Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Art of Loving You por MissWriterZK

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—¡Madre, no! ¡No nos dejes, por favor! —La morena gritaba, corriendo detrás de la policía, intentando detenerlos.


—Catra… No tiene sentido. No podemos hacer nada —susurraba la rubia, algo más alta que su acompañante, tomándola por la muñeca y abrazándola con fuerza para detenerla, dando suaves palmadas en su cabeza y acariciando su espalda.


—P-pero… Adora, ella es lo más parecido a una madre que tenemos —sollozaba, ocultándose en su pecho, intentando soltarlo todo. La mayor sentía los ojos aguados y no pasó demasiado tiempo para que las lágrimas comenzaran a deslizarse por sus mejillas.


—Lo sé, Catra… Lo sé muy bien… —murmuraba con la voz rota, lo cual provocó que la otra chica la mirase con tristeza y arrepentimiento. No soportaba verla llorar, sentía que se le partía el alma.


—Eh, eh… Tranquila, nada ha cambiado. Siempre nos hemos tenido la una a la otra, ahora será lo mismo. Adora, prometo protegerte y cuidarte, igual que hiciste conmigo. Suéltalo todo si lo necesitas, pero promete que no llorarás sola.


Catra secaba las lágrimas de su contraria con el pulgar, poniéndose de puntillas para poder besar su frente y acariciar su rostro al mismo tiempo que seguía secando aquel torrente salino. Un pesado suspiro se escapó de los finos labios de la ojiazul, asintiendo a sus palabras y esbozando una pequeña sonrisa.


—Tienes razón… Nos tenemos la una a la otra, no ha cambiado nada.


—Buena chica… Ahora, es tarde. Hay que dormir, mañana será otro día.


Aquella noche significaría un antes y un después en la vida de ambas. Catra y Adora, las últimas chicas en un orfanato mediocre que había sido clausurado por las autoridades debido a malos tratos y abusos psicológicos. Tenían dieciséis y diecisiete años respectivamente y edad suficiente para trabajar, así que solo le buscaron un instituto para acabar su formación. La noche transcurrió entre sollozos y lamentos mientras se abrazaban en busca de calor y consuelo y la mañana llegó, marcando el inicio de un día totalmente diferente en su rutina.


Aunque… Algunas cosas nunca cambian, como, por ejemplo, el hecho de que Catra fuera una dormilona y Adora tuviera que sacarla de la cama en contra de su voluntad.


—¡Despierta ya, vamos a llegar tarde por tu culpa!


—Siempre ha sido así, Adora. ¿Qué diferencia hay? —protestaba, frotando sus ojos y volviendo a cerrarlos debido a la claridad que entraba por la ventana.


—El destino nos ha dado la oportunidad de empezar de cero y tú pretendes seguir igual. No seas así. Además, ¿cómo vas a cumplir esa promesa de cuidarme y protegerme si eres incapaz de madrugar? —Sabía muy bien cómo lidiar con ella, por lo que atacaba a su orgullo con toda la intención del mundo.


—No era mentira, idiota… Está bien, está bien… Iré a tomar una ducha y me vestiré, ¿feliz?


—Yo ya lo hice, estaría más feliz si hubieras salido de la cama hace casi una hora. Prepararé el desayuno, aún hay bastantes reservas. Es una lástima que tengamos que marcharnos hoy…


—No se puede tener todo en esta vida y es obvio que van a usar este solar para construir un nuevo centro comercial. Han intentado comprarlo en varias ocasiones, pero tú siempre estabas distraída… —murmuraba, saliendo de entre las sábanas, bostezando mientras se quitaba la camiseta del pijama aún delante de Adora, revelando su piel bronceada y suave, y su cuerpo algo tonificado.


—¡No te quites la ropa delante de mí! ¡Hazlo en el baño! —protestaba gritando sonrojada, lanzándole la almohada a la espalda y haciendo que riera de forma traviesa.


—¡Oh, vamos! No me vengas con esas… Sabes que siempre ha sido así, incluso nos bañábamos juntas. Aún no sé por qué perdimos esa costumbre —picaba divertida, buscando provocarla y volteándose para ver que el sonrojo de la rubia aumentaba de intensidad.


—¡Ya no es igual, idiota!


—Creía que nada había cambiado… —seguía insistiendo, buscando información concisa. Aquel juego tenía una intención bastante clara dentro de la tensión que se respiraba entre ambas.


—No lo entenderías… —murmuraba avergonzada, apartando la mirada y dándole la espalda.


—Está bien, no te enfades. Te dejo tranquila un rato.


Salió de la habitación, llevando la ropa que usaría para el instituto y dejando que la mayor pudiera respirar normalmente, sentía su rostro demasiado caliente. Odiaba ese comportamiento que podía llegar a tener su amiga. Se dio unos golpes en el rostro para motivarse y bajó hasta la cocina para preparar el desayuno. Catra no tardaría mucho en regresar con el cabello totalmente mojado y una toalla sobre sus hombros. Su vestimenta consistía en unos jeans negros, ajustados y desgastados, rotos por la rodilla, unas Vans negras altas, un top deportivo gris y una chaqueta negra sin abrochar, dejando a la vista su abdomen y un piercing en el ombligo.


—Boba, ¿cuándo vas a aprender a secar tu cabello? Vas a acabar enferma —regañó, ignorando la visión que tenía delante, tomando la toalla para acabar de secar su cabello con cuidado, haciendo que ella se sonrojase en respuesta.


—Déjame —bufó avergonzada, pero sin apartarla o alejarse, dejando que acabase de secar su larga y voluminosa melena castaña.


—Listo. Ahora, desayunemos. Creo que vas llamando demasiado la atención con esa ropa. Creía que te gustaba estar en la sombra.


—Me siento cómoda siendo tu sombra y es mi estilo, igual que tú tienes el tuyo —contestaba, tomando el café y disfrutando del sabor amargo, mirando de forma disimulada cómo acababa sus huevos revueltos.


Adora llevaba unos vaqueros grises y una camisa blanca ajustada, junto con unas deportivas Reebok altas con el cabello recogido en una coleta, mostrando abiertamente que ambos lados y la parte de atrás estaban rapados, llevando el diseño de algunas runas o sistemas tecnológicos.


—Me sorprende que aún no lo hayas dejado crecer. Siempre me pides que lo mantenga cuando crece un poco… Por cierto, puedes comerte mi parte, yo estoy bien con el café y un poco de pan tostado.


—¿Estás segura? —dijo, acabando de tragar lo que estaba comiendo, mirándola para saber que no mentía.


—Siempre tienes hambre, idiota. Yo como menos que tú, aprovecha.


—¡Gracias! Y ni hablar de dejarlo crecer, fue tu regalo improvisado de cumpleaños. Ya queda menos para el tuyo y tengo que pensar en qué regalarte.


—Mientras no tenga algo que ver con un corte de pelo o tú con unas tijeras en la mano, lo que quieras… Aún sigo dejando crecer el último desastre que hiciste —contestó sarcástica, levantándose para lavar lo que había utilizado y marcharse a cepillarse los dientes, regresando con las mochilas de ambas, mirándola con intensidad.


—Ya estoy terminando. Dame cinco minutos.


—Tienes que levantarte o vamos a llegar tarde, Catra, ñiñiñi —repetía en tono burlesco, recostándose contra la pared y viendo cómo Adora corría escaleras arriba, volviendo a los pocos minutos.


—Vamos, boba.


—Lo que tú digas, idiota —respondió, caminando tras ella con las manos en los bolsillos.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).