Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Physical por jotaceh

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Miguel IV:

 

La prueba de ADN confirmó que soy Tomás Sotomayor, el hijo de Patricia de la Fuente, la dueña del gimnasio donde trabajo. ¿Se dan cuenta de lo que eso significa?

Al principio imaginé que todo sería hermoso, que era el cuento de la cenicienta. Un feo y gordo pobretón se había convertido de pronto en el hijo de alguien rico, ahora tendría dinero y con eso puedes lograr todo lo que te propones, porque muchos dirán que la plata no hace la felicidad, pero son todos unos mentirosos, porque bien alegres se le ve a fin de mes.

Sin embargo, esa sensación se esfumó con facilidad cuando comencé a enterarme de todo lo que había vivido como Tomás. Sobre lo mal que me trató mi madre desde mi nacimiento, que siempre me rechazó por haber sido producto de una violación, sobre la mentira de Celeste y un tal Marcelo que me hicieron creer que él me amaba, aunque lo peor fue saber que Enrique había abusado de mí. Eso realmente rompió mi corazón.

El día que me enteré de toda la verdad salí cabizbajo de Physical, nunca imaginé que un vuelco en mi vida sería tan dramático. Usualmente la vida te da giros para entregarte un regalo, y ahora parece que lo ha hecho para hundirme aun más en la desgracia.

No sé cómo lo hice, pero llegué a casa de mis padres, esa estructura de madera roída, en medio de un barrio marginal cerca del río, donde los perros ladran desesperados, donde los niños temen jugar. ¿Qué era mejor? ¿Una vida “pacífica” en la pobreza o tormentosa en la riqueza?

Cuando vi a los ancianos que fingieron ser mis padres, allí sentados al lado de la cocina a leña tomando un té, no pude aguantar más y me largué a llorar.

-¿Qué pasó, Miguelito? -se acercó mi mamá apenas, arrastrando los pies por el piso de tierra, pero rauda porque me veía sufrir.

-¿Por qué me mintieron? -pregunté recién cuando vi que mi papá también se había acercado.

-¿Qué dices? –

-Que hoy vi los resultados de una prueba de ADN y no soy su hijo, pertenezco a otra familia. ¡No soy Miguel! –

El par de ancianos se quedó callado sin comprender qué había sucedido, pero como todo sonaba tan dramático se largaron a reír.

-Tú eres Miguel, ¿cómo no podría reconocer a mi hijo? No tengo dudas que lo eres, aun cuando te hayan operado la cara, yo sé que esos ojitos son de mi niño. Una madre nunca se equivoca –

La mujer lo decía con convicción, con tanta seguridad que la piel se me erizó. Sin embargo, tenía pruebas científicas que me decían todo lo contrario. No, no soy el hijo que parió y probablemente es tanto el dolor que tiene, que ve en mí a su pobre hijo muerto. No me han dado lujos, pero me han cuidado desde que me dieron el alta en el hospital, me han tratado con cariño y por eso, preferí ocultar la prueba de ADN que tenía en mi mochila. No quisiera pagarle de esa manera toda su generosidad.

Me quedé despierto toda esa noche, pensando en Enrique. No me lo puedo sacar de la cabeza y es que hasta el momento había sido muy amable conmigo, ¿cómo es posible que haya podido hacerme tanto daño cuando era Tomás?

No podía quedarme con la duda y por eso, al otro día cuando llegué a trabajar, fui directamente a su encuentro. No suelo ser alguien frontal, todo lo contrario, intento siempre ocultarme y tratar que los problemas se solucionen solos, pero ahora era distinto, algo en mi pecho me decía que debía arriesgarme.

-Hola… ¿puedo… puedo hablar contigo? -tartamudeé y es que estaba nervioso.

El hombre me miró sorprendido, aunque al rato sus ojos demostraron un destello de tristeza. Probablemente ya sabía a qué se debía mi visita.

-Celeste me contó lo que decían las pruebas. Así que… finalmente sí eres Tomás –

Salimos al patio de trabajadores, que a esa hora de la mañana estaba vacío. Nos sentamos bajo un árbol y tras unos minutos de silencio, él decidió comenzar con la charla.

-Ella me contó que tú abusaste de Tomás… digo, eso quiere decir que… tú… me hiciste daño – dije sin pensar, como un vómito.

-Lo sé y fui el responsable principal de lo que te sucedió. La culpa me ha torturado desde que supe lo que hiciste, desde que intentaste acabar con tu vida. Y sé que no me merezco esta segunda oportunidad que me entrega la vida, pero te juro que lo único que quiero en este momento es enmendar mi error. Por favor, sé que no deberías confiar en mí, pero lo único que quiero es ayudarte a superar todas esas barreras que te impidieron ser feliz antes y de las cuales yo contribuí en gran medida… Si me dices que no, yo… lo entenderé

Fue tanta la pasión en sus palabras, que agarró mis manos y me habló mirándome fijamente a los ojos. Era real, eso es lo que transmitía. Su corazón latía con tanta energía que era incapaz de estar mintiendo. No, esas palabras y ese calor en su mirada provenían de lo más profundo de su ser.

-Ámame -fue todo lo que dije, porque era lo único que necesitaba.

-¿Cómo…? –

-No puedo recuperar la memoria, no sé cómo vivía siendo Tomás, pero hay algo que tengo aquí adentro desde que desperté luego del accidente y es que siento que necesito amor. Ahora entiendo por qué es eso, luego de todo lo que sufrí… Y sí, debiste herirme mucho, pero si fue así es porque yo me había enamorado. Igual como lo he hecho ahora, sin siquiera recordarte. Eso significa… que siendo Miguel o siendo Tomás, o siendo quien sea…-una mujer, por ejemplo -estoy destinado a amarte

Me quedó mirando un rato más. No sé si sorprendido, apasionado o desconcertado, lo único que sí sé es que me correspondió, que no dejó de tomarme las manos y que finalmente me besó en la boca. Supongo que no es el primero, pero sí desde que volví a nacer y así se sintió. Fue mágico, fue hermoso y no me arrepiento de haberlo hecho, aun cuando todos puedan decirme que debo alejarme de mi abusador, porque eso quedó en el pasado. En un tiempo que ni siquiera recuerdo haber vivido.

Tan solo que después del beso, una mano me alejó del rubio y me levantó de un solo tirón. No sabía de quién se trataba, porque no le había visto antes, pero estaba enfadado, como si le hubiera sido infiel.

-Ya le hiciste daño una vez, ¿ahora quieres volver a hacerlo? -le dijo el hombre de cabellera oscura y profundos ojos verdes a Enrique, mientras que con su brazo me dejaba atrás, como si quisiera protegerme de algún peligro.

-Vaya, ya veo que Celeste no se demoró en contarte lo sucedido. ¿Cómo está España? ¿Por qué no preferiste quedarte allá? –

No entendía nada.

-¿Qué es lo que buscas ahora? ¿Sigues mandado por Patricia? –

-Quiero enmendar mis errores y justo la persona que me comenzaba a gustar resultó ser Tomás. ¿Cómo iba a saber yo eso? Es injusto que creas que hay una dable intención detrás de esto. La gente puede cambiar ¿sabes? Y yo lo he hecho. Créeme, Marcelo, soy otro hombre –

En ese momento recordé la historia que nos contó Berna. Aquel sujeto pálido era el chico que enamoró a Tomás, o sea, a mí, con la ayuda de Celeste.

-Te estaré vigilando… -fue todo lo que dijo antes de voltear y acariciarme el cabello. -Te prometo que esta vez te protegeré cueste lo que cueste – y sonrió tan tiernamente, que me derritió por dentro.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).