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El Último Año por Jounnin

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Todos los estudiantes abordaron con entusiasmo el tren que los dirigiría a su escuela, y para otros era una zona completamente nueva que, estaban dispuestos a enfrentar, los de primer año estaban nerviosos y divertidos al pasearse por todos los vagones del tren. Un pequeño infante de melena oscura como el carbón pasó frente a un compartimiento donde, al notar a alguien familiar se animó a entrar.

-      ¡Lily! – gritó emocionado el pequeño al reconocer a su amiga. – Te estaba buscando.

-      Hola Severus. – saludó la pelirroja con una sonrisa en el rostro.

-      ¿Cómo te encuentras? – preguntó tomando asiento frente de ella.

-      La verdad… - suspiró regresando la mirada hacia la ventana, contemplando el paisaje que se formaba a través de ésta. – Me siento muy nerviosa, sinceramente desconozco muchas cosas de la magia.

-      No te preocupes, yo con mucho gusto puedo ser tu mentor y apoyarte en lo que necesites.

-      Agradezco tu amistad Severus, siempre tan atento conmigo, no sabría que hacer sin ti.

-      Bueno… - dijo nervioso rascándose la punta de su nariz. – Ojalá nos toque en la misma casa.

Lily sonrió ante aquel comentario, mirando a su compañero, guiñó el ojo en símbolo de aprobación.

-      Y aun que no lo seamos, siempre seremos amigos.

Severus torció la boca, tratando de sonreír, aquellas palabras no iban bien a lo que estaba pensando.

Unos segundos en silencio fueron interrumpidos por alguien que tocaba la puerta del compartimiento, tomando la atención de los pequeños, notaron que un alumno de mayor grado les indicaba con señas que ya era tiempo de ir tomando sus pertenencias.

-      Creo… - habló Severus. – Debería ir a buscar mis pertenencias, nos veremos muy pronto Lily.

-      Hasta pronto.

El pequeño salió corriendo de aquel lugar en busca de sus pertenencias, chocando con varios de sus compañeros ya que, iba en sentido contrario a los demás.

-      ¡Ey espera! – ordenó un mayor que alcanzó a tomar al pequeño del cuello de la playera. – ¿A dónde vas tan deprisa?

-      Debo recoger mis cosas. – peleó el pequeño tratando de zafarse.

-      Iré contigo. – soltó el mayor.

Severus alzó la mirada, haciendo un ligero movimiento de su cabeza para quitarse el exceso de cabello que le impedía por algunos segundos contemplar al mayor.

Un joven de al menos 16 años de edad, portaba el uniforme verde-negro remarcando más el verde, ya que, su cabello completamente rubio largo, casi al tono de blanquizco hacia resaltar dicho color, sin embargo, el color de sus ojos grisáceos hacían juego con el color negro de la túnica. La postura del mayor llamó mucho la atención del menos, ya que mostraba seguridad y confianza, algo que, en él era muy difícil deducir.

-      ¿Qui… quien eres? – tartamudeó el pequeño sin poder parpadear.

-      Soy Malfoy, Lucius Malfoy. Prefecto de Slytherin, y aunque no debería estarte ayudando estoy aquí contigo. ¿cómo te llamas?

-      Severus… Severus Snape, señor. – trató de mostrar firmeza en su respuesta.

Lucius sonrió ante aquel comentario, alzando las manos, tomó las pertenencias que yacían solas arriba de los asientos del vagón.

-      Supongo que estás son tus cosas.

-      Así es. No es necesario que…

-      Yo las llevaré. Parece que traes piedras. – dijo irónico el rubio

-      Son libros. – dijo avergonzado desviando la mirada.

-      ¿Libros? – Lucius bajó las pertenencias, acomodándolas entre sus brazos indicó a Severus con un ligero golpe que avanzara hacia la salida. - ¿Cuál es tu tema favorito?

-      Todo lo relacionado con las artes oscuras. – dijo entusiasmado.

-      Ya veo…

-      Sé hacer mucha magia. Por donde vivo hay muchos magos mayores que me enseñaron a hacer algunos hechizos sin la necesidad de utilizar la varita.

Lucius lo miró un poco confundido y serio a la vez, miraba como el pequeño le brillaban los ojos negros al hablar sobre ese tema.

Ambos hombres salieron del tren, continuando su camino por unos carruajes que, aparentemente tiraban de algo invisible, los cuales los llevaron a la entrada principal del castillo, descendiendo del carruaje Lucius miró a Severus.

-      Sigue a tus compañeros, yo debo entrar por otro lugar. Mucha suerte Severus, espero pronto podamos vernos. – dijo en un tono serio y a la vez tranquilizante

Severus asentó con la cabeza un poco confundido por las palabras del mayor. Miró la cantidad de alumnos que le acompañarían en su nuevo viaje en la escuela, haciendo un cálculo rápido de matemáticas, contó 50 compañeros, él incluido. ¿Cuánta probabilidad habría que, Lily quedara en la misma casa de él? Busco de entre los estudiantes nuevos a su amiga, la cual notó que flirteaba con otro pequeño niño. Trató de acercarse a ellos, pero su inseguridad y falta de confianza le obligó a mantenerse en donde se encontraba.

Un profesor apareció ante ellos, mirándolos recelosamente les indicó que entraran al gran comedor de una manera ordenada. Severus no apartaba la mirada de la nueva parejita que se acompañaban mutuamente, quería llegar hasta ellos y poder entablar conversación, poder hacerlos sus amigos.

Caminaron hasta enfrente de las mesas largas que cubrían el comedor, hasta colocarse frente a un hombre de mayor edad que los recibió con una grata sonrisa en su rostro, por un momento Severus al ver aquel hombre se sintió seguro y tranquilos.

-      Bienvenidos sean pequeños. Mi nombre es Albus Dumbledore. – dijo el hombre con una voz calmada y suave, obligando a algunos presentes a sonreírle. – Hoy comienza una nueva aventura llena de conocimientos y poder acerca de la magia, espero que, todos ustedes den lo mejor de si mismos. – pausó unos segundos. – Sé que varios de ustedes vienen de lugares lejanos y están ansiosos de conocer sus casas y comenzar a comer de una vez.

Los mayores que se encontraban sentados a los costados de las mesas rieron ante el comentario.

-      Ahora, los llamaré uno por uno, sentándose sobre esta silla, les colocaré este sombrero. – dijo señalando a un sombrero añejado de color café. – el cual les dirá cual será su futura casa. Empecemos.

Un nudo en la garganta se apoderó de Severus, los nervios regresaron a él, temía ahora escuchar en donde se quedaría. El mayor comenzó a nombrar algunos nombres de los pequeños, uno por uno iba subiendo a la silla para después reacomodarse con su nuevo grupo, cada que pasaba uno los demás aplaudían al escuchar el resultado.

-      James Potter. – llamó Dumbledore

El pequeño de cabello castaño, con gafas circulares subió entusiasmado, sentándose sobre la silla, esperó con emoción conocer su nueva casa. Severus lo miró con atención, era aquel niño que platicaba con Lily.

-      ¡Gryffindor! – gritó con emoción el sombrero.

-      Remus Lupin. – indicó a continuacion el mayor.

Severus siguió con la mirada a James, notando como era bien recibido por sus compañeros y como uno de un grado mayor le daba la bienvenida como si ya lo conociera de años.

Continuaban los pequeños, cada vez faltaban menos y aun no pasaban ellos, hasta que…

-      Lily Evans.

La pequeña pelirroja subió con una enorme sonrisa en el rostro, Severus la miró con atención, en su mente no paraba de repetir “No en Gryffindor, no en Gryffindor” como si telepáticamente le ordenara al sobrero seleccionador escucharlo.

-      ¡Gryffindor! – gritó.

La quijada del pequeño oscuro se abrió, sentía como su corazón se aceleraba de una manera impresionante, la contracción de sus nervios faciales le advirtió que, si no se controlaba podía en cualquier momento caer en el llanto. Tragó saliva, mirando cada movimiento de Lily, desde que bajó hasta que llegó a la mesa con sus demás compañeros, James la recibía con una enorme sonrisa en su rostro, a la vez que la abrazaba.

-      ¿Severus Snape? – preguntó el mayor alzando un poco más la voz.

Severus regresó la mirada, notando que varios de sus compañeros aun sin casa lo miraban y otros miraban por todos lados buscando a alguien. Sonrojándose se apresuró a subir y sentarse sobre la silla, el notar los movimientos de Lily lo desconcentró un poco.

-      Podría ponerte con ella ¿sabes? – le susurró el sombrero, captando la atención de Severus. – Puedo leer los pensamientos mas íntimos de cada cabeza sin dejar atrás los deseos. La quieres ¿no es así?

Severus asentó con la cabeza, alzando los ojos.

-      Pero… eh notado otro sentimiento

-      ¿Qué?

-      Hay en tus pensamientos otro deseo, un deseo mas grande que el de la pequeña Evans.

-      Yo no…

-      Tienes que elegir bien pequeño, déjame ver cual es tu profundo deseo…

Aquellas palabras confundieron al pequeño, desbalanceándolo de sus sentimientos muchos pensamientos llegaron a su mente, desde ese día que despertó hasta el momento en que se encontraba sentado esperando a que casa pertenecería. Y…, por un flash de segundos pensó en alguien lo cual su corazón saltó brevemente, en señal de aprobación.

-      ¡Slytherin! – gritó el sombrero.

Los verdinegros aplaudieron tras escuchar aquella decisión, Severus se levantó de la silla, dirigiéndose hacia su nuevo lugar, a la primera persona que vio fue aquel hombre de cabellos dorados, que aplaudía suavemente con una pequeña sonrisa en su rostro, haciendo ademán de aprobación.

Esa noche, Severus no entendió lo que había sucedido.

...


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