Capítulo III: Frialdad caliente.
“¿Tú y yo conocemos el verdadero amor?
Por la noche te quería, tú también me querías”.
—Bang YongGuk; Hot and Cold
El sonido de la lluvia por alguna razón siempre le hacía pensar en él, en el hombre que le robó el corazón y el sueño, no lo culpaba, ya no, ya no le echaba la culpa de sus desgracias, quizá eso era algo egoísta de su parte, pero aun así no podía dejar de amarlo y eso era algo que tuvo que aceptar.
Encerrado y confinado a su habitación sola y fría con las gotas de la lluvia golpeando su ventana lo recordó, estando postrado en el suelo de la habitación, no haciendo nada más que ver al techo, sintiendo la suave brisa que pasaba por encima del suelo, envolviendo su cuerpo cubierto únicamente por unos pantalones holgados. Aquella brisa fría la sintió como una caricia, como las últimas caricias que sintió, que HimChan le había dado. No pudo recordar si aquellas últimas noches fueron sinceras o solo fueron por lástima.
YongGuk recordaba como se había enamorado de HimChan desde el momento en que entró a la empresa, y como fue tan feliz cuando tuvieron que trabajar juntos en una presentación como dúo, sus bromas, sus risas y falta de preocupación, responsabilidad e inocencia. ¿En qué momento había cambiado todo? Como toda relación, hay dificultades y aunque por un tiempo estuvieron distanciados había decidido volver a intentarlo, pero las inseguridades de YongGuky el exceso de trabajo que tenía, las diferentes peleas que soportaban por parte de su empresa lo sobre pasaron, nunca quiso ser una carga para los demás, menos para HimChan así que solamente quedó en silencio soportando el peso del mundo en sus hombros para que los más jóvenes crecieran y trabajaran lo más alejado de todo este drama, pero también es un humano y se cansa, no supo como pasó pero sucumbió. HimChan estaba para él, pero a nadie se le da un manual para tratar con personas con problemas en la mente, eso lo hace doblemente dificil, pues YongGuk tenía que soportar el dolor y ver la preocupación de su ser amado sabiendo que él es el responsable, un círculo vicioso que no tardó en romperse.
En el pasado YongGuk nunca había dudado sobre su orientación, pero conoció a HimChan y comenzó a acercarse y a trabajar con él, surgió la atracción entre los dos y muy naturalmente el primer beso había ocurrido, luego el segundo, caricias discretas hasta que finalmente como nunca había entregado su cuerpo y su alma.
Todo había sido tan calido, hasta que esa fase de su vida inició, no culpaba al menor, YongGuk quizá se hubiera rendido antes, quizá no era un verdadero amor, quizá esta vida no era para que ambos permanecieran juntos, esperaba que fuera en la siguiente y podría hacer las cosas de mejor manera. Aun recordaba como su tacto se había vuelto frío y como su amor había muerto delante de sus ojos mientras él permanecía confinado a la oscuridad, en el momento en el que sostuvo su mano se había vuelto fría y pálida, no había más sonrisas, no había más hogar, no había nada más, HimChan se quedaba por compromiso, pero en el fondo YongGuk sabía que el menor se interesaba por otras personas, tampoco quería retenerlo, el cielo se había vuelto un infierno, YongGuk era como Lucifer, el lucero del cielo pero el verdugo en el infierno. Prefería que HimChan viviera una vida tranquila y desde entonces ya nada le importaba, quería ocultarse en la tierra y que todos dejaran de mirarlo, que dejaran de verlo con lastima y sentirse pátetico, lo mejor sería terminar con todo.