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[In]Moral por Kuzuryuu-chan

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Notas del fanfic:

Hola.


¡Feliz KyoTan week!  


Vengo emocionada desde hace días por esto y no me resistí a unirme. Esta parejita si me puede ♥


 


Ante todo darle los créditos de imagen de la portada a @mrg_kny


Ahora si. Las  temáticas que usaré por este día son:


Día 5: Omegaverse - Soulmate


Este probablemente sea un fic cortito lleno de fluff, me propuse hacer fluff así que... a ver que logra mi mente no tan inocente :)


Muchas gracias por leerme y espero disfruten mucho de esta historia ^^

Notas del capitulo:

Año 1


[Conociendo a mi destinado...] 

Las puertas de la secundaria fueron abiertas, el profesor Tomioka Giyuu ya estaba preparado en la entrada con una espada de madera y vestido en su chándal azul deportivo usual dando bienvenida e indicaciones a los nuevos alumnos de este ciclo escolar. Muchos jóvenes aparecían entre nerviosos y extasiados.

 

Un nuevo año, nueva escuela, nuevas amistades, expectativas normales de un adolescente promedio que recién ingresa a secundaria se notaban en sus rostros.

 

El profesor de historia, Kyoujuro Rengoku, estaba naturalmente allí también. Como su personalidad alegre denotaba, el director lo había enviado a la entrada para que ayudará a los alumnos más tímidos a pedir indicaciones sin que los nervios se los comieran primero. Él estaba encantado y con una gran sonrisa se unió a repartir panfletos a todos guiándolos al gimnasio donde se les daría la asamblea de bienvenida.

 

No llevaba ni media hora allí y ya había sido rodeado por un grupo de alumnos. Eso era otro hecho normal. Su sonrisa contagiosa siempre despertaba la sensación de seguridad en las personas y los alumnos solían rodearlo por ello.

 

— ¿Profesor usted de que curso es? —Pregunto una alumna. Su collarín delataba su primer año escolar. Ella poseía un aroma a canela y cereza, de un vistazo Rengoku supo que era una niña omega.

 

— ¡Jajaja, seré su profesor de historia! —Le dio panfletos a dos niños que pasaron a su lado.

 

— ¿Eh? ¿Historia? Pero ese curso es- —Un alumno más bajito de ojos profundos y celestes rechistó. Otro chico a su lado igual a él lo jaló como para detenerlo de hacer algún comentario que le acarree problemas.

 

— ¡Yuichiro no hoy! Le prometimos a mamá que este año iría sin problemas. —Le reclamó el gemelo que se veía más tranquilo y haló de su ropa para separarse del grupo.

 

— ¡Oye, tú...!

 

Rengoku vio a la lejanía como los gemelos se alejaban unos segundos para luego seguir con lo suyo. No los reconocía, pero llevaban el uniforme de segundo año. Probablemente eran alumnos de intercambio.

 

Estaba compartiendo unas cuantas pequeñas charlas con el resto del grupo. La hora de entrada ya estaba a la mitad y se percató que no tenía nada en las manos. Se había quedado sin panfletos.

 

«Creo que en la sala de profesores imprimieron más...»

 

— Lo siento chicos, necesito buscar más panfletos para el resto de alumnos. —Se disculpó con una sonrisa y se inclinó suavemente. — Necesito irme un rato. Sigan ese pasillo para llegar al gimnasio.

 

— ¿Eh~? Pues ni modo. —Refunfuño otra alumna.

 

— ¡Nos vemos más tarde, profesor Rengoku!

 

Alumnos emocionados corrieron en la dirección indicada despidiéndose con la mano. Él correspondió el gesto y estaba a medio de irse cuando un estruendo resonó por la entrada.

 

— Abotona tu camisa, no está acorde las reglas. —Escucho la conocida voz de Tomioka y el golpe de su espada de madera. — Y está prohibido teñirse el cabello. No pueden ingresar.

 

— ¡N-No está teñido! —Reclamó un alumno de cabello rubio y tonos naranjos. Estaba sudando mucho como si hubiera corrido una maratón. — Antes de ingresar mi abuelo vino a explicarle al director que así era naturalmente...

 

— Um, —asintió recordando vagamente una mención, reviso una lista que tenía guardada en el bolsillo y dijo: — ¿Zenitsu Agatsuma?

 

— ¡Si! —Asintió.

 

— ¿Y el otro?

 

— ¡Ya traigo el uniforme! —Respondió el chico de cabello azabache con degrade azulejo. Tenía un rostro muy fino y una gran caja de bento en la mano que cuidaba como un tesoro. Si Rengoku no tuviera años de experiencia lo habría confundido con un omega, pero el olor de otro alfa no era fácil de ocultar.

 

— No de la forma correcta. —Contradijo Tomioka.

 

— ¡Pero tengo el uniforme!

 

— Abotónate la camisa.

 

— ¡No! ¡Hace calor! —Rechistó y se viró ignorando al profesor. Tomioka se acercó a él para jalarlo de nuevo a la entrada mientras Zenitsu luchaba por no atinarle un zape por causar problemas en su primer día de escuela.

 

«Esta es la esencia del nuevo año.» Rio Rengoku, nunca faltaban los revoltosos en la escuela. Quiso unirse para detener el griterío de la entrada y terminar en paz este jaleo.

 

Tomioka era un profesor estricto y si seguían así posiblemente el alfa de cabello azul terminaría pasando su primer día de escuela en el despacho del director.

 

— ¡Zenitsu, Inosuke, los alcance! —Un nuevo chico se unió al grupito. Tenía una presencia pulcra y limpia con el uniforme puesto correctamente. Tenía el cabello de un tono rojizo muy singular junto a una cicatriz resaltante en un lado de su frente. — ¿No dijeron que nos encontraríamos dentro?

 

— Si, se suponía. —Suspiro Zenitsu y señaló con el pulgar a su amigo rebelde. — Pero cierto idiota esta necio y no quiere abotonarse la camisa para que nos dejen pasar.

 

— ¿Inosuke?

 

— ¡¿A quién estás llamando idiota, estúpido Monitsu?! ¡Hmph! —Odiaba las órdenes. Si se lo decías no es que no quisiera hacerlo, pero mientras más se lo recalcarán menos ánimo de hacer caso tendría.

 

— Venga, no seas así a penas iniciamos el año.

 

— Él inicio.

 

— Inosuke, él es el profesor... —El chico suspiro y se acercó a su amigo. Susurro unas palabras en su oreja que parecieron emocionarle porque sus ojos brillaron. — ¿Qué te parece?

 

— ¿Lo dices enserio?

 

— Solo si te abotonas la camisa.

 

—... —Sé tomo su tiempo, no quería parecer alguien que pudiera venderse tan fácil. Se quedó mirando un rato a Tanjiro y sonrió: — ¡No te vayas a olvidar, lo prometiste! —Rápido como un rayo abotonó su camisa y sin dirigirle la palabra a Tomioka se metió en la escuela. Tanjiro tomó la oportunidad y junto a Zenitsu se inclinaron frente al profesor como disculpa antes de correr detrás de su amigo.

 

Zenitsu lo vio con suspicacia como tratando de entre ver que le dijo a Inosuke y Tanjiro solo le sonrió con dulzura como un confidente. Probablemente le prometió su almuerzo. Entre ambos amigos sabían que la comida casera del chico era la mejor e Inosuke no se resistiría a una buena comida gratis.

 

Pasaron la entrada y Zenitsu comenzó a charlar comentando lo emocionado que estaba por qué iniciará el año para ver a Nezuko en uniforme de secundaria. Nezuko era hermana menor de Tanjiro. Se suponía que ella debería estar en la escuela media, pero había pasado un examen de nivelación que la había hecho saltarse un grado por su inteligencia.

 

Quizás fuera porque era una joven alfa. Lastimosamente, la niña se había enfermado hace poco y no vendría hasta dos días después del ingreso.

 

Siguieron su camino entre risas y justo cuando estaban por girar el pasillo un olor atrayente llenó la nariz de Tanjiro. No era raro. Él había nacido con una habilidad especial de infancia, podía oler muy bien cualquier cosa que estuviera a su alrededor e incluso ese aroma fue percibido de lejos por él mucho antes...

 

Solo que ahora molestaba con fuerza su nariz como si fuera lo único que tenía alrededor.

 

«Tan cálido.» Se sentía extraño. Contrario a lo común que era percibir aromas su cuerpo quemó por dentro. Era como si esa esencia hubiera llenado su cuerpo y se quedara impregnada en él.

 

— ¿Tanjiro? —Su compañero se detuvo de hablar al notar la extraña expresión de su amigo. — ¿Te sientes mal?

 

— No, no es... —Se tocó el pecho. ¿Qué estaba sucediendo? Cediendo a una curiosidad inexplicable sus ojos rojizos miraron en dirección al dueño del delicioso aroma y conectaron miradas.

 

Rengoku también había clavado la mirada en él y por más que quisiera evitarlo, su alfa interior se quedó mirando fijamente al omega frente a él. Un aroma floral lo aturdió haciendo que tragara duro.

 

«¡Este chico...!»

 

— Destinado. —Oyó un murmuro perteneciente al chico. Su compañero rubio también pareció percibirlo y giró la mirada en dirección a donde Tanjiro observaba con sorpresa.

 

Rengoku usó toda la fuerza de voluntad que tuvo y se obligó a irse de allí cuando empezó a sentir el picor de sus colmillos. Ignorando a las dos personas que ahora estaban mirándolo fijamente por la espalda.

 

 


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