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La caza de Harry por Drakarfox

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Notas del fanfic:

Un Drarry extenso (espero), se habla de algunis clichés que se niegan a ser clichés, ubicado en un universo alterno, fuera de la magia, de Voldemort y de todo el mal que le toco vivir a Potter. 

Notas del capitulo:

Oficialmente he terminado de editar este capítulo, como comenté en el aviso en cuanto termine uno lo subiré como corrección de los que se encuentran,  también estoy tentada a borrar todos lo capítulos que ya están para llevar un mejor orden, pero creo que lo tomaré como una especie de experimento y me basaré, por supuesto en los comentarios que me dejen, así que... 

Primer capítulo de la caza de Harry editado. 

La caza de Harry

Capítulo I

¿Qué es la caza de Harry?

Los acosadores del uno al cuatro.

La presa a cazar:

Harry Potter

Potter, con el nido de pájaros en la cabeza según su acosador número uno.

Harry, su segundo mejor corredor según su acosador número dos.

Harry, el mejor amigo de mi hermano según su acosadora número tres.

Harry, el jugador de fútbol americano según su acosadora número cuatro.

Harry Potter, según él, porque eso era lo que quería, ser solo él.

Todos los adolescentes a la tierna edad de quince años sueñan con poder comerse al mundo, con ser los mejores en todo, con ser inalcanzables y con ser los más rudos que hay en ese momento de ese lado de la acera. Eso era lo que él había pensado, que a sus ya bien notados y felizmente cumplidos quince años la caza de Harry ya no sería un problema para él, era lo justo que ya no lo fuera, incluso recordaba que ingenuamente era el comentario que les había dicho a sus padres cuando dio por terminada la peor etapa escolar que había vivido hasta el momento.

La secundaria.

Porque todo se había acabado, los profesores terribles, los horarios tan cansados, los trabajos tan exigentes y principalmente el mejor alivio que pudo sentir; ya no tener que compartir el plantel con su insufrible primo Dudley. Por fin se encontraba libre de todo aquel juego de supervivencia, hecho con el cual su estado de ánimo no podía ser de mejor humor.

Esa era la idea que le había estado rondando todo el verano, se imaginaba como sería su nuevo colegio, como sería por fin tener las clases sin ninguna preocupación, porque era algo a lo que siempre se enfrentaba, tener que estar observando por encima del hombro entre cada cambio de materia para poder sobrevivir, observar cada ciertos segundos por encima de su hombro para poder escapar de su primo y su séquito que querían aprovechar cualquier oportunidad para o meterlo en el casillero o en los baños o en algún contenedor de basura. Aunque también tenía que reconocer que esas situaciones, de alguna forma, nunca le habían sucedido y era algo que posiblemente hasta la fecha se seguía preguntando y aunque en su mayoría lo había logrado no pudo salir bien librado de algún golpe mal dado en la clase de deportes o de un empujón contra los casilleros. Pero principalmente no se quejaba mucho por eso, porque no había terminado con nada roto, solo con esa especie de rencor dirigido a su encantador primo – nótese el sarcasmo – Dudley Dursley. También tenía mucho que ver el punto de que no iba a poder sentir algo distinto por esa familia que por alguna razón que a él ya no le importaba comprender, negaba tan cínicamente a la suya. Aún recordaba los intentos de su madre por tratar de enmendar las cosas – nunca supo cuales – con su hermana, pero siempre que lo intentaba la escena terminaba con su madre llorando, derrotada y con su padre furioso por lo que el tío Vernon hubiese dicho. Así que con el paso del tiempo simplemente desistieron en eso, también no fue una decisión tan difícil por el hecho de que sus abuelos ya no contaban como intermediarios, ya no estaban con ellos. Aunque en realidad a él no le importaba decir que no tenía ningún primo, no era una situación que le quitase mucho el sueño por el hecho de que desde niños no se habían llevado bien.

Pero fuera de eso su situación familiar no era tan mala si se olvidaba del lado materno, el cual era un asco, por el paterno tampoco había mucho que aclarar, solo contaba con su padre a esas alturas de la vida que tampoco era una situación demasiado complicada, había conocido a sus abuelos y aunque los recuerdos con ellos eran demasiado escasos, tenía a la familia que su padre había elegido, los autonombrados “merodeadores”, ellos también eran su familia y por esa razón no había queja alguna.

Pero la cuestión estaba rondando sobre el juego, sobre la libertad que sentía al alejarse de todos los posibles peligros de su pronta adolescencia, de no tener que escuchar nunca más la frase molesta de Dudley de: “¡Hey!, juguemos a la caza de Harry”. Y lo juraba, los primeros dos meses de su vida escolar, su nueva vida escolar, habían sido maravillosos, se había encontrado con Ron y Hermione, quienes habían sido sus amigos desde mediados de segundo año de secundaria, estaba interesado en los clubes que el recinto ofrecía, incluso estaba fascinado por algunos profesores y materias, pero cuando le llegó la noticia no pudo hacer mucho, porque no pensaba que en realidad su suerte fuese tan mala, no pensaba que la posible maldición que en algún momento pensó que tenía apareciese de nuevo, porque ahora había un nuevo rumor corriendo en los pasillos, uno que no llamaba tanto la atención de las personas incorrectas, pero si llamó la suya, porque se decía que había un nuevo reto, uno que él de inmediato reconoció, una nueva versión de “la caza de Harry”, sólo que más adolescente.

Y así fue como su tranquila normalidad de pasar desapercibido se había esfumado, porque ahora Harry Potter estaba siendo acechado por dos chicos y no, no era un patético intento de novela juvenil romántica con algún triángulo amoroso donde él no sabía con quién quedarse porque le gustasen los dos, no, era más bien una situación donde él se lamentaba por no poder tener un día tranquilo desde hacía un mes. Se lamentaba porque había llegado una vez más al punto donde tenía que observar por encima del hombro a no encontrase con alguno de los dos, aunque lo peor fue que no supo en que maldito momento de toda esa situación dos chicas se habían unido a eso. Eso era lo peor.

-Sinceramente, sigo sin entender porque te molesta tanto – comentó Ron mientras sacaba los libros para la siguiente clase, - tienes una buena atención y siempre están coqueteando contigo, cualquiera querría ser tú en ese momento.

-Claro, cualquiera, la cuestión está en que no soy cualquiera Ron, no es tan fabuloso que dos chicos y dos chicas estén detrás de mí, esperando el momento para encontrarme solo y así empiecen con un extraño plan de tipo acosador que a veces sí que me ha asustado – respondió con el notable sarcasmo en la voz. Toda la situación era simplemente algo con lo cual no sabía lidiar, no era como que en algún momento de su vida algo así le hubiese pasado, así que si, bien podía considerarse novato en esa situación. Y eso todavía sin aclarar que Ginny Weasley era una de las dos chicas que se sentía atraída por su persona. Simplemente no lo entendía. Todavía recordaba que cuando Ron se enteró de eso se había soltado a reír a carcajada limpia, diciendo que ahora entendía la emoción de la aludida por cambiarla de escuela.

-Y si es tan malo, ¿por qué simplemente no les dices que te dejen en paz? – Hermione, la voz de la lógica y de la razón, como le hubiese gustado que algo así de sencillo funcionara, porque lo había intentado, oh sí, y de todas las formas posibles, pero los denominados acosadores no se dejaban regir por algo tan sencillo y banal como el hecho de que no quería ser molestado.

-Lo he intentado, incluso he perdido la cuenta de cuantas veces lo he intentado con cada uno, pero no les importa, siguen con todos sus intentos y planes y no sé qué más, - suspiró de nuevo dejando notar que en algún punto de todo eso olvidó que se había resignado a esa situación. Pero eso no quitaba que lo odiaba.

-Sigo diciendo que no es tan malo, quiero decir, si yo estuviese en tu situación, con las dos chicas, al menos aprovecharía para salir con ellas un poco, divertirme un rato… pero no le hagas nada a Ginny, no quiero que termine con el corazón roto. – dijo viendo al chico con el ceño fruncido.

Y claro, ahí estaba, ahora la defendía, ya había perdido la cuenta de cuantas veces Ron le había dicho que su hermanita era alguien inocente y pura y que no debía lastimarla, pero no le advertía por lo que pudiesen hacerle él y sus hermanos, no, le decía porque Ginny también tenía una manera, en ocasiones demasiado cruel, de defenderse. – No gracias, no planeo jugar con nadie, solo quiero que desistan de este juego tan extraño. – suspiró cerrando su casillero, observando a los lados para no encontrarse con alguien tan indeseado por el momento y acudir a clases sin ningún contratiempo.

-En algún momento van a tener que cansarse de todo esto, al menos después de tantas veces que los has rechazado – dijo nuevamente la chica con un optimismo que era obvio Harry envidiaba, más porque sabía que la chica no tenía que enfrentarse a la misma situación en la que él estaba, porque ni siquiera recordaba cual había sido oficialmente la última negativa que había dado, porque de un momento a otro todo se había resumido a un saludo, una especie de cortejo y a dejarlo con la palabra en la boca. - ¿o te interesa alguno? – preguntó viendo como el chico se quedaba detrás por solo unos segundos.

Esa era la palabra clave, alguno, claro que le interesaba alguno, Cho Chang le había interesado apenas verla en los pasillos, estaba dispuesto a salir con ella, en verdad lo estaba, a ceder a sus instintos de invitarla a salir, pero algo le detenía, algo que simplemente le decía que no pensaba con claridad y aunque al principio pensó que era algo que ver con los nervios, resultaba que se trataba de esos encantos femeninos o al menos recordaba que eso le había comentado Hermione. Pero seguía con su primera idea inicial, posiblemente alguno le interesaba. – No lo sé. - Pero tampoco quería admitirlo tan pronto, porque si incluso así al decir eso le observaban con más curiosidad de la necesaria, si lo admitiera abiertamente sería una sensación muy incómoda. Aunque toda esa situación quedó olvidada en el momento en que la campana sonó, era una clase que iban a tomar separados, una clase donde siempre obtenía el primer ataque de su acosador número uno.

Porque ya les había puesto un número.

.-.-.-.-.-.-.

Acosador número uno:

Draco Lucius Malfoy Black

El príncipe de las serpientes para el colegio.

Draco Malfoy para los amigos.

Draco para él, según el rubio.

Malfoy para él, por decisión propia.

La clase de inglés no era una de sus favoritas, con esa situación lo era mucho menos y aunque al principio le había gustado parte de la modalidad de tomarla por niveles, ahora maldecía esa situación porque se encontraba solo, el maravilloso trío dorado se separaba solo por esa clase. Y aunque en cada clase se daba a la tarea de entrar a esa aula con la mejor disposición posible, siempre su determinación terminaba por flaquear, era lo mismo en cada clase, se concentraba en encontrar un lugar que fuese adecuado para pasarlo lejos del rubio pero también no tan cerca del escritorio del profesor, todo con tal de poder pasar el tiempo lo más tranquilo posible, pero como siempre y de acuerdo a la mala suerte que se le presentaba en ocasiones tan definidas que le hacía pensar que el universo estaba definitivamente en su contra, la situación, igual que todas las clases, no salió como lo estaba planeando, porque ahí estaba su acosador número uno y él se sentía entrar en una especie de pánico por ver que los únicos lugares disponibles era o detrás suyo o a un lado. Con eso ya ni siquiera se molestó internamente en pedir lo mejor para él.

-Potter – saludó una vez tomó asiento detrás del chico, incluso le mostró una sonrisa que estaba bastante seguro el pelinegro había reconocido de inmediato, esa era la sonrisa que usaba para darle a entender que iba a ser el centro de toda su atención el mayor tiempo posible. - ¿Encantado con mi presencia? – preguntó usando ese tono que daba a denotar toda la arrogancia posible y al parecer digna de su persona, una que no tenía miedo de usar para conseguir lo que quería.

-Más quisieras Malfoy – dijo entre dientes sin ninguna intención de observarlo fijamente, porque sabía que el rubio había usado una táctica que parecía ser simple, pero tenía que admitirlo, aunque le costara, había sido el más ingenioso de todos sus acosadores.

-Exactamente Potter, eso es lo que quiero. – Dijo tomando asiento con esa elegancia que le caracterizaba.

Tuvo la necesidad de decir algo, cualquier cosa, contestar algo que pareciera ingenioso o que mostraba que no le afectaba lo que le dijera, pero no tuvo oportunidad al ver que el profesor Flitwick acababa de entrar.

-Muy bien chicos, hoy seguiremos trabajando sobre… - y con eso fue que perdió todo interés por la clase, no porque no le interesara en absoluto, porque si lo hacía era más bien a causa de lo que Malfoy comenzaba a hacer, empezaba a molestarlo apenas el profesor hablara con el único fin de buscar llamar su atención y lo peor era que lo conseguía. Lo exasperaba porque el otro lo hacía de una manera tan poco notoria que él era el único que se percataba de ello, lo cual podría asegurar era la primera y única intención del rubio, porque empezaba con un “¿nunca te quitas ese nido de pájaros de la cabeza?”, siguiendo con un “¿en verdad entiendes algo de la clase Potter?” hasta llegar al “si necesitas un tutor podrías venir conmigo, claro que las clases no serán baratas”, seguido, claramente, de constantes llamados de atención para él por estar distraído por parte del Profesor, mientras sentía todavía toques en su hombro e incluso algunos roces valientemente dirigidos a su nuca los cuales no hacían más que estremecerlo. Aún recordaba la primera vez que sucedió eso, había tenido una reacción que ocasionó maldijera entre dientes a causa de la especie de escalofrío que bajó por su espalda. A partir de ese momento se habían hecho más comunes y más continuos y aunque había intentado detenerlo no había conseguido nada más que todos los roces se hicieran más y más frecuentes y claro un llamado más del profesor. Por eso agradecía cuando la clase terminaba, porque en ese momento su salvación llegaba junto al sonido de la campana escuchando muy por encima del ruido que había en el entorno una voz que incluso podría decir era suave que le decía “a la misma hora mañana, ¿no Potter?” mientras salía del salón lo cual, era bastante obvio que le exasperaba. Aunque solo fuese una hora no podía sobrellevarla tan fácil como quisiera, pero no podía hacer nada más, su único consuelo era que la interacción entre ambos no incrementaba en los pasillos.

También recordaba su primer encuentro con Malfoy, había sido un inicio por demás ridículo, ya que pensaba que si después de todo estaban con toda esa especie de juego al menos pudo haber iniciado de manera más “cursi”, pero no, había sido tan banal que no entendía porque no se pudo haber quedado así, no habían sido más de dos palabras que habían cruzado, ni siquiera un hola, había sido un seco y brusco “quítate de mi camino” qué bueno, en realidad si eran más de dos palabras, pero que habían sido una parte de su perdición junto con compartir la misma clase, la misma MALDITA clase. Pero nada más, solo algunos encuentros ocasionales en todo el recinto, en el patio, la zona de futbol o incluso la biblioteca, porque por alguna razón, siempre, no importaba donde viera Draco Malfoy aparecía a su vista, tanto fue la situación que incluso pensó que alucinaba, pero no, era real, el rubio estaba frente a él todo el tiempo y conforme avanzaba el tiempo y los encuentros; los comentarios molestos le obligaban a mantener toda su atención en dicho chico, también fue lo que causó que comenzara a buscarlo ente la gente para tratar de evitarlo. Lo que ocasionó que se enfadara consigo mismo cuando se dio cuenta de lo que hacía, pero era ya una costumbre que se le fue arraigando y le parecía demasiado complicado el poder dejarla de lado de un día para otro y también, tuvo que admitir, le había dado algo de miedo. Porque fue solamente estrategia pura teñida con un sutil toque de coquetería que incluso él admitía era algo digno de alguien que era conocido como el Príncipe de las Serpientes, ese grupo tan característico por sus modales y por la alta estima que se tenía cada uno.

- ¿Qué tal la clase? – preguntó Ron con burla, obviamente sabía del martirio que el otro pasaba en esos casi 50 minutos, o al menos esa era su manera de clasificarlo.

-Molesta.

- ¿Al menos prestaste atención a clases? – preguntó la chica.

-Lo mejor que pude – aunque por dentro se moría de ganas de decirle a Hermione que no, no había prestado la más mínima atención a la clase, porque simplemente ya no le había importado.

- ¡Harry! – riñó al escuchar esa respuesta tan vaga, -si no logras subir tu nota en esa materia sabes que al final van a ponerte un tutor y tendrás menos tiempo para todo lo que tienes que hacer después de clases.

- ¡Pues ya está! – exclamó con un ligero cambio en su tono de voz, llegando a su casillero y girando a ver a la castaña, - te elijo a ti como mi tutora y me zafo del problema – esa era siempre su solución cada que le mencionaban ese tema, porque ya lo tenía fastidiado, porque lo tenía presente y no quería que le recordaran todo el tiempo que no podía el esfuerzo adecuado a las clases, porque sabía que si eso pasaba, si bajaba sus calificaciones tendría que abandonar lo que le ayudaba a pasar mejor las tardes y no estaba dispuesto a hacer eso y todavía aunado a eso no podía sacarse de la cabeza las palabras de Malfoy en cuestión del tutor, porque tal parecía era la especie de plan del chico o quizá su propia sentencia de muerte. En realidad, no le veía ninguna diferencia.

-Sabes que no…

-Ya sé, ya sé, no funciona así Hermione, ya lo sé – terminó de decir cerrando su casillero con quizá demasiada fuerza – solo quiero que acabe el día para poder irme a casa. – comentó con un suspiro bajo.

-Pero aún te falta otro encuentro ¿no? – comentó Ron mientras repasaba mentalmente la rutina de Harry, porque en realidad estaban juntos todo el tiempo y ya sabía de las interacciones que sucedían, porque bueno, él las veía a todo color, así que estaba bien informado de todo eso.

-Solo cállate Ron.

.-.-.-.-.-.-.-.

Había otro punto que tenía que tocar en cuanto a entrar a la nueva escuela, apenas lo hizo se dio cuenta de los clubes deportivos para después de clases, le habían llamado la atención y había cierto orgullo en poder pertenecer a uno:

El equipo de futbol americano: Los leones de Gryffindor

El equipo de baloncesto: Los tejones de Hufflepuff

El equipo de porristas: Las águilas de Ravenclaw

El equipo de natación: Las serpientes de Slytherin

El equipo de lucha grecorromana: Las Acromantulas de Hogwarts

Aunque era bastante obvio que cada uno de esos equipos tenía su equivalente a otros clubes, no había entendido bien la razón, recordaba a Hermione explicándole que se trataba de una referencia a los fundadores del colegio, pero había olvidado los demás datos, porque había también clubes sociales:

El club de duelo: Los leones de Gryffindor

El club de cocina: Los tejones de Hufflepuff

El club de debate: Las águilas de Ravenclaw

El club de música y arte: Las serpientes de Slytherin

El club de danza: Hogwarts

Pero finalmente después de haber visto sus opciones finalmente se había decidido por el de fútbol americano, porque si, bueno, no tenía el cuerpo de Dudley, pero era rápido, después de todo había tenido años de entrenamiento por correr al juego de la caza de Harry, claro que de haber prestado atención y de haber tenido una forma de saber lo que iba a suceder posiblemente se hubiese decidido por otro equipo, porque estar en ese club le había atraído a quien consideraba su acosador número dos.

Acosador número dos:

Cedric Diggory

El eterno caballero para las chicas del colegio.

El capitán Diggory para el resto del colegio.

Cedric para Harry, según el mayor.

Diggory, el capitán por decisión propia.

La primera vez que vio un partido de futbol americano había sido en la secundaria, Dudley formaba parte del equipo y eso le había causado cierto morbo, no por querer ir a verlo, por supuesto que no, más bien quería ver como su primo, al ser de la línea de defensa terminaba golpeado y también no había podido evitarlo. Porque había obtenido una prueba gratuita de lo que le esperaba al haber visto las pruebas del equipo, porque el chico había ido con toda la intención de convertirse en el capitán, no era necesario mencionar que había fallado muy notoriamente, pero la curiosidad no había menguado con eso, ver que los titulares le trataban de la misma forma ruda que Dudley usaba para tratar a los demás le había dado cierta satisfacción. Fue por ese recuerdo que se había decidido por entrar, algo tenían que ver también algunos comentarios con respecto a su complexión y a las burlas que su padrino le daba en ocasiones, se había decidido por hacer la prueba y fue en ese momento en que conoció a Cedric Diggory, el capitán del equipo, estudiante de último año, el sueño de muchas de las chicas de la escuela y también de algunos chicos. Porque bueno, incluso a él le había llamado la atención en algún punto, cuando recién lo conoció, también recordaba que Hermione había comentado algo con respecto a su aspecto, pero nada más, no había hecho un comentario más profundo al respecto.

También se percató de que era un muy buen capitán, tenía buenas estrategias y bastante disciplina en cuanto a las prácticas, pero lo que lo impresiono sin duda fue saber que había llamado la atención de ese chico soñado por muchas féminas, era algo que no se esperaba y que en realidad le había descolocado demasiado y aunque Cedric había intentado llamar su atención de manera sutil; lo único que le había conseguido a Harry era que las amenazas sobre su cabeza aumentaran por gran parte de la población femenina de la escuela, porque la otra gran parte estaba centrada en tratar de conquistar al brusco Linebacker Víctor Krum, pero eso no quitaba la gravedad del asunto.

Recordaba la situación perfectamente, porque se las había contado a Ron y a Hermione con todo lujo de detalles, él, pobre e ingenuo como se llega la primera vez a un sitio que no conoces, había llegado con la intención de esforzarse y hacer las pruebas lo mejor posible, había sentido de inmediato como Cedric se había acercado a él, juzgándolo seguramente, él ya sabía que se veía escuálido, gracias, le había preguntado para que posición estaba probando y al decirle que de corredor el mayor le vio incluso con una ceja alzada pero sin comentar algo más, aunque él sentía que se estaba riendo un poco de él. Las pruebas pasaron, después de su prueba de velocidad no se comentó algo más sobre su aspecto, porque era rápido, le doliera a quien le doliera y así fue como tuvo la oportunidad de pertenecer al equipo, empezando en la banca, pero todos comenzaban de esa forma, pero una vez las pruebas pasaron Cedric siguió cerca suyo, lo atribuyó a que como buen capitán estaba preocupado por los integrantes de su equipo, sus jugadores y también porque a lo mejor se le había visto en su rostro que no estaba demasiado familiarizado con los aparatos del gimnasio que la escuela ofrecía, pero estaba tranquilo o al menos intentaba mantenerse tranquilo mientras lo observaba. Poco a poco la situación entre ambos comenzó a cambiar, Cedric hacía su rutina cerca de él, cuando llegaron a un punto en que ya comenzaban a hablar más de cinco palabras entre los dos el ambiente cambio, por fin pudo relajarse y tratar de acercarse más a su capitán, incluso comenzaron a ayudarse con algunos aparatos y eso lo tranquilizo porque le hizo pensar que por fin lo aceptaban completamente en el equipo y en realidad no le importó mucho que comenzaran a entrenar solos, porque eso le ayudaba a su entrenamiento a ponerse en forma lo más pronto posible y así poder jugar en algún partido, además del hecho de que Víctor Krum también se les unía la mayoría de las veces, el ambiente con los tres era bueno, bastante agradable, hasta que Cedric comenzó a hacer ciertos comentarios que le estaban mandando indicaciones de que estaban entrando en una zona peligrosa, recordaba que había pensado lo mismo de Krum pero él lo sorprendió al preguntarle acerca de Hermione, lo admitía, había sido raro pero tranquilizador, solo que con Cedric estaban tomando otro camino, uno donde sentía que su privacidad estaba siendo atacada. Poco después de eso fue que comenzó a catalogarlo como su acosador número dos, aunque era más sensato y solo lo atacaba en el campo de juego, donde al parecer tenía más posibilidades de manosearlo si quería porque dirían lo que quisieran, pero la manera de apoyarse entre los jugadores con un golpe en el trasero le daba mucho que pensar.

-Harry – escuchó que le llamaron en cuanto salió de su clase de álgebra, tensándose un momento al reconocer la voz, girándose para ver al más alto. – Víctor va a llegar más tarde hoy a la práctica, un problema con algunos profesores, así que te espero después de clases para comenzar nosotros ¿de acuerdo?

-Claro capitán, después de clases – contestó dejando en claro la distancia que quería mantener con él y dando la mejor sonrisa que en ese momento pudo dar, solo para no mostrarse tan fastidiado como en verdad se sentía.

-Harry, llámame por mi nombre, todos los del equipo lo hacen – dijo con una sonrisa a modo de respuesta a la del chico mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta observando como los ojos de Harry viajaban en esa dirección también, lo que ocasionó que soltara una risa baja, - llegan esta semana – comenzó a decir sacando nuevamente una mano del bolsillo para ponerla sobre el hombro del chico, - pronto tendrás la tuya, el viernes posiblemente en cuanto inicien las clases – dijo sin quitar a sonrisa de su rostro observando que alguien se acercaba a ellos, - bueno, te dejo Harry, te veo después de clases de acuerdo y procura llevar bastante agua – añadió antes de alejarse.

-Claro – contestó viendo como el otro se alejaba, sin saber si debía sentirse con alguna especie de pesar por estar a solas con Cedric de nuevo o no.

- ¿Entrenamiento privado? – preguntó Ron mientras abría su casillero para sacar los libros de la última clase.

-Si, Krum nos ha abandonado hoy, solo Cedric y yo al inicio – dijo un tono un poco bajo, mostrando lo desanimado que se sentía con eso.

-Un entrenamiento en solitario suena bien, ¿no? – preguntó la castaña en un intento de apoyo.

-Si claro – bueno, tenía que admitir que Cedric no era tan asfixiante o tan molesto, eso le daba buenos puntos para no sentirse tan mal por pasar demasiado tiempo con él. - ¿se quedan al entrenamiento? – preguntó viendo a los otros dos. Era algo que hacían, ver los entrenamientos de los otros, a veces Ron y Hermione veían el suyo, otras Harry y Hermione iban al de Ron y en ocasiones muy especiales Ron y Harry iban a las prácticas de Hermione con el club de debate.

-Puedo hacerlo, no hay club hoy y puedo adelantar en algo la tarea – dijo viendo como Ron asentía también, iban a estar con Harry esa tarde.

Eso le ayudó a pasar mejor la tarde, claro que los chicos no podían entrar en la parte del gimnasio sin usar ningún aparato pero verlos en el campo iba a ser de gran apoyo, porque cuando se sabía acompañado soportaba mejor los roces accidentales de Cedric hacía él, como cuando quería ayudarle con las pesas y por error le tomaba de la mano o cuando ponía uno de sus brazos en su cintura para indicarle como tenía que pararse o de como le tomaba más arriba de los tobillos, llegando a las pantorrillas cuando se concentraban en las abdominales. Eran solo roces que de alguna forma le hacían tensarse siempre. Pero podía soportarlo, se alejaba de forma discreta y seguía con lo suyo, por ello cuando salía al campo no estaba tan estresado, no se centraba en ver que no lo siguieran, solo hacía lo suyo, corría, practicaba los pases que Cedric le mandaba y cuando recibía uno notoriamente complicado el soportar la felicitación dirigida a su trasero no era tan difícil. Pero no por eso no agradecía cuando todo por fin terminaba, se apresuraba en las duchas, se vestía rápido y salía a encontrarse con los chicos, volvían a ser el trío dorado y huía a casa a contarle a sus padres de su día tan raro… omitiendo algunos detalles.

.-.-.-.-.-.-.-.

Harry sabía que podía pedirle muchas cosas al destino, universo o a todo lo habido y por haber y nunca iba a recibir lo que pedía exactamente, era algo así como el trato que se encontraba en las letras pequeñas del contrato, aunque a veces pensaba que simplemente la fuerza de todo decidía ignorarlo nada más, como en ese momento en que había pedido que su padrino no estuviese en casa y pues no, no había funcionado. Su suerte, su maravillosa y fantabulosa suerte.

Ni siquiera había podido llegar bien a casa a tener algo de tranquilidad a sentirse solo alguien tan simple que no tuviese que preocuparse por las cosas, solo había arrojado su mochila y su padrino había hecho la tan temible pregunta de “¿me vas a contar?” porque no, no quería contarle, pero ahora tenía que hacerlo eligiendo bien que decir, más porque se había percatado perfectamente del tono de burla del mayor, a veces lo odiaba. No tan enserio.

- ¿Sobre qué? – preguntó dejándose caer en el sillón frente a Sirius, - ¿no tendrías que estar en el trabajo?

-oh, me hieres Harry – dijo llevando una mano al pecho para fingir indignación, - estoy esperando a James, me dijo que lo viera en casa, pero cuéntame anda, quiero saber que es lo que han hecho hoy, o también probar suerte y saber si por fin me dirás alguno de sus nombres, tu padre y yo nos sentimos demasiado curiosos por todo eso.

-Sirius, déjalo en paz- pidió Lily entrando a la sala también, dándole un beso a su hijo en la mejilla, había sido uno de esos pocos días en los que llegaba solo a casa, - ¿fue muy malo el día de hoy? – preguntó con una sonrisa mientras se sentaba a su lado mientras le acomodaba el cabello, aunque ya sabía que era un intento fallido.

-En realidad no, solo algo fastidioso – dijo acercándose más a su madre buscando que lo abrazara un momento, le encantaba cuando ella o Remus trataban de calmarlo, tenían una gracia nata para hacerlo, no como Sirius y su padre, - estoy cansado más que nada, primero entrenamiento en el gimnasio y después en el campo, va a haber partido el viernes y el entrenador y Cedric nos está pidiendo más entrega a los ejercicios.

-Oh, espera, espera – dijo Sirius de pronto inclinándose un poco hacia el frente, - recuerdo que habías dicho que uno de ellos era del equipo de fútbol, ¿no es así?

-Sirius – riñó Lily mientras dirigía su mirada al hombre, - déjalo en paz con eso de momento, no intentes interrogarlo, estoy segura que no te dirá nada que no quiera – pidió la mujer, entendía la curiosidad del Black, ella también estaba curiosa, pero entendía también que Sirius pensaba de alguna forma demasiado rara que era Harry el que estaba siguiendo sus pasos y algunos de James en su juventud, por eso el entusiasmo, por eso el preguntar siempre. – Entonces – dijo dirigiéndose nuevamente a su hijo, - si ha sido un entrenamiento pesado has de tener hambre, vamos, la comida está servida y tu padre ya no tarda mucho en llegar, así que creo que podemos comenzar a comer los tres sin él. Sirius va a quedarse, - dijo dándole una sonrisa al chico con la cual al mismo tiempo le pedía perdón, - pero promete no preguntarte más de tus pretendientes hasta que ya hayas comido un poco – y ese era el mejor trato que podía haberle conseguido.

-Suena tan raro cuando les dices pretendientes mamá – se quejó mientras se ponía de pie para seguir a la mujer sintiendo a Sirius seguirlo, unos minutos al menos de tranquilidad le habían sido dados gracias a la maravillosa mujer que era su madre.

-Es lo que son cariño, así que no puedo llamarlos de otra forma- dijo con una risa baja.

-Pueden ser tus conquistas – agregó Sirius mientras tomaba asiento en la silla más cercana a él.

-No, tampoco son conquistas, son solo chicos en la escuela que no tienen mejores cosas que molestarme – se quejó sentándose junto a su padrino mientras se estiraba un poco antes de comenzar a comer. Después de todo no podía sentirse tan incómodo como lo hacía en la escuela.

Una vez terminó el tiempo de la comida y haber evadido muchas preguntas de su padrino subió a su habitación, ayudando a su madre claro con recoger todo, llegando con toda intención de hacer algo de sus deberes pero sin poder evitar el pensar en el hecho de que los dos chicos de ese día no habían sido tan asfixiantes y eso le preocupaba porque o bien podría ser que estaban dejando de lado el juego, lo cual el veía con mucha esperanza o que él comenzaba a acostumbrarse de más a todo eso y ya no podía ver diferencia entre que estuviesen con él o no. Era preocupante y estaba seguro que iba a ser un dato que muy posiblemente iba a quitarle el sueño en gran parte de la noche.

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Acosadora número tres:

Ginevra Molly Weasley

La pelirroja de secundaria, según los chicos de preparatoria

Ginny Weasley, para los conocidos de Ron

Ginny para sus amigos

La hermanita de Ron para él.

Harry recordó que en algún momento en que Hermione se había enterado de la manera en que hablaba de sus acosadores le había reclamado, recordaba que había utilizado las palabras patán, insensible e incluso pensó haber escuchado ridículo cuando les decía por los números, pero había una razón detrás de todo eso, después de todo esa había sido la manera de poder hablar de ellos sin que nadie más se enterara, además perdónenlo pero él pensaba que tenía toda la libertad de hablarles como quisiera después de que tuviese que soportarlos todo el tiempo con todos sus intentos, porque claro Mione no sabía de las notas que de repente aparecían en su casillero con algunos poemas extraños o como de momento se encontraba rodeado de ellos, que no era del todo cierto pero así llegaba a sentirse, incluso Ginny había comenzado a intensificar sus intentos para darse a notar con él, lo cual le sorprendía porque aunque compartían las áreas de descanso no eran del mismo grado pero a veces los tiempos libres coincidían, como la entrada, era un buen ejemplo porque justamente frente a él ya se encontraba la pelirroja con una sonrisa demasiado grande y algo obvia, que también Harry tenía que reconocer porque era que estaba llamando la atención de sus compañeros, Ginny Weasley estaba adoptando rasgos finos y bastante cautivadores y eso, nuevamente no estaba haciendo más que confundirlo.

-Hola Harry – y su voz, aunque de cierta forma recatada tenía un buen tono para hacerse escuchar, como en ese momento que le saludaba y que era bastante obvio él no podía ignorar. – Has tardado un poco en llegar el día de hoy.

-Hola Ginny – saludó devolviendo la sonrisa lo mejor que podía, asintiendo, - culpa de las cobijas y la cama, por alguna razón pensaron que era buena idea no dejarme ir tan fácil.

-Mira que curioso, es lo mismo que suele pasarle a Ron – dijo soltando una risa baja señalando hacia la puerta de entrada, - en realidad no me sorprendería verlo batallando con su casillero por no estar del todo despierto y recordar su contraseña.

- Creí que había sido el único en darse cuenta de eso – comentó sosteniendo mejor su mochila para comenzar a caminar, - iré a salvarlo entonces de su terrible enemigo, el casillero.

Ella asintió comenzando a mover su bolso también, sacando un paquete de dentro, - harías bien, por cierto, mi madre te ha mandado esto, - dijo mientras le tendía el objeto, - recordó que es tu favorita, la tarta de melaza, así que te ha mandado un buen pedazo para tu almuerzo.

-Gracias Ginny – comentó mientras lo tomaba y aunque en su mente pasaba la idea de porque razón Ron no se lo había entregado se dijo a si mismo que no valía la pena contestarse, porque era obvia la razón por la cual no había pasado. – Me voy entonces también para prepararme para clases, nos vemos Ginny, ah y dale las gracias a tu mamá de mi parte.

-Sin problema, por cierto, Luna y yo nos uniremos a ustedes en el almuerzo, dijo algo de darte el nuevo número de su revista o algo así, me lo dijo de forma apresurada pero ya verás después de que se trata, así que no llegues tarde, ¿de acuerdo? – comentó con una sonrisa más antes de dar una vuelta que ocasionara que su largo cabello pelirrojo se moviese más de la cuenta lo que hizo que algunos de los que estaban alrededor la observaran detenidamente mientras que Harry solo suspiraba de nuevo y entraba al recinto finalmente, pensando en la corta plática, en algún momento se había planteado que de haber salido con alguno de los cuatro su primera opción sin duda hubiese sido Ginny, era linda y comenzaba a demostrar demasiada seguridad en si misma, así que no había mucho de lo cual quejarse pero no, no podía decir que lo aceptaba, era la hermanita de Ron así que no. Mientras seguía pensando en eso fue que llegó a su casillero viendo que efectivamente, su amigo pelirrojo estaba batallando un poco con el candado que él mismo había puesto. - ¿Ron?

-Ah, hola Harry – saludó tratando de ahogar un bostezo para volver a su candado, - ¿ya te encontraste con Ginny?

-Lo hice, gracias por lo que mando tu mamá – agradeció nuevamente mientras abría su candado sin tanto problema, escuchando un “al fin” del pelirrojo y también guardaba sus cosas.

-Llegó a salvo entonces, tuve una pelea a muerte con Ginny en el comedor, juro que estaba por romperme la nariz de un puñetazo, quería ser ella quien te lo diera – comentó viendo detrás del chico para ver una cabellera castaña. – Días Hermione. – saludó mientras cerraba su mochila.

-Hola chicos, por lo que pude escuchar y por lo que puedo ver, al menos tu nariz no está rota – dijo con algo de burla.

-Anda, tú ríete, pero Ginny es alguien de cuidado, además quería ganarse puntos con Harry, estoy seguro de ello – comentó viendo como el pelinegro también se colgaba la mochila al hombro.

- Lo cual yo pienso que es algo lindo – comentó la chica terminando de acomodar sus cosas.

-Eso dices, pero, no piensas igual cuando se trata de Víctor poniéndote esa atención – respondió con un tono más mordaz de lo que esperaba, pero estaba llegando al punto de no soportar como Hermione parecía apoyar a sus acosadores, así como así, pero no accedía a que alguien dijese algo bueno sobre el chico que la pretendía y lo peor era que apenas comenzaba el día.

-No es la misma situación.

-Claro, porque a ti solo no te deja estar tranquila en la biblioteca ¿no? – preguntó tomando camino escuchando como Ron reía un poco.

-No es gracioso Ronald.

-Lo es, porque quizá es la manera que tiene de decirte que no lo dejas cortejarte porque estás demasiado tiempo entre libros.

- ¡Que no es gracioso!

Y así como así era que sus dos mejores amigos se veían inmiscuidos en una pelea que ocasionaba se olvidaran de lo que estaban hablando al principio, lo cual en ocasiones era una grandiosa vía de escape para él como en ese momento, porque ya no tenía que preocuparse, por el momento, de recordar a Ginny, sus facciones, su cabello y lo que le había dado, también no podía recordarla porque acababa de ver a la última de sus acosadores, la única por la que quiz sentía algo, pero no estaba del todo seguro de ello.

Acosadora número cuatro:

Cho Chang

La chica asiática, según la escuela

Cho la porrista, según el equipo de fútbol

Cho para Harry, según ella

Cho para él, por no tener de otra.

Había tenido un vistazo rápido de la chica antes de que entrara en su aula, era mayor que él por un año pero eso no quitaba que le gustara solo un poco, después de todo estaba hablando de la chica por la cual se debatía sobre si invitarla a salir era una buena idea o no, sobre si realmente era idea suya el hacerlo o había sido manipulado de alguna manera que no se había percatado y seguía sin percatarse, pero estaba seguro que no tenía nada de malo dar un buen vistazo a la chica antes de entrar a su clase más odiada.

Química.

Con Severus Snape.

Al menos tenía el consuelo de tener una buena imagen mental.

Cuando estaba haciendo las pruebas para el equipo de fútbol recordaba haber visto uno de los entrenamientos de las porristas, fue ahí que la vio y no iba a mentir, le había gustado porque lo hizo, había llamado de inmediato su atención, más cuando se había reído y estaba seguro de que en el momento en que juntase el valor necesario para poder invitarla a salir lo haría, pero después de unos días y de saludarse de lejos, esos saludos que le das a un extraño que solo te observa a la distancia, la chica comenzó a aparecer también por sus alrededores, no al mismo nivel que lo hacía Draco Malfoy pero si en un aspecto similar, bajo, pero similar, así que eso comenzó a asustarlo, porque la situación se estaba yendo a un camino diferente, como cuando de repente escuchaba risas bajas detrás de él y era porque Cho acababa de pasar o como cuando sentía roces en el pasillo, que había que aclarar no sabía ya de quien provenían, de la chica o de alguno de los otros dos chicos. O como cuando estaba en los jardines a la hora del descanso y Cho lo saludaba de nuevo a la distancia. Al principio había sido algo lindo, lo admitía, pero pasó a sentirse de otra forma conforme pasaba el tiempo y la chica hacía demasiadas cosas para acercarse a él que no podía entender de todo, porque si quería acercarse a él, ¿por qué no lo hacía?

Y Hermione apareció con la respuesta.

“Quiere que seas tú quien se acerque”, cuando le dijo eso su valor bajó de nuevo, porque ni siquiera recordaba como se había acercado a la castaña para empezar, no tenía demasiada experiencia con hablar con las chicas y no quería empezar a practicar con ella, no lo encontraba justo de cierta forma. Así que desistió y siguió con su vida por los pasillos, maldiciendo a Snape por hacerlo quedar como un idiota frente a la clase por no saber de que demonios hablaba. Pero no era su culpa ¿vale?, simplemente se había distraído un poco y al parecer había sido la mejor manera del mayor de ponerlo en ridículo, a veces de verdad sentía que lo odiaba y a veces, muy pocas veces, sentía que entendía porque su padre y su padrino habían sido como habían sido con ese hombre. Pero ya nada valía, seguía maldiciendo internamente y tan concentrado que no se percato cuando Ron se fue de su lado o cuando Hermione se disculpó con él, estaba solo en su casillero aún maldiciendo entre dientes cuando se giró chocando con la persona que había pensado le salvaría de pasar malos ratos en química.

-Cho, hola, lo siento – comentó al ver que algunas cosas, en realidad todas suyas, habían quedado en el piso.

-Hola Harry – dijo viendo hacía lo que había en el piso, dos libretas y un bolígrafo, - creo que en realidad todo eso es tuyo. – comentó con una risa baja.

-Si, ah, sí lo eso – dijo con una risa nerviosa para después agacharse a recogerlo lo más rápido posible, poniéndose de pie de inmediato y sonriendo de forma nerviosa a la chica. – Vas… ¿vas al comedor?

-Si, ¿vas también Harry?, voy a encontrarme con las chicas allá, el profesor me retuvo un poco. Podríamos ir juntos si quieres. – ofreció moviéndose un poco para marcar la dirección al comedor.

-Claro, bueno… yo… - se quedó observando a Cho unos segundos, estaba seguro que Hermione y Ron lo perdonarían si tardaba un poco en llegar con ellos. – Puedo acompañarte.

-Gracias Harry – contestó con una sonrisa de nuevo, esperando a que el pelinegro se pusiera a su lado y así tomar camino al lugar. – El viernes es el primer partido, ¿vas a jugar? – preguntó en un intento por mantener la conversación activa.

-Posiblemente, es probable que, en el último cuarto, pero ni el entrenador ni el capitán me han dicho nada – dijo, sintiendo que la mano que valientemente había ocultado en el bolsillo de su pantalón sudaba un poco, - solo sé que los entrenamientos han aumentado en la intensidad.

-Oh si, los he visto entrenar, a veces me preguntó como es que pueden ponerse de pie al final de todo eso – dijo con una risa de por medio, - pero puedes estar seguro de que, aunque sea un poco, todas nosotras te estaremos apoyando.

-Gracias… por eso Cho – contestó un poco entrecortado, una respuesta demasiado escueta pero que fue la única que su mente pudo formular, tampoco es como que hubiese tenido más tiempo para poder decir algo, ambos se encontraban ya en el comedor y Harry había identificado de inmediato la mesa a la que posiblemente se iba a dirigir Cho. – Entonces… creo que nos veremos después o en el partido.

-Si, eso creo. Gracias por acompañarme – comentó con otra risa, dudando un poco, - ¿no quieres almorzar con nosotros?, hay algunos del equipo también con nosotras, podrías quedarte si quieres.

Era una oferta tentadora, demasiado tentadora que bien podía aceptar, estuvo demasiado inclinado a hacerlo, pero la imagen de Ginny apareció en su cabeza, esperándolo con los chicos y con Luna por lo que pensó que lo más sensato era rechazarla. Seguía debatiendo eso mientras sentía la mirada de la chica sobre él, posiblemente ella estaba a punto de decirle algo, pero tuvo la necesidad apremiante de ver a su alrededor y fue que los vio, a su acosador número uno y a su acosador número dos, tenía a tres de ellos juntos, al menos en la misma habitación lo que ocasionó una especie de epifanía.

Posiblemente sus cuatro acosadores lo atraían un poco.

Y muy probablemente iba a arrepentirse de haberlo aceptado.

Y también posiblemente cerraría su día con lo que se había vuelto su frase favorita.

Sería un día horrible o el inicio del pandemonio. 

 


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