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Poké-school por Cat_Game

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Notas del capitulo:

En este fic todos los Pokémon se representan como humanos, estudiantes de un instituto, pero parte de una familia con sus entrenadores.

Pareja: Mightyena (M) Void X Lampent (M) Wraith

Temática: Yaoi, aungustia, romántico

Advertencia: Para mayores de 13 años (mención de consumo de drogas)

Resumen: 

El dolor consume con rapidez el alma, y Void, un Pokémon tipo Oscuro del gremio Mightyena, ha perdido la luz y la esperanza. Pero no está solo, su mejor amigo Wraith, un Pokémon tipo Fantasma del gremio Lampent, le demostrará que no todo está perdido, y, además, ha decidido revelarle un secreto. ¿Será capaz Void de aceptar la revelación de Wraith y volver a creer en el amor?

La vida nunca ha sido fácil. Un día te levantas y todo parece normal, como de costumbre; la gente va y viene y el tiempo transcurre como si no hubiera ningún problema. Otro día amanece con un hermoso cielo entre rosado y rojizo, lleno de nubes y un viento cálido que sopla sobre la ciudad, el campo, el momento… A veces todo parece tener un por qué, una razón y a veces no, pero la satisfacción de estar con alguien, de ver la sonrisa de quienes amas, es lo que hace que la vida siga. O eso creía. La realidad es que cuando una persona es valiosa para nosotros, y esa persona sufre, llora, de desvive por la pérdida y termina en un hoyo son fondo…nosotros actuamos para prevenir que siga cayendo; pero la verdad es que obtendremos palabras dañinas, rechazo y nos sentiremos atados por una soga, como si nuestro cuerpo perdiera toda su voluntad. La vida no es fácil…eso lo sé. Y por más que queramos acabar con la tristeza de otros, de aquellos que son nuestro mundo, no está en nuestro poder tirar de la cuerda que los sacará de ese lugar vacío y frío.

 

Sin embargo, sin importar que la vida no sea fácil…¿qué más puedo hacer? Lo he acompañado en su miseria, en la depresión, en el dolor, en el exceso, en la locura…y no he obtenido nada. Así que salgo de cama, tomo una ducha rápida, me visto con el uniforme escolar y me veo en el espejo. Mi cabello negro y largo cae sin cuidado por mis hombros, mis ojos de un tono carmesí muestran la misma mirada de seriedad y desesperanza que me ha caracterizado en estos últimos meses. Mi tez pálida está marcada por algunos tatuajes y mi rostro muestra dos argollas en la ceja izquierda. Todo luce como si nada hubiera pasado, como si la vida continuara, como si el mundo fuera ajeno al dolor que nos consume.

 

Salgo de la habitación y camino hacia la otra habitación de puerta blanca; abro un poco la puerta y encuentro a mi entrenador tumbado en la cama, todavía dormido. No puedo hacer más por ti, y lo siento tanto. Y me derrumbo, pero no caigo completamente. Sé que todo pasará, lo sé. Lo puedo asegurar porque eres fuerte. Cierro la puerta y dejo que siga durmiendo; así que camino hacia las escaleras y bajo hacia la sala que parece desolada. Los sillones azules hacen juego con la mesita de centro, pero no me detengo, continúo hasta la cocina y preparo un emparedado, pero desisto. Suspiro con profundidad y encuentro la cajetilla de cigarros en la barra de la cocina; saco un cigarro y comienzo a fumar. Vuelvo el interés al emparedado y esta vez hago dos raciones; una para mí y una para mi entrenador. Dejo uno de los emparedados con una nota usual, pero con un mensaje distinto al de los pasados; ahora escribo: “no puedo más, lo siento. Gracias por todo”.

 

Como ya es costumbre, tomo el autobús escolar para llegar al instituto, saludo sin ánimos a los otros Pokémon que también usan el transporte colectivo, pero me siento hasta el final. Hoy otra vez he traído la cajetilla de cigarros conmigo, y un poco de la hierba que mi entrenador tenía guardada en uno de los cajones de la alacena. Dejo que el tiempo transcurra como si nada pasara, escucho a los otros hablar de lo que hicieron durante el día de ayer, sobre sus entrenamientos, sobre los preparativos del festival; pero nada de eso tiene sentido para mí. Nada. Porque lo único que ronda por mi mente es el dolor que día a día mi entrenador muestra en su rostro y silencio.

 

Al llegar al instituto, bajo del autobús, entro por la entrada como un arco del edificio y paso por el primer patio principal, cerca de una fuente con forma de una Pokébola; me sigo de frente y entro al edificio correspondiente. Nuevamente los pasillos están inundados de alumnos que hablan con excitación sobre el festival, sobre lo agradable que todo será. Me siento patético, patético por creer que alguna vez yo actué así. Ignoro al resto de mi clase y entro al salón, busco la banca del final, junto a la ventana y tiro mi mochila junto a mí. Acomodo mis brazos sobre la banca y recuesto una parte de mi cuerpo; no quiero estar aquí. Ya no puedo soportarlo.

 

—¡Void! Buenos días —una voz familiar se hace presente. Volteo hacia la derecha y encuentro a Wraith, un tipo Fantasma del gremio Lampent. Sus ojos son de un color amarillo claro, su tez es demasiado pálida como si estuviera muerto, su cabello corto y despeinado es de un tono negro, morado y azul, como si un estilista hubiera hecho sus colores lucir frescos y góticos; porta una sonrisa en su rostro aniñado y yo lo único que hago es dirigir la vista hacia la ventana—. ¿Qué ocurre? —insiste.

 

No respondo. No me digo no a prestar atención en sus acciones. Sé que se sienta junto a mí, en el escritorio blanquecino que puede ser ocupado por dos alumnos, pero hago caso omiso de sus actos. Wraith toca mi espalda como un acto cálido, como si todo fuera igual, como cuando éramos más jóvenes y teníamos una relación amistosa y cariñosa.

 

—Void… ¿Otra vez vas a pasar el día sin hablar? —Wraith pregunta como si pudiera comprenderlo—, soy tu mejor amigo, no me hagas esto. Quiero saber qué te pasa.

 

—Déjame solo —replico sin muchos ánimos.

 

Por fortuna, la clase comienza cuando el profesor ingresa al aula y hace su registro usual para tomar asistencia. Wraith no insiste y el día se pasa aburrido y carente de sentido. La mayor parte del tiempo mi atención está enfocada en el cielo semi-nublado, en el follaje de los árboles que es movido por el viento, en los alumnos que entrenan en las zonas terregosas, de pasto y la alberca al aire libre. De pronto, recuerdo las sonrisas que alguna vez se posaban en el rostro de mi entrenador, y aquellos momentos en los que recorríamos juntos caminos para hacer las fechorías que su trabajo dictaba. Luego mi mente divaga un poco más en el pasado, en aquella tarde donde él conoció a esa mujer de la que se enamoró. Y así termino por sentirme más alejado de la vida; pues desde la muerte inesperada de esa mujer, mi entrenador no ha sido el mismo.

 

El timbre de las clases anuncia que es momento de las celebración del festival de competencia y todos abandonan el salón con rapidez, supongo que es por la importancia del ridículo festival. Todos acomodan sus útiles escolares en sus mochilas y salen despavoridos, en grupos, con sonrisas, con palabras llenas de energía…todos excepto Wraith.

 

—¿Void? —Wraith pronuncia mi nombre con un tono consternado que puedo reconocer; luego toca mi brazo derecho y busca mi mirada—, sé que no quieres hablar sobre lo que ha pasado y no voy a seguir insistiendo. Pero hay algo que quiero decirte, algo muy importante. Me gustaría saber si pudieras verme en el auditorio, después de la obra que presentará el club de teatro. Aquí te dejo un par de boletos, porque me gustaría que fueras…a verme actuar.

 

Wraith coloca dos boletos, que son más como papeles impresos y recortados por el mismo club de teatro. Los papeles tienen el título de la obra y algunos nombres de los alumnos con mejor talento para la actuación. Decido que por lo menos puedo aceptar la invitación para escuchar lo que tenga que decir; al final, Wraith no tiene la culpa de lo que siento. Entonces, afirmo con la cabeza y veo en el rostro de Wraith una sonrisa llena de una tristeza que puedo palpar; pues es el mismo tipo de sonrisa que alguna vez mi entrenador hizo cuando escuchó la noticia de que su amada había muerto.

 

Con un despido sencillo, Wraith sale del salón, y yo me pongo de pie y decido ir al techo del edificio escolar. Camino por los pasillos y voy con un paso lento sin notar los rostros de los que transitan por allí; lo único que quiero es escapar, es desaparecer, convertirme en aire, en espuma, en algo que no pueda sentir absolutamente nada. Tomo a la izquierda en la intersección primaria y luego abro la puerta que conduce hasta el techo del edificio; por fin estoy en el exterior y me acerco hasta la reja que protege la borda. Me siento y saco la hierba de la mochila; preparo el cigarrillo y comienzo a fumar.

 

Ni siquiera la droga hace efecto ya, y lo único que me queda es la sensación de que algo hace que mi cuerpo flote como en una nube. Quizá todo sería mejor si pudiera irme en una nube de tormenta y jamás regresar. Acepto que estoy perdido, que me siento solo, que estoy desprotegido y que quiero llorar. No sé qué más hacer, no sé que decir, no sé cómo debo comportarme cada que estoy frente a mi entrenador; su tristeza me agobia y el dolor que lo consume también me consume a mí.

 

El tiempo transcurre como un río que corre sin detenerse, mi cerebro entra en un trance de bienestar, donde ya no puedo pensar más en el pasado, en la realidad ni en ese sentimiento de soledad. Quedo prendido de la luz del sol que cae en picada por el horizonte y que llena de espectros nuevos el cielo y da sombras en las nubes pasajeras. El viento sopla con una calma que me mece, como si estuviera en barco flotante, como si las olas fueran esas ventiscas que chocan con algo levemente.

 

De pronto, un sonido hace que regrese a la realidad; reviso mi teléfono y encuentro un mensaje de Wraith. La obra ha terminado y me esperará en uno de los camerinos que está usando por el momento. Acepto que no puedo seguir actuando como un canalla con él; pues tiene razón. Es mi mejor amigo, y la única persona que ha estado ahí a mi lado siempre. Hasta que comencé a alejar a todos, claro; Wraith fue el único que se quedó. Es como un bumerán, que aunque lo lance lejos, siempre va a regresar con esa sonrisa de estúpido que tiene, con ese rostro que pareciera mostrar como me siento por dentro.

 

Me pongo de pie, recojo la mochila, regreso al interior del edificio, bajo por las escaleras con cierta rapidez y tomo hacia el auditorio. El festival está lleno de vida, con la gente que va y viene, Pokémon y entrenadores que pasan por los pestos organizados por los comités responsables, los clubs de actividades extras, los salones elegidos y todo parece como si en ese lugar no hubiera cabida para la tristeza. Ni siquiera me atrevo a desear que mi entrenador estuviera allí, conmigo, en esa noche de festividad; porque no tengo más que ofrecerle. Ya he dado todo de mí, y lo único que obtuve fue su rechazo, y me ha dejado imposibilitado, abandonado a un lado como si fuera una especie de objeto que careciera de vida.

 

—¡Hey, Void! —un sujeto se acerca al pronunciar mi nombre. Es Calin, otro tipo Oscuro como yo y del mismo gremio que yo de Mightyena; y justo como yo, tiene algunas características parecidas a mí. Su cabello es negro y sus ojos son de un tono rojizo claro—, ¿por qué no fuiste a la obra? Wraith te esperaba, viejo. Creo que dijo que estaría en los camerinos, ¿irás a verle?

 

Asiento con la cabeza y prosigo con mi camino. Calin dice un comentario negativo sobre mi actitud, pero no doy importancia. Llego hasta el auditorio, me adentro y paso la sección de butacas rojas que hacen juego con la alfombra gris; luego subo las escaleras y por fin llego al escenario. Hay algunos otros que hablan y que celebran, pero yo tomo hacia la izquierda y camino por el pasillo de los camerinos. Por fin encuentro la puerta que tiene el nombre de Wraith puesto en una estrella de papel color negra con blanco, y entro.

 

Wraith está sentado en uno de los sillones que hay en la sala junto al peinador de preparación y a una puerta que conduce al baño; su rostro está serio y no muestra aquella sonrisa usual. Me acerco hasta él y me siento a su lado.

 

No sé si son cinco o diez minutos, pero ninguno de los dos dice nada.

 

—Void —por fin la voz de Wraith suena—, sé que no puedo ayudarte. Sé que lo que estás pasando es muy duro, porque no sabes lo que pasará contigo. No te puedo decir que todo estará bien, porque no lo sé. No te puedo decir que comprendo ese dolor, porque no creo comprenderlo del todo. Nunca he pasado por una situación así, pero…quiero que sepas algo.

 

Con cautela, Wraith acorta la distancia y toca mi mano; percibo su tacto suave y casi frío y siento que mi corazón palpita como si un poco de vida volviera a mí.

 

—Desde que nos conocimos, siempre me he divertido a tu lado; sé que hemos tenido discusiones y que a veces no estamos de acuerdo en lo que hacemos. Pero no te cambiaría nunca; así como eres tú, eres perfecto.

 

Contemplo el rostro de Wraith y acepto sus palabras.

 

—¿Qué quieres, Wraith? —pregunto con un tono casi irreconocible, como si estuviera seco, como si deseara no estar junto a él así. No podría soportarlo. No quiero volver a querer a una persona y ser abandonado.

 

—Quiero decirte que me gustas —Wraith revela con una mueca dolida—, que me gustas mucho, Void. Sé que tenemos un año de conocernos o un poco más, pero no pude evitarlo. De un tiempo para acá empecé a tener pensamientos contigo, y deseos…y… —Wraith esconde su rostro al agacharlo—, y quiero besarte, y quiero que ya no seas mi amigo, quiero que seas algo más. Te quiero mucho, y estoy enamorado de ti. Por eso… —siento que lágrimas caen de sus ojos porque llegan hasta mi brazo—, por eso no puedo soportar verte así.

 

—¿Te…gusto? —hago un esfuerzo por mantener la conversación lo más regular posible.

 

—Sí; mucho. Me gustas mucho, Void…y quiero que seas mi novio.

 

—Somos hombres, Wraith —uso una excusa cualquiera para negar el verdadero problema.

 

Wraith alza el rostro y veo sus lágrimas rondar por sus mejillas pálidas.

 

—¿Es…es un problema para ti? —pregunta Wraith con su voz quebrada.

 

—Nunca he salido con chicos.

 

—Oh… ¿Y no lo intentarías?

 

Retiro mi mano del tacto de Wraith y miro hacia el frente. Estoy consciente que ese no es el problema. ¿Por qué aceptaría salir con él? No hay sentido, ni siquiera una motivante real por mi parte. Lo único que haría…sería causarle problemas, hacerle llorar.

 

—¿V-Void? —Wraith toca mi hombro y gira un poco mi cuerpo para volver a encontrar su mirada con la mía—, ¿de verdad…es esa tu respuesta?

 

—Sí —miento otra vez.

 

En realidad no puedo ni siquiera comenzar por explicar todo lo que mi mente arroja en esos instantes. Es probable que no regrese a la escuela, que jamás vuelva a escuchar de Wraith…porque ya he tomado la decisión de abandonar a mi entrenador. No quiero seguir sintiendo esto, y no puedo engañar a Wraith. Es mejor una mentira, porque así solamente sería el rechazo por algo que no requiere mayor explicación.

 

—B-Bueno —Wraith replica al ponerse de pie y andar hacia el peinado—, pues no hay más que hacer. Lo intenté. Quería que lo supieras, porque te quiero y porque te considero mi mejor amigo y algo más. Pero no insistiré.

 

A diferencia de mí, Wraith no sabe mentir; porque su reflejo por el espejo es obvio. Su rostro está al borde del lamento profundo y veo que su cuerpo tiembla demasiado. Soy un idiota; y me doy cuenta tan tarde. He dañado a mi mejor amigo, a la única persona que ha estado para mí. Y ahora él experimenta ese dolor del rechazo.

 

—Wraith —me armo de valor para hablar—, lo siento; de verdad. El problema no es que seas un varón como yo; te mentí. El problema es que yo…me iré.

 

—¿T-Te irás? —Wraith gira para verme de frente.

 

—Sí. Mi entrenador ya lo sabe, pero no hará nada. De eso estoy seguro. Sin él yo no puedo pagarme el instituto y sabes que es un requisito tener un entrenador para ser aceptado aquí. No puedo decirte que también me gustas, aunque realmente me gustas más que un amigo, pero no puedo…no puedo replicar tus sentimientos en estos momentos, porque no tengo idea de lo que el futuro me depara.

 

—Void…

 

Y, sin previo aviso, Wraith se lanza hacia mí y me abraza. Respondo el mimo y dejo que su cuerpo, aunque un poco frío, me llene de calor. Cierro los ojos y escondo mi rostro en su hombro. Quiero llorar; lo sé porque mis ojos se llenan de lágrimas, pero lo impido. Siento que Wraith solloza y su respiración se corta por los lamentos que salen de su boca. Disfruto el momento como si fuera el último de mi vida y dejo que el aroma de Wraith impregne mis sentidos. Realmente fue un placer haberle conocido.

 

—V-Void…yo… —Wraith dice entre lamentos—, no quiero que te vayas.

 

—No tengo opción.

 

Ambos desprendemos nuestros cuerpos y decido sujetar su rostro entre mis manos. No sé desde cuando también comencé a sentir algo más allá que la amistad por él, pero estoy satisfecho al saber que mis sentimientos compaginan con los de Wraith. Es una lástima que tengamos que decir adiós. Pero un impulso me estremece y acerco mis labios a los de Wraith. Wraith cierra sus ojos y replica el beso cálido y tierno que doy. Por unos instantes cierro los ojos y dejo que nuestros labios se muevan lentamente y que todo lo demás desaparezca.

 

Sin embargo, un sonido nos separa. Busco mi teléfono en el bolsillo del blazer escolar y encuentro un mensaje. No puedo creerlo. Me siento con fuerza en el sillón y respiro con fuerza.

 

—¿Void? ¿Qué pasa, quién es? —Wraith cuestiona con rapidez.

 

No tengo idea de cómo actuar. ¿Debo sonreír?, ¿llorar?, ¿gritar de rabia?, ¿gritar de emoción?, ¿olvidar todo lo pasado como si no hubiera sido nada?, ¿aceptar lo que sea que ese mensaje significa? Niego con la cabeza y comienzo a llorar. Mis lágrimas caen a chorros y Wraith me abraza con calidez. Soy débil y no puedo contener las punzadas de dolor que hacen que mi pecho quede comprimido por cada suspiro que sale con las lágrimas. No sé qué hacer.

 

—¿Es él? —Wraith articula con un susurro.

 

Asiento con la cabeza.

 

—¿Quiere hablar?

 

—Sí.

 

—¿Y no le darás una última oportunidad?

 

No. No quiero. No sé. No puedo. No debo. Pero un rayo de esperanza aparece; ese mismo sentimiento que suele encapsularnos cuando contemplamos ese horizonte lleno de colores y como si el mañana deparara un futuro bueno, nuevo y cargado de sorpresas.

 

—¿Para qué? —cuestiono con dureza.

 

—Es tu entrenador, tu amo; es la persona que ha estado contigo desde que comenzaron su aventura, cuando apenas eras un pequeño… ¿Por qué no le permites explicarse?

 

—Lo único que ha hecho es ignorarme.

 

—Void —Wraith mueve mi cuerpo para contemplarme de frente—, tú también lo has hecho. Me has ignorado todo este tiempo, ¿sabes? Pero decidí darte tiempo, espacio, una oportunidad. Por eso te dije que hoy quería hablar contigo.

 

Suspiro con fuerza.

 

—Está bien.

 

—Puedo ir contigo, si lo deseas.

 

—Sí, por favor —pido como si fuera un crío.

 

Ambos nos ponemos de pie. Limpio mis lágrimas y tomo la mano de Wraith para salir de la habitación. Los nervios me matan, me carcomen como si algo corroyera mi interior, como esa sensación ácida que se incrusta en el estómago y hace que nuestro cuerpo arda.

 

Los dos caminamos hacia el exterior del edificio y yo mando un mensaje para decir que estoy afuera del auditorio, en la parte trasera. Wraith me mira de vez en cuando y sonríe con esa tristeza que parece natural en su semblante. No sé si son minutos o segundos, pero creo que el tiempo me está juntando una mala pasada, pues la espera parece una eternidad.

 

—¿Void? —la voz de mi amo se hace presente. Su imagen se acerca hasta Wraith y yo. Su cabello está desaliñado, pero conserva su color verdoso oscuro; sus ojos son de un tono café y su tez un poco descolorida y sin un brillo natural. Su rostro luce cansado y su cuerpo ha perdido quizá unos cinco u ocho kilogramos, por lo que su ropaje oscuro luce flojo—. ¿Por qué no me dijiste que hoy era el festival?

 

—¿Y para qué iba a hacerlo? —replico con enojo—, ya nada te importa.

 

—Claro que sí… —suspira—, mierda, sé que las cosas no han sido las mejores, pero ya no voy a seguir así. Te lo prometo. Pero, por favor, no te vayas. No sé que haría sin ti, Void. Eres mi Pokémon, y te necesito. Eres mi única familia.

 

Quiero golpearlo y hacerle ver que es un idiota. Pero también acepto que estoy feliz. Siento que mi cuerpo se espabila y que mis sentidos se agudizan.

 

—Con una sola condición —ofrezco por fin.

 

—¿Cuál?

 

—No más drogas. Y… Bueno, dos condiciones. Esa es la primera, y que Wraith pueda visitarnos más seguido. Ahora somos novios.

 

—¿N-Novios? —mi entrenador sonríe—. Vale, está bien. Haré lo que quieras, pero no te vayas. 

 

—No me iré —revelo con clama—, así que no digas más. 

 

—Gracias. Eh… ¿Quieren ir a pasar un rato en el festival? Ah…bueno, será mejor que los deje que disfruten a solas, ¿verdad?

 

—Sólo por hoy puedes acompañarnos —replico con una sonrisa en el rostro.

 

Y todo parece como un sueño; pero sé que no estoy soñando. O eso aseguro en mi interior; así que sujeto con fuerza la mano de Wraith para asegurar que existo en ese instante, y él sonríe y sé que no es una de esas fantasías por buscar la paz en mi interior. Lo sé. Estoy seguro de eso. Aunque parezca casi imposible de que todo esto haya ocurrido así. ¿Cierto?

Notas finales:

Si deseas inscribir a tu Pokémon, por favor, puedes hacerlo de la siguiente manera:

En un comentario, deja el tipo, sexo, nivel, gremio y apodo de tu Pokémon; si quieres puedes especificar el juego donde lo conociste. Debes especificar el nombre de entrenador y sexo del mismo. Una vez con esto, puedes agregar una sugerencia de qué tipo de aventura te gustaría que tu Pokémon pasara en la Poké-School.

Recuerda que se le asignará un salón y grado dependiendo de su gremio y nivel. De lo contrario, no podrá ingresar al instituto y convivir con los Pokémon que ya son parte del curso. También, del mismo modo, si especificas que no cuentas con una cantidad alta de dinero (en el juego o de manera ficticia) se le puede otorgar una beca; esto podrá repercutir en la manera de interacción con otros Pokémon, ya que Poké-School es un instituto prestigioso y que tiene muy marcada las clases de élite. Pero, descuida, esto podría agregar más sabor a la historia de tu Pokémon.

Cuando se publique un fic con tu Pokémon se especificará en las notas iniciales su origen, el nombre de su entrenador y el tipo de aventura que estará por vivir.

¡Recuerda, tu Pokémon podrá ser parte del instituto! 


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