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Día de caza por Aoli

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Notas del fanfic:

¿Cómo están mis cuarenterssss?

La inspiración me llegó para este fanfic cortito de dos capítulos. Espero que les guste, por fin me animé a hacer un mpreg como dios manda. Que siempre hablo de que es una temática que me encanta pero luego apenas aporto nada al fanfiction mpreg.

 

Ya saben, si el tema les provoca sarpullidos, el botón maravilloso de retroceder está ahí arriba en su explorador de internet.

 

Si les gusta por favor comenten, cualquier cosita que me digan ya soy feliz ^.^

Notas del capitulo:

Transcurre después de la 4º guerra ninja, donde Neji no muere por que no me da la real gana, he dicho XD

El rectángulo de luz proveniente de la puerta le dio de lleno en los ojos, Shikamaru los entreabrió y se giró perezosamente hacia el origen. La figura inconfundible de su madre se recortó frente a la luz de la mañana, mientras le decía que se levantase. Que Ino llegaría en poco tiempo.


 


El muchacho, que hace una semana había celebrado su 18 cumpleaños, se volvió perezoso al lado contrario, mientras los engranajes de su mente comenzaban a moverse tratando de recordar por qué tenía que levantarse pronto hoy.


 


- Shikamaru!, en pie! todavía tenemos mil cosas que hacer! Dios mira tu habitación, apesta a tabaco! ¿A qué hora te dormiste ayer? - la voz de su madre se desplazó por su habitación, sin duda recogiendo cosas. Luego se acercó y le arrancó las sábanas sin miramientos - ¡vamos, arriba! dios hijo la sacerdotisa estará aquí a las 11. Y todavía tienes que ducharte y todo...


 


Conforme la voz de su madre se alejaba pasillo abajo, la mente del muchacho finalmente se despertó. Con un gruñido se incorporó hasta quedar sentado, todavía sobre su futón. Con la mirada distraída hacia el patio interior y la sensación de que algo pesado y espeso se colaba en su estómago, se quedó sentado un rato tratando murmurando para sí mismo como para darse auto ánimos.


 


No era fácil, porque hoy era 1 de octubre. Día de la caza.


 


Y como bien le recordaron en numerosas ocasiones durante la celebración de su cumpleaños, era mayor de edad por fin, listo para casarse, según manda la tradición.


 


Genial.


 


Y la tradición en Konoha era que o bien tus padres te prometían en matrimonio, o bien participabas en el día de la caza. Día en el que, demostrando la "modernidad" de las aldeas shinobis, los hombres cazaban a las mujeres en el bosque del sur.


 


Si la idea de "cazar" a una mujer para traerla a la familia y continuar el linaje Nara le causaba alergia mental al muchacho, lo que se jugaría él esta tarde en la caza le daban ganas de vomitar. Porque a pesar de lo que había protestado, peleado e implorado; esa tarde correría con las mujeres.


 


Porque Shikamaru era un han'in'yoo, o, dicho de otra forma, un hombre que poseía la capacidad de reproducirse como mujer, en el caso en el que el sexo de su pareja resultase masculino. Eso era algo raro pero presente en la mayoría de las familias ancestrales shinobi. Un gen que de vez en cuando salía en alguna generación, con el objetivo de que las técnicas de sangre no se perdiesen. Shikamaru lo había estudiado atentamente todo esto durante su adolescencia, con la curiosidad propia de aquel que sabe que sus padres respetarán su elección y su puesto en el clan Nara no estaba en peligro.


 


La 4º guerra lo había cambiado todo. Había muerto tanta tanta gente, tantas kunoichi, tantos shinobis, su propio padre entre ellos...


 


Cuando en los preparativos de verano se había visto que para la caza de ese año habrían 15 mujeres para 70 hombres, ante el horror de Shikamaru, se había dado la orden de activar el gen a los tres han'in'yoo que había en edades de participar en la caza, de los 18 a los 20 años, Shikamaru entre ellos. También estaba Akiyo del clan Iburi y Sasuke del clan Uchiha, aunque este último había abandonado la aldea la noche anterior de la activación del gen, para gran consternación de algunos,entre ellos Naruto, que había salido tras de él, otra vez.


 


Shikamaru no le había extrañado, la idea de huir de una jauría de medio centenar de hombres no era agradable, pero él, como Sasuke, lo que mas temían era perder el apellido de su clan. El clan Nara lo era todo para él, el bosque y la biblioteca. Además tenía que cuidar de su madre ahora que su padre no estaba...


 


El timbre de la casa resonó sacándolo de su estado contemplativo.


 


Su madre pasó como una flecha por el pasillo para abrir la puerta, quejándose al pasar de que todavía no estuviese levantado.


 


Refunfuñando Shikamaru se puso de pie y se dirigió, detrás de su madre, a la cocina. Necesitaba un café urgentemente. Al pasar por la entrada pudo ver a Ino en la puerta.


 


- Perdón por llegar tan pronto, pero no podía dormir y la casa se me hacía muy vacía, ¡ah, Shikamaru!


 


El muchacho levantó levemente la mano para saludar, se volvió a meter la mano en el bolsillo del pantalón y prosiguió su marcha hasta la cafetera ignorando la conversación a su espalda.


 


- Ayss en fin, supongo que ya que mi hijo no se digna a ducharse, pueden empezar tú Ino.


- Si no es molestia.


- Ven, te enseñaré dónde he preparado tus cosas.


 


Ambas mujeres se perdieron pasillo abajo.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


Shikamaru estaba sentado en el porche elevado que daba al jardín interior, tenía la taza de café apretada entre sus manos en su regazo, medio vacía y ya fría.


 


Oyó pasos a su derecha y se giró. Ino se le acercaba embutida en una toalla y con el pelo mojado cayendo sobre su hombro. Cuando hicieron contacto visual le comunicó que el baño ya estaba libre. Shikamaru solo asintió con la cabeza y volvió a mirar al frente. Sin dar muchas muestras de que iba a ponerse en marcha en breve.


 


Dando un suspiro, Ino se acercó a él, se agachó para estar a su altura y le puso una mano sobre su hombro.


 


- Shikamaru... tienes que arreglarte y ponerte en marcha, no puedes estar ahí apático - le sacudió por el hombro ligeramente como tratando de hacerlo reaccionar. - Vamos, al menos piensa en tu madre...


 


- ¡Ya pienso en ella! - se giró enfurecido - ¡en como conseguir no abandonarla! No pienso jugar a este juego, voy a ir directo a la isla. Tsunade-sama me ha prometido que a pesar de la escasez de mujeres, el templo sigue siendo lugar seguro y ten por seguro que en cuanto den la señal de salida voy a ir como el viento para allá.


 


- Y estoy segura que conseguirás llegar, pero hasta entonces juega el papel y sigue la tradición.


- Esto es ridículo...


- No no lo es, para tu madre no. Esta como loca preparándolo todo para que este perfecto, te ha preparado el kimono de tu padre, incluso me está ayudando a mi ya que mis padres no...


 


Shikamaru se quedó callado, Ino había perdido a su padre en el mismo ataque que había matado al suyo, y la madre de Ino, Noriko, había fallecido pocos meses después. Suicidio. Su madre había insistido en que Ino se vistiese en nuestra casa, y no en la de algún pariente Yamanaka.


 


- Hazlo por ella Shikamaru, quiere que representes a los Nara con distinción en este día. Date un baño para purificarte, toma el té con la sacerdotisa, vístete con tus mejores galas, y luego corre como el viento si quieres. Pero representa bien a los Nara y hazla feliz.


 


Shikamaru dirigió su vista hacia la habitación de su madre, donde esta se arreglaba. Ino le dio un último apretón al hombro y se marchó para la habitación de shogi, donde tenía preparadas todas sus ropas.


 


El muchacho apretó los ojos, dejo salir el aire de sus pulmones lentamente y se levantó.


 


 


 


 


 


 


 


 


Cuando entró en la zona del recibidor con la yukata simple tradicional Nara, ropa adecuada para esta parte de la ceremonia, los cojines estaban ya preparados sobre el tatami y su madre peinaba el cabello de Ino una y otra vez para conseguir que se secase sin encresparse. Lo miró como para comprobar que todo estaba correcto. Él levantó los brazos a los lados como para invitar a que comprobase que lo había hecho todo bien y su madre le sonrió. Con un movimiento suave de cabeza le indicó el cojín que estaba al lado de Ino para que se sentase a esperar con ellas.


 


Esta parte de la ceremonia era a la vez simple y complicada.


 


La sacerdotisa vendría a prepararles el "té ceremonial". Más que un té era un brebaje preparado especialmente para reconocer cuanta experiencia sexual tenían. Shikamaru había intentado averiguar por todos los medios cómo funcionaba exactamente, pero no había encontrado ninguna referencia sólida. Sólo sabía que: originalmente tendría un color blancuzco, que tendrían que mantenerlo en la boca durante el tiempo que se les indicase y que después debían verterlo sobre un recipiente. Según el color, blanco-rosa-naranja-rojo, tendrían menos o más experiencia.


 


Los de más experiencia, rojo, saldrían en la primera oleada. Los que menos, blanco, saldrían poco antes de que dejasen salir a los hombres. Entre oleada y oleada había unos 5 segundos, preciosos segundos que le darían ventaja a Shikamaru para poder llegar sin problemas al centro del lago.


 


Ino le había comentado en confidencia que esperaba ser rojo, porque ya había tenido sexo con un shinobi de la aldea del rayo durante las celebraciones post victoria el año pasado. Shikamaru esperaba ser mínimo rosa, la cantidad de trabajo que tenía como consejero personal del Hokage no le dejaba mucho tiempo libre, pero si que se había besado con bastantes chicas y chicos y no precisamente besos castos.


 


Su madre finalmente terminó con Ino y, pasando por detrás suyo, recolocó los cojines libres, arregló los adornos, comprobó que no hubiese polvo en la entrada,...


 


Shikamaru ya había abierto la boca para decirle que se tranquilizase cuando se oyó las campanillas que indicaban el paso de la sacerdotisa aproximándose por la calle. Nerviosa, Yoshino les echó un último vistazo y se colocó frente a la puerta. Segundos después sonó el timbre y abrió la puerta corredera, hizo una reverencia y se hizo a un lado.


 


La sacerdotisa entró seguida de un ayudante que portaba un gran vasija a su espalda y una gran caja de madera en sus brazos que depositó junto al asiento de la sacerdotisa. Ino y Shikamaru miraron como hipnotizados como la joven sacaba con movimientos elegantes dos pañuelos y rebuscaba en una pila de cuencos de beber.


 


Sacó uno azul cielo con el símbolo de los Yamanaka de la pila, lo sujetó con ambas manos y se lo pasó a Ino diciendo su nombre, la muchacha lo recibió de igual manera haciendo una pequeña reverencia. El proceso se repitió con un cuenco marrón con el símbolo Nara para Shikamaru.


 


La muchacha sacó también un cazo para servir y una campana. Luego dirigiéndose a ellos procedió a explicarles con voz suave y pausada.


 


- Buenos días, soy la sacerdotisa Yume y hoy tendré el honor de ofrecerles el té de los dioses.- Todos hicieron una reverencia. - Deben entender que kami-sama no desprecia ninguno de los colores que surjan del té y que este proceso es para protegerlos a ustedes. Una persona que no tiene experiencia podría sufrir un trauma en la caza de hoy y kami-sama para evitar eso le otorga una bebida especial a aquellos sin experiencia previa para que en el momento en que sean cazados y reciban un beso entren en un estado hipnótico y no sufran.


 


Shikamaru nervioso tragó tratando de deshacer el nudo de su garganta. A su lado Ino se retiró la melena, un gesto que indicaba que también estaba nerviosa.


 


- Es por ello que les pedimos que dejen que el color del té verdadero salga y no intenten cambiarlo o traten de impedir que desconozcamos su situación actual de alguna manera. - Aquí hizo una pausa como para dar tiempo, los dos muchachos asintieron tímidamente para mostrar que lo entendían. - Ahora, les serviré a cada uno una pequeña porción del té ceremonial, deberán metérselo en la boca cuando toque por primera vez la campana, mantenerlo sin tragarlo o escupirlo hasta que toque por segunda vez la campana. Ahí lo depositarán con cuidado de nuevo en los cuencos. ¿Entendido?


 


Shikamaru e Ino volvieron a asentir y sacerdotisa y ayudante compartieron un gesto de asentimiento. Mientras se destapaba la vasija y con el cazo procedía a servirles el té, Shikamaru miró de reojo a su madre y está le devolvió un gesto de ánimo, tratando de tranquilizarlo.


 


 


Shikamaru levantó su cuenco junto a Ino, la sacerdotisa frente a ellos golpeó la campana por primera vez y con decisión se llevó el cuenco a la boca y lo bebió manteniendolo en su paladar. A los dos segundos la boca comenzó a arderle, como si se hubiese metido algo muy muy amargo, hizo un gesto ligero de dolor y la sacerdotisa le recordó que lo mantuviesen en la boca. Shikamaru cerró los ojos y aguantó.


 


Después de segundos interminables el segundo golpe sonó y se apresuró a devolver el maldito té que sabía a rayos al cuenco. Luego se lo quedó mirando estupefacto.


 


Su color era el blanco. El de Ino a su lado era un naranja tostado.


 


Diablos.


 


De forma automática, imitando el gesto de Ino, dejó el cuenco delante de él para que la sacerdotisa los viese. Mientras esta le indicaba a su ayudante los colores y echaba algo en el líquido que lo volvía sólido. Ambos chicos compartieron una mirada, al ver sus ojos Ino le puso una mano sobre su pierna, como tratando de darle apoyo.


 


En la puerta su madre recibía del ayudante dos prendas interiores de los colores adecuados, es lo que llevarían durante la caza.


 


Shikamaru no hacía más que hacer cálculos en su cabeza, tratando de buscar la estrategia adecuada que le permitiese huir con la mayor eficacia desde su posición, la cuarta oleada. Sabía que entre los chicos que participaban había shinobis con muy buen sprint, no es que pensase que ninguno estaría interesado en él pero...


 


A su lado Ino hizo una reverencia hasta el suelo y Shikamaru la imitó segundos después. Cuando se levantaron, los cuencos, pañuelos y demás parafernalia ya no estaban y la sacerdotisa se levantaba para ya marcharse. Desconcertado, Shikamaru trató de centrarse en el momento.


 


Su madre les hizo una reverencia de nuevo conforme sacerdotisa y compañía salían y le dio las gracias, cuando ya iba a proceder a cerrar la puerta, se detuvo y saludo a alguien. La gran figura de la madre de Choji, Chiharu, se adentró en la casa con una gran cesta de comida que había preparado para ellos. La dejó en el suelo de tatami y confidente los miró mientras con una sonrisa les preguntó cómo había ido.


 


Shikamaru se hizo un ovillo levantando las rodillas y apretándolas contra su pecho, mientras se masajeaba las sienes y dejaba salir un gruñido de fastidio.


 


 


 


 


 


 


Yoshino terminó de secar los platos que habían utilizado para comer y los colocó en su correspondiente armario. Dejó el trapo colgado en su sitio y se dirigió hasta la habitación de matrimonio, donde había dispuesto el vestidor de su hijo. Golpeó con los nudillos en la puerta y preguntó si podría entrar.


 


La voz enfurruñada de Shikamaru le dijo que si y abriendo y cerrando la puerta tras de si, entró en la alcoba.


 


- Es muy corto.


 


Se giró para verlo y observó enternecida como éste intentaba bajar la túnica blanca más allá de sus rodillas.


 


- Está perfecto, si es más bajo no podrás correr bien.


 


Con una mirada de anhelo observó el kimono que su marido había llevado el día de su unión, dispuesto en una percha, preparado para que su hijo lo vistiese.


 


Cogió el cinturón Nara que colgaba de un soporte a un lado y le indicó a su hijo que se diese la vuelta para atárselo. Era un cinturón de cuero de unos cuatro centímetros de grosor, con motivos de ciervos. Se ataba a la cintura y se dejaba caer los extremos por detrás, en una especie de "cola" que se suponía tentaba a los perseguidores.


 


Con un suspiro, Yoshino indicó a Shikamaru que se agachase para arreglarle el cabello. Él se puso de rodillas.


 


- ¿Pero cuándo has crecido tanto? Por dios, siéntate hijo que no llego.


 


Cogió un cepillo del aparador y comenzó a recogerle el cabello en un moño alto, trataba de aplanar lo que podía los rebeldes cabellos Nara de su hijo, tratando de que quedase algo mínimamente elegante.


 


- Mamá, me prometiste nada de adornos femeninos.


- Y no he incluido nada de ello - dijo decididamente mientras peleaba con un mechón rebelde.


- ¿Y eso? - dijo señalando a una serie de palillos metálicos con el sello del clan, que reposaban en una cajita preparados para colocar en el cabello.


- Eso son los mamori kanzashi - dejó de arreglarle el cabello y tomó uno para explicárselo. - Reaccionan con el chakra, - le infundió su chakra y el extremo del palillo se hizo más afilado, como un punzón - ¿ves? es para protegerte.


- Mama, se supone que no se permiten armas en la cacería - le dijo Shikamaru entre divertido y estupefacto.


- ¿Pero tú te crees que las kunoichi vamos a ir sin defensa? - le contestó cómplice con una sonrisa.


 


Shikamaru le devolvió la sonrisa alucinado y se giró mientras le comentaba.


 


- De todas formas voy a ir a la isla, no voy a participar en ningún juego.


- Si ya ya - contestó complaciente Yoshino.


 


Shikamaru se giró bruscamente y la miró fijamente a los ojos.


 


- Lo digo en serio mamá, no voy a dejarte. Tengo responsabilidades aquí, y no pienso renunciar a mi clan.


 


Yoshino se lo quedó mirando con el aliento contenido. Su pequeño hombrecito. Sin saber muy bien qué decir, intentó la respuesta neutral.


 


- Y yo te estaré esperando en el pabellón Nara - le dijo mientras le daba unos golpecitos en el hombro.


 


Shikamaru asintió y se giró de nuevo para que siguiese arreglándolo. Yoshino sabía que había acertado diciendo eso, pero algo en su interior le decía que debería decir algo más. Miró el palillo en su mano mientras un temor se apoderaba de ella, lo apretó con fuerza y le dijo a su hijo que se girase.


 


- Shikamaru, mírame, quiero que me prometas una cosa. - Se giró y ella tomó aire mientras preparaba su discurso. - Mira hijo, igual que con vosotros ha estado la sacerdotisa, a los hombres les hacen una ronda para explicarles claramente los colores y que antes de nada tienen que besar a su presa si lleva ropa blanca o rosa. - Comprobó que su hijo la seguía y retorciendo el gesto siguió. - Pero hay algunos que... digamos prefieren saltarse ese paso para que... bueno para que esté consciente y eso.


 


Su hijo lo miraba ligeramente asustado, sin saber bien a dónde quería llegar. Yoshino le sujetó de la barbilla y lo miro fijamente antes de seguir.


 


- Si alguno te caza, que vas a correr hasta la isla y eso pero... si alguno te cazase. Y ves que en vez de darte un beso... se pone a... bueno se baja los pantalones y se pone entre tus piernas - le dijo con furia - activas el mamori kanzashi y se lo clavas. Quiero que me lo prometas, se lo clavas y sales corriendo ¡y me da igual si es tu amigo o hijo del damyo o quien sea! - puntualizó mientras apuntaba con un dedo - quiero que me prometas. ¡mírame!. Quiero que me prometas que lo harás.


 


Su hijo con los ojos muy abiertos solo acertó a asentir con la cabeza.


 


Yoshino más tranquila, asintió más para ella que para él y le indicó que se girase. Luego se acercó a la cajita de los adornos y rebuscó entre ellos tratando de tranquilizarse. Le pondría uno al menos, el del...


 


Shikamaru de repente se levantó y salió corriendo abriendo de sopetón la puerta.


 


- ¡Hijo!


 


Yoshino se fue detrás de él y se lo encontró de rodillas en el porche, vomitando hacia la tierra del jardín. Mordiéndose el labio inferior, la mujer se acercó a su hijo y se arrodilló a su lado. Oyó la puerta del salón del shogi deslizarse y le hizo señas a Chiharu e Ino de que no pasaba nada, estas volvieron a cerrar la puerta con cuidado de no hacer ruido.


 


Shikamaru comenzó a temblar. Yoshino se abrazó/apoyó sobre la larga espalda de su hijo y con la mano derecha haciendo círculos para calmar las nauseas, le repitió una y otra vez, que todo iba a salir bien.


 


Todo va a salir bien.


 


 


 


 


 


 


 


 


Yoshino dejó caer otro paquete de estandartes Nara en un lateral de la entrada. Listones, cortinas, soportes de kimono y cojines de suelo completaban el extraño montón de cosas. Todo lo necesario para decorar el pabellón que les correspondía en la explanada que habían dispuesto a la cabecera de la cacería. Unos primos de su marido se habían encargado por ella de hacer la reserva de uno de los habitáculos que la aldea ponía a disposición de las familias. Y varios miembros del clan habían llevado y colocado ya el tradicional tatami y las decoraciones de ciervos. Solo faltaba las cortinas y algunos detalles de última hora. Chooza Akimichi le había prometido pasarse para ayudarla a llevar todo.


 


Oyó pasos acercándose por el pasillo y se giró a ver. Shikamaru se acercaba con andares extraños debido a no estar acostumbrado a llevar un kimono. El único alfiler de pelo que le había dejado colocarle sobresalía recto sobre su pelo recogido. Haciendo contraste, sus anchos hombros, heredados de su padre, llenaban la ropa de forma recta y permitía ver el motivo decorativo frontal con claridad.


 


Yoshino se le llenaron brevemente los ojos de lágrimas al verlo venir, de repente abrumada ligeramente. Por suerte el timbre la salvó y presta se giró y abrió la puerta para recibir a padre e hijo Akimichi. Los dejó pasar a la entrada de la casa, la cual llenaron con su voluminosos cuerpos y voces.


 


Shikamaru saludó con un gesto de cabeza a Choji, que llevaba puesta su indumentaria normal, ya que, para sorpresa de muchos, volvió de la guerra con una prometida y no iba a participar en la Caza.


 


Yoshino se descalzó para volver a entrar a la casa y avisar a Ino y Chiharu de que ya era la hora, la voz de Akimichi padre resonaba por la casa mientras le preguntaba a Shikamaru como estaba y le daba golpes en la espalda de ánimo.


 


Dejando a los tres caballeros atrás, llamó risueña en la puerta y la señora Akimichi le abrió con una sonrisa. Ino se giró para verla. ¡Estaba preciosa! Tenía el pelo recogido en un moño del que sobresalían trenzas retorcidas, sobre él descansaban nada menos que 6 alfileres Yamanaka dispuestos de forma que parecían un halo a su alrededor. El kimono de flores y el obi de jabalíes terminaban un conjunto muy armónico, que destacaba su cabello rubio.


 


Chiharu, orgullosa, fue pasillo abajo canturreando una melodía de desfile, para llamar la atención de los tres de la puerta. Ino fue tras ella, caminando elegantemente, y los piropos no tardaron en llegar. La muchacha un tanto ruborizada, pero encantada con la atención, se giró a un lado y a otro para que pudiesen apreciarla.


 


- Fotoos - canturreo Yoshino con la cámara en la mano. - Vamos, poneros los dos.


 


Shikamaru puso los ojos en blanco en gesto de desesperación, pero le siguió la corriente y se puso junto a Ino sobre el tatami del recibidor.


 


- ¡Ay! se nos olvidaba el parasol - intervino Chiharu mientras iba rápido hacia la habitación y volvía con el susodicho paraguas de papel. - No puede faltar un detalle de tu madre Ino, es tradición.


 


Ino cogió el parasol casi con reverencia y se le humedecieron los ojos, acto seguido ambas madres reaccionaron rápidamente haciendo que mirase hacia arriba mientras le abanicaban y le daban ánimos, tratando de que no se le estropease el maquillaje de ojos. Shikamaru estaba allí como un pasmarote, sin saber muy bien qué hacer.


 


Finalmente la muchacha consiguió controlarse y sonriente se colgó del brazo de su compañero de equipo y posaron sonrientes. Se hicieron unas cuantas fotos y luego obligaron a Choji a unirse y se hicieron otras cuantas más.


 


Yoshino habría hecho muchas muchas más, pero la cara de su hijo le dijo que ya estaba al límite y dejó que se fueran.


 


Mientras veía a su hijo, Ino y Choji, que los iba acompañar por el camino, alejarse. No pudo evitar emocionarse y se llevó el puño a la boca para evitar decir nada.


 


- Así de espaldas, me parece ver a Shikaku de nuevo - comentó con nostalgia Choza.


- ¿A qué si? - contestó Yoshino con el corazón en un puño.


- ¡Bien! - dijo el hombretón mientras se golpeaba el gran estómago a modo de tambor - ¿Qué es lo que quieres que lleve Yoshino?


 


Agradecida por el cambio de tema, la mujer se giró hacia el interior de su casa y se puso manos a la obra.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


Cuando Ino, Shikamaru y Choji llegaron al gran estadio de Konoha, las sombras de la calle les indicaron que serían ya pasada las 3. Siguieron las indicaciones a modo de carteles y llegaron a una de las puertas de acceso al área de espectadores superior, donde Izumo, ayudante de la Hokage, confirmaba el acceso e iba apuntado sus nombres en un cuadernillo.


 


Les dijo que Choji no podría pasar de ahí y con gran pesar se despidieron de él. Éste les deseo suerte y tomó camino para las afueras de la ciudad, hacia el campo donde se celebraría el evento, para ayudar con el montaje.


 


Ino y Shikamaru firmaron en el libro de registro y entraron en las escaleras que subían por el lateral, haciendo una curva. Subieron con dificultad por las escaleras debido al estrecho kimono, sobre todo el muchacho, y llegaron a al andanada, el pasillo techado que rodeaba todo el escenario de lucha.


 


Nada mas subir, pudieron ver ya varias mujeres vestidas con sus mejores kimonos, que con una taza de té en la mano comentaban entre ellas mientras se apoyaban en la barandilla y miraban hacia abajo, al escenario de lucha, desde donde llegaba el sonido de algarabía de lo que, Shikamaru sospechaba, era el grupo de hombres.


 


Nada más subir, a mano derecha, una mujer tras un mostrador les ofreció tazas de té a cada uno. En la mesa, junto a las bebidas había dos cestas con cintas de color larga, unas de color rojo para aquellas mujeres que tuviesen alguna incapacidad temporal para correr bien y otras de color azul, para aquellas mujeres que tuviesen como objetivo llegar al templo del lago y evitar así comprometerse a nada.


 


Shikamaru pidió una de las últimas e Ino le ayudó a atársela al recogido del cabello, de forma que colgase por detrás.


 


Una vez hecho esto, tomaron cada uno una taza, ante la insistencia de la mujer y se fueron hasta una zona de la barandilla, a la derecha del grupo de 5 mujeres que estaban charlando animadamente. En el otro extremo de la andanada, estaba Anko Mitarashi apoyada como distraída en una columna, Shikaramu supuso que era para vigilar.


 


Abajo, una treintena de hombres conversaban animadamente entre ellos e incluso se picaban los unos a los otros. La mayoría llevaba un conjunto hakama, de pantalón ancho y kimono superior; otros de familias antiguas, como la suya, Hyuuga, Yamanaka, Sarutobi, etc llevaban un kimono masculino con motivos de su clan.


 


Shikamaru paseaba la mirada por el grupo, sopesando las habilidades de cada uno, cuando la voz de Tenten a sus espaldas hizo que ambos se girasen. Recién llegada, acompañada de una amiga que no conocía pero sabía que era dos años mayor que ellos, las muchachas cogían cada una un vaso de té y se acercaban a ellos sonrientes.


 


Tenten solo llevaba dos palillos metálicos en el pelo, cosa que extraño al muchacho ya que la kunoichi era bien conocida por siempre llevar un arsenal encima y poco más que se esperaba que ella llevase la cabeza llena de esos "palillos ornamentales". Un reflejo de luz surgido del palillo de la izquierda le hizo mirarlos con más detenimiento, curioso. Ajá, eso explicaba todo. Los "palillos" que llevaba eran poco más que espadas en miniatura, y podría apostar que tenían el filo serrado y todo.


 


Tenten sorbiendo del vaso le miró divertida e incluso se inclino para que pudiese ver mejor.


 


- ¿Qué Shikamaru, te gustan los palillos tradicionales de mi clan?


 


Divertido, el muchacho levantó una ceja como diciendo "¿palillos?".


 


- ¿Y no tienes miedo de que se te claven si ruedas por el suelo o algo? - le preguntó en su lugar.


- Créeme - le confió la ninja con una mirada de suficiencia - si estoy por los suelos es porque estas dos preciosidades están ya fuera y danzando.


 


No pudo evitar sonreír ante la agresiva mujer, enseguida la voz atronadora de Rock Lee llamando a Tenten les interrumpió desde abajo donde hacia grandes aspavientos hacia su compañera de equipo. A su lado Neji Hyuga, que estaba tranquilamente sentado, también les saludo con un movimiento de cabeza.


 


La amiga de Tenten se puso junto a ellos en la barandilla y comentó.


 


- ¡Madre mía, apenas conozco a nadie! Tenten, ¡ponme al día!


- Pues a ver, el loco de Rock Lee es todo taijitsu, rápido pero fácil de engañar con cualquier cosa.


- Ajá.


- A su lado Neji...


- Si un Hyuga, ése con su Byuakugan cazará a la que quiera - contestó conocedora la muchacha.


 


Shikamaru, que seguía atentamente la conversación, iba a preguntar algo pero Ino lo hizo primero.


 


- Creía que no se podía usar chakra.


- Si, pero... - la muchacha alzo las cejas expresivamente - digamos que como la familia Hyuga es la que vigilará el bosque durante la Caza desde los lindes y todo eso, pues se les "permite" como deferencia utilizar el ojo blanco, no pueden usar ninguna otra cosa. - La muchacha dio otro sorbo antes de continuar - Además es un uso pequeño de chakra, cosas como acumular chakra en pequeñas cantidades, como en los pies para correr mas, está permitido.


 


Los tres ninjas asintieron para mostrar que comprendían lo que decía.


 


- Total, que habrá una señora Hyuga al final del evento, seguro.


- Eso si participa - dijo dubitativa Tenten.


- No lleva la cinta blanca.


- ¿El qué?


- La cinta blanca, mira - dijo señalándoles a Shino, que se encontraba en un lateral impertérrito, con sus perennes gafas de sol. - ¿Ves la cinta que lleva enrollada en el brazo? eso es como las cintas de las mujeres, es para indicar cosas. Blanca es que no van a correr, verde es que no son shinobis - y todos los cuatro miraron al grupo de aristócratas que discutían en otro rincón.


 


Aprovechando que la muchacha parecía estar bien puesta en todo el evento, Shikamaru llamó la atención sobre una mesa dispuesta cerca de la puerta norte de acceso a la arena, había siempre ahí un grupo de diez o quince muchachos que no le dejaban ver bien qué es lo que había allí.


 


Le dijo que era un mapa del área de bosque y lago que podrían utilizar. Contrariado por no poder verlo, Shikamaru se cruzó de brazos frustrado. Ino de nuevo dio voz a sus pensamientos.


 


- ¿Y nosotros no podemos ver un plano? Nos vendría bien para planificar...


- Nosotras lo veremos después. Cuando ya estemos todos, primero les darán una charla a ellos, entonces nosotras bajamos y ellos suben aquí. Bueno total, que habrá una nueva señora Hyuga esta tarde. ¿El inuzuka ese lo conoces?


 


Mientras las chicas seguían destripando a los distintos ninjas, Shikamaru les prestaba medio atención mientras hacía un barrido por el piso superior, para ver cuántos faltaban. Contó 16, incluyendo al otro chico con el que compartía el gen, que estaba andando de un lado para otro, claramente nervioso. Faltaba una de su grupo, volvió a hacer otro barrido y vio que era Sakura la que llegaba tarde.


 


Mientras hacía esto, las puertas de acceso del recinto de los chicos se cerraron, indicando, según su informadora personal, que ya estaban dentro todos. Dentro de la puerta, pegada a ella quedaron Ibiki Morino y Kotetsu Hagane. Los chicos por un momento se los quedaron mirando para ver si sucedía algo, pero al ver que ambos ninjas permanecían de pie a la espera, volvieron cada uno a su conversación.


 


Mientras las tres chicas a su lado seguían discutiendo, Shikamaru trató de contar a los que estaban abajo, ya que a simple vista parecían un grupo mucho más grande que sólo los sesenta y cinco que se suponían que vendrían. Tal vez era solo un efecto visual, y que simplemente le pareciesen mucho porque su cerebro solo los asimilaba como enemigos y sabía que estaban en gran inferioridad numérica...


 


El sonido seco de las puertas de arriba al cerrarse captó su atención y se giró al ver. En la puerta una ligeramente molesta Tsunade miraba al grupo, con Sakura cogida del codo. La muchacha tenía el bajo del kimono estropeado y algo sucio, como si hubiese sido atacada o algo.


 


Tsunade los rodeo de camino a donde estaba Anko, que se acercaba en dirección contraria. Al pasar por su lado dejo ir a Sakura y esta se juntó rápidamente con Ino.


 


- ¿Qué te ha pasado? ¿Te ha atacado alguno de los chicos? ¿A quién tenemos que patearle el trasero? - las tres kunoichi llovieron a preguntas a la pelirosa mientras estaba negaba con la cabeza y decía que no pasaba nada.


 


Luego, en confidencia, se acercó más a donde estaban Shikamaru e Ino y les confesó que había tratado de salir de la muralla, tratando no sabía muy bien qué. Dijo también en un susurro que pensaba que Naruto y Sasuke podrían llegar a la ceremonia.


 


Shikamaru no sabía muy bien qué contestar, pero Ino enseguida tomó las riendas de todo y dándole ánimos acompañó a Sakura hasta la mesa de la entrada donde tomó una de las cintas azules y se la ató al pelo, como antes había echo con él.


 


El golpe de dos palmadas para llamar la atención lo llevó a enfocarse de nuevo en Ibiki, que llamaba por señas a todos los hombres a acercarse para oír lo que tenía que decirles. Tras él la puerta de abrió parcialmente de nuevo para dejar paso a Kakashi. Ibiko lo miró y ambos asintieron, la arena se silenció de inmediato.


 


No todos conocían a Ibiki, pero sí la autoridad de Kakashi, al cual Tsunade ya había nombrado sucesor y todos sabían que era cuestión de tiempo que se convirtiese en el sexto Hokage. Ibiki se aclaró la garganta.


 


- ¡Bien, normas! ¡Ni armas, ni ataques de chakra! Quiero una cacería limpia y en condiciones. Una vez que una pareja se hayan acostado, la chica no es eligible. Cuando el chico esté llevando en brazos de vuelta a la chica, ambos son intocables, ¡sobre todo si la chica está inconsciente! ¡¡¿Entendido?!!


 


Mientras resonaba un si general, arriba sonaban algunas voces preocupadas por lo de "inconscientes". La amiga de Tenten les dijo que no se preocupasen, que simplemente podía ser por agotamiento o por falta de chakra si se quedaban embarazadas. Por eso lo remarcaban como intocables.


 


Abajo Ibiki seguía.


 


- ... me da igual que alguno tenga una hermana o algo entre las presas, ¡cada uno a su cosa! ¡Las alarmas! Debéis estar atentos a los sonidos de este silbato, - a su lado Kakashi se llevó un gran silbato a la boca y un pitido sonó alto, claro y corto por todo el recinto - ¡primero saldrán las presas!, rojas, naranjas, rosas y blancas - dijo haciendo gestos con la mano, como mostrando cada oleada. - Habrá cinco segundos entre cada silbato, detrás de las blancas saldrán ustedes.


 


Algunas caras entre los chicos se volvió para comentar entre ellos, excitados.


 


- ¡Cuando todas las mujeres hayan sido apresadas o hayan llegado al templo!, sonará esto - pitido largo, que se repetía una y otra vez - todos los que queden en la zona deberán volver ¡inmediatamente! Hay otro sonido que puede sonar en caso de que se tenga que suspender el evento a medias, -esta vez fue Kotatsu el que se llevó lo que parecía un cuerno a la boca, el sonido grave y largo, resonó por las paredes varias veces gracias al eco. - Esto quiere decir que tienen que abandonar la cacería inmediatamente y regresar al interior de las murallas.


 


Shikamaru supuso que esto sería una forma de reunirlos si Konoha sufría un ataque repentino en medio del evento.


 


Abajo Ibiki volvió a preguntar si estaba todo claro y tras la respuesta afirmativa general, dirigió su mirada hacia arriba y él y Anko intercambiaron un gesto de asentimiento.


 


Anko los llamó y les dijo que la siguiesen. Las puertas se abrieron de nuevo, e Izumo solícito las mantuvo así mientras todos pasaban por ella. Junto al grupo de diecisiete, bajaron Anko, la mujer que les había ofrecido té y Tsunade cerrando la retaguardia.


 


Bajaron de nuevo por la escalera pero esta vez giraron hacia la derecha para encararse a la otra puerta de acceso de la arena. Ahí los hicieron esperar mientras los murmullos de las voces femeninas se hacían cada vez más altos mientras se susurraban entre nerviosas y excitadas las unas a las otras. Algunas pidieron ir al aseo y otras se retocaban un poco el peinado o la ropa.


 


Shikamaru aguantó impertérrito los minutos que los tuvieron ahí, suponiendo que estaban esperando a que los chicos abandonaran la arena.


 


Pasado un tiempo la puerta de acceso se abrió y Shizune apareció por ella, confirmó algo con Anko y abrió las puertas de par en par.


 


- Bien, ahora entrar y esperar. En el otro extremo, junto a la puerta, hay un mapa de la zona de caza, por si alguno quiere echarle un vistazo. ¡Vamos!


 


Shikamaru decidido siguió a Ino y Sakura hasta el recinto y marchó con ellas hasta el plano, dispuesto a buscar la mejor ruta.


 


 


 


 


 


 


 


Plano estudiado, e Ino y Sakura aconsejadas, el muchacho estaba tranquilamente charlando con ellas de cosas sin importancia, tratando de ignorar los comentarios que les llovían desde la andanada. De repente por el rabillo del ojo vio que las cuatro kunoichis responsables de ellos se dividían cuatro cojines de colores y ponían uno en cada tarima elevada que se encontraban más o menos en cada punto cardinal.


 


Con aprensión las vio colocar un cojín rosa en la que tenían más cerca y sospechó que los iban a dividir por colores. Fantástico, pensó con ironía.


 


Efectivamente no bien habían terminado de colocar todo, Anko los volvió a reunir y les indicó que se colocaran según su color.


 


Shikamaru fue hasta el blanco, entre el silencio del recinto. Todas las chicas estaban de repente muy calladas, tal vez por notar la presión de decenas de ojos observándolos atentamente desde arriba.


 


Junto a él se sentaron dos chicas más. En el rojo estaban Tenten, su amiga y el otro chico, al que Shikamaru miró con envidia. Ino se había alejado en la otra dirección, junto a otras seis chicas. Las cuatro restantes se sentaban alrededor del cojín rosa, Sakura entre ellas.


 


Nervioso, Shikamaru miró hacia arriba, a la andanada, y en seguida se arrepintió y bajó la vista. Era como volver a los exámenes Chuunin, siendo el foco de atención de todo el público que lo miraban con ojos de halcón. El muchacho se retorció las manos, sin saber muy bien qué hacer con ellas.


 


En el centro, Tsunade, Shizune, la kunoichi y Anko se habían reunido y comentaban en voz baja entre ellas. Tsunade se giró hacia el grupo rosa, como contando y le pasó algo a Shizune. Luego asintió y las cuatro se giraron y se dirigieron cada una a un grupo. Al blanco se acercó la misma Tsunade.


 


Cuando se acercó, les dedicó una sonrisa para tranquilizarlos y se acuclilló a su lado, haciendo un pequeño corro. No habló en voz alta, como había hecho antes Ibiki, ya que lo que le iba a decir era solo para ellos.


 


- Bien - abrió su puño y les enseñó tres bolas de lo que parecía ser un dulce de color verde claro. - Si alguien tiene que beber agua o algo que lo haga antes de tomarlas, no se puede comer o beber nada hasta el fin de la cacería o perderán su efecto.


 


Vale, era lo que se suponía que iba a meterlos en un estado hipnótico durante... bueno, su primera vez. Shikamaru tragó saliva y alargó la mano como los demás para recibir su ración y sin pensarlo mucho se lo llevo a la boca y masticó decidido. Era ligeramente gomoso y dulce.


 


Mientras lo tragaba Tsunade les siguió hablando calmadamente.


 


- Algunos consejos extra, cuando estéis esperando para salir no miréis hacia atrás, ni preocuparos del grupo de hombres. Centraros en correr y llegar al bosque. Habrá ninjas de Konoha de nivel Jonin entre vosotros y el grupo de chicos mientras se espera para salir, así que ninguno se acercará a vosotros. Harán ruido, gritarán y estarán muy alterados, pero que eso no os apabulle - les dijo haciendo contacto visual con cada uno de los tres para confirmar que lo entendían. - ¿Vale? ¿alguna pregunta? - les dijo dulcemente.


 


Los tres negaron con la cabeza y sin más se levantó y se giró para ver cómo iban los otros grupos.


 


Shikamaru tratando de distraerse miró hacia el grupo de Tenten, esta los miraba de reojo mientras asentía seriamente a lo que fuese que les decía Anko.


 


Desde la andanada de pronto llegaron voces de mando, y Shikamaru se arriesgó a volver a mirar y vio que todo el grupo superior estaba en movimiento, mientras les gritaban que se colocasen en fila de tres. Supuso que se estarían preparando para el desfile que los llevaría desde el estadio hasta la zona del evento.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


Shikamaru iba en la última fila del grupo de mujeres, por su altura. Delante, por la zona donde iniciaba el grupo de los chicos, ya entraban en el recinto semicircular, a cuyo alrededor se disponían lo que parecía ser pequeños porches de madera elevados, individuales para familias poderosas, o múltiples para aquellos de familias más modestas, o sin padres.


 


Conforme iban entrando por la puerta la formación se rompía y cada chico corría con sus parientes para quitarse las ropas de gala. Algunos, como Kiba, ni siquiera esperaban a estar detrás de la cortina para empezar a desvestirse.


 


Shikamaru se acercó al cubículo donde ondeaba el estandarte de los Nara, uno de los más cercanos a la línea de salida, de 4x4 metros aproximadamente. Su madre lo esperaba sonriente, dejó los zapatos de gala en la entrada y subió al tatami. Detrás de él se cerraron las cortinas lo que amortiguó algo el murmullo de fuera.


 


El muchacho respiró aliviado por este pequeño momento de paz y privacidad.


 


En la pared del fondo estaban dos soportes de kimono, uno de ellos vacío para poder colgar su kimono de gala. Al otro no le dedicó ni medio segundo de atención, era tradición llevar uno adicional para recibir a la pareja en la familia. Se hubiese utilizado quizá, en el caso de que el hubiese participado como cazador y no presa, ya que si hubiese conseguido a alguien seguro que lo habría traído a su familia.


 


Shikamaru prefería no pensar en cosas que ya no tenían solución. Con ayuda de su madre se quitó el obi y el kimono de su padre y lo colgaron con cuidado en su lugar. Luego el muchacho se calzó las zapatillas especiales para correr, de forma que no estuviesen ni muy sueltas ni muy apretadas. Finalmente su madre le arregló por última vez el cinturón Nara y se aseguró de que el palillo del pelo estaba bien sujeto.


 


Hecho esto, se puso frente a él y rodeándolo con sus manos en el mentón, buscó el contacto visual.


 


- ¿Tienes ya planeada la estrategia? - pregunto conocedora.


- Si.


- ¿Te has tomado el dulce que te han dado? - Shikamaru asintió - ¿Todo completo? - volvió a asentir. - Bien, bien.


 


Shikamaru no podía leer la expresión de su madre, así que simplemente asintió de nuevo tratando de reconfortarla. Algo difícil contando con que él era un manojo de nervios. De repente, su madre lo abrazó con fuerza y se quedó así, pegado a él durante más de un minuto.


 


Sin saber qué hacer, devolvió torpemente el abrazo.


 


 


 


 


 


 


Cuando finalmente abrieron de nuevo las cortinas, los hombres estaban esperando en el centro del claro en una fila. A la cabecera Izumo les daba a cada uno algo que debían comer delante de él y que, por las caras, debía no saber muy bien. Una vez hecho eso, les dejaba pasar hasta la zona de escaleras, donde debían esperar. Iban todos con el pecho descubierto y con una especie de pantalón negro ancho y las zapatillas de correr.


 


A Shikamaru le indicaron por señas otra forma de bajada lateral, que lo colocó delante de los hombres, en la última fila de las mujeres. Ino lo vio llegar e intercambiaron unas últimas palabras de ánimo.


 


De fondo sonaba una grupo de tambores para animar la fiesta. Su retumbar marcaba el ritmo del corazón de Shikamaru, cada vez más acelerado. Ahora entendía las palabras de Tsunade de no dejarse apabullar por los hombres, la tensión detrás de él se podía casi palpar y no paraban de soltar gritos e ir de un lado a otro. Alterados.


 


Shikamaru trató de mantener la cabeza fría.


 


Saldría como una flecha por el flanco derecho, donde estaba más cerca la línea de árboles. Una vez protegido por el bosque, debía mantenerse alejado del grupo de chicas para no tropezar con ninguna e ir, sin detenerse, más o menos recto, hasta el lago.


 


Shikamaru sintió un escalofrío en la espalda, miró hacia abajo y comprobó que sus piernas estaban temblando. Trato de saltar de un pie a otro y sacudir sus brazos para relajarse y a la vez prepararse para correr.


 


Delante de ellos Anko les hacia señas para que se separasen, Shikamaru trató de ponerse lo más a la derecha posible. Seguía saltando y controlando su respiración, tratando de mentalizarse. El estómago lo tenía hecho un ovillo, detrás de ellos un aullido potente resonó, por encima de los tambores.


 


Kakashi se puso delante del todo, más o menos en la mitad y volvió a indicar a las chicas que seguían apiñadas en medio que se separasen. Luego hizo una señal, los tambores pararon y se llevó el silbato a la boca.


 


El pum-pum del corazón de Shikamaru le retumbaba por todo el cuerpo, como si fuese un eco de los tambores. El silencio se hizo en el claro a la espera de la señal.


 


El pitido sonó estridente y tres manchas rojas salieron corriendo hacia delante, los músculos de las piernas de Shikamaru parecían pedirle que saliese corriendo con ellas 1, 2, 3, 4, Pitido, las naranjas, el grupo más numeroso, se puso en marcha y sus pasos resonaron en el silencio del claro. 1, 2, 3,4 Pitido, las rosas partieron en diferentes direcciones y Shikamaru tensó el cuerpo y mandó chakra a sus pies. Ahora, ahora.


 


1, 2, 3, 4 Pitido


 


Dando un golpe en el suelo con el pie izquierdo, que estaba más retrasado, Shikamaru comenzó a correr. Le parecía ir muy lento, o que en cualquier momento se caería. Pero superó de lejos a los demás de su oleada y rebasó rápidamente a la rosa que tenía más cerca. A 5 metros de los árboles el retumbe de decenas de pies en carrera sonó tras él. Fustigándose mentalmente a si mismo llegó a la línea de árboles a la par que una de la oleada naranja.


 


Los árboles lo recibieron como un viejo amigo.


 


Con el corazón más suelto y el paso más seguro, Shikamaru amplió la zancada y enfocó todas sus energías en esquivar troncos y matorrales. Por el rabillo del ojo vio como una roja se subía a un árbol a pocos metros a su derecha, con la agilidad de una ardilla.


 


Uno, dos, uno, dos. Corre Nara, corre.


 


Dejó atrás a las chicas y la posibilidad de tropezar con alguna se esfumó. Esto le dio unos segundos de calma en los que se sintió libre de correr, como uno de los ciervos que tanto conocía, haciendo zig zag por entre los árboles.


 


Hasta que se dio cuenta de que había otro par de pies que resonaban detrás suya con fuerza, como a veinte metros. Abrió los ojos como platos, asustado, y con un ramalazo de adrenalina, apretó el paso al máximo.


 


Alguien lo estaba cazando.


 


Después de minutos que parecieron eternos, ambos corredores seguían su particular lucha. Debía ser algún ninja que pensaba que no tendría ninguna oportunidad de pelear por las kunoichi, después de todo, al no poder usar las sombras, Shikamaru era una presa fácil, con solo la velocidad como punto fuerte.


 


Los pies le comenzaban a arder y su costado le exigía a gritos que se parase a respirar, pero Shikamaru no se atrevía ni si quiera a aminorar el paso y se animaba mentalmente con que el lago tenía que estar ya muy cerca.


 


De improviso, con un pataplof, se hundió en el agua.


 


¡Mierda!, rápidamente infundió a sus pies del chakra necesario y trato de ponerse en pie para caminar por encima del agua. Le dio tiempo a poner ambos pies sobre la superficie y a vislumbrar el templo que era su meta, cuando algo se lo llevo por delante, sumergiéndolo en el lago.


 


¡Se ahogaba!


 


Unos fuertes brazos lo cogieron por la cintura y lo levantaron fuera del agua, Shikamaru trató de patalear y de quitarse los brazos de encima, pero solo consiguió que le sujetasen uno de sus muñecas contra pecho y que lo girasen en dirección al bosque.


 


¡¡No, no no, al bosque no. Tenía que ir a la isla del centro del lago!! ¡¡maldita sea!!


 


Gruñendo, siguió peleando con su cazador inútilmente. De hecho llegó a mirar los brazos que lo retenían para ver si eran de roca o algo porque no le parecía normal. La fuerza con que lo sujetaban le impedía respirar bien y se estaba empezando a marear.


 


De repente cayó con un golpe seco sobre un lecho de hojas del borde del lago, impulsándose con los brazos trato de girarse ytilizar el impulso para dar un puñetazo a quien fuese, luego mientras el otro se recuperaba se metería en el agua y...


 


El otro le paró el puño y le sujetó los brazos contra el suelo, poniendo su peso sobre ellos para aprisionarlo.


 


Vale, entonces fingiendo rendirme cogería el palillo de mi pelo y le atacaría una de las piernas, con la sorpresa le daría una patada para tirarlo hacia atrás, y ....


 


El recorrido de su brazo derecho se frenó y el otro forzó a sus brazos a alejarse a ambos lados.


 


Una voz llamaba su nombre una y otra vez, una mata de pelo mojado le caía sobre el rostro; pero Shikamaru solo pensaba en la siguiente estrategia, miró hacia el lago para pensar...


 


- ¡Shikamaru! - dos grandes ojos blancos se interrumpieron en su campo de visión.


 


¿Neji?


 


¿Qué? ¿Por qué?


 


- ¡¡Shikamaru escúchame!!


 


Se lo quedó mirando con los ojos abiertos de par en par, por encima de él Neji Hyuga respiraba aceleradamente, sin soltarlo. El pelo humedecido caía a ambos lados de su cara.


 


- ¡¡Qué cojones, Neji!! ¡¡Tú podrías tener a cualquiera, ¿por qué diablos me has cazado a mi?!!


 


Este chico debía ser idiota o algo. La mente de Shikamaru rápidamente pensó en que podría convencerlo de que no era tarde para tratar de buscar otro objetivo, seguramente el muchacho en su nobleza no había pensado en utilizar su Byuakugan al considerarlo hacer trampa o algo...


 


- Escúchame - dijo Neji, tomando aire, tratando de recuperar el aliento.


- Puedes utilizar tus ojos Neji, puedes buscar a una kunoichi adecuada, estoy seguro de que...


- Sshhh, escúchame - le interrumpió el muchacho - estoy justo donde quiero estar, y desde el principio tú has sido mi presa.


 


¡¡¡¿Qué cojones?!!!


 


- Escucha, tú quieres seguir siendo Nara para poder cuidar de tu madre, ¿verdad? y yo quiero abandonar a mi familia. Si te entregas a mi te llevaré al pabellón de los Nara, te doy mi palabra.


 


El cerebro de Shikamaru era incapaz de seguir maquinando nada, era como si algo se hubiese hecho añicos en él. Encima de él la voz de Neji seguía.


 


- No voy a tratarte como una mujer, respetaré totalmente tu posición como consejero del Hokage y espero conseguir que, bueno, te acabes sintiendo atraído por mi...


 


Shikamaru estaba tratando de pedirle a su cerebro una estrategia para llegar al lago, pero no conseguía encajar las palabras de Neji.


 


Neji se mordió el labio inferior y le miró atentamente, como calculando.


 


-Voy a soltarte, ¿vale?


 


Le soltó los brazos y se retiró de encima de él y Shikamaru se quedó en la misma posición, con los brazos en cruz contra el suelo, sin saber qué hacer. Conforme Neji se retiraba fue consciente por primera vez de la semidesnudez del Hyuga y de que su propia ropa blanca, empapada, se le pegaba a la piel. Tímido se cubrió con los brazos frente a él, como para protegerse.


 


Miró a su izquierda, al lago. Al lado del templo se recortaban dos figuras, seguramente ninjas de Konoha que esperaban a los que buscaban la protección de la isla. Luego volvió a mirar a Neji. Este se apartaba el pelo de forma que cayese sobre su hombro derecho. Su pecho, muy musculoso, subía y bajaba con la respiración. Shikamaru le preguntó a su mente interna si debía irse o quedarse, porque él era incapaz de decidirse.


 


Su mente interna guardó un concluyente silencio.


 


Neji le dijo lo iba a besar, como pidiéndole permiso. Se acercó lentamente, su pecho húmedo y fresco por el agua hizo contacto con los brazos cruzados de Shikamaru. Su aliento provocó que se le erizara la piel del cuello. Frenó unos segundos a escasos centímetros de su boca y finalmente cerró los ojos e hicieron contacto.


 


Shikamaru notó el calor de su boca, un regusto amargo de su lengua, y después de eso, nada.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


Yoshino había recolocado los dos pares de zapatillas tradicionales, por lo menos cinco veces; se había asegurado que los kimonos no estaban arrugados, dos veces; y había comprobado la posición del sol como ocho. Cuando el sol ya había empezado a ponerse habían encendido una gran hoguera en el centro y el grupo de percusión tocaba alegres melodías, como para animar a las parejas a volver del bosque y de paso indicarles el camino.


 


Algunas de las parejas que ya habían regresado bailaban en torno a la hoguera.


 


Hace hará un cuarto de hora, Sakura había regresado por la orilla sur del bosque, siguiendo el camino, acompañada de un Jonin. Venía del templo, había conseguido llegar sin ser cazada. La caseta de los Haruno estaba contigua a la suya, por lo cual Yoshino, cuando Sakura se disponía a entrar abrazada de su madre, le había preguntado por su Shikamaru. La muchacha le dijo que no lo había visto.


 


Así que Yoshino, asumiendo lo inevitable, permanecía ahora sentada atenta al bosque para ver en brazos de quién saldría su hijo de él.


 


El dueño del restaurante de cerdo a la plancha estaba paseando, iendo de un pabellón a otro, ofreciendo copas a todo el mundo. Su hijo había vuelto con una muchacha desmayada en los brazos, la primera del día. El equipo médico poco después había confirmado que era por estar embarazada. Ahora el flamante futuro abuelo recorría el semicírculo, compartiendo la dicha.


 


Otras cuatro parejas habían vuelto con la muchacha desmayada, pero Yoshino desconocía si era por agotamiento o porque iban a ser padres.


 


Otra sombra salió desde el bosque y todos los espectadores trataron de averiguar quién era. Una voz llegó hasta donde se encontraba Yoshino y la reconoció enseguida.


 


Ino.


 


Deseando saber quién la había cazado se puso de pie para tratar de ver mejor. Pero el ocaso apenas dejaba ver poco mas que unas sombras que se movían. Lo único que Yoshino podía sacar en claro era que la muchacha no estaba muy contenta con la forma de ser llevada en brazos, ya que se quejaba una y otra vez de que se le levantaba el vestido.


 


Cuando llegaron a la escalera el muchacho se detuvo, como calculando la mejor manera de subir. El hecho de que hubiese una escalera para llegar al claro era completamente a propósito y una especie de prueba de fuerza para los hombres.


 


Para sorpresa de todos, el muchacho ni corto ni perezoso, cambió la forma de coger a Ino, de llevarla en brazos como una princesa a cargársela al hombro como un fardo. ¡Y ten por seguro de que Ino no estaba contenta con eso! a pesar de que pudieron subir la escalera sin problema. La muchacha se levantó con los brazos para no colgar espalda abajo y refunfuñó.


 


- ¡¡Kibaaaa!!


 


Yoshino no pudo evitar reírse y los vio perderse dirección al puesto de los Inuzuka, en el cual, su nueva madre la esperaba con una sonrisa lupina y los brazos en jarras. Orgullosa.


 


En el puesto vecino, Sakura había salido a ver qué sucedía con su amiga y miraba divertida la escena. Un redoble de tambor sonó cuando Kiba depositó a Ino delante de la puerta y ella y la matriarca Inuzuka intercambiaron una reverencia. Luego Ino y Kiba entraron dentro y las cortinas se cerraron.


 


Los músicos comenzaron otra tonada alegre y Kizashi Haruno salió desde el pabellón vecino y se puso a bailar delante de su mujer y su hija, para hacerlas sonreír. Con el grito de "¡¡no más lagrimas por hoy!!", se puso a dar palmadas mientras giraba ridículamente, luego se acercó a su hija y le pidió que bailase con él.


 


Sakura, entre divertida y avergonzada trató de negarse al principio, pero, ante la insistencia de él, al final se unió a su padre y se dispusieron a bailar a la luz de la hoguera. Yoshino miraba la estampa familiar enternecida. La gente que estaba en la hoguera se giró hacia el bosque porque una nueva pareja había vuelto. Yoshino se giro también para ver y el corazón le dio un vuelco.


 


No se veía bien pero se notaba que la figura que iba en los brazos era una persona alta. ¿Podría ser Shikamaru?


 


Sakura y su padre también se habían girado a mirar, la muchacha debió pensar lo mismo y se acercó a preguntarle si podría ser él. Yoshino solo acertó a decir que pensaba que si, y preguntó ansiosa si sabían quién lo llevaba en brazos.


 


La figura se acercó lentamente, llegó al pie de la escalera y pareció como que se acomodaba el peso de sus brazos y tomaba fuerzas. Uno de los ninjas de Konoha que estaban esperando para apuntar a los llegados lo seguía de cerca pero sin intervenir, tal vez para poder apoyar en el caso de que el muchacho perdiese pie durante la subida y se cayesen.


 


Yoshino no conseguía ver movimiento por parte de la figura que descansaba en los brazos, ni tampoco una voz que le indicase a ciencia cierta si era su hijo. Se agarró a la columna de la izquierda con fuerza y observó como el pobre muchacho subía uno a uno los escalones, con notable esfuerzo. La gente desde arriba le iba dando ánimos.


 


Cuando iba ya por el cuarto escalón, la luz de la hoguera le dio de lleno en el rosto y se pudo ver perfectamente dos grandes ojos blancos Hyuuga. Yoshino trataba de asimilarlo rápidamente, pero no es fácil para un padre enviar a tu hijo a la caza sin tener ni idea de con quién volvería. Pensó que un Hyuuga no estaba mal. No vivían muy lejos de la zona Nara, eran también bastante tradicionales y el joven Neji tenía también fama de genio. Eso le dio esperanzas de la inteligencia de su hijo fuese bien apreciada.


 


El muchacho, apretando los dientes, consiguió subir el último escalón. Paro unos segundos a recobrar el aliento y para sorpresa de todos los presentes, giró para la derecha y se dirigió decidido hacia el pabellón de los Nara.


 


Yoshino lo veía venir como hipnotizada, sin saber si creérselo o no.


 


Los músicos fueron los primeros en reaccionar y comenzaron un nuevo redoble de tambores conforme el joven Neji se acercaba paso a paso hacia ella. Eso la hizo reaccionar finalmente y rápidamente ocupó su lugar en el cojín en el suelo.


 


El joven llegó como un espíritu ante su puerta y depositó con sumo cuidado a Shikamaru en el suelo del pabellón, desvanecido. Luego se arrodilló e hizo una reverencia hasta el suelo. Abrumada Yoshino le devolvió la reverencia y se levantó rápidamente para recibirlo, ayudarlo a quitarse los zapatos y subirse a la tarima elevada. Luego, con la ayuda de una sonriente Sakura desde fuera, cerró las cortinas. En ese momento Neji, agotado, cayó de rodillas al suelo.


 


Le sirvió el té de aceptación, como mandaba la tradición y el muchacho con los ojos entornados lo recibió con suma elegancia. Con las manos temblando por el esfuerzo.


 


Yoshino, que hasta ese momento no había sabido como comportarse con el misterioso muchacho, reconoció enseguida los indicios de que estaba frente a un hombre orgulloso, bueno, y si sabía de algo, era de tratar con hombres así.


 


Sonriendo, cogió el kimono del clan y se lo puso por encima. Ayudándole a colocárselo correctamente, para que cuando entrase la ninja médico a chequear a su hijo, su nuevo hijo estuviese presentable.


 

Notas finales:

Curiosidades varias:

  • Los distintos grados de color para la experiencia sexual son: rojo, que ha tenido varias veces relaciones sexuales y ha disfrutado plenamente de ellas sin dolor alguno; naranja, que ha tenido sexo por primera e incluso segunda vez, pero todavía puede resultar doloroso; rosa, han tenido sexo oral o masturbación; y blanco el resto.
  • A Shikamaru le supó extremadamente amargo el té porque él era blanco. Ino simplemente la encontró algo fuerte de sabor. Esto es un doble sistema para evitar que alguien pueda trampear el color por cualquier razón, como por ejemplo fingir que no es virgen para poder salir en una oleada anterior.
  • Para los chicos también pasa un sacerdote casa por casa. Este le explica detalladamente las reglas de colores y las normas. También les dan unas clases rápidas de sexología. No los criban por experiencia porque con el tiempo descubrieron que no servía de mucho y que era mejor explicarselos todo claro.
  • Ino utilizó los dos alfileres para atacar a otro chico que la descubrió en su escondite, ya que no le gustaba.
  • Sakura consiguió llegar hasta el lago porque, aunque no carge de chakra, sus puñetazos de por si son demoledores. A uno de sus víctimas tuvieron que ir a buscarlo y lo encontraron todavía inconsciente en el suelo.
  • Si alguien se pregunta como funciona exactamente lo del "desmayo" por beso, es por una combinación de distintas plantas que provocan un estado de hipnosis. Los blanco y rosas se toman la parte que se absorve rápido y es más bien dulce. Luego los hombres se toman la parte que se quedan restos en la boca y sabe a rayos.
  • El chico puede decidir libremente a qué familia ir con la chica en brazos, lo que pasa es que es muy muy raro que elija el clan de la mujer.

Besosss y gracias por leer.

El viernes subo el otro capítulo ^.^


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