soy tan hijo de puta. Y miren que era un ángel en comparación con Paulo.

-Tranquilo, hombre. Haz lo que ese demente te pide y cuando crea que te tiene, lo destruyes –le di unas palmaditas en la espalda. Fue la máxima expresión de afecto que pude entregarle.

-Estoy harto de estas estupideces, lo único que quiero es estar con Tomás. Llevarlo lejos de toda esta gente de mierda y ser felices juntos –

No me escuchó y se retiró. Al parecer nunca nos llevaremos bien, más que mal debe detestarme por lo que le hice al gordito. Y le entiendo, ahora ambos queremos lo mismo, alejarlo de este ambiente, impedir que Patricia siga haciéndole daño. Él porque lo ama y yo porque tengo una deuda pendiente, porque debo remediar mis errores.

Pensé en la reacción de Marcelo durante lo que quedaba de día. No podía comprender lo extraño que es el hecho que se haya enamorado del hijo de la mujer a quien amaba, aunque luego recordé cómo es Tomás. Se me vinieron a la cabeza los momentos en que tuve que fingir que lo amaba, en que tenía que verle siendo tierno conmigo, en que corría solamente para verme, que hacía todo lo que yo quería para ganarse mi afecto. ¿Siempre ha sido así? ¿Acaso se acostumbró con Patricia a mendigar cariño?

Al principio solo podía ver lo horrendo que es, lo desastrosa que es su vida, aun cuando sus padres tienen mucho dinero y fama. Tan solo ahora puedo distinguir lo que es realmente, aquella pena que siempre se esconde en sus ojos, lo poco que se quiere, y lo mucho que se aferra a pequeñas ilusiones: la pequeña ilusión que su mamá le acepte, la pequeña ilusión de verse mejor si adelgaza, la pequeña ilusión que yo le amara. Incluso arriesgó su vida con tal de salvarme, ¿y yo qué he hecho? Solo he contribuido a hacer más desgraciada su existencia.

Salí muy tarde de Physical. Ya era de noche y no tenía ganas de ir a mi departamento, por lo que caminé por el parque cercano al gimnasio. No mucha gente transitaba a esa hora, por lo que me sirvió para inundarme tranquilamente en mis pensamientos, para ver detenidamente la luna mientras caminaba sin rumbo.

A lo lejos comencé a escuchar un ruido, era una mezcla entre papeles rasgándose, ramas apretadas y una respiración entrecortada. Lo primero que pensé fue que había algunos perros vagabundos escudriñando entre la basura, tan solo que mientras más me acercaba al origen de los ruidos, más me percataba que se trataba de una persona. Alguien lloraba detrás de los arbustos. Me causó curiosidad, por lo que me asomé y en ese instante le vi: Tomás comía compulsivamente un montón de golosina que regaba alrededor, mientras lloraba y tiritaba por el frío de la noche.

El gordito al verme se detuvo en seco, como si hubiera visto un fantasma. Le daba vergüenza que lo vieran en ese estado, especialmente alguien como yo.

Estaba abatido. Sé que se había esforzado en su dieta, pero después de lo ocurrido con Enrique todo volvió a desmoronarse, regresó al infierno en el que ha vivido por años. El chico que me rogaba por cariño estaba ahí, solo y helado, en medio del olvido, castigándose a sí mismo cuando hemos sido todos quienes le rodeamos los que le hemos fallado, que hemos jugado con sus sentimientos sin importarnos lo ya destruido que estaba.

He jugado con muchas personas, nunca me ha importado lo que pueden sufrir y solo ahora, en ese preciso instante que lo encontré sumido en la miseria, pude comprender cuán desgraciado he sido. Le mentí, jugué con sus sentimientos y lo peor fue que me creyó, que cayó en las mentiras de la única persona que le demostró interés, aun cuando era mentira, aun cuando probablemente él siempre supo que era extraño, que algo escondía, pero era mejor eso que seguir en el olvido. Deseó con tanta desesperación que alguien le amara que aceptó que jugara con él, que llamara a mis amigos y lo abusáramos.

He sido una bestia y no tengo perdón. Colapsé, caí al suelo destruido y llorando a mares al ver el fruto de mi egoísmo. Tomé sus manos y las besé, las besé mientras mis lágrimas mojaban mi rostro por completo. Nunca antes había llorado de esta manera.

-Lo siento…-fue todo lo que pude decirle esa noche.

 


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