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Oblígame por MugiKore

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Notas del capitulo:

Este capítulo es algo más largo.

Siento si parece que la historia avanza lenta, pero sino, me parecía muy forzado.

Espero que os guste (:

Estaba fuera del nido de cuervo sentado, mientras sus piernas colgaban en el aire. Apoyó sus brazos en la barandilla y dejó caer la cabeza hacia delante dejando ver el cansancio que acumulaba. Durante unos escasos segundos desvió la vista hacia abajo mirando al vacío y por un instante, creyó que éste le devolvía la mirada. Se levantó. Había olvidado el dolor de su rodilla y cuando posó todo el peso en su pierna derecha, cayó al suelo soltando un pequeño gemido de dolor. Tenía que hablar con Chopper y ya era hora de empezar a preparar el desayuno así que iría donde el pequeño reno después, y por fin podría irse a dormir.

Bajó poco a poco hasta la cubierta y después se dirigió a la cocina, se vistió con el delantal y comenzó su labor diaria. Puso a calentar la leche en un gran cazo, preparó las tostadas, cortó el beicon y empezó a freirlo a fuego alto. No pudo evitar sonreír cuando los diferentes olores de los alimentos invadieron toda la cocina. Realmente, le encantaba su trabajo. Solo faltaba la fruta que siempre guardaba en la bodega ya que era el lugar más fresco y eso ayudaba a mantener la comida.

Se dirigió hacia allí y cuando llegó, abrió la puerta sin molestarse siquiera en encender la luz, de todos modos, sabía de memoria donde encontrar cada pieza de fruta que necesitaba. Sin embargo, cuando había dado unos cuantos pasos, comenzó a oír algo romperse a su paso. Así que volvió atrás y dio al interruptor encontrándose con el suelo lleno de cristales. Buscó de donde podían ser y vio que eran de una jarra de las grandes, de esas que Zoro usaba para beber el sake.

-Maldito marimo, eres un desgraciado. Te vas a enterar. -Dijo entredientes.

Cogió la fruta y la dejó en la cocina junto con el resto del desayuno que ya estaba preparado. Se quitó el delantal dejándolo detrás de la puerta como siempre y se dirigió todo lo rápido que su rodilla le permitía a las habitaciones.

La habitación del espadachín estaba dos más allá de la suya y cuando llegó y abrió su puerta sin ningún cuidado, pensó que bastaría para despertar al contrario, pero los ronquidos de éste demostraron que su hipótesis era errónea. Se permitió un minuto para observar a su alrededor. Le sorprendió ver el lugar tan ordenado.

Pensaba que el peliverde tendría todo tirado y que su cuarto sería un estercolero lleno de ropa sucia y aparatos inútiles para hacer deporte. Tampoco apestaba como pensó que lo haría. De hecho, el olor que impregnaba todo era bastante agradable. Una mezcla de algo dulce, pero fresco… Despertó de su trance de forma brusca y miró de nuevo al otro que seguía durmiendo a pierna suelta. 

-Despierta, bastardo. -Gritó de pronto lleno de ira. -Exijo que limpies la bodega antes de que alguien pueda hacerse daño.

Su compañero sólo abrió un ojo y emitió un gruñido como respuesta, lo que hizo que el cocinero entrase en cólera y le diese una patada tirándole de la cama. Sin embargo, en medio del arrebato de rabia Sanji no recordó su pierna dolorida y pronto notó como un gran pinchazo se hacía presente en su rodilla, pero no pensaba dejar que el otro le viese sufrir, así que apretó los dientes mientras esperaba que el dolor pasase.

-¿Qué cojones haces, estúpido cejas rizadas? ¿Es que has perdido la poca cordura que te quedó ayer? Pensaba esperar a que despertases para ir a por ti, pero te has adelantado así que, peleemos. Pienso cortarte en pedazos. -Los ojos de Zoro brillaron. Él también estaba enfadado

-Además de estúpido, ¿Eres un mentiroso, maldito musgo? ¿Acaso vas a negar que tienes algo que ver con el desastre de la bodega? -Sanji elevaba el tono en cada palabra.

El espadachín se acercó quedando a unos 30 cm del contrario. -¿Y qué si es así? ¿Qué piensas hacer al respecto? -Dijo amenazante.

-Pienso patearte hasta que me supliques. -La tensión entre ambos hombres podía cortarse con cuchillo.

-Adelante. -Desenvainó las espadas y dirigió una de ellas hacia el rubio.

Éste usó Haki con su brazo derecho y consiguió parar el ataque, pero el peliverde era rápido y de nuevo otra espada se dirigía con rapidez hacia él. Dio un gran salto que le llevó a ponerse sobre una de las espadas que le atacaban y lanzó una certera patada a la cara del otro. Aquello había hecho que su rodilla comenzase a doler de nuevo con intensidad.

Zoro lanzó una de sus espadas liberando uno de sus brazos y sujetó la pierna del cocinero. Esta vez le pilló desprevenido. Haciendo uso de su fuerza el espadachín lanzó al rubió contra la pared haciendo que éste se sujetase la rodilla retorciéndose de dolor. En ese instante Luffy y Chopper entraron en la habitación.

-¿Podéis parar? Siempre estáis peleando… -Dijo con tristeza el pequeño reno

-Chopper tiene razón... Además, ¡¡Tengo hambre!! -Añadió el capitán.

-El alga con patas ha llenado la bodega de cristales y encima no piensa limpiarlo. No pienso tolerar que nadie ensucie la cocina ni ningún otro lugar donde se guarden alimentos. -Dijo serio dirigiendo su mirada a Zoro.

-Mira ero-cook, no sé qué demonios te pasa. Ayer me golpeaste sin venir a cuento y hoy te pones como una fiera porque ayer se me calló una jarra al suelo y olvidé limpiar los cristales. No es mi problema si estás perdiendo la cabeza. -Dijo tranquilo contestándole con una sonrisa de superioridad.

-Eres un desgraciado y un hijo de… - Sanji se levantó para volver a golpearle, pero el dolor de su rodilla hizo que volviese a caer mientras un grito de dolor escapaba de su garganta.

-¡¿Qué te pasa?! ¿Qué le hiciste, bruto? -Chopper dirigió esa última pregunta a Zoro. Aunque el pequeño reno normalmente actuaba como un cobardica y parecia un niño de apenas diez años, cuando se trataba de la salud de alguno de sus nakamas, el valor se aferraba a él y parecía convertirse en otra persona.

-¡Yo no he hecho nada! - Contestó enfadado haciendo que el reno diera un paso hacia atrás. -Dejadme en paz. Voy a desayunar. -Dijo esto y se marchó no sin antes mirar al rubio aunque esto pasó desapercibido para el resto.

-¿Chopper te encargas tú? -Dijo Luffy mientras su mente comenzaba a soñar despierta con el desayuno.

-Claro, ve a desayunar tranquilo.

-Gracias, eres el mejor médico del mundo. -Apenas había dejado terminar a su compañero y ya había comenzado a correr hacía la cocina.

-¿Yo? Qué va, lo dices para hacerme sentir mejor, tonto… -Dijo sonrojado mientras se rascaba la cabeza.

-¿Sabes que ya no está verdad? -Preguntó Sanji aún en el suelo dolorido.

-Eh, claro, ven te llevaré a la enfermería y ahí miraré tu pierna… -Tardó unos segundos en continuar. -¿Qué es lo que ha pasado? ¿Zoro te ha…? 

-No. -El rubio no le dejó terminar. -Él no ha tenido nada que ver. Ayer durante la vigilancia nocturna tropecé y caí… -Recordó el momento y su reacción y se sintió avergonzado. -No quería despertarte así que esperé hasta la mañana, pero ese estúpido siempre hace que me enfade a la mínima y olvidé el dolor por un momento…

-Eres un idiota. -Dijo el pequeño. Cuando decía esas cosas sonaba extraño, pero nunca como un insulto. -Por suerte no ha sido nada grave. Apenas es un esguince, pero deberás mantener reposo durante unos días. Nada de pelear. ¿Está claro? -Miró a Sanji con seriedad.

El cocinero asintió. No quería decepcionar a Chopper ni a ninguno de sus compañeros. Intentaría mantenerse alejado del idiota del espadachín por el bien de todos. Además, tenía otras cosas más importantes en las que pensar.

-Oye Sanji ¿Qué pasó ayer por la noche? ¿Por qué no quieres ir al Reino de Germa? 

-La pregunta cayó como un balde de agua fría para Sanji. -Eso no es asunto tuyo. Simplemente no quiero. -Cuando se dio cuenta de las palabras que había utilizado intentó suavizar el tono. -Lo siento Chopper, no quería hablarte así… Es sólo que no quiero hablar de ello.

-Lo entiendo. -Dijo el renito sorprendiendo a su compañero. -Pero si en algún momento necesitas algo, dímelo ¿Vale? Incluso aunque esté durmiendo, no vuelvas a esperar tantas horas. 

-Está bien. -Sonrió el rubio. -No pienso dejar de cocinar para vosotros. ¿Lo sabes no?

-Pero deberías hacer reposo. -Se quejó el otro

-Y lo haré, pero no dejaré de cocinar, no me moveré mucho y te pediré ayuda si la necesito, ¿Trato hecho? -Le dio la mano.

-Trato hecho. -Chopper se la estrechó sonriente mientras se acercaba a la puerta. -Ahora duerme un poco aquí. Iré a desayunar y les contaré a todos que estás bien. -Cerró la puerta.

Unos instantes después, Sanji cerró los ojos y dejó la mente en blanco. Antes de que fuese consciente, el sueño se adueñó de él y la enfermería quedó en total silencio.

 

Cuando Chopper llegó a la cocina, toda la tripulación estaba desayunando ya, pero no tardaron en bombardearle a preguntas.

-¿Qué le ha pasado a Sanji? -Preguntó Nami.

-¿Es grave? -Usopp tomó el relevo de la conversación

-¿Podemos ir a verle? Aunque, claro… Yo no tengo ojos, yohohoho. -Dijo el esquelo con su peculiar sentido del humor.

-Está bien. Sólo tiene un esguince. -El reno miró a Zoro. -Se cayó anoche mientras hacía guardia… Lo siento, Zoro. -Dijo de pronto sonriendo al contrario. -No debí decir que había sido tu culpa. Me puse nervioso. -Se avergonzó.

-Está bien. -El espadachín era un hombre de pocas palabras, pero era sincero. Si decía que todo estaba bien es que así era.

La conversación continuó alegremente después de que todos supiesen que su nakama se encontraba bien. Luffy fantaseaba con la carne que probaría al llegar a Reville, Chopper y Usopp miraban a Franky mientras éste hacía trucos con sus miembros robotizados para entretener a sus compañeros que cada vez parecían más sorprendidos. Brook preguntó a la navegante a ver si era tan amable de enseñarle sus bragas a lo que la pelirroja respondió con un bofetón que lanzó al músico contra el suelo haciendo que éste se masajeara la cabeza mientras se quejaba.

Sólo dos personas parecían ajenas a todo lo que pasaba a su alrededor y habían permanecido en silencio. Por un lado, Zoro apenas había prestado atención a sus compañeros desde que oyó como el renito decía que el cocinero se encontraba bien.

Se había sorprendido al ver al rubio caer al suelo gritando. Sabía que el contrario podía aguantar sus golpes y defenderse, pero lo que vio no es lo que habría esperado. Pensaba que iba a recibir otro golpe por parte de Sanji, pero verle así hizo que una punzada de preocupación se clavara en su estómago aunque el peliverde no quiso identificar a qué se debía.

Sin embargo, cuando escuchó que el rubio estaba bien y que su estado se debía a una caída mientras hacía guardia, se sintió aún peor. ¿Cómo no se había fijado? La noche anterior, cuando le observó desde la puerta de cubierta, ¿Ya cojeaba? No era capaz de recordarlo. Demonios. Él no era la clase de persona que golpeaba a alguien herido. Ese combate no había sido justo y el cocinero había acabado retorciéndose de dolor en el suelo porque le había agarrado la pierna lesionada. Si lo hubiese sabido no lo habría hecho. Eso era jugar sucio.

Estaba enfadado consigo mismo, pero también con Sanji ¿Por qué coño no le dijo nada? Estúpido cabezota, orgulloso. Un montón de emociones empezaron a amontonarse en su cabeza y la saturación se hizo presente. El peliverde se levantó rápidamente y salió de la cocina sin dar explicaciones. Sus compañeros de tripulación se quedaron sorprendidos.

Todos menos cierta morena que había estado observando al espadachín desde hacía rato. Robin simplemente suspiró y una sonrisa se dibujó en su cara. Iría a ver qué tal estaba Sanji en cuanto éste se despertara.

 

Abrió los ojos con lentitud sin que el exceso de luz le molestara, ya que estaba a oscuras. Tardó un poco en recordar que estaba en la enfermería del barco y de golpe llegaron los recuerdos de la pelea. Se sentía avergonzado por haber dejado que el marimo le viera en ese estado. Seguro que no había parado de reírse de él…

-Tsk, maldito… -Farfulló entre dientes.

Se incorporó con cuidado, encendió las luces y miró el reloj. Aún quedaba algo de tiempo para tener que preparar la comida así que volvió a tumbarse mirando al techo e intentando no pensar demasiado, pero unos golpes en la puerta hicieron que se incorporase.

-Cocinero-san ¿Puedo pasar? -Robin hablo en voz baja. Seguramente no quería despertar al rubio en caso de que aún siguiese dormido.

-Claro que sí Robin-chan. -Los ojos del rubio se transformaron en corazones mientras la arqueóloga se acerca hasta donde estaba.

-¿Cómo te encuentras? -Quiso saber.

-Estoy perfectamente y más ahora que has venido a verme. -Respondió con la galantería que le caracterizaba.

-Me alegro mucho. -Sonrió y Sanji pudo sentir cómo un hilillo de sangre se deslizaba por su nariz. -Verás quería hablar contigo.

-¿Sobre qué? Haré lo que quieras. Y sabes que eres mi persona favorita de este barco junto a Nami-san. 

-Verás, es sobre el reino de Germa… -La cara de Sanji se volvió sombría.

-No quiero ser descortés, pero no quiero hablar de ese tema, por favor. -Sonó casi como una súplica.

-Lo sé todo. -Dijo seria. -Sé quién eres. 

-Sanji se quedó pálido y sintió como las lágrimas se amontonaban en sus ojos. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para que no llorar delante de la arqueóloga. -¿Cómo…?

-Tu reacción de anoche me hizo pensar… Así que después de cenar fui a la biblioteca a buscar información sobre el reino de Germa. Encontré un libro de historia que hablaba del Pais de la Ciencia.

Hace unos trescientos años, el Reino de Germa era el centro del Imperio de Germa, que gobernó todo el North Blue durante 66 días. Un enorme imperio formado por la conquista de la familia Vinsmoke sobre el North Blue. Actualmente los restos del reino se encuentran gobernados por ellos. Desde su pérdida, la familia gobernante ha realizado grandes esfuerzos por recuperar su imperio. El Reino de Germa está gobernado por la familia Vinsmoke cuyo patriarca, Vinsmoke Judge, ejerce como rey; Su esposa, la última reina, Sora, falleció. Además tuvieron una hija y cuatro hijos, los cuales fueron genéticamente mejorados por Judge, específicamente con el propósito de crear mandos militares de élite que llevarían al Germa a la victoria de nuevo. Actualmente cuatro de los hijos siguen comandando el Germa. Estos son: Vinsmoke Reiju, Vinsmoke Ichiji, Vinsmoke Niji y Vinsmoke Yonji. Desgraciadamente, el cuarto hijo desapareció siendo un niño, y jamás se volvió a saber de él. Se cree que murió en un accidente. El nombre de éste era Vinsmoke Sanji. Actualmente los Vinsmoke son una conocida familia de asesinos.”

-¡BASTA! -Gritó el cocinero incapaz de contener las lágrimas. -No sigas, por favor.

-Está bien, tranquilo cocinero-san. -Puso una mano en su hombro intentando tranquilizar al rubio. -Entiendo porque no querías ir allí. Guardaré tu secreto, pero creo que el resto debería saberlo. No te van a juzgar. 

-Lo sé… Pero no puedo volver allí. Esa gente no es mi familia. Desde que mi madre murió, el resto murieron con ella. Durante años sufrí lo inimaginable a manos de aquellos que supuestamente debían quererme y protegerme. Sólo mi hermana intentaba ayudarme a veces a escondidas. Ella me ayudó a escapar y la estaré eternamente agradecido por eso. Sin embargo, no quiero verles. Ellos decidieron la vida que llevarían y yo la mía. Además, para ellos, sólo soy una vergüenza que no debería haber nacido. -Las lágrimas brotaban de sus ojos sin control.  -No quiero que nadie lo sepa, me moriría si por mi culpa os pusiera en peligro. Tú deberías entenderlo mejor que nadie ¿No es así Robin-chan? -Sanji parecíó calmarse poco a poco. La verdad es que era un alivio no tener que fingir por fin con alguien. 

La morena asintió. Sabía a lo que se refería. Los recuerdos de Enies Lobby aún la atormentaban a veces. -Respeto tu decisión, pero creo que deberían saberlo. 

-Si Luffy descubre lo que mi familia me hizo pasar, querrá patearles el trasero y aunque no dudo de él, no creo que buscarnos más enemigos sea lo más inteligente. Sobretodo al Germa con sus avances tecnológicos. Mi familia me repudió y yo hice lo mismo con ellos. Ni siquiera pienso bajarme del barco cuando lleguemos, así que todo irá bien. Nadie os relacionará conmigo. -Dijo Sanji.

-¿Y si sombrero-de-paja-san te menciona? -A pesar de todo, la morena parecía realmente tranquila.

-Mierda, no lo había pensado, pero… Tú puedes ayudarme con eso. Tendrás que evitar que el idiota de Luffy se vaya de la lengua. -El cocinero volvía a estar nervioso lo que no pasó desapercibido por la morena.

-Lo intentaré, aunque no prometo nada. -Sonrió de nuevo y esto hizo que el rubio se sintiese mejor. -Antes de irme, quería hablar contigo de otro tema. 

-Claro, Robin-chan, ¿De qué se trata?

-Del espadachín-san.

-¿El musgo parlante? ¿Por qué quieres hablar de él? -Le sorprendió ese cambio de tema.

-Creo que deberías hablar con él. No es que a mi me importe, no me gusta meterme donde no me llaman, pero creo que está confuso por lo de anoche. Además, pensaba que estabais en una tregua. -La morena sabía perfectamente donde se estaba metiendo, sólo esperaba que no le explotase en la cara en el futuro.

Sanji abrió los ojos como platos -¿Cómo sabes lo de la tregua?

-Digamos que aquel día, cuando hablasteis, yo estaba subiendo al barco y bueno, no quise molestar, así que regresé a la ciudad, pero sin querer escuché parte de vuestra conversación. -Dijo excusándose.

-Joder había olvidado la tregua. Soy un idiota.

-¿De verdad le odias? -Preguntó de pronto Robin sorprendiendo aún más al otro.

-Es un idiota, un bruto, un cabezota, un orgulloso, un maleducado y un montón de cosas más, pero… No le odio. Él me importa ¿Sabes? Pero somos incapaces de estar juntos sin matarnos. Supongo que es él quien me odia... -Sonrió amargamente, cosa que no pasó desapercibida por la morena.

 

De pronto se escuchó un ruido junto a la puerta.

-¿Marimo? ¿Qué haces aquí?

 

 


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