Celeste VI
Un laboratorio realizó las pruebas de ADN tanto de Patricia como de Miguel y hace un par de días llegaron los resultados. El examen fue hecho a nombre de mi bebote, dando la dirección de Physical, por lo que estaba a su lado cuando recibió el sobre de manos del cartero.
-¿Te das cuenta que estamos a punto de saber toda la verdad? -le pregunté nerviosa luego de encerrarnos en la sala de limpieza para tener privacidad.
-¿Y qué sucede si no soy Tomás? ¿Mi vida seguirá siendo tan vacía como siempre? –
-Creo que debes temer más al hecho que sí lo seas. No sabes el suplicio que es tener de madre a Patricia-
Mi amigo tragó saliva antes de abrir el sobre, se quedó leyendo los resultados un momento, como si tratara de traducirlo al estar escrito en chino. Se demoró mucho, por lo que tuve que quitarle el papel de las manos, la intriga me estaba matando.
-Miguel…lo eres… eres Tomás…-
Y tanto su vida como la mía dieron un giro radical, no podíamos creer lo que había sucedido, por alguna razón el destino nos había vuelto a reunir después de aquella separación tan abrupta. Mi amor por mi mejor amigo lo trajo de nuevo a mis brazos, por eso lo abracé con fuerza. Prometo que esta vez no dejaré que nadie le haga daño.
-¿Qué hacemos ahora? -preguntó el muchacho en medio de mis tetas, y es que lo estaba abrazando con mucha fuerza.
-Debemos conversar con Enrique y con Apolo, todos estamos metidos en este embrollo y debemos salir juntos de él –
-Apolo es mi ídolo, pero… todo esto me parece muy extraño. ¿Crees que deberíamos confiar en él? –
-No sé si es de fiar, pero por ahí dicen que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y si él odia a Patricia tanto como yo lo hago, y como tú deberías, entonces es nuestro mejor aliado. Si no fuera por él no nos hubiéramos dado cuenta de tu verdadera identidad… Ahora debemos unir fuerzas para que esa perra pague por toda la mierda que te hizo…-dije con ira al recordar sus fechorías.
-¿Qué puta mierda es ésta? ¿Acaso están escribiendo una novela de misterios? ¿Cómo que este sujeto es Tomás? -para nuestra mala suerte, habíamos sido escuchados.
No nos dimos cuenta, pero alguien estaba desde antes en esa sala, alguien que no pertenece al aseo y que se quedó callada al vernos entrar. Se enteró de todo, mucho antes de lo que debería, poniendo en riesgo cualquier plan que se nos hubiera ocurrido incluso.
-¿Berna? ¿Qué haces aquí? -dije sorprendida.
-Aquí solíamos follar, ¿no te acuerdas? Pensé que podríamos recordar viejos tiempos…- dijo sin un ápice de vergüenza, como si no recordara todo el daño que me ha hecho.
-No quiero volver a tocarte la vagina, ya estoy harta de que juegues conmigo y me busques solo cuando necesitas un polvo –
-Ya da igual, luego de escuchar este tipo de sandeces se me han ido todas las ganas. ¿Cómo pueden creer que esa historia es real? Esa prueba debe estar alterada o algo por el estilo –la secretaria tomó por la fuerza el papel.
-Es de un laboratorio reconocido, no creo que se preste para ese tipo de cosas –
-¿Y cómo consiguieron ADN de Patricia? ¿Cómo podemos corroborar que esa muestra en realidad era de ella? –
-Yo misma le saqué un pelo de su asiento. Recuerda que hago el aseo, limpio todos los días su despecho y no me costó para nada encontrar un cabello largo –
-¿En qué se va a convertir esto? ¿En el caso de Anastasia? ¿Ahora nos vamos a llenar de gorditos que se harán pasar por Tomás para reclamar la herencia de Patricia? -se rio en nuestra cara.
-Miguel es Tomás, tuvo un accidente muy grave y fue operado del rostro, por eso no se parece a como era antes. Te recuerdo que saltó de un puente, era evidente que sufriría daños. Unos ancianos creyeron que era su hijo, pero se equivocaron, era Tomás. ¡Todo este tiempo fue él! -solo recibí sus mofas. Su risa inundaba el lugar por completo.
-Celeste, dedícate a limpiar los baños y no a pensar, que no se te da para nada bien. ¿Cómo puedes creer una historia tan burda? No se parecen en nada –
-¡Tienen la misma personalidad! –
-La personalidad depresiva de un gordo feo y peludo, repleto de manchas de acné. ¡Por dios que no hay gente así en el mundo! – sarcástica.
-Allá tú si quieres creer. Finalmente, la verdad saldrá a la luz y tendrás que tragarte todas tus burlas –
-Mira Celeste, es normal que te sientas culpable después de todo lo que le hiciste a Tomás. El hecho de ocultarle la verdad, engañarlo convenciéndole que Marcelo estaba enamorado de él fue realmente cruel, pero él acabó con su vida hace dos años y ya es tiempo que asumas su partida. No puedes continuar el resto de tu vida inventando historias inverosímiles –
-¿De qué está hablando? ¿Tú… le hiciste eso a Tomás? Digo… ¿me hiciste eso? -Miguel reaccionó de mala manera, esa era una parte de la historia que no quise comentarle.
-Bebote, yo puedo explicarte eso…-
-Entonces este gordito que dice ser Tomás ¿no recuerda esa parte de lo ocurrido? ¿Cómo puede ser eso? Si fui yo misma quien se lo reveló ese día -Berna terminó por destruir el poco amor que me quedaba hacia ella al revelar tal detalle.
En ese momento pude atar los cabos sueltos. El día en que Tomás se lanzó por ese puente se había sentido muy mal al enterarse que supuestamente Marcelo no lo quería y que yo estaba enamorada de él. Nunca supe cómo se había enterado, hasta ese instante donde la mujer que más daño me ha hecho reconoció que fue ella quien le confesó todo. Ella tuvo la culpa, Berna fue quien terminó por destruirle el corazón a mi bebote y luego de eso, él sucumbió.
No podía verla sino con asco, me repugnaba la idea de saber que en algún momento de mi vida la amé. Esa una arrastrada, una víbora que sirve en todo a Patricia, aun hasta el límite de destruirle la existencia a un inocente.
Me acerqué a ella y la golpeé con fuerza en el rostro. Esa malnacida se merecía todos los golpes que pudiera darle, pero solo me limité a romperle la nariz. Sangró de inmediato, mientras me veía sorprendida, pero por lo menos dejó de reírse.
-Eres la peor puta con la que me he topado… Te juro que me las vas a pagar, no voy a descansar hasta saber que has pagado con creces el daño que le hiciste a Tomás…-
Me fui ofuscada, herida, destruida por dentro, pero con la convicción de enmendar mis errores. El destino me ha devuelto lo que más amo y prometo que ayudaré a Miguel para que recupere todo lo que perdió, para que le haga pagar a todos quienes se aprovecharon de su inocencia. Para que vuelva a ser Tomás y pueda ser finalmente feliz.