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Su Salvación por JennVilla

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—Camina, asqueroso mortífago. —gruñó el auror Robards mientras empujaba con fuerza el débil cuerpo del reciente ex presidiario de Azkaban.

Draco Malfoy.

El único sobreviviente de la que anteriormente fuera una de las familias más adineradas y prestigiosas del Mundo Mágico, aquella familia que cayó en desgracia por seguir los deseos perniciosos de El que no debe ser nombrado, aquel mago oscuro que sembró el terror y regó con sangre todo lo que hizo. El mismo que fue derrotado por Harry Potter.

— ¡Muévete, basura! —Robards le empujó con mayor fuerza haciendo que el consumido cuerpo de Draco se tambaleara peligrosamente— Definitivamente no entiendo cómo es que tú, de entre todas las personas, puedas ahora estar fuera de Azkaban.

Draco sólo se concentraba en seguir caminando cuidadosamente para no tropezarse. Su debilidad se lo hacía muy difícil, pero él no le daría el gusto al apestoso auror de verle en el suelo.

Aún quedaba un poco de Malfoy en él.

—Es que me parece increíble —seguía rumiando Robards—. No entiendo cómo alguien pudo testificar a tu favor. Eres un maldito cabrón con suerte ¿eh, Malfoy? Saliste en menos de dos años de la que debía ser tu casa por el resto de tu vida.

El Auror hizo una pausa mientras abría una de las compuertas del pasadizo subterráneo de Azkaban, sujetando con brutalidad el brazo de Draco, haciéndole fruncir el ceño por el dolor.

Pasaron a una luminosa sala donde otro Auror preparaba un traslador -una llave común- para proceder el traslado de Draco hacia el Ministerio.

—Así que el pequeño Malfoy se salió con la suya ¿no? Siempre he dicho que la justicia es algo muy cuestionable aquí. Robards, pásame el informe.

Al parecer, ese Auror era alguien superior en rango ya que Robards se apresuró a cumplir la orden.

Draco centró su mirada en un punto indefinido en la pared mientras trataba de ignorar la molestia en sus piernas. Ese dolor punzante que amenazaba con hacerle caer de rodillas e implorar por algo de alivio.

—Jefe, yo creo que ya estamos listos para partir. —dijo Robards con cautela.

—Tú te quedas, yo mismo llevaré a Malfoy al Departamento de Aurores. Necesito realizar el informe allí mismo y hacer que el rubito se comprometa a portarse bien de ahora en adelante.

Draco ignoró el apelativo.

— ¿Puedes creer que sólo le impondrán un compromiso firmado para que no utilice magia oscura en su vida, Robards?

Robards iba a contestar pero el Jefe siguió:

—Además de que sólo le revisarán la varita en un período de 6 meses. Es increíble.

Draco no sabía nada de las condiciones de su libertad y estaba francamente impresionado.

—Así que hoy es tu día de suerte, rubito. Pero no creas que no tendré un ojo puesto en ti. Me encargaré de vigilar todo lo que haces, y el más mínimo error, óyeme bien, el más mínimo... Y serás un bonito rubito condenado de por vida al hotel cinco estrellas que te mereces.

Draco tuvo la osadía de levantar una ceja con desdén y el Jefe Auror le miró con suspicacia.

—Jefe...

—Encárgate de todo aquí, Robards. —y diciendo esto, sujetó firmemente del brazo a Draco y desaparecieron juntos cuando los dos hubieron tocado la llave.

Notas finales:

¡Hola!

Un nuevo fanfic por aquí, aunque esté constará solamente de tres capítulos.

¡Espero les guste!


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