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La Bendición de Némesis por Silvia_Riffie

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Notas del capitulo:

Holas, les dije que hoy sábado actualizaría este fic y aquí está, ven que me estoy portando bien jajaja


Me quedo largo el cap, así que espero que tengan un momento de entretención. Solo les digo que apenas están comprando la carne para ser lanzada a la parrilla, falta mucho aún jaja.


Como siempre os digo gracias por su apoyo y amor,por leer y sus comentarios.


Disfruten el cap.


 

 


                       La mansión del Conde Uzumaki era una locura, toda la servidumbre  se movía con rapidez por todos lados.  Limpiando, ordenando, fregando los pisos de mármol; en el gran y hermoso jardín también era una cosa de locos,  los jardineros podaban con maestría los grandes setos, algunos eran de ciprés, de hortensias, ligustrina, muérdago, madre selva y pitósporos, creando un gran matiz de tonos hermoso todo coexistía en perfecta armonio, junto las flores y macetas del jardín.


Los sirvientes limpiaban con ahínco las fuentes de agua, pulían las estatuas de bronces para que resplandecieran mostrando toda su hermosura. En tanto otros decoraban el lugar, colocando mesas, hermosos manteles, vajilla hermosa y carísimos servicios, servilletas finamente bordados con el escudo de la familia Uzumaki un zorro.


Sí, en la mansión Uzumaki se iba a celebrar una de las más grandes fiestas en torno las conmemoraciones del Imperio del Fuego, cumplía quinientos años donde siempre la Familia Imperial Uchiha habían sido los regentes aplacados cada revolución, cada rebelde perdió la cabeza.


Aunque se especulaba que dentro de la Familia Uchiha había grandes conflictos, el Gran Emperador Tajima Uchiha se estaba debilitando de manera peligrosamente rápida; el primer príncipe Heredero Fugaku tenía una enfermedad poco conocida que le hacía peligrar la vida, por eso muchos temían que no fuese candidato para gobernar, a pesar de estar casado y con hijo de casi siete años;  por otra parte el segundo príncipe Tobi abdicó al trono, él era un alma libre un escritor que vivía de la aventura; el tercero Rai Uchiha si estaba apto para el trono pero no era muy querido por la milicia y la plebe, pero sí amado por los nobles, era el más ambicioso de todos y era capaz de todo por concretar sus deseos; el cuarto príncipe Madara Uchiha era el más apto para el trono, era el favorito por todos en el imperio, poderoso e inteligente, el gran comándate general de la milicia del Fuego, el único detalle era que no se llevaba tan bien con los nobles; el quinto Barú solo le importaba la milicia, siempre se quejaba con sus hermanos diciendo que era incapaz de tratar con la nobleza y todo lo que conlleva ser un gobernante, aún así estaba en la línea de sucesión;  los últimos dos pero no menos importantes, los mellizos Obito e Izuna, el primero también estaba en la línea de sucesión y era un gran seguidor de su hermano Madara, por último Izuna era un doncel sin posibilidades de optar al trono y solo ser la moneda de cambio de su padre para realizar alguna que otra alianza con algún país vecino.


El problema era que al ser siete hijos, se habían creados facciones a causa de esto, por lo cual era muy complicado para el emperador Tajima decidir a su sucesor, Madara tenía el favor de la milicia, de sus hermanos y de la plebe, pero Rai tenía a su favor a la nobleza. Se decía que se lamentaba que su hijo mayor Fugaku estuviese enfermo ya que él era lejos el favorito de todos.


Todos los Uchiha se identificaban por ser hermosos y guapos, de piel nívea, ojos y cabellos oscuros como la noche. Se contaba la leyenda que los primeros Uchiha tenían poderes especiales en sus ojos y que gracias a ello habían conquistado el imperio del fuego.


Minato observó todo el desmadre que había en el jardín desde el estudio del Conde Uzumaki, se había tomado un descanso de sus labores, Tonari convenció a su amo para que hiciese de Minato uno de sus ayudantes, ya que sabía escribir de manera impecable. Así que ahora transcribía cartas, ayudaba a pasar en limpio lo libros de contabilidad o cualquier cosa que le pidiesen en el ámbito de la administración, gracias a su vida anterior se las arregló para sorprender al Conde demostrando su inteligencia y suspicacia para ayudarlo en uno que otro engorroso negocio.


Si bien era un hecho en la mansión que el niño era el amante de su joven amo, ya al menos la servidumbre no era mala con Minato, ayudándolo cada vez que podía, brindándole comida, ungüentos y dulces de natilla para brindarle ánimos.


Habían transcurrido tres semanas desde que había vuelto a ese punto en el pasado, estaba seguro de su estado de gravidez, tenía nauseas matutinas horrorosas, dolores de cabeza, un dolor molesto en su pezones, normal porque comenzaban a desarrollarse las glándulas mamarias, que solo se activaban en el cuerpo de un doncel cuando entraba en gravidez. Aún faltaba mucho para tener pancita, pero no podía dejar de darse suaves caricias en el vientre y hablarle a su pequeño cuando estaba solo.


Gracias a un dato que Minato le dio al Conde salvó al imperio de hacer un trato que  costaría mucho dinero, al entregar una opción menos cara y más viable para innovar con la ganadería, el emperador estaba tan contento que le ordenó hacer la primera fiesta de celebración por el imperio a eso se debía toda la locura en la mansión.


Rai Uchiha sonrió al ver el rostro de sus hermanos que lo acompañaban en el carruaje rumbo a la mansión del conde Uzumaki,  todos sin ganas de ir a la fiesta, el problema de ellos era la poca diplomacia para tratar con los nobles. Esa era su mayor ventaja ante los otros, aún así le preocupaba la explosiva efervescencia de la popularidad con la que crecía Madara, tenía que deshacerse luego de él, si quería ser el próximo emperador.


Madara era la única verdadera competencia que tenía, era el general de la milicia del imperio del fuego, en las últimas campañas había mostrado lo letal y estratega que era. Debía hallar un modo de hacerlo desaparecer poniéndolo en contra de los demás, pero cómo hacerlo.


- De verdad debemos asistir – Izuna se quejó observando su traje, era la vestidura para un doncel de la dinastía imperial Uchiha,  pantalones negro de seda ajustados a sus caderas y piernas, y sobre él caía un hermoso cheongsam de seda azul medianoche, adornado con cordones de oro en las mangas y el cuello bordando con los hilos más exquisitos de origen noble, con el emblema de la familia un  “Uchiwa” un abanico de papel, que hacía la referencia que con éste artículo avivaban el fuego.


- Sí, no lo pienses tanto – Madara le dio una suave caricia en la cabeza  - Te ves hermoso –


Las mejillas de su hermano menor se tiñeron de rojo ante las palabras dichas, algo que no pasó desapercibido por Rai, que odiaba que Izuna le pusiese tanta atención siempre a Madara y no a él.


Madara observó por el rabillo de su ojo a  su hermano mayor Rai, tenía bastantes reticencias con él, había algo que no lograba que él, Madara, pudiese quererlo de la misma forma que sus demás hermanos, por otra parte le perturbaba lo celoso que era con Izuna, aunque le parecía descabellada la idea a veces no podía dejar de pensar que su hermano Rai deseaba su pequeño hermanito Izuna, bueno en su familia no sería raro aquello, a veces en el pasado había sucedido.


 Soltó un leve y casi imperceptible suspiro, dejaría pasar eso porque te tenía que pensar en cosas más importantes como la nota que llegó a sus manos de manera misteriosa.


“Si encuentra al marqués Jiraiya Namikaze y lo trae consigo a la fiesta del Conde Uzumaki, le prometo que la información que tengo para usted será de mucha utilidad, veamos en la caballeriza, pero solo estaré ahí si veo al marqués”


Si bien era algo que podría ser una trampa, por qué alguien justamente preguntaría por Jiraiya Namikaze, un noble del país de la hoja, que residía hace tres años en el país del fuego, era un escritor e historiador de prestigio, y uno de sus más grandes aliados. Obviamente fue fácil de convencer su hermano mayor Tobi tenía una relación cercana al hombre, por lo cual le pidió de favor que lo invitase a venir a la fiesta.


Venía en el otro carruaje con sus otros hermanos, camino  a la fiesta, Madara no estaba muy contento de ir la única razón era por la misteriosa nota que llego a él, a través del espía que tenía secretamente en la librería de la capital. Tenía curiosidad de saber quién conocía su el paradero de uno de sus más fieles espías.


                            Minato estaba vestido para la ocasión, no elegantemente vestido como sus amos pero tampoco con ropa de servidumbre, sino más bien algo intermedio, el Conde  le dijo que se mantuviera cerca de Kushina o Tonari, porque asistiría Mei y no quería problemas con ella.


Los invitados comenzaron a llegar, Minato sentía asco de ver la estúpida competencia que tenían los nobles por ver quién era el que tenía el carruaje mejor adornado, los cabellos más nobles, la vestimenta más de moda y elegante, quién tenía mejores pañuelos bordados, mejores accesorios, quién se atiborraba más de alcohol y comida. Mientras que la gran mayoría de la nación se atiborraban los estómagos de barro para saciar el hambre que poseían.


Una vez había jugado muy mal sus cartas en el pasado, de pésima manera, pero está vez gracias a toda la información que tenía iba a utilizarla sabiamente, cambiando no solo su destino sino él de varias personas en el camino, pero lo primero era asegurar la vida de Naruto sobre todas las cosas.


Ningún noble se fijaba en él, y eso estaba bien para él, no quería ser notado por todos aquellos, por lo cual se ubico en una esquina, siempre ayudando a sus compañeros de trabajo, acarreando bandejas, guiando a los invitados a sus mesas, estaba seguro que muchos creían que era aprendiz de mayordomo por su vestimenta y acciones.


Sintió ganas de vomitar al ver llegar a su némesis en persona, Mei Terumi bajando de uno de los más imponentes carruajes, vestida impecablemente con lo último de la moda, un vestido negro con detalles en rojo, y accesorios que hacia el complemento perfecto, su cabello castaño hermosamente peinado de una manera única y complicada, dando a entender su estrato social y que no cualquiera podía tenerlo porque además estaba adornado con pedrería costosa.


El sonido de sus hermosos zapatos de terciopelo negro de tacón alto sonó en el lugar, haciendo suspirar a mujeres y hombres. Mei era una mujer voluptuosa de generosos pechos y caderas, además la chica había sido bendecida por la belleza. La misma de una cobra hermosa pero letal y llena de veo, pensó Minato, la vio caminar con elegancia sin igual, realmente la mujer se había esmerado en arreglarse, claro estarían presentes los príncipes, en su anterior vida la mujer le había confiado en una vana conversación que realmente siempre quiso casarse con alguno de los príncipes Uchiha.


 Lamentablemente varios de ellos habían muertos ejecutados, sobre todo él que ella deseaba y amaba secretamente el príncipe Madara Uchiha. Como le fue imposible ser aceptada porque su nobleza no era tan alta para llegar a la familia imperial y además porque Madara había sido ejecutado en la guillotina, algo que pasaría en unos tres meses más si Minato no estaba equivocado, la mujer opto por quedarse con Kurama.


Minato hizo de todo su acopio para no vomitar o tomar un cuchillo y clavárselo en el corazón a la maldita arpía, él que nunca fue capaz de sentir odio en su vida anterior, ahora la sentía, con lo verla sonreír y moverse como si fuese ella la emperatriz del imperio, ella obviamente aún no sabía de él por eso ni siquiera recibió una mirada de desagrado de la mujer, algo que agradecía.


El galopar de varios caballos le indicó que la familia imperial estaba pronta hacer su llegada, eso sacó a Minato de sus pensamiento, en efecto en cosa de segundos aparecieron los más espectaculares y hermosos carruajes de todo el imperio, el Conde Uzumaki como anfitrión estaba lleno de orgullo, parecía un pavo con el pecho completamente hinchado, en cualquier minuto se podría reventar.


Todos los dejaron de hacer lo que estuviesen haciendo para presenciar con respeto la llegada de los príncipes de la corona, del primer carruaje bajó Rai, Barú, Madara y éste ayudo a bajar a su hermano Izuna.


Del segundo carruaje bajó Obito, Tobi, y para sorpresa de todos Fugaku bajó ayudando a su hermosa esposa la princesa consorte con un pequeño vientre creciendo, algo que al parecer ella no quería esconder sino acentuar su embarazo con el hermoso vestido verde menta que llevaba de finas telas que era muy simple lejos de todos los volantes y decoraciones que llevaban todos los vestidos que las mujeres nobles llevaban puesto ese día, Mikoto era una mujer de gusto sobrio pero elegante siempre marcando la diferencia entre todas las noble. Lo más bello era su rostro radiante de felicidad por la dulce espera de su segundo hijo que venía en camino. Por último bajo el Márquez Jiraiya Namikaze del reino de la hoja.


Minato sonrió feliz de ver al último hombre bajar, así que Madara Uchiha había cumplido su parte del trato, trajo consigo  al escritor, por tanto él tendría que cumplir su parte, tragó duro sabía que tenía cincuenta y cincuenta, podría ser que el príncipe no le creyese o quizás sí de cualquier forma, las cosas podrían salir muy mal para él, se encomendó a su diosa por su protección.


Él sabía muy bien que Madara tenía un espía en la librería nacional del imperio, porque en un tiempo más sería utilizado como chivo expiatorio para inculpar a Madara en unos complot que nunca existieron, culpándolos de la muerte de la esposa embarazada de su hermano Fugaku el envenenamiento tanto de éste como del emperador.


Minato estaba en gravidez y por su hijo sería capaz de cualquier cosa, y recordaba muy bien el aparatoso accidente donde murió Mikoto Uchiha en su carruaje en mal estado, sufrió pensando en lo horrible que debía sufrir un accidente sin poder salvar la vida en tu interior, eso  provocó que Fugaku perdiese la vida del impacto, a pesar de la leve mejora que había mostrado semanas antes. Sus ojos azules miraron al verdadero gestor de ese complot Rai Uchiha, el peor emperador de la historia del Fuego.


Sabía perfectamente lo que tenía que hacer en esos momentos, camino lentamente sin ser visto por los demás ya que toda su atención era para los príncipes, todos ya habían hecho la reverencia de respeto ante tales personajes. Era la parte de los saludos, muchos curiosos de ver al marques Namikaze ahí, muchos lo conocían de vista, pero muy pocos tenían el placer de conocerlo verdaderamente.


Jiraiya solo había asistido por insistencias del príncipe Tobi, a quien quería como un buen amigo, cercanos en edad, él tenía treintaiuno años de edad mientras que Tobi tenía veintiocho. El marqués no era amigo de las fiestas de noble, él prefería gastar su dinero en burdeles, qué  podía hacer, amaba el sexo era lo único que le quedaba luego que el amor de su vida desapareciera del reino de la hoja. Estuvo perdiendo su tiempo saludando a los nobles de la nación, escuchando sus estupideces, siempre había encontrado a los nobles tan banales, a diferencia de los plebeyos que estaban ricos de historias, pensando en cómo desearía estar en esos momentos en un burdel con algunas conejitas, sus ojos se fijaron en un pequeño jovencito rubio de ojos azules, quedo paralizado al verlo, se parecía demasiado a su antiguo amor,  lo vio idéntico con sus cabellos rubios y ojos azules, impulsivamente caminó hacía él de forma rápida.


Minato ni siquiera pestañeó al ver hombre que lo miraba como si estuviera viendo a un ángel, su corazón se aceleró, quería llorar de alegría, si solo en el pasado lo hubiera encontrado antes en su anterior vida, nada malo lo hubiera pasado.


- Muchacho buenas tardes – Saludó al niño.


Minato hizo una venia de respeto – Buenas tardes Marques Namikaze – Saludó con elegancia.


Jiraiya  observó al jovencito tenía tantas dudas  - Cómo te llamas y qué edad tienes – Preguntó curioso, era lo más importa y era mejor salir ello de inmediato.


- Minato, soy huérfano no tengo apellido, solo tendré uno si mi amo me lo otorga – Indicó – Tengo catorce años Señor – Le regaló una hermosa sonrisa, que a Jiraiya le voló la cabeza, conocía esa sonrisa, era la suya propia.


- … – Rápidamente comenzó a sacar cuentas, el último rastro que tuvo de ella fue hace un poco más de quince años escapando de la hoja al imperio del fuego.


- Mi madre solo dejó esto conmigo – Comentó el doncel de su pecho levantó una gargantilla de terciopelo y un cristal de aguamarina como un péndulo.


Era su mayor tesoro, las hermanas del orfanato habían guardado esa joya con recelo hasta los siete años de Minato para que él lo cuidara, le dijeron que ese era su seguro de vida junto con su bendición para que resistiera trabajando en la mansión del conde Uzumaki, nunca lo había usado hasta ese día, porque conocía el valor y la conexión que tendría Jiraiya al verlo, era su carta de triunfo.


- ¡Dios mío! – Jiraiya se dio cuenta entonces que ese muchacho era su hijo.


Solo existían dos dijes iguales, uno estaba en la rama principal de la familia Senju en manos de la princesa Tsunade, y el otro estaba perdido hasta ese instante. Anteriormente perteneció  Misato Senju, la única hija de Mitsubasa Senju, hermano menor del Rey Butsuma del país de la hoja. Ella fue el amor de su vida pero tuvo que escapar cuando su padre quiso casarla con noble de la nación del agua, sabía por rumores de la servidumbre que la muchacha se había ido a esconder al imperio del fuego, razón por la cual Jiraiya había ido muchas veces al imperio, hasta erradicarse, porque las malas lenguas decían que Misato había escapado embarazada.


El había estado fuera del reino cuando sucedió defendiendo  a su país cuando estuvieron en conflictos con el país de rayo y el agua. Al ver descubrió a su amada desaparecida, no hubo un solo día que no la buscó por todos lados, hasta rendirse y erradicarse en el fuego, sin ganas de volver a su país.


- Marques, gusta de una bebida – Kurama se acercó molesto de la interacción del hombre con su amante.


- Me gustaría beber una, gracias – Respondió aceptando la copa del heredero de la casa Uzumaki – Dónde está el Conde Uzumaki –


- Se encuentra con los príncipes –


- Con su permiso me retiro -  Dejo a la pareja en silencio.


- Qué quería – Kurama siseo con dientes apretados


- No lo sé en verdad Amo Kurama, solo me preguntó mi nombre y edad –  El rubio puso cara de inocencia abriendo sus hermosos ojos azules mostrando su completa sinceridad.


- Minato ve a la cocina puede que necesiten tu ayuda – Ordenó el mayor una vez creyendo en las palabras del menor, asimismo no quería que nadie viese a su hermoso amante.


El menor no dijo nada, solo afirmo con la cabeza y salió de ahí, sin ninguna intención de ir a la cocina. Minato tenía que correr hacia las caballerizas el lugar más descuidado en esos momentos, todos estaban atendiendo la zona de carruajes y en el jardín.


Fue hacia al final de la caballeriza donde estaba la hermosa yegua Kaze perteneciente a Kurama, acarició la cabeza del animal con amor, era una bella pura sangre de pelaje colorado, estuvo varios minutos acariciando al majestuoso animal, disfrutando de su compañía. El sonido de fuertes pisadas anunció que ya no estaba solo.


Madara espero los minutos suficientes luego de los saludos y de la presentación en la colorida fiesta, después un tiempo adecuado se excuso para retirarse, junto a Obito. Nadie les siguió porque tomaron el camino para los baños, pero se desviaron hacia las caballerizas sin ser notados.


Al ingresar vieron al mismo jovencito que había platicado cortamente con Jiraiya pero lo suficiente para crear un nerviosismo en él, tanto que había solicitado hablar a solas con el Conde, aún sabiendo lo poco educado que eso podría parecer.


- Buenas noches sus excelencias – Minato volvió hacer una venía de respeto ante los príncipes – Muchas gracias por traer al Marques Namikaze –


- Fuiste tú quién envió la nota – Madara enarcó una ceja, solo veía a mocoso enclenque frente a él.


- Sí, sé que puede ser un poco turbador por mi apariencia Príncipe – Expresó Minato con voz calma, nada en verdad como se sentía, en cualquier momento le fallarían las piernas, pero era el momento de corregir un pasado que no le gustaba – Tengo información vital para usted, pero solo para usted, el príncipe Obito si me disculpa deberá quedarse al margen –


Los hermanos se miraron intrigados por el mocoso insolente, pero el mayor de ellos le hizo a su hermano un movimiento con la cabeza para que vigilara mientras él caminaba hasta quedar frente al rubio. Madara tuvo que aceptar que el mocoso era hermoso, probablemente un doncel por su frágil apariencia, seguramente sería una belleza de locura en el futuro, tenía mucha curiosidad de ver como florecía aquella flor.


- Tengo información importante, en dos meses más habrá complot para llevarlo a la perdición mi señor – Reveló Minato con seriedad – Antes de que hable, escúcheme, su hermano mayor el príncipe Rai temé que usted le arrebate el trono, además sé que su hermano Fugaku está recibiendo tratamiento de parte de Orochimaru…Ahg –


Minato fue elevado tomado desde el cuello con una sola mano de Madara, se estaba quedando sin aire pero aún en esos momentos no puedo dejar de maravillarse con los temidos ojos rojos de un Uchiha, todos decían que era una leyenda pero él alcanzó a verlos en Itachi Uchiha el hijo primogénito de Fugaku Uchiha y quien lidiaría una rebelión contra Rai el mismo año que él fue condenado a la muerte.


- Cómo tienes esa información – Madara estaba furioso, cómo mierda se había filtrado tan delicada información, solo Obito, Bakú y él sabían del tratamiento de su hermano, además claro de un puñado de sirvientes, todo para evitar que Rai llegara al poder.


Odiaba los cabos sueltos, y que información delicada se filtrara, a pesar de todos sus malditos esfuerzos, peor aún que fuese un crío que lo descubriera.


- Rai lo sabe está envenenando la medicina que llega a su hermano y también la que llega al emperador – Habló con dolor por no poder respirar, ante lo dicho, fue soltado, cayendo al piso, el menor tomó grandes bocanadas de aire mientras tosía.


- Explícate -         


- el Príncipe Rai lo sabe tiene a más de un espía en el palacio de su hermano Fugaku, como en los de cada uno de los palacios de los príncipes, cuando la medicina es entregada por Orochimaru, él espía la contamina con un veneno de en dosis bajas no se nota el efecto hasta cuando ya no hay nada que hacer – Expuso – Pero el tercer príncipe  se está desesperando porque ve que su hermano mayor morir, sino que sigue mejorando, él el capaz de todo por el trono, necesita deshacerse del príncipe Fugaku y usted –


- Quién es el espía –


- La persona  que le entrega la medicina a su hermano – Minato sabía la historia porque lo usaron para acusar que era un complot de Madara, Obito y Bakú para deshacerse de Fugaku, y lo usó de prueba en contra de los príncipes – Su hermano hará dañar la carrosa de la princesa Mikoto en donde ella va a morir eso causará la muerte de su hermano por la impresión y a usted, y los príncipes Bakú y Uchiha serán acusados de traición y complot contra el imperio, se les acusará que trataron de envenar también al príncipe Rai –


- Cómo sabes todo eso –


- Usted no me lo creía, y tampoco estoy en condiciones para hablar de aquello, pero le aseguro que solo quiero el bienestar del imperio, y el príncipe Fugaku es la mejor opción para mantener tanto a la plebe como a la nobleza feliz. Igualmente sé de una persona que podría ayudarlo a mejorarlo con más rapidez a él y al emperador –


- No te creo –


- No tiene porque hacerlo, solo le proporciono la información usted vea lo que hace con ella – Minato se levantó y miró sin miedo al hombre que tenía sus ojos rojos activados – Son realmente bellos el carmín de los ojos de un Uchiha, su sobrino Itachi ya debe haberlos despertado ¿verdad? –


- …  – Madara se quedó en silencio, como ese chico sabía tantos secretos de su familia – Cómo sabes sobre nuestros ojos –


- Los tiene activado en estos momentos, puede usarlos en mí – Minato rogó que lo hiciera, si tan solo el Emperador Itachi hubiera estado en el imperio cuando fue  su ejecución él hubiera sabido que nunca tuvo nada que ver el complot de muerte del Marques Danzo.


- Lo dices porque no sabes lo doloroso que es –


- Si con eso me puede creer y evitar una muerte innecesaria de una madre y su hijo nonato lo haré, pero siempre y cuando no sea un dolor demasiado fuerte –


- ¡Ja! Casi te creo, pero claro había una trampa – Madara dijo con decepción porque realmente le estaba creyendo.


- Estoy en gravidez, tengo solo unas semanas – Reveló – Yo no importo, pero mi bebito lo es todo para mí, si su técnica me produce un dolor que no resisto, estaré con mucho estrés y podría perderlo y no puedo perderlo por nada en el mundo – Acarició con suavidad su panza para enfatizar sus palabras.


- Eres solo un crío – Madara lo miró preocupado por su condición – Cuánto tienes como doce años –


- Casi quince años, pero no es algo que busqué, el amo Kurama me tomó como su amante, no me gusta para nada pero el resultado de eso es lo que más amaré en mi vida – Dijo con pasión – Por otro lado usted me acaba de hacer un favor por eso le haré más de uno a usted si me promete ayudarme a proteger a mi bebé y a mí –


Madara no necesitaba usar su sharingan (el don especial que tenía su familia y la razón por la cual podían aplacar a los que se les rebelaban) para saber que el chico hablaba con sinceridad, sus ojos azules brillaban como fuego helado. Conocía muy bien la mirada de un hombre decidido a vivir costara lo que costara, el mocoso era valiente no había duda de eso, bueno sabía muy bien que un doncel y una mujer eran capaces de todo por la protección de sus hijos.


- Qué quieres a cambio – Sabía perfectamente que nada era gratis en la vida menos cuando se trataba de ese tipo de información.


- Seguridad –Señaló fehacientemente – Mi hijo es lo más importante para mí, pero necesito estar lejos de la familia Uzumaki o tanto mi hijo como yo correremos peligro, además necesito que alguien cercano a usted tome como esposa a Kushina Uzumaki, alguien que la proteja y la aleje de esta familia ojala en algún cálido –


- Está bien – Lo que pedía era muy aceptable, de hecho no era nada si lo que decía era verídico – Qué más sabe –


- Muchas cosas, pero ahora solo importa la vida de la princesa Mikoto y la mía – Dijo seguro – La princesa Tsunade Senju ella puede curar a su hermano, al igual que ustedes los Senju tienen habilidades especiales – Reveló.


- Vaya que estás informado mocoso para tu edad es algo increíble – Madara solo sabía que Hashirama Senju el siguiente rey de la Hoja tenía un poder único por controlar la tierra y la madera, algo que lo hacía temible, lo bueno es que eran excelentes amigos, así que dudaba que entraran en conflictos las dos naciones. – Cómo se supone que traeré a Tsunade sin levantar sospechas –


- El Marques Jiraiya tuvo una relación ilícita con Misato Senju, la amada prima de la princesa Tsunade, y yo soy el resultado de esa relación – Reveló – Por eso necesitaba que trajera a mi padre aquí, sabía que él sabría de inmediato que era su hijo –


- Si que eres un mocoso de cuidado – Flipó por la manera de mover los hilos  el menor para su edad.


- Un padre hace lo que sea por un hijo, y yo estoy dispuesto a todo por mi Naruto – Expresó con resolución.


- ¿Naruto? –


- Mi hijo, lo llamaré así – Dijo sonriendo hermosamente, cosa que deslumbró a Madara quién tuvo que pestañear. – Tsunade vendrá a conocerme, mal que mal soy hijo de su amada prima y ahí podrá pedirle que cure a su hermano -


- Bien, algún otro favor, es el momento de hacerlo – Habló ya había pasado varios minutos lejos de la fiesta, pronto comenzarían a buscarlo.


- Lleva a mi padre al orfanato que está a las afueras de la capital, ahí podrá confirmar la verdad, debe ser con urgencia, porque Kurama hará lo que sea para retenerme a su lado – Se abrazó a si mismo asustado, ya no quería pasar más tiempo con él.


- Lo haré cuando nos marchemos de aquí – Aseguró.


- Perfecto, me iré porque seguramente me estará buscando, con su permiso – Hizo una última venia para salir corriendo de ahí.


-Qué te dijo ese niño – Obito miró a su hermano observado como el mayor tenía activado el sharingan – Madara qué le hiciste a ese niño – Asustado de haberlo dañado, aunque le costaba creerlo ya que el joven había salido de ahí en buen estado.


- Puuufff, absolutamente nada – Madara estaba de una sola pieza alucinó con ese mocoso – Él en cambio me hizo muchas cosas, entre ellas confirmar mis sospechas, Rai está tratando de hundirnos, habrá que tener mucho cuidado con lo que hacemos y con quienes nos rodeamos, habla con tu espía aquí, dile que te dé toda la información que tiene del mocoso, quiero saber a qué me enfrento…


                    Jiraiya conversaba acaloradamente con un muy nervioso conde Uzumaki, el marqués Namikaze era una de las personas más poderosas e influyentes, no solo en la nación del fuego o en la hoja, sino que en varias otras, era un reconocido filántropo e historiador, querido y respetado por varias familias reales.


- Es un niño de catorce años por el amor de Dios – Jiraiya estaba más que furioso – Cuánto tiene tu hijo ¿veinte? – Al ver como el hombre no contestaba más se enojó – Diablos, pensé que el hijo de un conde tendría más juicio y sentido común, no es un bárbaro, está bien que Minato sea un huérfano y hasta hace una hora un plebeyo, pero eso no significa que reciba el trato de una puta – Expresó furioso –Eso siquiera queda para los niños que viven en las calles muertos de hambre, no para uno que está a su cargo por mucho que sea parte de la servidumbre  –


- …  – Había metido la pata hasta el fondo, cuando el marqués preguntó por Minato pensó erróneamente lo que deseaba para él, por eso se apresuró a decir que era el amante de su hijo mayor, un craso error. Inmediatamente desató la furia del hombre revelando que ese chico era su hijo, para más problemas, el niño que él pensó que era solo un huérfano muerto de hambre, era hijo de un marques y de una mujer de la familia real Senju podría ocasionar problemas entre las naciones por el actuar de su vástago – Qué desea hacer con el niño, quiere llevárselo –


- Por supuesto, eso está fuera de discusión – Jiraiya – Hablaré con mi hijo sobre lo sucedido con su vástago, esto no se quedará así – Salió hecho una fiera del despacho.


El conde Uzumaki se desplomó en su asiento infeliz pensó ilusamente que ese día sería grandioso para él y toda su familia, la primera fiesta para el inicio de las conmemoraciones del imperio en su mansión eso lo había catalogado como una de las familias más influyentes del imperio. Tenía que ser el centro de la atención esa tarde reodeado de gente, se suponía que bebería y reiría con sus amistades para terminar la noche con su verga clavada en la boca de alguna de sus sirvientas. No, todo su plan se fue al caño de la basura, por el maldito deseo sexual de su hijo mayor, se levantó casi sin fuerzas, pero era el anfitrión debía aparecer en su fiesta sobre todo por los príncipes, esperaba que nada pasará en la fiesta.


En el jardín la fiesta era un existo, todos disfrutaban de la música, bailando y riendo, un ambiente ameno, vio a los príncipes siendo parte del centro de atención conversando con los nobles. A lo lejos diviso al marques Namikaze hablando con el príncipe Tobi, buscó a Minato rastrillando el lugar con sus ojos, pero no estaba por ningún lado, tenía que encontrarlo.


Llamó a uno de sus sirvientes y le pidió que lo encontrase prontamente y que no importaba que lo interrumpiese si estaba con alguien, era su prioridad hablar con él.


Kushina reía al lado de sus amigas y algunas señoras de alta sociedad mientras jugaban juegos de cartas y seguramente hablaban de cosas del corazón. Kurama en cambio estaba acompañando a su novia Mei y a sus amistades bebiendo una copa de vino, lo primero era lo primero hablar con ese maldito hijo suyo.


Saludó a los últimos invitados en llegar, fingiendo un rostro de cordialidad y tranquilidad que no tenía, pasó por algunas mesas preguntando si estaba todo bien como un buen anfitrión, hablando con algunos conocidos de cosas triviales hasta llegar junto a su hijo.


- Hijo necesito de ti un momento – Sonrió a los jóvenes con cortesía.


- Claro, si nos disculpan, Lady Mei estaré con usted en un momento – Besó con cortesía la mano de la mujer, haciendo suspirar a las féminas en el lugar por tal acto. Camino  de manera tranquila junto a su padre pero evadiendo a las personas – Dime padre – Sabía que pasaba algo, era fácil  su padre regresaba luego de hablar con el marqués que parecía molesto y ahora su padre lo buscaba a él, seguramente el viejo se había encandilado con Minato y su padre tuvo que negárselo, provocando la ira del marqués.


- Tenemos graves problemas – Expuso – Minato no es ni huérfano ni plebeyo, el marqués Namikaze es su padre y está furioso de saber que abusaste de su hijo, un niño – La cara de su hijo se transformo de una feliz a una de estupefacción – Se llevará al chico está noche, no estoy en posición de negarme ni tú de hacer una escena –


- Cómo puedes creerle que es su hijo, puedo que sea una mentira – No quería creer aquello, su amado Minato no podía ser cierto, nadie le arrebataría a su amante.


- También lo pensé, más no lo expuse  porque estaba muy furioso – Vio como su hijo abría la boca para hablar pero fue interrumpido.


- Conde Uzumaki, Joven Kurama – Madara junto a Tobi se acercaron a ellos.


- Príncipes – Tanto el padre como el hijo mostraron su respeto.


- He hablado con el marqués Namikaze, creo tener la solución a sus problemas – Madara miró a Kurama – Si el niño es huérfano tuvo que estar en algún lugar antes de llegar a su cuidado Conde, solo debemos ir a ese lugar, me temo que el marqués quiere hacer eso de manera rápida, así que lo acompañaré ahora mismo a ir  para salir de las dudas –


- Claro, por supuesto –


- Disculpen mis señores – Minato llegó frente a ellos – Conde me dijeron que necesitaba de mi presencia –


- Sí, Minato, conoces a los príncipes Uchiha – Inmediatamente el hijo se reverenció – su alteza el segundo príncipe Tobi y el tercer príncipe Madara – Presentó – Muchacho ellos quieren saber algunas cosas de ti – El conde tuvo que aceptar que ni recordaba de qué orfanato venía el chico – De cuál orfanato saliste –


- El orfanato que está casi saliendo de la capital, el de las monjas carmín – Informó poniendo cara de contrariedad ante la pregunta.


Cosa que hizo a Madara sonreír, además de todo lo que pensaba del mocoso también era cínico. Tenía demasiada curiosidad por ese pequeño petardo misterioso.

Notas finales:

Nos vemos pronto, el próximo fic será Shatter Me en ser actualizado.


Cariños


 


Silvi


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