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Oblígame por MugiKore

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Notas del capitulo:

Capítulo CORTÍSIMO lo sé, LO SIENTO !!

He estado muy falta de inspiración y muy con la mente en el "verano"

Pero prometo que esta historia continuará y tendrá un final, no pienso dejarla a medias.

GRACIAS A TODXS LXS LECTORXS (:

Abrió los ojos lentamente sin saber qué había pasado. La cabeza le daba vueltas y tenía un fuerte dolor en el brazo izquierdo. Al principio, todo parecía estar borroso y por un instante, no pudo reconocer donde se encontraba. Sin embargo, el olor de sus sábanas no dejaba lugar a dudas.

Estaba en casa.

Pronto consiguió enfocar los diferentes objetos de la habitación que tan bien conocía. El armario ropero de color blanco que estaba junto a la cama, la lámpara que colgaba del techo, el espejo lleno de pegatinas de piratas de los dibujos animados que tanto le gustaban…

Al fijarse en este último objeto, observó durante unos segundos su reflejo. Su pelo le cubría un ojo y el otro, de color marrón estaba acunado por ojeras. Su cabeza estaba vendada tapando una de sus orejas y su brazo izquierdo descansaba en un cabestrillo con un pañuelo atado a su cuello.

Aún estaba absorto en sus pensamientos cuando una voz conocida le sacó de golpe del trance.

-Estás despierto, ¡Qué bien! ¡Cuánto me alegro! –Chopper se acercó a la cama. -¿Cómo estás, Luxyo?

-¿Qué ha pasado? ¿Y Blue Silver y su tripulación? –Empezó a hablar nervioso.

-No te preocupes por él. Hace unos minutos que el resto de la tripulación ha llegado. –El renito agarró las manos del pequeño. –Todo ha acabado. Te prometimos que íbamos a ayudarte. –Sonrió de oreja a oreja.

Las lágrimas de Luxyo no tardaron en llegar. Abrazó con fuerza al médico mientras le agradecía y halagaba sin parar. –Cállate, haces que me ponga rojo. –Dijo mientras se movía de un lado a otro igual de feliz que su paciente.

-Chopper, necesito que eches un vistazo a una herida… -La puerta se abrió de forma brusca y Zoro entró a la habitación sin ni siquiera fijarse en que su compañero de tripulación no estaba sólo. –Oi mocoso, veo que estás bien. -Dijo cuando se percató de la presencia del otro. -Pensé que ese golpe te había hecho daño de verdad o algo peor… -Una colleja en la nuca le hizo agacharse y protegerse con los brazos de forma insconciente. -¿QUÉ COJONES HACES CHOPPER?

-¿Que qué hago yo? ¿Qué mierdas haces tú entrando así en una habitación privada? Luxyo podía estar durmiendo o peor aún, ¿Y si llego a estar curándole y me hubieses asustado? Podría haber cometido un error. Además ¿CÓMO SE TE OCURRE DECIRLE ESO? Eres un cabeza hueca.

-Tsk… Lo siento, lo siento… -Zoro parecía realmente avergonzado.

-La risa del niño hizo que tanto el reno como el peliverde le mirasen. –No pasa nada, estoy bien y es gracias a vosotros.

-Tal vez me he enfadado un poco, pero tienes que ir con más cuidado la próxima vez, Zoro. –El otro asintió. -¿Qué decías de una herida?

-Ah sí. Es ésta. –Dijo mientras mostraba su costado. –El idiota de los abanicos aprovechó que estaba distraído y consiguió cortarme. Pero no te pongas…

-AAAHH ¿Cómo no has venido antes? ¿Y si se infecta? Eres un inconsciente. Tengo que ir a por todo lo necesario para tratarte esa herida. No tardo nada. –Cerró la puerta mientras seguía hablando, pero era imposible descifrar lo que decía.

-Histérico. –Terminó Zoro mientras suspiraba. –Es sólo un corte…

-¿Siempre se pone así? –El pequeño no había dejado de reír durante la escena

-Se preocupa por nosotros. Aunque a veces se pasa un poco. –Se rascó la nuca y se sentó en una butaca. –Me alegra que estés bien. Estoy seguro de que el cocinero se volverá loco de alegría. Casi mata al que te golpeó. –Sonrió al recordarlo.

-Sanji es muy bueno conmigo. –Según dijo estas palabras buscó algo en el bolsillo de su pantalón. Se puso nervioso pensando que lo había perdido hasta que finalmente sus dedos tocaron algo que se le hizo familiar. –Sonrió aliviado.

-¿Qué pasa? ¿Qué has encontrado?

-Luxyo sacó la mano y la abrió mostrando al espadachín una bolsita herméticamente cerrada con un trébol en su interior. El trébol tenía siete hojas y se conservaba a la perfección. Estaba seco, pero tenía un color rojizo que le daba un aspecto casi mágico.

-¿Un trébol de siete hojas? ¿Cómo lo has conseguido? –Zoro estaba realmente interesado, pero jamás se habría imaginado la respuesta que obtuvo por parte del contrario.

-Fue Sanji quien me lo dio esta mañana. –Dijo el niño sonriendo.

 

*Flashback*

 

Los primeros rayos de sol ya empezaban a iluminar el pueblo de Reville y Luxyo llevaba una hora despierto mirando por la ventana sin conseguir volver a dormirse. Al ver que la luz ya se hacía presente, decidió salir a dar una vuelta antes de que la tripulación de Blue Silver llegase.

No había andado ni doscientos metros cuando se fijó en que no era el único que andaba por la calle a esas horas. Logró distinguir una silueta alta y delgada apoyada en la pared de uno de los edificios. Al acercarse un poco más, pudo ver el humo salir de su boca. Estaba fumando. No necesitó más pistas para saber de quien se trataba.

-Sanji. –Dijo casi en un susurro.

-Oi renacuajo. –Respondió el contrario mientras le revolvía el pelo. Era castaño y un poco largo. Lo suficiente como para que el gesto del mayor le despeinase por completo. -¿Qué haces despierto tan temprano?

-El niño dirigió su mirada hacia abajo. –Yo… Tengo miedo.

–El rubio le miró sin decir nada para dejarle continuar.

–Sé que sois fuertes, sé que podéis vencer, pero… Este es mi pueblo. Toda mi vida está aquí. –Tomó aire intentando no llorar. –Mi padre creía que los piratas podían ayudarnos, creía en luchar por la libertad. Se enfrentó a Blue Silver porque quería que las cosas cambiaran. Él creía en la bondad y…

-Tragó saliva mientras el más alto lo miraba con ternura.

–Desde que murió, nadie en el pueblo ha vuelto a hablar de libertad. Aquí todos me odian por seguir confiando en los piratas. He aguantado palizas, insultos… Y todo porque yo también creo que la bondad de las personas. Llevo mucho tiempo soñando con este momento, pero ahora que ha llegado… -No pudo contener más las lárgimas.

-Ahora te surgen dudas, ¿Qué pasa si realmente los demás tienen razón sobre ti? ¿Y si te equivocas? ¿Y si… Tu padre se equivocaba? –El cocinero sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo dio a Luxyo para limpiar sus lágrimas. -¿Es eso verdad?

-¿Cómo lo sabes?

-Yo también viví en un lugar donde me sentí sólo durante muchos años. Desde que mi madre falleció, sentí que algo estaba mal dentro de mí. No encajaba, no pensaba como se me pedía y sobretodo tenía miedo. –Se encendió otro cigarro. –Cuando pensaba que no podía más, una persona me hizo ver que debía luchar por quien era y no seguir fingiendo.

–Sonrió tristemente. Detalle que no pasó desapercibido para el otro.

–Me prometió que si tenía esto, la suerte estaría de mi lado y la verdad es que desde entonces, no he vuelto a sentirme solo. –Dijo mientras sacaba un trébol que llevaba guardado en una bolsa dentro de su pitillera metálica. –Yo ya no lo necesito. Estoy rodeado de buenas personas. Quiero que te lo quedes. –Se lo dio al pequeño mientras éste lo miraba atónito.

-Pero Sanji, esto es… -No pudo continuar.

-Cuídalo bien. ¿Sabes? Me lo dio mi hermana mayor y ella es la persona más lista que conozco. Si dice que da suerte, es porque así es, así que estoy seguro de que a partir de ahora, las cosas irán mejor. –Lanzó el cigarro al suelo, lo pisó y se alejó.

 

*Fin del Flashback*


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