Prologo
El destino parecía que simplemente no podría dejarlos en paz. Era como un joven amo caprichoso que decidía sobre la vida de sus sirvientes sin importarle sus sentimientos.
¿Por qué tenían que haber terminado atrapados en una situación así?
La presencia del uno volvía débil al otro. Una verdad innegable tanto para Sasuke como para Naruto.
Alfa y omega se observaron lo más fríamente posible, estudiando las intenciones del otro, con los cuerpos tensos, listos para entrar en combate de ser necesario.
Era de noche ya y el cansancio estaba a punto de vencerlos, pero se negaban a dejarse caer frente al otro.
Abandonados, lejos de sus partidarios, compañeros y familia, se veían a obligados a compartir el mismo espacio en el bosque. Ninguno podía simplemente poner de pie y marchar, pues temía que el otro aprovechase el ligero giro para apuñalar al otro.
Naruto sabía que Sasuke podía hacerlo, la totalidad de sus habilidades le eran desconocidas. Mientras, Sasuke estaba convencido de que el odio del rubio por él había traspasado los límites de su propia moral como para permitirse atacarlo por la espalda.
Así que ambos renovaron sus espíritus e intentaron permanecer despiertos. No se dijeron nada, sus miradas indicaban más que cualquier palabra. No había espacio entre ellos para algo más que odio e intenciones asesinas. Eran enemigos, ambos luchaban por sus propios clanes y no se debían nada a ninguno.
Capítulo 1: Orgullo de líder
Se dice que después de una guerra no había ganador real y es que de los dos bandos habían caídos, muertes, sangre y dolor. Pero existe momentos en que la guerra no podía ser dejada. En toda la Tierra de Fuego el espíritu de nadie estaba cansado de la batalla. Todos los bandos tenían personas que vengar, orgullos que sanar y ambición que llenar.
Cuatro meses habían sucedido después del golpe de estado que el clan Uchiha dio al clan Namikaze. Por medio de un muy intrincado plan habían logrado atrapar con la guardia baja al clan más poderoso del País de Fuego. Y es que Minato Namikaze, su último líder, había pensado que su camino era convertirse en el próximo shogun de la Tierra de Fuego, inclusive conocer al emperador y obtener su venia.
Sin embargo, su camino glorioso había sido decidido desde hace mucho, sus acciones solo reafirmaron su final. Por el dolor de perder a Kushina su hambre de venganza y de hacer crecer sus territorios creció, llevándolo a conquistar a clanes más antiguos que su propio clan entre ellos el Hyuga, obligando a su hijo a casarse con Hinata, con el resultado de un matrimonio duro y lamentable para ambos. Luego, buscó la rendición de los Uchiha, un clan aparentemente neutral, pero que ocultaba el gran secreto de ser shinobis, ninjas, asesinos a sueldo. Envuelto en la pasión de obtener a Itachi terminó cayendo ante sus encantos. Internamente imaginó que Itachi sería su redención, su tan esperado final feliz, una vida larga llena de cachorros y nietos. Lo único que obtuvo fue ser asesinado por Itachi Uchiha con quien se casó horas antes. Su caída trajo el fin de todos los tratados firmados, de la lealtad de todos los clanes sometidos por su mano de hierro. Inclusive el clan Uzumaki, clan de su difunta esposa le dio la espalda y los que le fueron leales murieron con él aquella madrugada.
De aquella carnicería los Uchiha salieron victoriosos, aunque con pérdidas, la más grane fue la de su líder Fugaku Uchiha. Sin embargo, contaban ya con dos poderosos pilares: Itachi Uchiha y Shisui, ambos pronto llevarían a cabo su matrimonio y se volverían oficialmente los jefes del clan, Itachi como líder y señor mientras Shisui como general de su ejército. Ambos eran amados por su gente, sentían plena y ciega confianza en sus decisiones pues les vieron crecer y hacer despliegue de sus habilidades. Solo que tanta presión podía hacer que olvidaran que no solo eran compañeros, sino amantes.
Todo podría haber terminado de ese modo: El clan Namikaze con un final para el recuerdo; pero había dos voluntades de fuego. Jiraiya no descansó hasta que su ahijado sobrevivió. Mientras que Naruto desde que despertó tomó como su meta en la vida vengar la memoria de su padre, de quien ni siquiera pudo obtener el cuerpo, quien fue asesinado en su recámara., de quien se burlaban a lo largo y ancho de la tierra de Fuego.
Naruto hizo valer su ascendencia Uzumaki, con lo cual se hizo el con el poder de ese clan. Habían intentado asesinarlo varias veces durante la noche; así que mandó a llamar a los restantes Senju, quienes dolidos por el asesinato de Tsunade, le juraron lealtad absoluta. No eran muchos, pero permanecían siempre al lado de Naruto, protegiéndolo de los ataques Uzumaki.
Dan, esposo omega de la difunta general Tsunade Senju, dio dado a luz, pero murió en ese mismo instante. Jiraiya se hizo cargo de los niños que habían dejado atrás. De esa forma, los reconoció como sus cachorros, a la vez que defendía su herencia de parte de Tsunade. Esos niños se convirtieron en la luz de esperanza para Jiraiya, pero también en el recuerdo que debía vengar a la madre alfa de estos.
Esa tarde era la ascensión y nombramiento como el líder del clan Uzumaki y Namikaze, así como la renovación del tratado con el clan Senju de Naruto. Siempre imaginó que ascendería cuando su padre decidiera retirarse. Cuando aceptó que su padre quería casarse con Itachi, imaginó que en unos años su padre querría vivir tranquilamente con su joven esposo, entonces le observaría en su ceremonia de manera severa, advirtiéndole que le dejaba un imperio en sus manos. Era irónico, su padre no estaría presente y no recibiría un imperio, sino un clan que no lo deseaba como líder.
Había sido difícil lograr cierta estabilidad en el territorio de los Uzumaki. Para su propia miseria tuvo que limpiar el clan de su madre de posibles traiciones, con lo cual muchos miembros del clan murieron. Por primera vez se sintió culpable de cuestionar los métodos poco misericordiosos de su padre. Aquel país no podía permitirse sentir amor, misericordia. Su amor debía de estar reservado para sus hijos y por supuesto para su maestro, Jiraiya, quien le había salvado la vida.
En el camino de limpiar el clan de su madre, Naruto había asaltado los templos sagrados de estos para hacerse con toda la información recabada por sacerdotes y los diarios de Mito Uzumaki. Fue entonces que se dio cuenta que el clan materno no lo veía a él como digno heredero, no lo veían como un Uzumaki sino que como un invasor Namikaze. Siempre habían sido vistos de esa manera. Solo el miedo les llevó a doblegarse y entregar a su preciosa sacerdotisa Kushina y su sacerdote Nagato, jóvenes y hermosos tuvieron que desposar a dos Namikaze. En algún punto de aquello se preguntó si su madre de verdad había amado a su padre o si fue producto de un afrodisiaco o un celo. Cuánto amor pudo sentir su madre por su padre si nunca le confesó su verdad.
Sin esperarlo ni desearlo, la toma de poder del clan Uzumaki se convirtió en una masacre de la cual él fue responsable: Muchos sacerdotes se quemaron dentro de sus propios templos, llevándose consigo la información. Alfas, betas u omegas, ninguno de los Altos sacerdotes toleró una humillación más, ni compartir la información secreta de sus ancestros.
Su tío Nagato también intentó quitarse la vida, rogó por que se le permitiera morir con honor. Solo que Yahiko no lo permitió; no pudo quitarse la vida por orden de su alfa. Yahiko le pidió a su sobrino perdonarle la vida a Nagato. Naruto aceptó pues le debía ser curado y proteger a su esposo, Neji. Sin embargo, antes de poder evitarlo, su tío omega se autoimpuso un hechizo de silencio. Por su desobediencia y a disposición de Naruto y Yahiko se le ordenó prisión dentro de sus aposentos y ser degradado a segundo esposo.
Debido a las circunstancias y que desconfiaba de todos los Uzumaki, ordenó una de las leyes más polémicas: Ningún omega del clan Uzumaki podía ascender o permanecer como primer esposo.
Pero no veía otra manera de prever traiciones. Su prima Karin probablemente vivía en el clan Uchiha, respondiendo a su labor de protectora y sacerdotisa. Ella podrá significar un problema a futuro. Pues era la hija mayor de Nagato, quien venía de una rema importante de los Uzumaki.
Su círculo de confianza se había reducido a Jiraiya y su tío Yahiko. No podía confiar en nadie más. Y eran ellos dos los que alimentaban su odio hacia los Uchiha y los que no le permitirían olvidar su búsqueda de justicia por la muerte de su gente. Porque él no tenía idea de cómo reaccionaría cuando tuviese a Sasuke en frente. Había planeado una muerte lenta y dolorosa para él, pero luego de cuatro meses, comenzaba a sentir que no tendría el valor para torturarlo, quizás solo le daría una muerte rápida o le permitiría suicidarse. Aún seguía confundido con él. ¿Cómo alguien era capaz de seducirlo de esa manera? Nunca le pareció que buscase seducirlo, pero quizás era su técnica. Un shinobi, la más baja calaña, traidores para todos, que combatían sin orgullo ni ley. Sasuke Uchiha era uno, así que en lo único que podía pensar en que todo lo que dijo e hizo fue falso.
“No soy como ellos´tebayo” “Cobraré venganza, pero no me rebajaré a su nivel.”
Estaba decidido, una vez que lo venciera aplicaría las leyes de su clan: Una muerte rápida o permitir el suicidio.
Sasuke Uchiha decidió llevar a Hinata hasta el can Inuzuka. Estaba seguro que el lazo de detinos entre HInata y Kiba haría que el alfa estuviera agradecido con ellos. Conocía las leyes y costumbres de los Inuzuka y ellos tenían por encima de todo a la familia y las parejas destino. Supo que Hinata le sería útil ene se sentido desde que se descubrió su verdad y fue encerrada por los Namikze, pero más allá de eso, aceptaba que Hinata comenzó a agradarle, al igual que los cachorros que apretaba con dulzura contra su pecho.
Cabalgó la mayor distancia posible durante la noche. En el amanecer, fueron a trote ligero para no llamar la atención. El sol marcaba el medio día así que, Sasuke decidió parar cerca de un arroyo para comer algunas provisiones, recolectar agua y dejar que el caballo bebiera. No tenía consigo a su yegua Tsukuyomi pues era una yegua pura sangre llamativa. Había tomado uno de los caballos de menor categoría, pero adiestrados a volver a casa si sucedía algo inesperado o debía abandonarlos.
—Sasuke-Kun, toma.
Hinata llevaba en su alforja los alimentos que habían traído de casa. Ella le tendió unas bolas de arroz y pescado seco. Comieron en silencio bajo la sombra de un árbol. De pronto, los cachorros se removieron. La omega se abrió la yukata y comenzó a amantarlos.
El omega menor la observó, sintió energías renovadas: Iba a lograrlo, no solo por el bien de su aldea sino que de esa forma saldaría su deuda con Hinata.
Cuando terminaron de comer retomaron su camino hacia una de las primeras aldeas. Estaban en las tierras que técnicamente le pertenecían a los Hyuga. Solo que aun habían quedado Namikaze y otros clanes menores que aprovechando el caos intentaban tomar esas pequeñas aldeas tributarias de los Hyuga. Preferiría quedarse otro día en el bosque, pero era consciente que los niños necesitaban descansar en un lugar cerrado.
Fueron a uno de los hospedajes más baratos y alquilaron un cuarto. Por supuesto, Sasuke se hizo pasar por esposo de Hinata. La sociedad sentía más respeto por un beta masculino que por un omega. Los omegas eran vistos como objetivos, seres que necesitaban la protección de sus alfas ya sean padres, hermanos o parejas. De igual manera, ella no podía mostrar que era una omega, pues la compañía de un beta no significaba nada. Solo los alfas lograban causar miedo y advertencia en los otros. Lo mejor era parecer que ambos eran dos simples betas, una familia pobre viajera cualquiera.
Resultaba un poco difícil que Hinata no luciera llamativa; además ella no era shinobi así que no sabía controlar su aroma. Por lo que tuvieron que arreglarlo con hierbas que anulaban el aroma al untarse en la piel. Para colaborar con la situación, ella intentó caminar siempre detrás de Sasuke, inclinando la cabeza. Ingresaron y le dijo a ella que descansase, pero la muchacha insistió en que fuera él quien durmiese. No había cerrado los ojos en todo el camino.
—No puedo hacer mucho, pero te prometo estar atenta a todo y no salir de la habitación para nada. Si tengo que hacerlo te despertaré de inmediato.
Sasuke accedió porque ella lucía preocupada. Además, tenía el sueño ligero como cualquier shinobi. Así que se recostó en la litera y cerró los ojos. Hinata pudo ver su respiración tranquila, pero como sus orejas felinas se removían atentas. Cuando ingresaron a la habitación, Sasuke se descubrió sus orejas pues estas le ayudaban a sondear los alrededores. Era bastante curioso e increíble.
Aunque estuvo envuelto en sueños turbios, llenos de sangre, gritos y Naruto reclamándole venganza, sus sentidos felinos le alertaron de movimientos extraños en el tejado. Intentaban ser meticulosos, pero Sasuke pudo descifrarlos. Abrió los ojos. Hinata le observaba pues intercambiaba su mirada entre sus dos cachorros y Sasuke. Él le hizo la señal de guardar silencio. Ella asintió, su corazón saltaba acelerado, pero solo apretó a sus cachorros. Los cargó y se puso detrás del lecho.
Sasuke se puso de pie, tomó sus kunais y aguardó. No tardaron en bajar, eran delincuentes. Por supuesto, como no aprovechar en robar a dos betas que cargaban con cachorros. Sasuke le lanzó el kunai al primero, corrió y le tomó para no hacer ruido, luego se posicionó al lado de la ventana y cortó la yugular del siguiente que ingresó. Pronto había tres más bajando apresurados. Era momento de enfrentarlos a todos.
Esquivó sus ataques dando giros mientras le dio una patada a uno y le lanzaba el kunai al otro. El tercero lo sujetó, pero Sasuke logró darle un codazo en el estómago y luego cortó la yugular.
Los dejó muertos. Giró su vista hacia Hianta y ella tenía la boca semi abierta, en parte horrorizada.
—Hinata, vámonos.
Ella asintió, hizo de lado los muertos y lo siguió. Sasuke la ayudó a bajar por la ventana. No era fácil, prácticamente tuvo que cargar con ella y los pequeños. Emitió un silbido y el caballo se posicionó debajo de ellos. Cayeron en el heno. Ssauke tuvo que amortiguar el golpe de la muchacha y sus hijos. Se levantó rápidamente y les hizo subir.
Era muy posible que aquel robo haya sido de la mano con el propietario del hospedaje, por lo que pronto subiría y se toparía con la muerte de sus aliados. Lo cual solo le llevaría a la conclusión de que había hospedado a un shinobi. Sasuke debía de huir rápidamente.
Aceleró al caballo lo más que pudo. Tenían los segundos contados antes de ser objetivos de una persecución. Se mordió el labio inferior, furioso consigo mismo por no ser más fuerte, por no ser más precavido. No sería fácil continuar con la misión, pero no se rendiría.
En medio del trote acelerado del caballo sintió un apretón en su pecho, como si algo se rompiese dentro de sí. No lo entendía, jadeo y sus ojos picaron por llorar. Apretó los dientes e instó al caballo a seguir. No estaba herido, al menos no físicamente ¿entonces por qué sentía que le estaban acuchillando en el pecho? ¿Qué era ese dolor lacerante?
La respiración se le cortaba y sintió mareos. Sopesó en parar al caballo, pero decidió continuar, soportando aquella desesperación que no comprendía su origen. Aquel dolor provenía desde adentro, desde su yo pantera, su animal interno. ¿Qué había sucedido? Nunca había sentido algo tan desesperante…
—Es Naruto-Kun, Sasuke-kun—Fue lo que dijo Hinata mientras también reprimía un jadeo de dolor.
…