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Bone's Mate por Xora

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Notas del fanfic:

Inspirado en las canciónes "Same disease" de Red y "My disaster" de Seether.

Notas del capitulo:

En esta historia necesitaba un gran número de monstruos esqueleto, por lo que muchas versiones de los hermanos aparecerán, pero únicamente Red/Edge y Sans/Papyrus serán hermanos legítimos (pues también existen los hermanos de armas, será un término que de hecho utilizaré mucho). Aunque este escrito manejará el fontcest de underfell, quise darle un desarrollo un poco más realista... esperen mucho angst.

Varios de ellos fueron hechos polvo aquella noche. Los cielos se tiñeron de sangre con la llegada del atardecer mientras las balas eran disparadas y las bombas estallaban las fortalezas enemigas, dejando expuestos a los monstruos que no murieron entre los escombros. Los humanos una vez más les habían sorprendido con sus tácticas de batalla, comenzando por destruir sus suministros antes de enfrentar sus formaciones para verles retroceder indefensos ante la amenaza de derrota inminente. Pocos sostuvieron sus posturas cuando muchos otros prefirieron olvidarse de las armas para usar sus atributos mágicos en medio de maniobras evasivas desesperadas, pues pelear sin un capitán para comandarles los dejaba con nada más que sus instintos de supervivencia; prefiriendo sus almas por encima del orgullo y el honor que luchar por su especie conllevaba. Entre ellos, Sans Comic estaba resignándose a la idea de morir en ese lugar mientras preparaba los cartuchos que había logrado salvar de los primeros ataques humanos sobre el campamento. Con metralleta lista, relajó los huesos componiendo su cuerpo antes de volver a mirar al frente con fastidio, los humanos habían logrado penetrar el territorio que fue destinado en un principio para la segunda formación después de todo y él precisamente se encontraba en la tercera. Al considerar lo próximo que estaba de impactar contra el descanso eterno, el recuerdo de su hermano menor raspó en el interior de su cráneo, logrando despertarle del ensueño mortal al que se había retirado por conveniencia. No hace más de dos horas había hablado con él por teléfono para asegurarse de un regreso seguro, pues una vez su grupo se alejara de la zona de guerra, les aguardaba una promesa de reencuentro que Papyrus había estado emocionado de finalmente cumplir y era una cita que le había obligado jurar no faltaría sin importar nada. Sans odiaba hacer promesas, por eso las evitaba, pero el sólo imaginar el rostro de su hermano pequeño al enterarse de su muerte le partía el alma en pedazos y esa fue la mejor motivación que se le pudo haber ocurrido en una situación así.

—Papyrus se molestará mucho conmigo si muero —murmuró para sí mismo. Se colocó en posición, tomando un respiro perezoso que le tomó todo un minuto, entonces abrió las cuencas activando su ojo azul, cuya mira demostró ser la más efectiva para derribar humanos mientras combinaba su magia con las balas. Y pronto se volvió evidente su propia colección de cadáveres humanos entre el caos que les precedía pues los proyectiles cargados con magia azul además de paralizarles el alma hacía estallar las balas igual que una granada en el interior de sus cuerpos, asegurándose con ello no volvieran a levantarse.

El enfrentamiento no parecía mejorar pese al tiempo que los monstruos resistieron a los ataques de fuego, así que la retirada figuró ser la única alternativa en esos momentos difíciles y ya comenzaban a comunicarlo a sus compatriotas todavía en pie de lucha. Razón por la que nadie contaba con la llegada de refuerzos, cuya intervención silenciosa -ajena a todos los monstruos- se enfocó en tomar a soldados humanos francotiradores antes de dedicarse a perforar a los batallones de humanos más importantes dentro de la formación. Huesos rojos emergieron de las tierras, resplandeciendo por las zonas oscuras, llenando de dolor a los receptores y aterrando a quienes fueron testigos de tan terrible ataque segundos antes de morir de la misma forma. Después de unos minutos en completo anonimato la naturaleza de aquel poder, la alarma se distribuyó entre los humanos logrando intrigar a los monstruos -entre ellos Sans Comic quien había estado a punto de ser asesinado a traición por un humano a su espalda- pero el escape de los humanos del infierno sobre tierra fue inútil cuando el sin número de huesos mágicos arremetió contra los fuertes, creando conmoción con ayuda de las reacciones en cadena que se fueron encima de quienes pretendieron estar fuera de alcance. Los monstruos no podían creer lo que veían, pues el escuadrón que tantos problemas les había causado pronto dejó de existir frente a sus ojos sin siquiera haber apoyado en ello. Comenzaban a preguntarse quién era el responsable de tal suceso cuando el sonido de llantas rodando a toda marcha hacia ellos les alertó. Camionetas cargadas con armamento y suministros se detuvieron ante las miradas estupefactas de los monstruos sobrevivientes, quienes dieron la bienvenida a la comandante Undyne, la cual les brindó un saludo militar con brazos y postura firme.

—Descansen, soldados. Su trabajo aquí se ha terminado—dijo ella a continuación.

—¿Qué está sucediendo, comandante? —Sans, quien emergiendo de entre una muralla de huesos, fue el único en atreverse a interrogar antes de acercarse en definitiva hasta la posición de la tritón—. ¿De dónde han salido todas estas extravagantes conjuraciones?

—Oh, estás vivo —observó Undyne con genuino alivio—. ¿No te parece una magia conocida? —quiso saber entonces, importándole poco mostrarse poco profesional debido a su interés personal, después de todo ella y aquel esqueleto eran conocidos cercanos, por lo tanto le resultaba imposible mantener un semblante imparcial al hablar con él—. Aunque te comprendo, ningún esqueleto había sido capaz de generar tantos ataques mágicos de forma tan parecida a un desastre natural, el rey Asgore cree que él será la clave para superar esta guerra de una vez por todas.

—¿Quién es él? —inquirió Sans suspicaz.

—La verdad sobre su naturaleza es confidencial —respondió la hembra rápidamente, pues no había tardado en reconocer el brillo que emitieron las pupilas de su camarada, cuya fuerza -había aprendido- evidenciaba el profundo interés científico sobre un tema de misteriosa procedencia—, pero puedo brindarte un dato licito. Su nombre es Red Fell.

Resignándose a las escasas respuestas, Sans devolvió la mirada al turbio paisaje que se gestaba ante sus pupilas. Los humanos seguían muriendo, atravesados sin compasión alguna durante un vano escape por todos aquellos huesos brillantes, contaminados de un resplandor rojizo, casi enfermo, que se adhería a la sangre de la cual se alimentaba, pudriendo los cuerpos que se quedaban empalados durante la transacción de asesinatos a sangre fría.

—Esto es repulsivo —se permitió Sans comentar para sí mismo.

—¿En serio?— respondió una voz, cual presencia no se percató se había acomodado a su costado hasta ese momento—. Yo creo que es una obra de arte —Sans no pudo evitar tensarse antes de mirar a su lado e identificar la silueta de otro monstruo esqueleto, cuya sonrisa de dientes afilados no dudó un instante devolverle la mirada mientras sostenía la llama rojo carmesí en su mano derecha que le permitía seguir creando huesos infinitamente—. Hey. No esperaba conocer a otros esqueletos, este debe ser mi día de suerte, o más específicamente, muerte.

El esqueleto de pupilas color sangre agitó el puño desapareciendo la llama que sostenía entre sus falanges en el acto sin apartar su atención de su disconforme semejante quien parecía negligente articular palabras. Los monstruos alrededor retrocedieron sorprendidos, inclusive Undyne abrió los ojos impresionada, pues ninguno se dio cuenta en qué momento había aparecido o cuánto tiempo yacía ahí aquel quien respondía al nombre de Red Fell. Las conjuraciones mágicas de huesos se rompieron en mil fragmentos entonces, provocando un juego de luces incandescentes por el lugar mientras los dos esqueletos del grupo mantenían el contacto visual, sentimientos encontrados batallando bajo las costillas de Sans en el instante que comprendió que esa sonrisa adornada por un colmillo dorado era viciosa y esas cuencas contaminadas por la sed de sangre tan caóticas como el infierno mismo. Sans no lo conocía de forma directa todavía pero comprendió que su alma lo rechazaba, como si se tratara del archivo corrupto capaz de arruinar todos los programas de una computadora, y no le tranquilizaba la idea de que a partir de ese momento formaría parte de su escuadrón, y que debería someterse a sus caprichos ahora que Undyne había establecido era el único rayo de esperanza en una guerra que todos los monstruos daban por perdida. Y fue en medio de toda esa revolución de pensamientos que Sans se preguntó si sería prudente el depositar todos sus deseos de victoria en un monstruo de obvia mentalidad retorcida.

Notas finales:

¿Qué puedo decir? Soy adicta al Fellcest y quería escribir un shortfic de su relación, y sé que es tipico de mi iniciar proyectos en esta plataforma y eliminarlos por falta de inspiración pero con este no será así, lo sé, pasé la pueba del primer capitulo, jeje.


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