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Cambios por JennVilla

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— ¿Qué pasó? —pregunta Ron viendo con sorpresa cómo Draco se aleja del Gran Salón.

—No lo sé. Él no quiso decirme nada. —dice Harry sin apartar su vista del camino del rubio, y con el desánimo visible en todo su cuerpo.

—Harry...

—Lo que sí sé, es que Smith le hizo algo —Harry dice con enojo—. ¡Lo voy a matar!

— ¡Harry, no! ¡No te precipites! —Hermione trata de calmarlo.

—Tengo que encontrarlo —Harry la ignora—. ¿Dónde está? ¿Lo han visto?

—Compañero, él se acaba de ir. —dice Ron titubeante al ver la furia en los ojos de su amigo.

—Harry —la voz de Mcgonagall les hace girar en su sitio con sorpresa—, ¿te importaría decirme de qué se trata toda esta conmoción?

Harry suspira, sabiendo que no ganará nada con decirle la verdad a la directora.

—Nada, profesora. No hay nada de qué preocuparse. Yo me ocuparé de ello. —y sin esperar respuesta, sale de allí.

Los demás observan su retirada.

—Pensé que la rivalidad entre el señor Malfoy y Harry había terminado. —comenta la anciana bruja con curiosidad.

—No es nada de eso, profesora —dice Hermione—. Es sólo un pequeño inconveniente sin importancia. Ellos están bien.

—Eso espero —dice Mcgonagall reflexivamente—. Con la repentina cercanía de esos dos, muchos de mis estudiantes han dejado viejas rencillas atrás. No quisiera que todo se echara a perder.


Con ayuda del mapa, Harry ahora se dirige a las mazmorras donde se encuentra Draco en estos momentos.

Recuerda el lugar exacto de la puerta de los Slytherin, así que sin otro modo con el cuál ingresar, grita para que le abran. Sabe que es estúpido, pero cualquier Slytherin de años inferiores podría salir para pillar al alborotador, así que no puede perder la oportunidad.

Para su suerte, es Pansy la que sale y le mira con sorpresa.

—Pansy, necesito hablar con Draco. —dice Harry con urgencia.

—No creo que-

— ¡Por favor, Pansy! Esto es serio —Harry cree que puede arrodillarse, si es necesario—. De verdad que necesito hablar con él.

Pansy le observa por un momento y luego suspira.

—Está bien, espera. —dice ella y vuelve a entrar.

No es mucho lo que tiene que esperar Harry para que Pansy vuelva a salir. Obviamente sin buenas noticias.

—Draco no quiere verte. —dice sin más.

— ¿Qué? —Harry tiene que ignorar el apretón en su pecho— Pansy, ayúdame con esto. Estoy seguro de que tú también sabes que Draco no se encuentra bien.

Pansy no se inmuta.

—Lo siento, pero tú harás que las cosas se pongan peores. —Pansy no admite respuesta pues rápidamente se escabulle de nuevo en su sala común.

Harry, quien ya tenía la boca abierta para insistir con más vehemencia, la cierra desconcertado y luego maldice en voz alta tratando de contenerse para no golpear una pared.


Mientras los Slytherin esperan a que la clase inicie, Draco no puede evitar recordar la noche anterior. Ha tratado de no pensar más en eso y seguir con su vida con normalidad, pero por más que quiera, el baile, Harry, la carta y Smith no salen de su mente.

En la noche del baile, había salido por un poco de aire fresco, sí. Pero también para seguir torturándose con la carta que su padre le había hecho llegar en la mañana; esa que de alguna manera, contenía su futuro escrito en la elegante y despectiva letra de Lucius Malfoy.

— ¿Sabes? No creo que tu padre esté muy feliz cuando escuche que su hijo es un maricón.

La voz de Zacharias había hecho bullir su sangre por el enojo. Draco sólo quería estar solo, y la fastidiosa cercanía del bastardo Hufflepuff, le descontrolaba por completo.

Draco sacó su varita y apuntó con temple al otro chico.

—Cállate, idiota. O te juro que-

—Ni siquiera lo pienses —dijo Smith con una sonrisa burlesca—. No puedes atacarme, y lo sabes. Un solo rasguño de tu parte, y en menos de lo que se dice Quidditch, estarás fuera de Hogwarts. Y luego... Oh Malfoy, luego tú y tus padres irán directo a Azkaban a pagar por sus crímenes

Draco sentía que podía prender una vela con el solo destello de rabia que sentía en su sangre.

— ¿Qué es lo que quieres? —siseó.

—Justicia —Smith se encogió de hombros con simpleza—. El solo verte aquí me pone enfermo, y sin mencionar que es repulsivo estar cerca de una persona que bien pudo haberme matado.

—Bueno... —Draco sonrió con petulancia— ¿Y por qué no te deshiciste de mí en la batalla, maldito cobarde?

El Hufflepuff no dudó en apuntarle con su varita, su cara estaba roja por la furia.

—No, Zach —dijo uno de sus acompañantes—. No te rebajes. Además, todo el mundo te verá.

Smith bajó lentamente la varita y recuperando la compostura, sonrió con diversión.

—He oído que te comprometerás pronto con una bonita Sangrepura —dijo con maldad. Draco mantuvo sus expresiones a raya—. Sería una pena que mami y papi se dieran cuenta de que tú no servirías para eso, ya que no podrías tener a sus herederos porque te gustan más las pollas y-

—Si mencionas nuevamente a mis padres, te juro por Merlín que-

—Oh, no te preocupes, ya nos vamos —Smith se veía que estaba disfrutando de lo lindo—. Pero acata mi consejo: deja de vivir en esa burbuja de felicidad con Harry y aléjate de él, antes de que también le hagas daño. Ya que eso es lo único que sabes hacer, ¿no es cierto?

Smith y sus amigos rieron y con una última mirada de desprecio, se alejaron de allí.

El recordarlo de nuevo duele, Draco lo sabe, pero no es capaz de pensar en otra cosa o de concentrarse en lo que debe hacer con respecto a las últimas disposiciones de su padre. Sabe que luce miserable, así que por el bien de sí mismo, debe despertar de su melancolía y continuar con la cabeza en alto.

Y literalmente, cuando levanta su cabeza, ve a Harry y a sus amigos acercándose. Los ojos verdes están fijos en los suyos.

Draco, sin mirar a nadie, huye de allí, huye de Harry y de todo lo que le hace sentir. Escucha al Gryffindor llamarle, como en la noche anterior, después de ese maravilloso baile que habían tenido, después de sentirse tan bien cerca de él...

Cuando menos se da cuenta, ya está frente a las mazmorras y bajando a su sala común. A Draco no le importa, sigue su camino huyendo como el cobarde que es.

Se sorprende de recordar la contraseña, y aún más de ver que Pansy y Blaise le han seguido.

—Draco, ¿podemos hablar? —pregunta la chica.

Draco suspira. No puede escapar eternamente de sus amigos.

—Claro, Pansy. ¿Qué necesitas? —dice sin querer mirarla.

— ¿Qué pasó exactamente anoche, Draco? ¿Por qué de un momento a otro parecías estar en el paraíso, y luego saliste de allí como si-?

—No debí haber asistido a ese baile —Draco la corta con gesto desdeñoso—. Tampoco debí empezar esta... lo que sea con el maldito Potter.

— ¡Draco! ¿Por qué dices eso?

Sin responder, Draco saca la carta de su bolsillo y se la extiende a su amiga.

— ¿Qué es esto?

—Es de mi padre... Él descubrió lo de mi amistad con Potter y... y también que iba a ir con él al baile. Yo le había prometido que no iba a fraternizar con el enemigo y-

— ¡Oh, por Merlín, sólo ignóralo! —Pansy exclama con enojo— ¿De verdad crees que tu padre sabe qué es lo mejor para ti? ¡No! ¡Ninguno de nuestros padres —Pansy gira un poco para señalar a Blaise también en su acusación— supo qué era lo mejor para nosotros!

—De todas maneras, es demasiado tarde —Draco reprime las ganas de llorar. Ahora, con sus amigos, sus defensas y autocontrol están al límite—. Me comprometieron con Astoria Greengrass.

— ¿Qué? —Pansy grita. Blaise detrás de ella, abre mucho los ojos— Draco, ¡tú no puedes casarte!

— ¡No tengo elección en esto! Ellos esperan que yo produzca un heredero para que el apellido Malfoy siga creciendo.

—Pero-

—No hay necesidad de seguir discutiendo sobre esto, Pansy —Draco la interrumpe—. Ya está decidido.


Después de varios minutos en el cielo, Harry puede sentirse un poco más despejado y listo para volver a intentar acercarse a Draco.

La práctica de Quiddicth de hoy no ha sido la mejor, pero tampoco ha resultado en un fiasco gracias al esfuerzo de Ginny y los demás. Harry ha estado más pendiente de qué decirle a Draco más tarde, que de la Snitch.

Cuando aterriza en tierra y ve que el equipo de Hufflepuff viene a practicar, no piensa mucho en lo que hace y se adelanta para llegar hasta Smith y golpearle con fuerza en el rostro.

— ¡Harry! —Ginny viene corriendo hacia él, y le sujeta para evitar que se precipite sobre el asombrado chico.

— ¿Qué demonios te pasa? —inquiere Zacharias con furia.

— ¿Qué mierda le dijiste a Draco anoche? —Harry grita— ¿Qué le hiciste?

Smith se gira hacia los demás, y alzando sus brazos, dice:

— ¿Pueden creerlo? ¡Atacándome y defendiendo al mortífago que nos quería muertos a todos!

—Si no cuidas tus palabras, te aseguro que sí estarás muerto pronto. —Harry dice con la rabia saliendo como veneno de su boca.

Varios jadeos de sorpresa se hacen escuchar, pero Harry sólo tiene ojos para Smith.

—Ya, ya basta ustedes dos —dice uno de los Hufflepuff—. Zach, vete a tu posición y concéntrate en la práctica.

—Harry, es mejor que entremos al castillo de una vez. No le prestes atención. —Ginny dice con suavidad.

Harry se aleja de su agarre bruscamente y con una última mirada de advertencia al otro chico, se va de allí con furiosas zancadas.

—Patético. —murmura Smith fulminándolo con la mirada, pero Ginny se adelanta también, y sin decir agua va, le noquea con otro golpe, y con una sonrisa victoriosa, lo ve caer al suelo.


En la siguiente clase de pociones, todos los alumnos deben presentar su proyecto final de Veritaserum.

Harry, junto a Draco, no puede estar menos interesado en lo que ocurre en clase o en lo que diga el profesor sobre su poción. Harry necesita hablar con Draco, pero cada vez que lo intenta, hay algo que le interrumpe o que le frena.

Así que más tarde, bajo su capa de invisibilidad mientras entra a hurtadillas al aula de pociones, no se sorprende mucho por lo que está a punto de hacer. Necesita respuestas, y si no puede obtenerlas de una manera, las obtendrá de otra, pero no desistirá.

Si debe utilizar Veritaserum con Draco, lo hará, por poco profesional y ético que llegue a parecer.

Sale de allí, y sin pensar mucho en las cosas, se dirige al Gran Comedor mientras se quita su capa y la guarda. Cuando llega allí, se dirige directamente a la mesa de los Slytherin, más exactamente donde Blaise y Pansy están sentados.

— ¿Dónde está él? —pregunta sin saludar.

Los dos le miran con sorpresa para luego Pansy cambiar su gesto por uno de desdén.

—No te tiene que importar dónde esté-

—Está en la Torre de Astronomía, Potter. —interrumpe Blaise con gesto aburrido.

— ¡Blaise! —Pansy le reclama, pero Harry no se queda a escuchar su discusión. Corre en dirección a la Torre de Astronomía intentando no chocar con los demás estudiantes que están en los pasillos.

Es poco lo que le toma el llegar allí, y cuando Draco se da cuenta de su llegada, puede al fin recuperar el aire.

— ¿Qué haces aquí, Potter? ¡Vete! —Draco por poco grita.

—No. Tenemos que hablar, bien sabes que merezco una explicación, Draco. Tómate esto. —Harry extiende el vial con la poción, internamente preguntándose por qué lo está haciendo.

— ¿Qué? —Draco le mira con asombro— Eso es... ¿Veritaserum? ¿Acaso soy un criminal para que me interrogues con esa mierda?

—No estamos hablando de crímenes, Draco. No lo lleves al límite. Tómalo y dime si en verdad me odias.

— ¿De qué mierda estás hablando?

—Tómalo y dime si en verdad no tienes sentimientos por mí. —Harry habla con firmeza, al mismo tiempo que la máscara de desdén y frialdad de Draco cae.

—No... —dice como si estuviera perdido— No hagas esto. No puedo...

Harry se sorprende por el tono casi herido de Draco. Su mirada está en el suelo y sus hombros están caídos, como si hubiese sido derrotado por una fuerza superior. Harry deja caer el vial y en voz baja, dice:

—No entiendo por qué te pones así, Draco. Ni tampoco porque te alejas de mí, después de... Sólo dime qué es lo que sientes por mí, no te forzaré a nada, lo juro... Sólo dime si-

— ¡Me gustas! —Draco grita cortando cualquier cosa que quisiera decir— ¡Maldita sea, siempre me has gustado!

Draco respira con dificultad y un leve tono rosa aparece en sus mejillas. Harry, de repente se ha quedado sin habla.

—Tú, estúpido Potter —continúa el rubio sin mirarle—. Con tu estúpida sonrisa y esos estúpidos ojos... ¿Cómo podrías no gustarle a alguien? —grita nuevamente— Eres un ciego, y estúpido y pomposo-

Pero el obvio insulto que le seguía, es interrumpido por el salvaje impulso Gryffindor por el cual Harry se ha visto en problemas en años anteriores. Sólo que ahora, ese impulso le lleva a hacer lo que en tanto tiempo ha querido, y al mismo tiempo, ha ignorado desear.

Besar a Draco Malfoy.

Le besa con todo el anhelo que le ha estado quitando el sueño en los últimos días, con todo el cariño que ha logrado cosechar su corazón por aquel escurridizo Slytherin, con toda la determinación de hacerle ver, que sea lo que sea, no está solo. Que Harry es capaz de hacer lo que sea por él, de enfrentarse a mil basiliscos si es posible, con tal de que estén juntos y que Draco no se aleje de nuevo.

Y Draco le corresponde. Harry no es capaz de determinar qué estará sintiendo el rubio mientras acopla sus labios con los suyos, pero sea lo que sea, Harry sólo espera que sea bueno.

El beso no dura el tiempo suficiente como para que Harry se quede sin función en sus piernas y caiga al suelo como un tonto enamorado, pero si como para que después de terminado, Draco esté sonrojado y sus labios estén un poco hinchados y con un tono más rojo de lo usual.

—Tú también me gustas —dice Harry sonriendo alegremente ante la pequeña sonrisa de Draco—. Tal vez me gustes muchísimo.

Draco parece salir de un trance, pues luego de las palabras de Harry, su gesto se ensombrece y sus ojos se apartan de los suyos.

— ¿Draco? ¿Qué pasa?

—Esto no puede seguir. —murmura el rubio.

— ¿Por qué? —Harry quiere gritar por la frustración— ¿Tanto te importa lo que piense o diga Smith?

— ¡No se trata de Smith! —Draco aprieta los labios— Es por mi padre... Yo... yo estoy comprometido con una chica, Harry.

Harry se pregunta por qué no siente lo que debería sentir en este mismo momento. Se pregunta por qué la pasividad en su cabeza ante la afirmación de Draco y...

Oh, bueno. Él es Harry Potter. Se ha enfrentado a miles de cosas y ha matado a un mago oscuro capaz de hacer cagar en los pantalones a cualquiera. ¿Qué es Lucius Malfoy comparado a todo eso?

—Bueno, entonces creo que tendré que robarte. —dice, como si estuviera hablando del azul del cielo.

Draco, quien al parecer seguía hablando sobre los contras de una posible relación, se calla y le mira con estupefacción.

— ¿Que tú qué?

—No dejaré que tu padre maneje tu vida de nuevo, Draco —Harry extiende su mano y sujeta la de Draco con suavidad—. Si tú quieres estar conmigo, entonces yo te protegeré contra todo y todos. Y así será para siempre.

El silencio cae entre ellos por un momento. Luego Draco le mira como si fuera estúpido y dice:

—Eres un idiota. —dice como si fuera la verdad absoluta.

—Soy tu idiota. —Harry no se deja perturbar por el gesto de Draco y más bien sonríe.

Después de unos segundos, Draco le devuelve la sonrisa y se deja abrazar por un emocionado Harry.

Por el momento, no quiere pensar en nada más aparte del calor y el confort en los brazos de Harry Potter.


Harry pasa como un rayo al lado de Zacharias Smith, a la caza de la Snitch.

— ¡Harry Potter ha visto la Snitch y va por ella con sorprendente rapidez! —Luna grita desde el estrado de los profesores— Oh, qué mala suerte para el Buscador de Hufflepuff. No tiene el tiempo suficiente para alcanzarlo... Zacharias, ¿por qué no les dices a los Nargles que te ayuden un poco?

Harry sonríe y acelera un poco más, estirando de modo imposible su brazo para hacerse con la Snitch. La velocidad hace que Smith casi choque con él, pero Harry no se inmuta por ello; tiene la Snitch, y es todo lo que importa

Las gradas de Gryffindor enloquecen cuando su Buscador levanta su puño encerrando la pelotita dorada. Muchos de los Ravenclaw se unen a ellos y tres Slytherin en particular, gritan y aplauden por la victoria.

Harry ignora el gesto furioso de su contrincante y vuela directamente hacia las gradas de Slytherin. Allí hay otra Snitch por atrapar.

Draco, desde su sitio, le mira con sorpresa, y cuando Harry cae en picada junto a él y le besa, sólo puede sostenerse a su novio y abandonarse en ese beso lleno de victoria y amor.

Los aplausos y gritos -junto con algunos abucheos- llenan el lugar, al tiempo que Harry se aleja un poco de Draco y con una sonrisa brillante, le pregunta:

— ¿Quieres ser mi compañero de mesa para el próximo proyecto de pociones?

—Alguien tiene que sacrificarse, ¿no? —contesta Draco con gesto sufrido antes de ser llevado a otro entusiasta beso.

 

 

 


fin

Notas finales:

¡Hola a todos!

Gracias por leer, y gracias a Evianyal y Ktika por sus reviews. Espero les haya gustado.

¡Nos vemos pronto en otro fanfic!


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