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Physical por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!

Espero que estén muy bien y que todos sus sueños se estén cumpliendo. Últimamente no he tenido mucho tiempo libre para escribir, les pido mil disculpas, pero intentaré buscarme un espacio para seguir haciendo lo que tanto me gusta *-*

 

De todos modos, a la par de esta historia, pueden seguir mi nuevo fic: HOT AUSSIE BOYS, me ayudarían mucho si le dan una oportunidad..... muchas muchas gracias ¨*-*

 

A leer!!! :D

Miguel VI:

 

-Tengo un mal presentimiento…- me dijo Apolo tras salir de Physical.

Ese fue el mismo día en que Patricia apareció en televisión diciendo que yo no soy Tomás, aquel momento en que fui descubierto ante todos y perdí la única opción que había tenido en mucho tiempo de ser feliz. Por fin estaba conociendo a un hombre que me gustaba, que me correspondía, que era atento aun cuando yo fuera tan feo, pero claro, siempre en algún momento de la noche hay que despertar.

-¿Qué va a ser de mí ahora? ¿Puede que me denuncien por fingir ser otra persona? -pregunté asustado, cuando ya nos habíamos alejado lo suficiente del gimnasio.

-No, no te preocupes, en ningún momento utilizaste el nombre de Tomás en un documento legal –

-¿Y la prueba de ADN? –

-Eso es algo que Sebastián hizo, nosotros no tenemos nada que ver, ¿entendido? Lo que hicimos solo fue… una jugarreta –

-¿Una jugarreta? Los sentimientos de las personas no hay que tomarlos a la ligera, le hicimos creer a Celeste y a Enrique que su ser querido seguía con vida, cuando en realidad está muerto…-

Y solo en ese momento recordé algo. ¿Cómo había sido tan estúpido de no notarlo antes? ¿Tan obnubilado estaba al conocer a Enrique que todo el resto me pareció sin importancia?

-Tú… me dijiste que lo habías visto muerto, que viste su cadáver, pero… no lo han encontrado. ¿Cómo es eso posible? Acaso… ¿tú tienes algo que ver con su fallecimiento? –

Me espanté, el solo hecho de pensar que había confiado en un asesino me alteró demasiado. Claro, las sospechas estuvieron siempre frente a mí, me tranquilizó al decirme que el verdadero hijo de Patricia no volvería a aparecer porque le había visto muerto, pero jamás me pregunté por las circunstancias que le llevaron a ver aquello.

-Hay muchas cosas que quisiera contarte, tan solo que… no puedo –Apolo en realidad parecía compungido.

-¿Entonces es verdad? ¿Tú tienes que ver con su muerte? –

-¡No! ¡Claro que no! –

-¿Entonces? Sin querer estoy envuelto en todo este problema ahora y me gustaría saber hasta qué grado lo estás tú también –

-No he sido del todo sincero contigo, Miguel. La verdad… la verdad es que te mentí, no vi a Tomás muerto, de hecho, nunca le he visto… Solo sé que está con su padre en el sur, en estado de coma luego de lanzarse al río cuando quiso suicidarse –

En ese momento no sabía si sentirme aliviado o más alterado aún. Significaba que aquel muchacho podía tener otra oportunidad, que tal vez si despierta pueda ser feliz por fin al lado de todos aquellos seres queridos que buscaron en mí su cariño. Sin embargo, eso significaría también que perdería a Enrique, lo único bueno que he tenido en la vida.

-Pero claro, si tú te has desilusionado de mí por creer ciegamente en mis palabras, yo he cometido el mismo error con Sebastián y ahora no sé qué es verdad y qué es mentira –

-¿En realidad le hizo eso a Patricia? –

-Tal vez a primera vista, creería que ella está mintiendo, pero… tengo mis dudas, he visto cosas que me hacen pensar que Sebastián me ha engañado –

El cantante ya no mostraba nada de energía, se notaba cansado, completamente abatido como si le hubieran apaleado. El golpe de la modelo realmente le había afectado y le había removido hasta lo más profundo.

-¿Y ahora qué hacemos? -pregunté inocente, justo antes que su celular comenzara a sonar.

Se alejó un rato de mí para atender la llamada. Al parecer era alguien de su interés, porque de lo contrario no entiendo por qué le habría contestado con lo mal que estaba.

-¿Entonces no vemos mañana? -es todo lo que alcancé a escuchar.

-¿Quién era? –

-No puedo decirte ahora… Solo ve a tu casa y espera a que me contacte contigo, no salgas a ningún lugar, no hables con nadie, tenemos que solucionar este problema juntos. ¿De acuerdo? –

Me sentí como un niño recibiendo las indicaciones de su madre, de su hermosa madre que resplandecía como una estrella aun cuando estaba devastado. ¡Por favor! Si es hermosamente trágico, en realidad nació para ser un ídolo. Y como le admiro desde antes que nos conociéramos, seguí al pie de la letra sus mandatos.

Así estuve recluido tres días enteros, como si esperara que en cualquier momento se llenara mi casa de reporteros para preguntarme por qué me hice pasar por Tomás, cuando el único que vino a verme a casa fue el gato de la vecina, que tenía hambre por las tardes. Fuera de eso, todo siguió normal. Evidentemente llamé al gimnasio para renunciar a mi trabajo y es que no podía volver a la empresa de quien me hice pasar por su hijo.

-¿Te despidieron? -me preguntó mi mamá al ver que no salía a laborar.

-Sí, creo que no les gustó cómo limpiaba –

No me retó ni nada por el estilo, supongo que se había dado cuenta que no me encontraba bien, que estaba triste y que cualquier intromisión me afectaría más.

Tras esos tres días de encierro me quedé sin uñas y es que me las comí todas, estaba muy nervioso, especialmente después de cada llamada que me hacía Celeste o mi amado Enrique, a quienes no podía responder, ni tampoco a cualquier número desconocido, solo esperaba a que apareciera Apolo llamando escrito en la pantalla del celular.

Finalmente, eso sucedió la mañana del cuarto día. Desperté asustado por el vibrar del aparato.

-Toma un poco de ropa y ven al aeropuerto, tenemos que hacer un viaje – dijo así, tan campante, para luego colgar.

¿Íbamos a ir al extranjero? ¿Tan mala estaba la situación que debíamos fugarnos? Me preocupé, evidentemente, aunque lo que más me afectaba era el hecho que eso sería el término de todo lazo con Enrique, que ya no le podría volver a ver nunca más.

Hice lo que me ordenaron y en una mochila eché un par de pantalones, poleras y ropa interior, tampoco es que tuviera tanta ropa más. Le dejé una notita de mis padres en la mesa. “Los amo y prometo regresar. No se preocupen, haré todo lo necesario para estar bien”, y me marché.

Nunca había estado en el aeropuerto, así que me sorprendió la cantidad de gente que allí había, lo rápido que corrían con sus maletas, y la diversidad de rostros a mi alrededor. En un mensaje Apolo me dijo que me esperaría al lado de una tienda de lentes. Ahí le encontré escondido, con un gorro y anteojos oscuros, más que mal es una celebridad y debía esconderse de los paparazzi.

-Bien, toma tu pasaje, necesitamos averiguar toda la verdad –

Solo en ese momento supe el destino de nuestro vuelo. No, no nos íbamos a fugar, solo iríamos a una ciudad muy lejana en el sur del país.

-¿Por qué vamos hasta allá? –

-Es la ciudad natal de Tomás, es donde Sebastián me dijo que él estaba siendo cuidado por su padre-

-¿Quieres conocerlo? –

-Necesito corroborar si aquello que me dijo es cierto –Apolo seguía afectado, aunque ahora se mostraba más confiado.

-¿Quieres decir que quizás Tomás no esté en coma? –

-Ya no sé qué creer, solo sé que necesito ver con mis propios ojos aquello que me dijeron. Y en estos momentos no puedo hacerlo solo, ¿podrías acompañarme? –

Ahora ya no era la mega celebridad, el cantante tan hermoso que siempre admiré, era el muchacho que estaba sufriendo, aquel que temblaba nervioso ante las mentiras que le dijo el hombre a quien ama, porque eso a estas alturas ya es evidente, está perdidamente enamorado de Sebastián, aunque me haya contado que había mentido al principio al decir que eran novios.

-Claro que sí, para eso están los amigos -y de ese modo nos embarcamos en ese viaje con la única intención de descubrir qué ocurrió realmente con Tomás Sotomayor.

 


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