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Oblígame por MugiKore

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Notas del capitulo:

Tal vez este capítulo es algo corto... Lo siento

También siento mucho haber estado tan ausente... Ha sido una mezcla entre intentar volver a la "normalidad" con toda esta situación y la falta de inspiración, pero he aquí estoy jejej.

Puede que tarde en actualizar, pero prometo que esta historia tendrá un final y no la dejaré a medias (:

Gracias por el apoyo que estoy recibiendo

-Capitán, pronto llegaremos a Reville.

-Espero que esos idiotas tengan mi dinero. Aunque a decir verdad, no me importaría si alguno de los estúpidos isleños necesita una pequeña lección para ayudarles a recordar gracias a quién siguen vivos. -Una sonrisa macabra apareció en su cara.

Cuando era joven, Blue Silver aprendió que si uno quería algo, debía cogerlo sin importar las consecuencias. Incluso a la fuerza si era necesario. Siempre tuvo facilidad para encontrar personas dispuestas a hacer lo que fuese por él y si alguna vez se cruzaba con algún valiente que se negaba a seguirle, no tardaba en demostrarle quien era el que mandaba.

No pasó mucho tiempo, hasta que se hizo con una tripulación y decidió salir al mar cuando la noticia del tesoro oculto de Gol D. Roger salió a la luz. Apenas un año después, toda la tripulación gozaba de la fama de ser una de las más sanguinarias de los mares y no era para menos. Su capitán había ingerido una de las frutas más temibles de todas. La Ilu Ilu no Mi tenía la capacidad de inducir un paralizante que, aunque ilusorio, hacía sentir en la mentes diferentes sensaciones. La más común era la de un dolor insoportable.

-Estoy deseando llegar. –Sentenció.

 

-¿Cuánto has dicho que vale la cabeza de ese desgraciado? –Preguntó Nami mientras repasaban el plan por última vez.

-500.000.000 de berries –Respondió Luxyo con la cabeza gacha. –Es realmente fuerte. Él y su tripulación empezaron robando pequeños botines, pero pronto se enfrentaron a los que dirigían las cosas por aquí. No tardaron en conseguir que la triada de islas estuviesen bajo su mandato y desde entonces, nadie ha podido enfrentarlos.

-¿La triada de islas? ¿Qué es eso? –Preguntó Sanji.

-La isla de Reville es un tercio de lo que antiguamente era una gran isla conocida como Mico. –Esta vez fue la arqueóloga la que tomó la palabra. Su conversación del día anterior con la madre de Luxyo había sido realmente interesante.

Según la leyenda, hace cientos de años, Mico era una de las islas más importantes del mundo. Estaba protegida por los dioses y todo en su interior, parecía ser mejor que en cualquier otro lugar. El agua era más fresca y pura que en el resto de islas, sus animales poseían la carne más rica que se había probado, las plantas crecían más fuertes incluso que las que se cultivaban con los mejores productos… Nadie sabía cómo era posible, pero se decía que el gobernador de la isla había hecho un trato con los Dioses y gracias a ello, vivían en paz.

-Vaya… Así que Reville, ¿Es sólo una tercera parte? ¿Y las otras dos? ¿Qué pasó? –Preguntó curioso el renito.

-Cuando el gobernador se casó, tuvo 3 hijos. Éstos nacieron a la vez. Fueron trillizos, por lo que era imposible seguir con la tradición de que el reino fuese para el primogénito, así que el gobernador simplemente educó a sus hijos con la esperanza de que cuando creciesen, pudiesen compartir la isla y seguir con la paz que él mismo había conseguido mantener durante años. Sin embargo, cuando el gobernador cayó enfermo y finalmente meses más tarde murió, los tres herederos, incapaces de ponerse de acuerdo, se declararon la guerra entre ellos provocando un periodo de pobreza y desolación. Pasados cinco años, la guerra simplemente acabo y cada uno de los hermanos decidió marcharse a un extremo de la isla y ahí comenzaron a construir su propia ciudad desde cero.

-¡Guau! Esta historia es sssuper triste. –Franky sacó un pañuelo y se secó las lárgimas. -¿Qué miráis, cabrones? No estoy llorando ¿Vale? Es sólo que me da pena que unos hermanos acaben tan mal. Oye Robin ¿Qué pasó con Mico? –Estaba realmente intrigado.

-La leyenda cuenta que al ver el egoismo de los hijos, los dioses decidieron romper el trato con la isla de Mico y en ese momento, tres grandes rayos estallaron contra ella, provocando que la isla quedase dividida en tres. Hoy por hoy, nadie sabe qué fue de los tres hermanos, pero se dice que su egoísmo acabó con ellos. En cuanto a las islas, podríamos decir que son independientes entre ellas. Reville es uno de los tercios de la antigua Mico. También están Sabán y Plorún. Situadas al Norte y al Sureste de donde nos encontramos ahora mismo.

-Así es. Cuando Blue Silver puso bajo su protección la triada, todos pensamos que Mico renacería y que por fin volvería a reinar la paz entre las tres islas. Sin embargo, desde hace años, cada vez que los piratas llegan aquí, todo parece desmoronarse aún más. Cada vez hay más pobreza y menos recursos…

-Tranquilo Luxyo. –Luffy interrumpió con seriedad y desvió la mirada hacia el pequeño. Esto acabará hoy. Te lo prometo.

Luxyo miró a cada uno de los miembros de los Sombrero de Paja y asintió sonriendo. –Tened cuidado, por favor. Con su fruta es capaz de hacer sentir mucho dolor, pero sólo es una ilusión. Usará vuestros recuerdos y pensamientos más oscuros en vuestra contra así que debéis ser precavidos.

-No necesito una fruta para hacerle sentir dolor. –Susurró Zoro.

 

Apenas una hora después, el barco de Blue Silver atracaba en el puerto de la isla de Reville. Varios hombres bajaron junto al capitán y se adentraron en la plaza del pueblo, donde todos los ciudadanos esperaban asustados la recogida de impuestos.

-¿Esa es la manera de darme la bienvenida? ¿Ni una sonrisa? –Una carcajada resonó por todo el lugar. –En fin, debería estar acostumbrado a que seáis unos desagradecidos. –Escupió en el suelo. –¿Qué tenéis para mí esta vez? –Se acercó a un niño que le miraba con terror y tiró de su brazo con intención de asustarle más.

-¡Déjale! No te ha hecho nada. –Gritó una mujer que seguramente sería la madre del muchacho.

Blue Silver lanzó una mirada a la mujer que la dejó helada, pero antes de que ninguno de los dos pudiese continuar con la conversación, Luxyo corrió y se puso delante del niño al que el pirata aún sujetaba del brazo con fuerza.

–Basta. ¿Por qué siempre tienes que tratarnos como a basura? Suéltale de una vez. –Grito con una mezcla de rabia y miedo en su voz.

Sanji se fijó en que el niño al que Luxyo defendía era el que, unos días atrás, se había metido con él intentando pegarle. Se conmovió con el gesto del muchacho, pero una estridente y molesta risa le sacó de sus pensamientos.

-Vaya sorpresa… ¿Un mocoso como tú se atreve a desafiarme? –Dirigió con rapidez su mano libre hacia el niño con intención de sujetar su cuello, pero alguien sujetó su muñeca con fuerza.

-¿No has escuchado? Te ha pedido que le sueltes. –La mirada de Luffy no daba lugar a dudas. Estaba furioso.

-¿Y quién cojones eres tú? –Gritó Blue Silver

-Soy el que va a vencerte. Y la triada pasará a estar bajo mi protección.

-Ah ¿Sí? –Dijo riéndose como un loco. ¿Acaso eres un pirata o algo así? –La gente del pueblo se tensó.

-No lo somos. Sólo queremos proteger este lugar y contigo no está protegido. –Nami habló evitando que Luffy destapara su identidad.

-Calma, gatita. Si queríais que os diésemos una lección, sólo teníais que pedirlo. Cuando acabe con vosotros, habrá un castigo para estos inútiles por dejaros entrar en mi isla… -Un puñetazo aterrizó en su cara sin dejarle terminar, haciéndole retroceder por la sorpresa.

-Estás muerto. –Dijo mientras escupía y una pequeña mancha de sangre aparecía en el suelo.

Un hombre que había permanecido quieto y en silencio junto a Blue Silver, a la velocidad del rayo, extrajo de la manga de su camisa un largo abanico de al menos el doble del tamaño normal y, con un golpe fulminante lanzó a Nami, Chopper y Luffy hacia atrás, contra el suelo.

-Es el señor Flu. La mano derecha de Blue Silver. Es más fuerte de lo que parece. –Dijo el pequeño antes de que un empujón le lanzara contra la pared y le hiciese perder el conocimiento.

-¿POR QUÉ HAS HECHO ESO? –Gritó Sanji.

-Ese niño estaba resultando muy molesto. –Dijo el segundo al mando.

-BASTARDO. –El cocinero lanzó una patada y el contrario, sosteniendo tranquilamente el abanico contra el vientre, le golpeó con su pie de manera que la pierna del rubio rebotó hacia atrás lanzándolo hacia un montón de escombros.

-¡A por ellos! —Gritó Blue Silver de pronto. Y sin esperar respuesta se lanzó a Luffy abriéndose paso a puñetazos. Golpeaba con tal ferocidad que, no le importaba si hería a la gente del pueblo indirectamente.

Decenas de piratas siguieron el ataque de su capitán. La pelea no se hizo esperar. Los sombrero de Paja luchaban con cada enemigo sin importar que fuesen menos en número. La sangre teñía las calles de Reville. Sanji seguía peleando contra Flu mientras Luffy y Blue Silver parecían estar igualados.

De pronto, éste último lanzó una mirada a su segundo al mando que, en apenas unos segundos, hizo un rápido movimiento de muñeca con su abanico y golpeó al sombrero de paja haciendo que éste cayera al suelo. Antes de que Sanji pudiese reaccionar, los contrarios cambiaron su lugar, siendo ahora Blue Silver su oponente.

-Puedo oler todo lo que te atormenta desde lejos. –Se relamió los labios. –Delicioso.

Un profundo dolor comenzó a invadir el interior del cocinero, que no pudo contener el gran grito que pareció desgarrar su garganta.

-¡¡Sanji!! –Zoro corrió hacia su compañero y embistió con sus espadas al contrario que tuvo que dejar de centrar su atención en el cocinero.

Apenas pudo recobrar el aliento, cuando el grito de la navegante le hizo reaccionar. Nami estaba atrapada por dos hombres y le era imposible soltarse de su agarre así que, sin pensarlo, se acercó y haciendo el pino y girando sobre sí mismo, comenzó a golpearles con sus piernas como si fuesen las hélices de un helicóptero.

Chopper lanzó una cornada contra su oponente haciendo que éste perdiera el sentido y se dirigió corriendo hacia Luxyo que estaba en los brazos de su madre. –Vayamos a tu casa. Trae a todos los heridos. Yo los curaré.

Zoro apenas había comenzado a luchar contra Blue Silver cuando Luffy tocó su hombro. –Yo me hago cargo de él. Tú pelea con el señor Flu.

-Gear Third. –De pronto, los golpes eran tan rápidos que apenas eran visibles.

La sonrisa de Blue Silver no tardó en desaparecer. -¿Qué pasa? ¿Cómo es que no puedo indagar en tu mente? –El haki le permitía esquivar con gran velocidad los golpes, pero el cansancio empezaba a hacerse presente.

-Es tan cabeza hueca que hasta es inmune al poder de Blue Silver. –Susurró Nami mientras una gota de sudor caía por su frente.

-No me gusta la gente que hace daño a los demás sólo para sentirse más poderosos. –Dijo mientras un puñetazo acertaba de pleno en la cara del contrario. –No sé de qué hablas, pero no me importa. No quiero volver a verte en la Triada. –Gritó furioso mientras se sentaba sobre el cuerpo de su oponente y le golpeaba una y otra vez.

Tanto Robin como Franky peleaban contra los enemigos que cada vez iban siendo menos. La arqueóloga usaba una mano gigante para hacerles saltar por los aires, mientras que el carpintero les disparaba con lo que parecían pequeños misiles. Nami se unió a sus compañeros y con su bastón provocó que los misiles del peliazul salieran disparados envueltos en un gran huracán provocando que el poder de estos se intensificase.

De pronto, un gran chorro de sangre salpicó a Zoro cuando el señor Flu aprovechó que estaba distraído, cortándole con su abanico en el costado y provocando que el espadachín cayese de rodillas al suelo.

-Diable Jambe. –Apenas unos segundos después, Sanji golpeaba al rival de su compañero haciendo que su cuerpo comenzara a arder.

Zoro le dedicó una mirada cómplice que no supo explicar cómo le hizo sentir, pero entendió que su nakama quería terminar lo que había empezado, así que paró y vio como el peliverde se levantaba ignorando el corte y cogía sus espadas realizando un movimiento que provocó que un gran vendaval se levantase. En un pestañeo, las espadas cortaron al señor Flu haciéndole caer al suelo inconsciente.

-Luffy, para. ¡Lo vas a matar! –La navegante sujetaba con fuerza a su capitán, para calmarlo. Franky se acercó y alejó a Luffy del cuerpo ensangrentado de Blue Silver.

 

-Los forasteros han vencido a la tripulación de Blue Silver. –Gritó un habitante de la isla.

Todos empezaron a susurrar sobre lo que había pasado. En unos segundos los susurros se convirtieron en gritos de celebración. Los habitantes parecían felices y no paraban de agradecer a los Sombrero de Paja por su ayuda.

-Esta noche habrá una gran fiesta. Con toda la comida y bebida que queráis. –Dijo el mismo hombre. Parecía ser el alcalde.

-¡¡ME ENCANTAN LAS FIESTAS!! ¡¡Y ME ENCANTA LA COMIDA!!. –Gritó Luffy mientras un gran ruido hacía que todos le mirasen asustados. –Pelear siempre me da hambre. Mis tripas se quejan. Estoy muy débil. –Lloriqueó.

-Vayamos a ver a Luxyo y a Chopper. Seguro que allí podrás comer algo, Luffy. Después descansaremos hasta la fiesta. –Dijo Robin. Todos asintieron y se dirigieron a la casa.

 

-Espera cabeza musgo. –Sanji tocó el hombro de su compañero haciendo que este se girase. –¿Cómo está tu herida? –Dirigió su mirada hacia el costado del otro.

-Estoy bien. –Dijo sonriendo de lado. –¿Estás preocupado? –Al ver que la cara del rubio se teñia de rojo, no pudo evitar sonreír aún más. –Escucha cocinero. –Puso la mano en su hombro y presionó ligeramente. –Estoy bien. Y por cierto, gracias por intervenir. Aunque no necesitaba tu ayuda.

-Sanji se separó algo brusco. –Si no te hubieses distraído en medio de la pelea no habría tenido que meterme. Además, yo tampoco te necesitaba en mi pelea con Blue Silver, estúpida alga.

–Pero si te retorcías de dolor ¿Hasta cuándo piensas ocultar que algo no va bien? Eres un gilipollas y un orgulloso. –Zoro estaba perdiendo la paciencia.

–Te voy a patear, bastardo… -Susurró Sanji entre dientes. Después de unos segundos decidió continuar andando, pero paró en seco. Suspiró y volvió a hablar dándole la espalda. –Yo tampoco te necesitaba, pero gracias.

–Tras decir esto, intentó continuar su camino, pero el espadachín le sujetó dándole la vuelta y haciendo que sus miradas se encontrasen. –Aún me debes una copa.

–Cuando lleguemos, pídele a Chopper que te revise la herida. No me gustaría tener que hacerme cargo de ti toda la noche. –Dijo manteniéndole la mirada durante un instante. Después sonrió y de nuevo se giró dirigiéndose a la casa donde habían quedado con el resto.

Zoro permaneció quieto viendo como su compañero se iba y sonrió inconscientemente. –Eres un idiota, cejas de sushi.


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