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BANGYONGGUK por erickkbaj

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Capítulo VI: Viaje.

“No parece ser tan malo como este sentimiento de soledad

Siento que estoy atrapado en la tristeza”.

—Bang YongGuk; Journey

 

¿Era egoísta? Tal parece que sí, ¿Cuántos días habían pasado desde que todo comenzó a derrumbarse? Quizá meses, pero habían pasado al menos un par de años, el tiempo ya no era relevante, había dado solo un paso más y el miedo se había ido, el miedo por sentirse y estar solo se esfumó finalmente, las pesadillas recurrentes que noche tras noche lo ponían en vela, temeroso de cerrar los párpados y volver a vivir en sus sueños sus retorcidos pensamientos. Todo eso no tenía más efecto en él, ahora abrazaba a su depresión como una vieja amiga, le hacía compañía, aceptarla y pensar en un final definitivo calmaba a su pesada y vieja alma, ahora el miedo era por seguir, el miedo era a vivir.

—Hoy no podré quedarme, ¿Estás bien con eso? —YongNam, su hermano gemelo entraba a la cocina dejando algunos víveres para su hermano y otros que su madre le había mandado.

—No tienes porque preocuparte, estaré bien. —El mayor de los dos solo suspiró. —Tigger ¿Cómo está? —Su cachorro había tenido algunas complicaciones medicas así que como su madre vivía cerca del veterinario era mejor que se recuperara en su casa.

—Bien, mañana NaRae lo llevará a una revisión, ha tenido mucho trabajo últimamente. Pero sabes que te amamos. —YongGuk soltó una sonrisa algo timida antes de que su hermano se fuera con cierta preocupación.

La casa una vez más se quedaba sola con él, ya estaba acostumbrado y estaba mejor así, había hecho algunas mejoras como salir y acompañar a su hermano a comprar algo de despensa, pero era solo porque todos estaban preocupados.

Ya habían pasado cerca de tres semanas desde que había llegado más lejos con la cuchilla, había rasgado un par de venas y su bajo peso había complicado mucho las circunstancias, él sabía hasta donde quería llegar, no le interesaba, era algo que sabía que pasaría, había aceptado su muerte y los pecados que lo conllevan, pero se le fue arrebatado. Su mejor amigo DinDin lo fue a buscar para tomar algunos tragos después de hacerse algo de tiempo para pasar con él, la escena fue dramática y ahora permanecía quitándose el vendeja de sus brazos, las cicatrices llenaban dos terceras partes. Algunas partes con cortes finos, otros más gruesos, líneas cafés que anunciaban su pronta recuperación de su piel, otras más viejas solo eran líneas blanquecinas, las más recientes eran rojas y estaban irritadas, dolían, otras con costras rojas y carcomidas por los pliegues de la piel en movimientos, pasando su palma acariciaba sus brazos, con relieves que le daban calma, pensando que cada vez faltaba menos para que pudiera descansar.

Se sentía como una carga para todos, no quería ser una molestia y siendo sincero consigo, no creía que se mereciera s atención, mucho menos la de su familia, era alguien sin valor, hubiera deseado que en el vientre de su madre solo hubiese sido YongNam, pero tal vez Dios solo lo odia.

Revisó su nevera, llena de escarcha, con un solo cartón de jugo de naranja, vacío. No había más que comer que el ramen que había traído con su hermano. No tenía muchos ánimos de cocinar, el clima se había vuelto helado y pensó que lo que caía afuera era algo de nieve, colocando su toca discos y poniendo sus mejores LPs hizo sus quehaceres, su aseo personal y en pequeños momentos se ponía a bailar, recordando los viejos tiempos en donde veía aquellos rostros de chicas que lo aclamaban junto a su grupo, recordaba el estrés de grabar canciones, pero sin duda el amor al hacerlas, decir lo que pensaba, tal vez hoy nadie más se interesaría por escucharlo y era mejor quedarse en silencio, recordaba los momentos con sus compañeros, ver las discusiones entre DaeHyun y YoungJae, sus planes de éstos para atormentar a JongUp, la pasión de JunHong y su fascinación por los juegos y desde luego los abrazos con HimChan, sus risas, sus ojos, su tacto, su amor.

La vida no era algo para él, simplemente se había cansado y había aceptado su destino, vivir de aquel modo, atrapado en la depresión, era como despegar sin tener un destino en donde aterrizar, así que su alma descansaba sabiendo que en algún momento esa cuchilla llegaría más profundo, sabiendo que su corazón dejaría de latir por cansancio, mientras bailaría solo, disfrutando el tiempo que le quedaba.


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