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Jim y Stein por Lyub

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Notas del fanfic:

Hola! Aquí le traigo una historia de amor entre adolescenes. Espero sea de su agrado. Cualquier cometario que dejen se los agradeceré infinitamente. Gracias por darle una opotunidad a esta historia.

Cap 1: Jim y Stein

Jim no era muy guapo. Su cabello anaranjado y lacio caía sobre sus delgadas cejas rubias. Su piel pálida estaba cubierta de  pecas. Su nariz era alargada, un poco recta, pero redonda de la punta. Sus enormes gafas de pasta gruesa  opacaban sus ojos verdes, probablemente la única parte de su rostro rescatable. Medía apenas 1.53.

Jim lo sabía, él no era guapo, nada guapo. Pero era muy inteligente, brillante. El chico más inteligente que todos sus profesores habían conocido. Siempre obtenía la nota más alta posible en todo. Nunca había conocido a nadie tan brillante como él. Y eso, de cierta forma, le daba orgullo. No importaba que en 14 años de vida nunca hubiera besado a nadie, se consolaba al saber que con su IQ de 150 podría revolucionar el mundo. 

Ser inteligente era lo suyo. Nadie nunca lo había vencido en nada. Nadie nunca había sido tan inteligente como él. Hasta que ese ese maldito apareció. 

 

-“Stein”…¿Qué clase de nombre ridículo es ese?- decía para sí mismo Jim mientras caminada por los pasillos de la escuela. Llevaba puestos unos jeans holgados. Una camisa de cuadros, y debajo de ella una playera blanca con el símbolo de phi impreso de en color negro. 



-Hola Jim.- dijo una voz, y Jim alzó su vista para ver quien era. En los casilleros del pasillo, estaba recargado con sus pies descalzos y sus ojos negros, cuya mirada siempre solía ser tranquila, pero intensa y penetrante. Aquella mirada le ponía los pelos de punta a Jim.

 

-Muévete de mi casillero, Stein.- ladró Jim encarando a Stein, pese a que él le sacará más de una cabeza. El maldito medía 1.78.

 

-¿Nervioso por qué voy a patear tu lindo trasero en la feria de ciencias?- dijo Stein mientras se acerba a su oído para susurrarle dicha frase. Eran esas cosas las que también le ponían los pelos de punta a Jim, además de a hacer sus pálidas mejillas sonrojarse un poco. Lo que Jim jamás sospecharía era que Stein disfrutaba el causarle aquellas reacciones.

 

-Vete al diablo y lárgate de mi casillero.- dijo empujando con sus manos al a otro chico, pero este tomó una de sus manos y empezó a acariciar su palma.

 

-Mira las líneas de la palma de tu mano, ¿Sabes que dicen sobre ti?- dijo Stein, y Jim no supo porqué lo miró a los ojos esperando escuchar su respuesta.

 

-Está de aquí, dice que eres un chico brillante. Esta otra, dice que tienes unos ojos hermosos detrás de esas enormes gafas. Esta de acá, dice que voy a vencerte en la feria de ciencias de este viernes.- Stein decía lo que cada línea significaba mientras la acariciaba lentamente con el dedo índice. Eso también acusaba escalofríos a Jim, pero al mismo tiempo le gustaba sentir el tacto de Stein en su mano- Y esta, es la que dice todo sobre el amor en tu vida, ¿Quieres saberlo?- dijo finalmente sonriéndole.

 

-Tengo que sacar las cosas del estúpido casillero.- dijo Jim quitando su mano rápidamente de las garras de Stein- Además, crees en la ciencia, ¿Por qué crees en lo que dicen las líneas de la palma de la mano de alguien?-

 

-No creo en ello- contestó Stein encogiéndose de hombros- Sólo quería tocar tu mano.- 

 

Jim lo miró atónito. Stein rió de forma nerviosa mientras se finalmente se movía de los casillero. 

-Voy a patear tu lindo trasero en la feria de este viernes.- exclamó Stein con entusiasmo mientras se perdía entre el mar de gente de los pasillos.

 

-Ya veremos.- gritó Jim  a la par que abría la puerta de su casillero. Sacó unos gruesos de libros de matemáticas  y física.

 

-¿Qué tiene de lindo mi trasero?- murmuró con sus mejillas rojas, pensando en la agradable sensación de Stein a acariciando su mano.

 

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Stein odiaba usar zapatos. Sentía que limitaban su inteligencia. Era algo absurdo, pero sentía que así era. También lo sentía de esa manera con toda su ropa, pero no podía andar por la vida desnudo. Así que se limitaba a sólo andar descalzo. Los profesores siempre solían hacerla de emoción por eso. Pero al ver lo brillante que era, solían pasarlo por alto. Y cómo sus pies no apestaban, al final terminaban por olvidar ese pequeño detalle.

Stein era muy inteligente. Lo supo desde que era pequeño. Desde entonces era diferente. Comprendía siempre todo más rápido que los demás. No era muy bueno socializando con los otros niños, y de hecho prefería la compañía de los animales que las personas. 

A sus 15 años de edad, hablaba 3 idiomas y había construido su propia laptop cuando tenía  12. Le encantaba la informática, la programación y la robótica. Lo que más amaba en toda su vida eran la electrónica, los animales y sentir el pasto con sus pies. Era vegano. No consumía absolutamente nada que proviniera de algún animal. 

Stein, dentro de lo que cabía, era una persona simple y humilde, que vivía un poco encerrado en sí mismo. Era sorprendente, que pese a eso, no fuera virgen. Lo había hecho una vez, a los 14, con un chica. No es que la chica le gustara realmente, pero era muy insistente, y sintió curiosidad, y cedió. No había esto mal. Pero tampoco como para volver a hacerlo con ella. Desde entonces, no había vuelto a pensar en las relaciones humanas y todo lo que conllevaba eso. 

 

Pero un día, al cambiar de escuela, lo vio. 

 

Estaba limpiando sus enormes gafas cuando él llegó al salón. Y Stein pudo apreciar aquellos ojos verdes. Y le gustaron demasiado desde entonces.

 

-El es nuestro nuevo alumno, Stein James.- dijo el director mientras lo presentaba.

 

Stein no dijo nada, sólo se encogió  de hombros, mirando al chico de ojos bonitos, que ahora portaba sus enormes gafas. 

 

Le gustó Jim desde aquel momento. Luego le gustó más al verlo hacer rabietas cuando lograba ganarle en algo de la escuela. Le gusto aún más cuando pudo observalo duchándose. Y como Jim estaba más ciego que un topo, y el vapor nublaba su visión aún más, lo hizo por un largo tiempo y en más de una ocasión. Incluso se había masturbado una vez.

 

Decir que Jim le gustaba era poco. Le encantaba. Y solía demostrárselo de algunas maneras sutiles…y de otras no tan sutiles. Pero Jim parecía no entender. Stein comenzaba a desesperarse por eso. Ya hacía un año y medio que se conocían, el idiota de Jim parecía no entender. Y pronto ambos se irían a la universidad.

 

-Mierda.- dijo Stein caminando por los pasillos. 

Hoy, después de tanto tiempo, había logrado tocar su mano. Y ver como Jim se sonrojaba por eso. Le encantaba hacerlo sonrojar. Eso le daba la pequeña esperanza de que tal vez, en el fondo Jim sintiera algo por el.

 

Pero Stein, que además de inteligente era tremendamente astuto, tenía un plan para atrapar a su pequeña presa. Sonreía maliciosamente de sólo pensarlo, y sus ojos negros adquirían cierto brillo que reflejaba excitación.

 

-Te voy a atrapar Jim, y voy a hacerte mío.-

 


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