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Poké-school por Cat_Game

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Notas del capitulo:

Si estáis interesado/a en meter a vuestros Pokémon al instituto, no esperéis más. La Poké-School acepta a todos los Pokémon de todo el mundo, y os regalará un lugar especial para ellos y un montón de drama y aventura.

 

En este fic todos los Pokémon se representan como humanos, estudiantes de un instituto, pero parte de una familia con sus entrenadores.

Pareja: Clefable (F) Fabby X Braixen (F) Fara

Temática: Yuri, romántico y un poco de Lemon

Advertencia: Para mayores de 16 años (alto contenido sexual)

Resumen:

Fabby es una Pokémon del gremio Clefable, y como un tipo hada, debe comportarse como la sociedad dicta: tierna, amable y prudente. Pero Fabby está cansada de tener que actuar como la chica linda y gordita que la gente sólo ve en el exterior. Fabby tiene novia, Fara, una Pokémon del gremio Braixen, pero su relación no ha avanzado mucho; y, peor para Fabby, ella suele tener fantasías con su novia casi todo el día. ¿Qué pasará cuando Fabby decida dar el siguiente paso en su relación con Fara?, ¿será rechazada por su linda Fara sólo por desear hacer un montón de cosas pervertidas?, ¿o conseguirá la aceptación de sus fantasías con su novia?

—Recuerden, muchachos, mañana inicia la organización del festival de competición de la academia —la voz de la profesora suena como un eco en toda el aula.

 

Mi mano dibuja una silueta femenina en la punta del cuaderno; primero trazo el rostro afeminado, un cabello natural sujetado en una media coleta, luego sigo con los hombros y el pecho. Detengo el lápiz y suspiro con desánimo; miro hacia la ventana y escucho que el equipo de Bola en Llamas está por iniciar el entrenamiento; todos los Pokémon de categoría fuego participan, en especial los que provienen de entrenadores de la élite. Mis ojos se detienen en una Braixen con su cabello rubio-rojizo sujetado en una coleta. Sé quien es ella, su sobrenombre es Fara y estudia en el salón B del segundo año.

 

Regreso la mirada hacia el frente e ignoro a la profesora que ahora escribe en la pizarra blanca digital; el resto de mi clase parece sumergido en su rollo, así que dejo de pensar en los deberes escolares. Fara y yo nos conocimos durante las vacaciones de verano, antes de iniciar el curso; nuestros entrenadores participaron en una especie de combates en un castillo junto al mar. Fara es una Pokémon de fuego y por su estatus suele ser una chica explosiva. Yo…bueno, tampoco es que sea la persona más perfecta. Sé que para muchos soy más como ese tipo de gente al que llaman “gordita”; aunque no soy tan grande en tallas, sé que no tengo el cuerpo esculpido como las chicas populares o como las que se dedican al combate directo. Yo prefiero los vestidos rosas, el maquillaje dulce y la comida picante. Mi cabello es rosado y un poco ondulado; pero siempre lo mantengo en orden con una coleta hacia atrás, mis ojos son de color café claro y mi tez es rosada que si es tocada por el sol se pone roja. Fara, por otro lado, tiene unos ojos café rojizos perfectos que combinan con su tez pecosa y su cabello rubio-rojizo; además, ella tiene un cuerpo bonito, delgada y atlética, como una especie de princesa de fuego.

 

Muevo mi lápiz sobre el dibujo y continúo con la actividad. Ahora dibujo con cautela los senos del personaje; y pienso en Fara. Fara y yo somos novias, y tenemos un mes y medio de relación. Ella me pidió ser su novia cuando iniciamos el curso, después de que nos conocimos en el castillo junto al mar; me entregó una caja de chocolates, un oso de felpa y me dijo que se había enamorado de mí. ¡Oh! Una fantasía hecha realidad. Incluso le conté a mi entrenador, Dominique, y él estaba encantado con la idea, pues la entrenadora de Fara es como un amor platónico. Como decía…¡ah! Sí, Fara y yo somos novias. Tenemos una relación. Es hermoso estar junto a ella, como esas veces que paseamos junto al río tomadas de la mano, o cuando comemos juntas el almuerzo y sonreímos con nuestros chistes malos. Sí, es como una fantasía perfecta y sublime…bueno, casi perfecta.

 

Hay algo que me molesta mucho de este instituto, y es que aunque es bueno, es que hacen mucho la división de los tipos de Pokémon, como si nuestro poder definiera quiénes somos. Fara es del tipo de Fuego y yo soy de los llamados Hada. Y, de verdad, es que aquí hay alguna extraña concepción en que los tipo Hada son como bolas rosadas, perfectas y bien portados, casi como inocentes de corazón y puros. Pero no, por lo menos yo no. ¿Y es que es tan malo desear que mi novia y yo hagamos cosas más…íntimas?

 

Al terminar los pechos del dibujo, paso a la cintura y abdomen; y así pienso en Fara. Mi fantasía comienza a expandirse como una ola de gas que acapara todo mi entorno. Es como si Fara estuviera frente a mí, con su uniforme de deporte, mostrando sus piernas delgadas y tonificadas, y con sus pezones excitados por el ejercicio y el viento fresco. Como si estuviera provocándome con sus labios rosados, con sus mejillas sonrosadas y con su mirada tierna. Cómo quisiera acercarme a ella más; tocar su cintura, levantar su playera, sentir su piel al contacto con mis palmas, besar su cuello y dejar una marca sobre su tez perfecta, subir mi mano y tocar sus pechos para acariciar sus pezones y escuchar sus gemidos, y continuar hasta sus glúteos y luego entrepierna. Cierro los ojos y desisto de mi actividad con el dibujo…Fara…oh, mi dulce Fara, ¿es que no lo ves? Podré aparentar ser la chica tierna, como la mayoría de los Clefable, pero no lo soy. Te deseo; y te deseo más de lo que debiera.

 

—¿Fabby? —una voz me devuelve a la realidad y abro los ojos para encontrar a Rosita, una tipo Planta del gremio de Roserade; la chica viste con el uniforme desaliñado y con el cabello blanco rasurado de un lado como si fuera una punk—, ¿vas a quedarte aquí? Tenemos que ir al comité, ¿recuerdas?

 

—Sí —hablo con mi voz armoniosa y suave que me representa. Acomodo la libreta y libro y los guardo en la mochila de color rosa claro que me encanta.

 

—¿Estabas dibujando otra vez?

 

¿Dibujando? Bueno, en realidad fantaseaba con mi bella Fara; pero es que tampoco puedo decirle eso a Rosita, o pensará que soy una pervertida. Sí, lo sé, sé lo que debo decir y cómo debo actuar. No soy un varón, puesto que a los varones sí se les permite hablar de alucinaciones sexuales… Pero las chicas debemos guardar la compostura. ¡Qué chorrada!

 

—No —miento. Termino de guardar las cosas, miro hacia la ventana una última vez y suspiro al ver que el equipo continúa con el entrenamiento. Regreso la atención a Rosita y sonrío—. ¿Nos vamos?

 

—Eh… Fabby… ¿Otra vez estás mirando por la ventana? ¿Es Fara?

 

—Sí, pero está en entrenamiento.

 

—¿Puedo preguntarte algo? —Rosita acorta la distancia y susurra en mi oído—, ¿está todo bien con ella?

 

Rosita es de mis pocas amigas que sabe sobre la relación que tengo con Fara; y no, no es porque desee esconderme. Es simplemente que es más sencillo no hablar de mi vida privada.

 

—S-Sí —intento sonreír. Pero supongo que no sale muy bien ya que Rosita me arroja una mirada de consternación obvia.

 

—Te prometo que terminaremos rápido para que puedas ver a Fara.

 

—Gracias.

 

Rosita y yo salimos del aula y caminamos por el pasillo que lleva hasta los salones para actividades extra-curriculares. Entre la conversación y mis desvíos de mirada, encuentro que algunos alumnos están entusiasmados por el festival de competición que se acerca; incluso distingo que algunos van tomados de la mano y otros van en grupos grandes. Todos hablan de las clases, el festival y las próximas competiciones. Incluso Rosita no deja de decir que tenemos que dejar todo organizado. Bueno, es que los de tercero del salón C nos tocó toda la organización, y ello conlleva dejar la escuela en perfectas condiciones. Aunque para mí significa menos tiempo para ver a Fara y pasar con ella un rato a solas.

 

Un rato a solas. Desde que iniciamos nuestra relación, lo más cercano a la intimidad que hemos tenido ha sido un par de simples besos, pero no de esos donde nuestras lenguas se entrelazan y danzan como si estuvieran enervadas por el deseo de la pasión; no, lo más que hemos tenido…es ese tipo de besos que son suaves y un poco húmedos. No más… ¡Ah! ¡Fara, corazón! ¿No lo ves? Quiero tocarte, quiero sentirte, quiero hacerte decir mi nombre en un mantra de incitación sexual.

 

Cuando llegamos al salón correspondiente, Rosa y yo entramos con rapidez. Ahí encuentro al resto del grupo del comité de nuestro salón. Digo un simple hola y me siento en la banca más lejana. El presidente, Garu, un tipo Roca del gremio Golem, habla con su tono usual de “quiero ser presidente algún día”; nos da indicaciones necesarias y exclama lo importante que es mantener el trabajo a tiempo. Entonces me dedico a trabajar con el grupo de los que coordinan los adornos y distribuciones de los puestos de distintas actividades. Se me pasa el día volando, y por fortuna mi mente no divaga tanto en la imagen de Fara, de mí Fara.

 

El reloj marca las cinco y cuarto, justo cuando el entrenamiento ha terminado. Me despido de los chicos del comité y salgo con presura hacia el pasillo; bajo las escaleras y busco la puerta hacia el exterior. Sé que Fara me estará esperando, porque usualmente lo hace, cerca de la entrada al instituto. Y al llegar a la entrada, noto que el arco que se extiende a lo largo de la entrada ya tiene una manta elegante que dice “festival de competencias, espéralo pronto”. Fara está recargada en uno de los pilares que sirven de contención del techo inmediato a la entrada; trae puesto el uniforme, con su falda rojiza un poco arriba de las rodillas y el blazer abierto. Me acerco hasta ella y beso su mejilla para después tomar sus manos.

 

—¿Vamos a casa juntas? —Fara me pregunta con su hermosa voz.

 

Pero yo no quiero ir a casa. Sé que nuestros entrenadores estarán allí, y perderemos la oportunidad de pasar un rato a solas. A solas. ¡A solas, Fara! Entonces, se me ocurre una excusa. Acomodo el cabello de Fara un poco y muestro la sonrisa más tranquila que puedo.

 

—¿Te gustaría ver el atardecer conmigo? —replico con una pregunta. Tengo en mente un lugar donde podremos estar a solas. Y Fara asiente con la cabeza. Sujeto su mano y la conduzco hacia un pasillo de la escuela—. ¿Cómo te fue en el entrenamiento?

 

—Bien —Fara responde con un tono cotidiano.

 

Y me pregunto, ¿a caso Fara no desea un tiempo a solas conmigo? A veces pienso que tiene una imagen de mí como esa especie de chica tierna y super respetuosa, de esas que no hacen nada imprudente y que obedecen todas las órdenes sin chistar. Pero no soy así. Y quizá los de mi gremio actúan como si estuvieran en las nubes, como si todo fuera como una especie de rueda de la fortuna lenta y agradable. ¡Pero no es así! Gracias a Fara me siento llena de vida, llena de fuego, de deseos, de ese calor que me hace actuar fuera de las normas y que me hace querer más.

 

Por fortuna, ser parte del comité tiene sus ventajas. Fara y yo llegamos a un edificio que contiene el auditorio y los salones de práctica de música. Subimos por las escaleras mientras Fara me cuenta que el entrenamiento fue divertido y yo sólo me pierdo en su voz melodiosa. Estoy a punto de quebrarme y besarla allí mismo en los pasillos, antes de llegar al salón de música que da hacia la puesta de sol y que está libre.

 

Utilizo la llave, abro la puerta y dejo que Fara entre sin sospechar nada. Pongo el seguro en la puerta y me quedo como en un trance. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué es lo que voy a hacer? ¿A caso voy a obligar a Fara a tomar el siguiente paso cuando ni siquiera sé si ella está lista? ¡No! ¡No! No puedo creerlo.

 

—¿Fabby? —Fara interrumpe mis pensamientos y toca mi mano con suavidad—, ¿Fabby, estás bien?

 

Suspiro, paso un poco de saliva y encaro a mi novia. ¿Cómo me ve ella en este instante? ¿Duda de mí?

 

—Fara… —y reconozco el tono extra terso que uso al hablar—, yo… Lo siento.

 

—¿Por qué lo sientes? —Fara sonríe al preguntar.

 

Soy una pervertida, y soy una descarada por haber mentido que quería ver la puesta de sol. Agacho la mirada y suelto a Fara. Cubro mi rostro con las manos y acepto que he cometido un error.

 

—¿Fabby, qué sucede, por qué estás así?

 

Fara toca mis manos y descubre mi rostro; luego acorta la distancia y busca mi mirada. ¿Cómo voy a decírselo? Fara nunca ha hecho nada, jamás a incitado algo más que momentos tiernos y cálidos, pero nunca ha hecho nada más para provocar que ambas iniciemos algo sexual. ¿Y si Fara prefiere que lo nuestro sea como una especie de amor romántico sin algo más profundo?

 

—Fara —pero me armo de valor y toco su rostro y la beso con suavidad; extiendo el beso y provoco que Fara gima de placer al contacto de nuestras lenguas. Por unos segundos el beso se intensifica; con nuestras lenguas buscando dominar y saborear cada parte de nuestras bocas. Llevo mi mano hasta su cintura y luego empujo su cuerpo hacia la pared cercana de la derecha—. Fara —hablo entre las caricias para romper el beso con un hilo de saliva entre ambas—, te quiero. Y quiero…tocarte…

 

Soy consciente del calor que se postra en mis mejillas y puedo ver el rostro pecoso de Fara también sonrosado por la intensidad de nuestra caricia. Fara agacha la mirada y me abraza de la espalda.

 

—Yo también…

 

La respuesta de Fara me deja un poco perdida. Incluso, sin reaccionar aún, Fara besa mi cuello y siento su lengua en mi piel; ella succiona con suavidad y cuidado para luego plantar besos cariñosos. Siento su mano abrir mi camisa escolar y retirar el blazer del uniforme; y con rapidez, su mano aprieta uno de mis senos. Yo jadeo con fuerza y llevo mis manos hasta los glúteos de Fara; comienzo a tocar de arriba-abajo su trasero y meto los dedos debajo de sus bragas. Fara detiene el beso en el cuello y baja hacia mis clavículas. Sus manos continúan con el masaje en mis pechos, pero ahora pincha mis pezones para estimular mi cuerpo.

 

—F-Fara —pronuncio su nombre como si fuera una especie de palabra mágica—, F-Fara… Te…quiero…

 

A continuación; Fara y yo nos inclinamos en el suelo. Ella está debajo de mí, y yo disfruto de la imagen que su rostro arroja; sé que está excitada y que desea más. Como en un trance, obedezco a mis instintos; levanto su falda y bajo sus bragas por sus piernas torneadas, pero lo hago con un movimiento lento para rozar con su piel y enviar más señales electrizantes por su cuerpo. Fara me sorprende otra vez y se inclina hacia mí para retirar mi sostén y comenzar a succionar mis pezones. Yo hago un esfuerzo por esconder mi voz y busco debajo de la falda de mi novia; comienzo a estimular sus labios externos. Mis dedos se deslizan con fuerza y alcanzan el clítoris de Fara; luego se meten en su vagina y sin cuidado abren su interior. Fara no puede más y recarga su cuerpo a la pared. Yo soy incapaz de esconder la sonrisa de satisfacción que expreso al ver así a Fara; y me inclino más para llegar hasta su entrada.

 

—¿F-Fabby? E-Espera un momento… —Fara intenta hablar.

 

Pero es muy tarde. Mi boca está en su vulva y mi lengua prueba cada uno de sus rincones. Hay un sabor entre salado y amargo, y sé que es por el entrenamiento y por la ducha rápida que Fara se dio hace casi una hora. Con rapidez, estimulo el clítoris de Fara, luego termino con mi boca y vuelvo a usar mis dedos. Esta vez introduzco cuatro y siento que el cuerpo de Fara se contrae un poco; pero no me detengo. La expresión de Fara arroja un poco de incomodidad, pero es tan excitante, tan perfecta y me hace sentir que mi cuerpo segrega por su cuenta sin siquiera ser tocado.

 

—¡Ah! ¡Fabby! —Fara deja salir su voz.

 

—¿Más? —y yo pregunto con un tono seductor e insensato.

 

—S-Sí… ¡Ah!

 

Fara ya ha cerrado sus ojos y no puede contener sus gemidos. Me acomodo hacia su rostro y beso su boca para que su voz no nos delate; pero no detengo mi mano. Siento cada músculo del interior de Fara, y puedo percatarme de la rugosidad de sus paredes, así como del punto sensible que hace que sus piernas se eleven un poco más y que de su garganta salga un sonido fenomenal. Mientras que con la otra mano toco por debajo de la camisa escolar de Fara y comienzo a estimular uno de sus pezones. Sé que para Fara hay más intensidad en todo esto, porque para mí el hecho de que estemos en un salón de música, después de clase…¡oh! ¡Es como esas fantasías de películas pornográficas!

 

Con cautela, rompo el beso y ahora llevo toda la atención a la vagina de Fara; siento su cuerpo más relajado y puedo introducir un poco más de mi mano en ella. Fara sigue con los gemidos de placer y sus ojos están cerrados y su boca entreabierta para dejar salir su voz y su respiración pesada. Con mi mano libre sujeto las caderas de Fara y consigo un mejor punto. Por fin he introducido casi toda la mano y puedo alcanzar otro de los puntos que curva el cuerpo de Fara hacia atrás; sé que su cuerpo incrementa la sensibilidad en todas las zonas erógenas y yo aprovecho la oportunidad. Sin perder el tiempo, muerdo su cuello y hago cuántas marcas puedo sin dejar los movimientos ni sus pechos descuidados. En la otra mano, Fara sujeta mi ropa de la espalda para conseguir estabilidad y por fin percibo a su cuerpo contraerse una y otra vez.

 

—¡F-Fabby! ¡Ah! —Fara gimotea al llevar a su primer orgasmo—, ¡ahhh! ¡ahhh!

 

Aunque veo su rostro en el éxtasis total, no detengo mis movimientos; ahora mi mano está completamente dentro de su vagina y con facilidad consigo movimientos placenteros que incrementan los gemidos de Fara.

 

—Fara —susurro con satisfacción—, nos pueden escuchar —y sólo lo digo para excitarla más.

 

Fara reacciona y cubre su boca con sus manos; empero, está a mi merced. Todo su cuerpo es mío en esos momento, cada una de las sensaciones que la lleva al límite son provocadas por mí. ¡Es sublime! ¡Es perfecto! Así que me dispongo a llevar a mi novia al siguiente orgasmo. La espalda de Fara está sobre la pared y sus caderas están un poco elevadas, así que tengo más margen para mover mi mano en su interior y alcanzar el punto superior que provoca más gemidos por parte de Fara. A pesar de que los fluidos de Fara salen y manchan el piso, no me detengo. No lo haría por nada, pues al contemplar su rostro así y escuchar su voz así…yo estoy cerca del orgasmo también.

 

A continuación, con cuidado y cierta facilidad, Fara alcanza el siguiente orgasmo. Los espasmos de su cuerpo hacen que se contraigan sus paredes interiores y que aprisionen una parte de mi mano; pero también hay una expulsión de fluidos leve por parte de su vagina. Sé que Fara ha de sentir que perdió el control o que algo dentro de su cuerpo dejó de ser su cuerpo; pues así es el orgasmo. Yo, por mi cuenta, no necesito tocar mi cuerpo todo el tiempo, y en ese instante bastó para sentir el cuerpo de Fara llegar a ese placer sexual para que yo mojara mis bragas y sintiera espasmos suficientes en mi interior.

 

Con cautela, saco mi mano de Fara, me siento a un lado y respiro con profundidad justo como Fara. Las dos alcanzamos nuestra respiración y por fin nos miramos como si el momento fuera perfecto, pacífico y etéreo.

 

—Fabby —Fara susurra y me besa con ternura—, te quiero.

 

—Y yo a ti, Fara. También te quiero.

 

—Eso fue genial…nunca antes había sentido tanto placer, Fabby. ¿Cómo sabías qué hacer?

 

Ante sus palabras, suspiro y dudo. ¿Qué le diría? Tampoco es que fuera una experta en el sexo, pero sí alguien que deja que sus fantasías se apoderen de ella y que con ayuda de su propia exploración…pues…obtuve idea de cómo funciona el cuerpo femenino. ¿O le diría que por preferir a las mujeres había obtenido esa experiencia de múltiples encuentros? Tampoco era mentira, pero no quiero que Fara cambiara aquella imagen tierna y “madura” que tiene de mí.

 

—Has tenido sexo con otras chicas, ¿verdad? Antes de mí, ¿cierto? 

 

—Sí —digo con un tono plano.

 

—Oh…esta fue mi primera vez, Fabby. Pero fue fenomenal. Muchas gracias.

 

Y, como si todo estuviera de maravilla, Fara besa mi mejilla y luego sonríe. Por mi parte, siento mi corazón palpitar con rapidez y desear abrazar a esa chica. La respuesta de Fara es suficiente para hacerme sentir en paz, en una total calma que había creído imposible de obtener hasta hace poco.

 

—Vayamos al baño para limpiarnos.

 

—De acuerdo —respondo.

 

—Y, ¿Fabby?

 

—¿Sí? —pregunto al ponernos de pie.

 

—¿La próxima vez podemos usar algo más?, ¿de esos jugetes sexuales?

 

Como una idiota, sonrío y abrazo a Fara sin manchar sus ropas. Por fin, la sensación de incertidumbre se desaparece y mis fantasías explotan con rapidez. Es más que obvio que estoy satisfecha con mi decisión de tener sexo con Fara, y me recuerdo que la quiero, que es la chica más dulce que he conocido y que también es una pícara que me hace soñar despierta. Y…no sólo la quiero, pero Fara es para mí con quién deseo pasar el resto de mis días.

Notas finales:

Si deseas inscribir a tu Pokémon, por favor, puedes hacerlo de la siguiente manera:

En un comentario, deja el tipo, sexo, nivel, gremio y apodo de tu Pokémon; si quieres puedes especificar el juego donde lo conociste. Debes especificar el nombre de entrenador y sexo del mismo. Una vez con esto, puedes agregar una sugerencia de qué tipo de aventura te gustaría que tu Pokémon pasara en la Poké-School.

Recuerda que se le asignará un salón y grado dependiendo de su gremio y nivel. De lo contrario, no podrá ingresar al instituto y convivir con los Pokémon que ya son parte del curso. También, del mismo modo, si especificas que no cuentas con una cantidad alta de dinero (en el juego o de manera ficticia) se le puede otorgar una beca; esto podrá repercutir en la manera de interacción con otros Pokémon, ya que Poké-School es un instituto prestigioso y que tiene muy marcada las clases de élite. Pero, descuida, esto podría agregar más sabor a la historia de tu Pokémon.

Cuando se publique un fic con tu Pokémon se especificará en las notas iniciales su origen, el nombre de su entrenador y el tipo de aventura que estará por vivir.

¡Recuerda, tu Pokémon podrá ser parte del instituto! 

 


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