Marcelo X:
-¿Por qué Patricia diría que Miguel no es su hijo, si antes había visto la prueba de ADN? -Le pregunté a Celeste justo después de ver la entrevista de la mujer en la televisión.
-Porque no le conviene, es obvio, esa mujer es capaz de todo con tal de mantener su reputación –
-No, se está exponiendo demasiado al mostrarse en público, dudo mucho que haya mentido con eso, es muy fácil contradecirla. Más bien, pareciera que está intentando doblegar a ese tal Sebastián con su punto débil –
-¿Me estás queriendo decir que Miguel no es Tomás después de todo? –
-Ya te lo he dicho, para mí nunca se ha parecido, siempre he creído que es una mentira-
-Lo sé, y sospechas de Apolo… aunque bien y le andas viendo el trasero por los pasillos -no podía ser seria.
-Tenemos que cuidarnos de él y de su mánager, todo ese tema de la venganza no me termina de cuadrar –
-Lo primero que se me vino a la cabeza es que Patricia mintió sobre la violación y Sebastián fue a la cárcel por un crimen que no cometió –
-¿Y si esta vez Patricia no está mintiendo? No me mires así, hace mucho tiempo que no siento nada por ella, pero es que dudo que haya inventado eso y, además, que la policía le haya creído. Es difícil corroborar un delito así, ella tuvo que presentar pruebas muy relevantes como para que sentenciaran al tal Sebastián –comencé a divagar.
-Es que si todo lo que dices fuera cierto, significaría que han estado jugando con los sentimientos de Miguel… Y si vuelvo a ver que destruyen a alguien que quiero, te juro que no podré controlarme y soy capaz de matar con mis propias manos al maldito de Apolo –
Miguel, él era la clave en este momento. ¿Cómo es posible que no recuerde nada de su vida pasada? ¿Acaso tampoco ha logrado sentir algo especial al vernos? Más que mal, fuimos muy importantes en el último tiempo de vida de Tomás, pero no, él no es capaz de recordar nada, eso me llama mucho la atención.
-¿Y si él es parte del plan? -pensé en voz alta.
-¿Qué? Mi bebote sería incapaz de hacer algo así –
-Pero es que es muy extraño que sin saber quién era, justo entró a trabajar en Physical. Pareciera que todo estaba planificado –
-Con lo zen que es tu mamá, no puede ser posible que tú no creas en las coincidencias. Tal vez su destino era regresar aquí –
Conversábamos en el patio de los trabajadores del gimnasio, cuando justo en ese momento apareció Enrique corriendo desesperado.
-¿Han visto a Miguel? No lo puedo encontrar en ningún lado -gritó desesperado.
Probablemente también escuchó la entrevista de Patricia y el hecho de ser acusado públicamente le ha afectado más de la cuenta, ahora debe estar escondido, esperando lo peor. O tal vez…
-¿Y has visto a Apolo? –
-¿Qué? No sé, no me importa, estoy preocupado por Miguel no por ese sujeto –
-Están juntos, estoy seguro de eso…-aseveré antes de salir corriendo en dirección al salón donde debería estar el de cabellera plateada en estos momentos.
-¿Qué? ¿Qué estás pensando? -Celeste me seguía el paso, aunque incrédula.
Finalmente, los tres entramos al aula y grande fue la sorpresa para mis acompañantes cuando se dieron cuenta que tenía razón. Ambos estaban reunidos allí. Miguel lloraba desconsoladamente, mientras Apolo intentaba consolarlo igualmente complicado, a punto de llorar, aunque se contenía.
-Miguel, debes ser fuerte, es complicado que tu propia madre te desconozca, pero es algo que te habíamos advertido…- Enrique se acercó al muchacho lentamente, intentando darle un abrazo y así separarlo del cantante.
-Él no quiere hablar contigo, será mejor que te vayas -pero el platinado lo detuvo en seco, guardándose las lágrimas y demostrando fiereza.
-Eso me lo tiene que decir Miguel, no tú – ambos se odiaban al parecer, aunque no entendía desde cuándo.
-Enrique… por favor… necesito estar solo…-pero fue finalmente el muchacho quien dictaminó.
-¿Qué? ¿Pero por qué? Pensé que confiabas en mí –
-En otro momento podrás hablarle, ahora será mejor que te vayas –
-¿Y por qué sí confía en ti? -Lira no se quedaba conforme.
-Quizás porque lo tiene amenazado, ¿o no? Tal vez Miguel no se siente mal porque Patricia lo rechazó en televisión, sino que por haberlo descubierto en que él no es Tomás -Celeste se acercó para complicar aún más el panorama. Al parecer mis palabras le estaban convenciendo.
-¿Me estás acusando de algo? -el cantante sacó las garras al apartar a su amigo, colocarse en frente y mirar despectivamente a la chica que le acusaba.
-Si fuera mentira no te hubieras alterado ¿no? Dime, ¿qué haces aquí en Physical? ¿Qué es lo que realmente quiere el tal Sebastián? –
Y lo que antes parecía una muralla infranqueable, ahora se desmoronaba a pedazos. Esa pregunta, no saber qué es lo que anhela lograr su supuesto mánager, es lo que más le dolió a Apolo, pude ver la desesperación en sus ojos, típico de alguien que actuó por amor y fue engañado. Yo mismo estuve así muchas veces y por eso sentía tanta empatía por él.
-Ven, Miguel, será mejor que demos un paseo -pasó por alto a Celeste y se llevó al muchacho. Aunque Enrique y Celeste intentaron detenerlos, fui yo quien los convencí para que no siguieran, no porque no quisiera saber la verdad, sino que porque era evidente que ese tema nos estaba dañando a todos.
La mirada de Apolo se quedó grabada en mi mente, no podía dejar de pensar en todos los secretos que al parecer estaba ocultando. Muchas teorías cruzaron mi cabeza, y aún más lo hicieron después que tanto Miguel como él no regresaran más a Physical.
Desde que me vine de España he ido todos los días al gimnasio, me suscribí para poder pasar más tiempo en el lugar y cuidar del supuesto Tomás, aunque días tras día me convencía más que no era él.
-Algo tuvo que haber sucedido, porque escuché que Apolo se reunió con Patricia al otro día de la entrevista -llegó Celeste a hablarme un día.
-¿Tú crees que por eso dejó de venir? –
-No lo sé, pero a mí quien más me preocupa es Miguel. En recursos humanos me dijeron que había renunciado y no responde el teléfono, ni siquiera ha querido contestarle a Enrique. Todo esto me parece cada vez más extraño…-
-Todos nos están ocultando algo y si seguimos sin hacer nada, más de alguien saldrá herido –
-Tú estás más preocupado por el cantante ¿verdad? ¿Me vas a decir que te enamoraste de él? -la chica me miraba burlona.
Solo me reí ante su provocación.
Tomé mis cosas y salí del salón, ya estaba cansado así que iría a las duchas y para eso, debía pasar frente a la oficina de Patricia, y hubiera seguido mi rumbo, tan solo que justo cuando oí unos gritos. Curioso, me acerqué a la puerta para escuchar mejor.
-¿Qué le contaste a Apolo? ¿Por qué me dejó sin decirme nada después de reunirse contigo? – era ese hombre, Sebastián, quien golpeaba el escritorio de madera mientras increpaba a la mujer.
-No le dije nada que no fuera cierto y él sacó sus propias conclusiones –
-Le lavaste el cerebro con tus mentiras. ¿Le dijiste esa estupidez que tu hijo era mío? –
-¿Estupidez? Tomás nació porque tú me violaste… ¿Sigues sin reconocer lo que me hiciste? Pensé que después de tanto tiempo tras las rejas habrías aceptado tu culpa, pero ya veo que no… -
-¡Yo no te hice nada! ¡Y él no es mi hijo! -el hombre gritó tan fuerte que sentí como si estuviera justo a mi lado.
Preferí seguir con mi camino, aquella noticia me había dejado perplejo. Caminé sin darme cuenta por dónde pasaba, y es que solo era capaz de repetirme una cosa: Tomás era hijo de Sebastián.