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Entre recuerdos y sonrisas por Karen_D_Flowrite

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Notas del fanfic:

Reto hecho por Mariana :3

Habíamos decidido darnos el día libre pues la travesía del viaje en los últimos mundos se había vuelto pesada los últimos días, aun así no esperaba quedarme solo en el departamento, había aprovechado para limpiar un poco e incluso saldar algunas dudas que me habían crecido sobre la magia del sitio pero ya era tarde y los chicos no volvían, por lo cual decidí subir a la azotea llevándome la grata sorpresa de encontrar un cielo nocturno completamente despejado acompañado por el danzar del viento que ayudaba a despejar mi mente de problemas actuales, pero que, a su vez parecía estar empeñado en atraer a mi recuerdos del pasado que me había esforzado en guardar en lo más profundo de mi corazón con una llave perdida en mi mente la cual era atraída en esos momentos como si el cantico de las hojas de los arboles al bailar fuera un poderoso imán.

Si me preguntarán un recuerdo feliz de ese entonces, de cuando yo era niño creo que sería ese, aunque es muy vago y difuso ya que yo era muy pequeño, aun así es el único que tengo de ella, de mi madre…

Un par de niños rubios tan similares como dos gotas de agua, podrían haber sido confundidos el uno con el otro al correr por los pasillos de la gran casa, dejando escuchar sus risas y canticos al momento de retarse el uno al otro para ser alcanzados o burlado entre sus juegos infantiles ante un momento de descanso de las casi recién comenzadas tutorías obligatorias, pero que tan pronto fueron suspendidas al caer enfermos sus tutores.

Tal parecía que una terrible enfermedad atacaba a los habitantes de Valeria desde hacía ya tres años, los mismos que esos pequeños llevaban con vida, por lo cual no es de extrañar que la superstición de la gente los atacara al ser los “príncipes gemelos de la desgracia” como la gente solía llamarlos, pero ellos siendo tan pequeños e inocentes poco sabía de lo que ese nombre les costaría a esas alturas de sus vidas.

Los cantos y el juego fueron silenciados en cuanto uno de los jarrones de la mesilla fuera de la habitación principal callo, estrellándose contra el piso para hacerse añicos al instante, de inmediato uno de los sirvientes subió a ver que sucedía.

El hombre rubio sonrío de una manera tan sincera como hacía años no se le veía mientras recargaba su mano izquierda en la barandilla y estiraba la derecha con su bebida jugando con ella.

Los reclamos y el regaño ante el ruido y el destrozo no se hicieron esperar en lo absoluto, era entendible para los niño que no podían hacer más que bajar sus pequeñas cabecillas rubias y llevar sus manos tras la espalda.

-Saben que no deben de jugar dentro de la casa, mucho menos hacer tal escandalo frente a la puerta de la señora. Necesita descansar y que los pequeños señoritos no sigan las reglas solo hará que empeore.

-Lo sentimos

-Pero si tan solo pudiéramos verla

-De verdad la extrañamos

Sus caritas afligidas demostraban en aquellos momentos lo mucho que lamentaban el pequeño jaleo que habían armado y la necesidad de su infantil ser de estar un momento con aquella que les dio la vida.

-Lo siento pero…

Aquella frase se quedó a medías pues para sorpresa de los presentes la puerta se abrió lo suficiente para que la figura de una mujer rubia y pálida de mediana edad fuera visible por completo, mostrando una suave y aunque casi imperceptible sonrisa que los niños no recordaban haber visto nunca.

“Si tan solo esa sonrisa no hubiera sido ocasional, si tan solo la hubiéramos podido ver un poco más en lugar de tantas lagrimas… Nosotros no fuimos un error ¿Cierto? Nos amabas, como papá también lo hacía ¿verdad?” Una lagrima solitaria resbalo por la blanquecina mejilla sin desdibujar la sonrisa de aquel rostro.

-Esta bien, puede retirarse yo me encargare de ellos dos-

Fueron las palabras de la mujer, las cuales solo hicieron que los gemelos dibujaran una sonrisa hermosa e infantil en sus rostros mientras se acercaban corriendo a aquella habitación a la que solo habían tenido acceso en ocasiones especiales.

La mujer cerro tras de si sin permitir queja alguna sobre su comportamiento y tomando con sumo cuidado de las manos de sus pequeños los guío hasta su cama.

-Fye, Yui mis pequeños- los tomo en brazos arropándoles uno a cada lado de su débil cuerpo mientras acariciaba sus cabellos mientras cerraba sus ojos –La verdad los eh traído aquí para hablar con ustedes- Los niños la miraban atentos e incluso algo curioso ante las palabras de su madre –Sé que son muy pequeños, que hay cosas que no pueden comprender, pero también reconozco que escuchan, que conocen el dolor de las palabras, por eso prométanme dos cosas.-

Los niños asintieron aún sin saberlas, al tiempo que se abrazaban más a su madre temiendo que aquello fuera el abandono.

-La primera es que sin importar lo que os diga la gente nunca pondrán en duda que su padre y yo los amamos, la segunda que se protegerán mutuamente sin importar los obstáculos que se les pongan en su camino.-

F: -Lo intentamos madre pero no fue suficiente- susurró convencido de la soledad del momento siendo sorprendido por la voz de una chica a sus espaldas.

-¿Qué es lo que intentaste Fye?-

Al darme la vuelta, no pude evitar sorprenderme al ver a Syaoran y Sakura cargado hasta el tope de todo tipo de bocadillos mientras que Kurotan hacía uso de su fuerza bruta llevando hasta aquel sitio una mesa y un par de sillas plegables.

- Creo que hemos interrumpido algo, perdona-

El castaño parecía bastante apenado por haber escuchado lo que no debería mientras que por su parte el pelinegro tan cuidadoso como siempre dejaba caer la mesa al centro de la azotea y acomodaba las sillas antes de echarse en una de estas.

-Venga ya que nos has arruinado el teatrito, ¿Qué mierda tienes que hacer tú acá arriba?

-Bueno es que yo…-

-A que Fye se ha sentido muy solito- soltó Mokona en su habitual tono mono –Pero si papá es quien ha querido que ninguno de los niños se quede en casa, y venga que es su día, así que es todo culpa tuya-

La bola blanca salto de los hombros de Sakura a Kurogane para reñirle a su manera y porque no jugar un rato.

-¿A que viene todo esto? Mokona, chicos, ¿podrían explicarme?, que la verdad es que no me entero de nada.

-Bueno es que sucede que… que en este mundo hay una festividad que… Sakura por que no mejor se lo explicas tú, creo que lo harás mejor que Kurogane o yo- soltó apenado el pobre Syaoran.

-Aquí, hoy es un día en el que se festeja a todas las madres y bueno eh pensado que en el grupo tú siempre estás al pendiente de nosotros- la chica se ruborizo –tal vez no seas nuestra madre biológica, tal vez ni siquiera debería hacer esta comparación pero queríamos agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros, además a Kurogane es a quien se le ha ocurrido esta idea-

-¡EH! ¡YO NO EH DICHO NADA!-

-Claro que si, Kurogane lo ha hecho, ha dicho- el bollo con patas carraspea para imitar la voz de kurogane –“Si yo soy el padre, está claro que Fye es la madre, ¿Por qué no celebrárselo? Hay que abandonarlo solo en casa y preparamos todo”

-¡QUE YO NO LO EH DICHO, HAS SIDO TU!-

-Kuroton ¡está enojado!-

Mientras una nueva pelea comenzaba entre Mokona y Kurogane, los chicos colocaban los bocadillos en la mesa intentando que estos sobrevivieran al ataque brutal de esos dos, por su parte Fye los observaba sorprendido y sin darse cuenta de que nuevas lágrimas, diferentes a todas aquellas que había derramado en algún momento caían de sus ojos al darse cuenta de que no es necesario un lazo sanguíneo para tener una familia y que su propia familia era especial y única a su manera.

-Gracias, chicos.-

Notas finales:

No es lo mejor que eh escrito pero estoy algo oxidada xD si les gusto me dejarían saberlo en un review?


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