---Habitación de Milo y Camus---
-Milo, no debiste comer tantos dulces ayer- El peliaguamarino dice esto, mientras sostiene el cabello del peli cerúleo, mientras este se encuentra devolviendo todo lo de su estómago, en la taza del baño.
-Aaaaah… De verdad… Tenías…- Y no pudo terminar, pues siente como de nuevo siente que el vómito viene de su esófago.
Un suspiro sale de los labios del acuario, con una pequeña sonrisa en sus labios –Creí que yo sería el que tuviera vómitos incontrolables…-
-Bueno…- El modo de hablar del escorpión se nota bastante débil, pero al fin descansa de tantas expectoraciones –Es mejor que yo sienta lo desagradable, a que tú lo hagas- Sonríe de lado, mientras intenta levantarse.
El sonrojo en el rostro del peliaguamarino se presenta, sintiéndose nervioso y tímido por como su prometido se comporta, demasiado dulce, amoroso aun después de haber vomitado.
-Deja… Ir por algo de agua para que te enjuagues…- Desvía la mirada, sintiendo la vergüenza en su ser, por la dulzura del escorpión.
-Mi cubito… Gracias, pero… ¿Tu como estas el día de hoy?- Pregunta, pues para Milo, no existe nada más importante que proteger a su pequeña y hermosa familia.
Acuario escucha la pregunta, mientras está sirviendo el vaso de agua para su peli cerúleo, sin poder evitar sentir como el corazón se le alborota.
-Yo… Bueno, ambos… Estamos bien…- Baja la mirada, sonrojado, aunque ya sucedieran tantas cosa entre él y escorpio, es inevitable sentirse muy apenado por estas muestras de afecto, extendiendo el vaso de agua, para que el otro se enjuague la boca.
-Eso me alegra tanto mi cubito- Sonríe, mientras bebe el agua y la escupe, para sentirse un poco más limpio, de verdad es desagradable el sabor dejado –Gracias por ser tan lindo conmigo-
Ladea su cabeza, haciendo un ligero puchero, para que no vea como esta.
-Tú siempre eres muy bueno conmigo, es… Lo menos que… Puedo hacer…- Posa sus manos sobre su vientre, no puede ver al otro a los ojos.
-Mi cubito hermoso- Sin pensarlo más, se levanta para poder abrazarlo, con cuidado, pues no puede ejercer tanta fuerza como antes, por la condición de su amado –Siempre seré así contigo, porque te amo, porque eres lo más valioso para mí- Sin pensarlo más, acaricia la mejilla del otro con cuidado –Ahora que hoy nos casamos, seremos una familia tan preciosa y… Con nuestros dos hijos, será muy maravilloso y…-
En ese momento es cuando el peliaguamarino, siente algo al fin, una sensación bastante conocida, Que provoca que se estremezca y sonríe de igual forma.
-¡¡¡¿HYOGA?!!!- Su corazón se acelera, al sentir el cosmos del caballero de bronce que cuido, entreno y crio como si fuera su hijo.
-La señorita Metztli… ¿Lo trajo tan temprano?- Sorprendido el peli cerúleo, pero feliz al ver esa precisa cara tan risueña de su Acuario -¿Bajamos?-
-Si- Responde sin más, girándose para salir del baño, sujetándolo la mano del contrario, ya no podía aguantar más sin ver a su pequeño patito.
Sí que la hermosa pareja de Escorpio y Acuario, están viviendo su día perfecto, donde sin importar algunos momentos de vómito y atracones de comida repentinos, no van a impedir sentir esa emoción y alegría que el día de tu boda puede darte.
Claro cuando de verdad la deseas y no es por obligación.
Además, que ahora deberán decirle a Hyoga que será hermano mayor, pero eso lo veremos después.
Primero, debemos pasar hacia donde la habitación de Kanon y Aldebarán.
Donde el peli azul, se encuentra aún acostado en su cama, abrazando la almohada, mientras deja escapar algunas lágrimas, estando en un pijama que en si le queda algo grande, quien sabe de dónde saco esa ropa.
Sin duda, tiene cero ganas de salir de la habitación que ahora parece ser solo para él.
Pues, sabe que si sale, deberá enfrentarse con el latino en una convivencia entre forzada y deseada.
No quería eso desde luego, el hecho de tenerlo tan lejos… Puede si bien ayudarlo en algo, en no tener al latino cerca y sentir los conflictos internos en su corazón, junto con los de su mente.
Le podrían servir, para evitar seguir enamorándose pero… Lo malo, es que siente tan cruel la repentina realidad, más cuando ha sido él mismo que le pidió que se alejara un poco.
Pero… No se refiere a alejarse de esta forma, de no dormir en la misma habitación, de irse tanto…
Esta confuso en su pensar, lo quiere cerca, pero no tan cerca…
Tal vez solo como lo que antes eran, solo amigos, pero es imposible si los sentimientos románticos están presentes en ambos chicos.
-¿Q… Que… Voy… Voy… Ha Hacer…?- Se pregunta para sí mismo.
Estando solo deja rienda suelta al dolor en su corazón, a la desesperanza y angustia de lo que su corazón está sufriendo.
-Quiero mostrarme como siempre… Alguien de duro corazón, pero…- Cierra sus ojos, desesperado pues el dolor en su corazón aún sigue, y las lágrimas amargas caen -¿Cómo lo hare ahora?-
Niega con su cabeza, su voz es quebrada, sus ojos igualmente están hinchados, por el llanto incontrolable.
-No quiero perder mi amistad con él, pero… Tampoco puedo… Permitirme seguir con esto…- Aprieta sus puños, deseando tanto de un solo golpe destruir todo a su paso –Este estúpido sentimiento… Arrancarlo de tajo es lo que debo hacer…-
Podría seguir con su labor de autocompasión, lamentándose en un profundo silencio, pero alguien toca a la puerta, desde luego notando que el gemelo menor se encuentra aún en el lugar.
-¿Kanon?-
El peli cobalto escucha su nombre, pero decide no responder, sabe perfectamente de quién se trata, y no quiere estar causando lastima a otros.
-Kanon, sé que estás ahí, ¿Estás bien?- La voz del otro se escucha preocupada, pero a la vez exigente.
Rueda sus ojos, no está de humor en tratar con su hermano mayor, aunque la noche anterior el peli azul se la paso consolándolo, hasta llegar a casa, que el mismo Saga se ofreció para acompañarlo en la noche, pero, el menor se negó, pues sabe que debe descansar bien por su condición.
-Estoy bien, pero… No bajare, me quedare aquí… ¿Le puedes decir a la señorita Metztli, que no me siento de humor para sus viajes?- Responde algo molesto, intentando sonar lo más calmado posible.
-Sabes que esa no es la solución- Le responde desde el otro lado de la puerta, y un suspiro se deja escuchar –Voy a entrar, así que cálmate por favor-
Sin más el mayor de los gemelos, abre la puerta, para poder ver a su hermano, que aún sigue estando en pijama, desarreglado, con lágrimas en sus mejillas, pero el ceño fruncido, por verse nuevamente vulnerable ante Saga.
El peli azul lo entiende perfectamente, cierre la puerta detrás de él, dejando escapar un suspiro, observando que la habitación esta algo desarreglada, y Kanon usa de pijama la ropa de Aldebarán por extraño que parezca.
Entiende lo que está pasando, aunque su hermanito es demasiado terco para aceptarlo.
-¿No dormiste nada?- Le pregunta, como si no conociera al repuesta.
-No tuve sueño en toda la noche ¿Si?- Responde con enfado en su hablar.
-No tienes que enfrentar todo tú solo- Se acerca para sentarse en la cama con el otro.
-Sí, te dije que lo hare, no necesitó a nadie más- Se gira aun estando acostado en su cama, abrazando la almohada, dándole la espalda al otro.
-¿Por qué usas la ropa de Aldebarán como pijama?- Le cuestiona con cierta curiosidad -¿Si sabes que te queda enorme?-
-Tenia calor, sabes que duermo desnudo, pero ahora ya no lo hare más y… Bueno, no vino a dormir aquí…- Responde, con cierta tristeza y sus mejillas sonrojadas.
-Si lo sé, Aioros me dijo que la señorita Metztli se asustó con él hace poco y sin querer lo ataco- Responde sin más, mirando algo al otro, para comprender su reacción.
Y de hecho funciona hablar de ese tema pues el peli cobalto de inmediato se gira, algo sorprendido, frunciendo el ceño clara señal de que se molestó por esto.
-¿Cómo que lo ataco?- Su tono es de enfado, pero aun con la tristeza sobrepuesta.
-No lo vio, pensó que era algún intruso y fue sin querer- Suspira levemente –Si reaccionas así, es porque te importa, date cuenta que Aldebarán es muy importante para ti y… Mira, si tú quieres hacer algo, puedes hacerlo, pero… No creo que el amor te impida el poder irte del santuario o de donde tú quieras- Le da a entender un punto, que los sueños se pueden cumplir aun estando enamorado de una persona.
Los ojos del otro se abren de par en par con sorpresa por verse expuesto en esto, que sin más se vuelve a girar para darle la espalda, queriendo ignorar al otro.
-¡¡¡TE LO DIJE AYER SAGA!!! ¡¡¡NO PUEDO ACEPTAR AMAR A NADIE, Y ES MEJOR QUE ASÍ SE QUEDE!!!- Grita desesperado, y con las mejillas sonrojadas a más no poder.
-¡¡¡KANON!!!- Ahora el peli azul también reacciona de este estilo, por el simple hecho de que el otro ya lo está desesperando demasiado -¡¡¡¿POR QUÉ ESTAS ASÍ?!!!- Se acerca para tomar el hombro del otro –Si Aldebarán solo se te declaro, no deberías estar actuando así, no es para tanto-
-Mmh…-Un sonido de molestia se escucha de aquellos labios del menor, en donde su rostro se calienta al solo recordar lo que paso en esa habitación la noche pasada.
Una situación y forma de actuar, que Saga reconoce muy bien, de cuando los dos eran unos niños y el menor hacia alguna travesura, y sentía la culpa recaer en su ser, siempre ocultaba su rostro del otro y ese sonidito lo reconoce bien.
-Kanon… ¿Me ocultas algo?- Curioso el otro lo mira.
-No, nada que te importe- El tono alterado se escucha, pero sin verlo, para evitar que el sonrojo sea expuesto.
-Es sobre ti, y claro que me importa, así que dime que paso entre Aldebarán y tú, porque no me logras engañar en lo más mínimo- Es más un regaño, que una muestra de cariño, pero van de la mano.
Sin duda Saga será un buen papá, para dar lecciones y ayudar a sus hijos si no desean hablar de algo que los lastima.
-No tengo por qué decirte nada- Le responde con cierta molestia.
-Me lo dirás quieras o no- Se pondrá en el mismo plan de terquedad, necesita saber todo del tema, para ayudar, si no, estará en un camino incierto –Sabes que puedo ser bastante insistente-
Este es el punto en el que dos personas que se conocen sumamente bien, y saben que si uno se pone en un plan de terquedad el otro, se pondrá en uno peor…
Sin duda, ambos gemelos tienen personalidades muy similares, cuando se trata de proteger al otro, tal vez métodos distintos, pero el sentimiento esta donde debe.
---En la sala---
Mientras lo gemelos están con aquel lio.
Y claro que otro en el suyo abajo.
Los de bronce, miran tan impresionados el lugar que se encuentran.
Sin duda es un viaje a un continente ajeno al suyo, que les parece tan divertido y con muchas aventuras nuevas.
Sin embargo, lo principal aquí es ver cómo reaccionara cierto caballero dorado al ver a su alumno tan preciado.
-Bienvenidos sean a México- La Diosa sonríe al verlos –Pasen, coman algo, apenas vamos a almorzar-
-¿He? ¿Gracias?- Responde Seiya con cierta intriga.
-Es interesante el lugar-
-A mí me parece muy lindo el lugar- Responde el peliverde con una sonrisa de ilusión.
-Ja, y eso que no has visto nada-
-Mmmh…- El fénix solo responde esto, sin duda clara señal que no estaba interesado en venir, pero al ver que Seiya si lo estaba, además que Shiryu estuvo dispuesto a venir aquí desde un inicio, no le dejaría el camino libre.
Se ha vuelto una pequeña guerra campal entre el dragón y el fénix, para opten la atención y amar del Pegaso, que este último a decidió mejor abstenerse a responder algo, pues está muy confundido ahora.
Sin embargo, un joven rubio está más interesado, en ver para todos lados, buscando a alguien en especial, sin tanta suerte.
Ver a la mayoría de los caballeros dorados, sin ver el rostro de Acuario, haciéndolo sentir algo desesperado y triste…
Era uno de sus deseos ver inmediatamente a su maestro, quien se ha vuelto su figura paterna y de paso a escorpio, que si bien, se ha logrado ganarse el cariño y aprecio del bronce.
Pero no debió esperar mucho, pues… En un solo momento, Acuario baja junto con escorpio y al encontrare con los ojos de su maestro es lo mejor.
-Hyoga- La suave voz de Camus se escucha, al igual que una pequeña sonrisa en sus labios, mirando con ternura al rubio bronce.
-Maestro- Sonríe, saludándolo con bastante alegra, pero controlándose de no ir directamente a abrazar al otro.
Pero… Nunca se esperó que el mismo Acuario, fuera hasta donde él esta y el de un abrazo, lleno de tanto cariño y amor paternal.
Sonriente por ver al pequeño patito que crio desde que llego bajo su tutela, y le ha intentado enseñar, cuidar y proteger lo mejor que puede.
Aunque si bien ha cometido errores…
Bueno… Sea como sea, la carga que tuvo que sostener desde una edad temprana, fue mucha para él, pero nunca desistió en cuidar del bronce, y aun así, con todo esto, con su próximo matrimonio y espera de un bebe, siempre será Hyoga alguien muy importante para él.
Además que igual Milo esta para ambos, o mejor dicho para los tres.
-¿Maestro?- No sale de su confusión y sorpresa por el abrazo, pero no niega en corresponder, pues lo siente tan cálido y agradable, como en aquellas noches heladas de Siberia.
-Tengo tanto que contarte- Es la respuesta que obtiene.
Usualmente, Camus no actúa así, es más reservado de hablar sus cosas y temas personales, solo con la persona deseada y en una privacidad, pero… Aquí se está dando el permiso de ser algo espontaneó, a veces… Es algo bueno…
Al parecer los dorados no intervendrán, después de todo, cada uno de ellos también deberá pronto informar a los más cercanos a ellos, y posiblemente a su Diosa, pero es un camino que aún tienen tiempo para evitar atravesar.
Aun así, las palabras del peliaguamarino, cusan un efecto de desconcierto en el rubio que abraza, el cual se aparta levemente, sin romper la cercanía de entre ambos.
-¿Qué debe decirme maestro?- Aun le habla con respeto, después de todo, su relación sigue siendo para él de Maestro-Alumno, sin embargo pronto sabrá que ya no lo es.
Un suspiro sale de los labios del contrario, su rostro se sonroja levente, pues está siendo el centro de atención en este momento y le incomoda algo, pero resistirá.
-Veras Hyoga, lo que quiero decirte… Es…- Titubea un poco, no crea que le diría así de repente, pero… Es mejor, ya que ese día muchas cosas conllevaran en el plan –Tu sabes que Milo y yo, siempre hemos sido muy buenos amigos y…-
Claro es normal ya en este punto, saber que la impulsividad de su bicho puede más que su prudencia.
Y con esto, de un solo moviente se acerca a ambos acuarios, para de la nada abrazarlos, con una sonrisa y emoción no puede esperar más.
-Patito, lo que mi cubito quiere decir, es que… Los cuatro seremos una hermosa familia ahora- Su voz es efusiva y orgullosa, por declarar esto.
Esta algo acostumbrado al peli cerúleo y que se meta en conversaciones ajenas, salvo que se confunde un poco, por lo que dijo.
-¿Los cuatro?- Pregunta curioso, para ver a los dos mayores.
-¡¡¡SI!!! Lo que pasa, es que mi cubito esta embarazado, espera un hijo mío y hoy nos casaremos, por eso están aquí ¿No?- Mira al rubio bronce y de paso a los otros –Aunque… Creí que solo vendría el pato, pero… Es bueno verlos de nuevo-
Claro que soltar una noticia así como así, delante de cinco jóvenes adolescentes, que no tenían ni la menor idea que para esto están aquí, de un buen resultado.
-¡¡¡Embarazado!!!- Grita Hyoga con cierto asombro, mirando al peli aguamarinó -¡¡¡¿SE VAN A CASAR?!!!-
La reacción del cisne es normal, si le sueltan una verdad tan fuerte de la nada.
-¿Hyoga?- Andrómeda llama con cierta duda al rubio que ama con su corazón -¿Estas bien?-
-Por eso… Saori nos dio permiso de venir…-
-¿Acaso… Serán ellos los primeros?- Confundido el dragón, no puede evitar mirar a su maestro, con una sonrisa curiosa, y negando con la misma -¡¡¡¿USTED TAMBIÉN?!!!- Su grito por inercia de la repuesta, algo alterado por lo que ha descubierto.
-¿Todos están en una relación?- La cara de confusión en el fénix se deja ver claramente.
Lo cual le da repuesta, con una sorpresa de parte de algunos.
-La mayoría lo están- la Diosa habla sin duda alegre –Además, tres parejas están embarazados, ahí tres en duda y una que parece que va muy lento, pero en lo que respecta si- Asiente bien tranquila, pues es el efecto mágico que existe en su país.
Sonríe la joven, al igual que la mayoría de los dorados allí presentes.
Mientras el cisne, parece estar aun en shock, sin pronuncia palabra alguna.
Los otros de bronce… Pues Shun, esta alegre con la idea, le parece adorable.
Seiya, de inmediato se acerca hacia Aioria y Aioros para que le informen y le cuenten más sobre esto, la sorpresa que se llevara cuando se entere que su maestro Sagitario, también está casado y esperando un bebe o bebes, eso gracias a su Saga.
Shiryu, igual se acerca al caballero de Libra, el cual lo abraza y le dice que tendrá un hermano o hermana muy pronto, hasta le dio una palmada en la espalda, por la reacción, pero el dragón esta de no creerlo.
Para Ikki, la situación es algo bizarra, pues de hombres embarazados, nunca se había visto en su cultura o conocimiento mejor dicho, pero… Una idea, igualmente se cruza por su mente y sus ojos de posan en el Pegaso, que felicita al centauro.
Al parecer muchas cosas están en orden, pero otras no, sin embargo, ahora ya no es tiempo de hablarlas…
Si no es mejor ir a explorar, tener tiempo de hacerlo y regresar para la hora de la boda.
-Bueno…- Junta sus manos haciendo un pequeño sonido de aplauso, para llamar la atención –Si todos están de acurdo, y aun que no le estén, almorcemos de una vez, para irnos a Jalisco, que será algo divertido, y también su capital- Sonríe gustoso, por tener más buena vibra y de paso, darse cuenta que ahora hay un conflicto nuevo que tratar.